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9 marzo 2016 3 09 /03 /marzo /2016 00:00

Ya en la primera infancia se inculcan al niño creencias, que la mente infantil no puede sino asumir. Así continúa la formación mental de súbditos en las sucesivas etapas de una enseñanza orientada a formar productores competitivos y consumidores, que son los que interesan al pensamiento dominante. Fuera de las aulas los medios audiovisuales siguen inculcando las ideas del mando, sugieren preferencias políticas y desvían el interés de las personas hacia los atractivos del consumismo y los espectáculos. Es imposible enumerar la infinidad de argucias contra el pensamiento crítico, sin el cual la famosa libertad de expresión pierde su valor. Con un somero repaso a los programas y a los resultados electorales de nuestro entorno descubriremos fácilmente bajo la alfombra, etiquetada y vendida como «democracia occidental», un sistema oligárquico en manos de las minorías dominantes

José Luis Sampedro

Bien, espero que a estas alturas de la serie, los lectores tengan claro la suprema importancia de pensar de forma más libre. Esto es absolutamente esencial, pero no es suficiente. Y además, las ideas no nacen de la nada. Están, como mínimo, muy influenciadas por las condiciones materiales de la existencia. Esto es, por el conjunto de experiencias vitales que dicho ser humano haya sufrido (o gozado), así como su nivel de satisfacción de necesidades perentorias. No puede pensar lo mismo, en nuestro mundo actual, un refugiado sirio que un francés acomodado, no puede pensar lo mismo un anciano que vivió la Guerra Civil de nuestro país que un joven nacido en la generación de la Transición. No puede pensar lo mismo un parado que cobra el mísero subsidio de desempleo que un gran empresario que gana cientos de miles de euros al mes. Las condiciones materiales de la existencia de las personas, determinan (no absolutamente, pero sí en buena medida) sus prejuicios mentales, y por supuesto, su nivel de libertad. Nuestra situación económica condiciona nuestra existencia, y determina nuestra manera de ser, de pensar y de actuar. Determina incluso nuestro imaginario colectivo, y nuestro folklore, entendido en su amplio sentido. Por ello, por ejemplo, el pueblo andaluz creó el arte flamenco (cante, toque y baile) como expresión de una realidad social que había vivido durante siglos, o por ejemplo, los pueblos orientales crearon las artes marciales, para enfrentarse a sus enemigos con las propias armas de su cuerpo. 

 

Debemos desprendernos también de las ataduras económicas. Debemos soltar algunos "cabos" materiales, todos los que podamos, aunque sean pocos. No basta con la capacidad de elaborar un pensamiento alternativo, sino que también hemos de desprendernos de las cosas que nos hacen esclavos del pensamiento dominante. Mientras necesitemos vender nuestra fuerza de trabajo para poder subsistir dependeremos de quienes nos las quieran comprar, es decir, de los propietarios de los grandes medios de producción. Mientras no exista democracia en la propia economía, en el auténtico motor de la sociedad, no tendremos sociedades verdaderamente democráticas, y el poder del pueblo será una quimera, estará tocado de muerte, seguirá siendo una utopía. El control ideológico que ostentan las élites dominantes, lo ostentan porque tienen el control de la economía, y su control sobre ella les hace que sean fuertes y poderosos. No es por casualidad que el verdadero poder de la sociedad lo ostente el poder económico, y que más allá de la fachada social que se nos deja ver, el poder económico sea el primer poder de facto que nos gobierna en la sombra. La economía es el esqueleto del funcionamiento de toda sociedad. El modelo económico determina la estructura social completa, incluido el modo de pensar general, los conocimientos, y las actitudes y comportamientos de las personas. Vamos a ver varios ejemplos de hasta qué punto es auténticamente mezquina nuestra sociedad, mezquindad a la que conduce el pensamiento dominante. 

 

Me baso a continuación en un breve pero fantástico artículo de José Manzaneda, Coordinador del medio Cubainformación, que plantea y documenta varios ejemplos sobre la hipócrita doble vara de medir que tenemos a la hora de plantear muchos asuntos que abordan los medios de comunicación dominantes. Voy a hacerme eco de estos ejemplos (existen cientos más que podríamos poner), pero insto al lector a que acuda al artículo de referencia para que se documente sobre la veracidad de todos los datos que se aportan. Vamos con los ejemplos:

 

1.- En febrero pasado, el Gobierno español impedía a la conocida activista estadounidense Angela Davis visitar, en la prisión de Logroño, al preso político (independentista) vasco Arnaldo Otegi. El hecho no fue noticia en los grandes medios españoles, pero ¿recuerdan los lectores, por el contrario, el bombardeo mediático creado cuando, en junio pasado, el expresidente español Felipe González no pudo visitar, en Venezuela, al preso ultraderechista (golpista) Leopoldo López?

 

2.- Hace unas cuantas semanas, eran detenidos en Madrid, por orden judicial, dos integrantes de un grupo de marionetas en cuyo espectáculo, de género satírico, aparecía un cartel con la palabra ETA, en el contexto de la trama de la historia. Los dos titiriteros se pasaron cinco días en prisión, ante el aplauso generalizado de la prensa del régimen, acusados de "enaltecimiento del terrorismo". Pues bien, ¿se imaginan los lectores algo semejante en Cuba o en Venezuela? ¿Cuántos editoriales de prensa llamarían a la presión internacional contra dichos Estados, calificándolos de "violadores de la libertad de expresión"?

 

3.- En Colombia, cada 33 horas, muere un menor de 5 años por desnutrición, según el propio Instituto Nacional de Salud. La mayoría de estos niños son indígenas wayuu, y por tanto, no constituye ningún hecho que interese a la gran prensa dominante internacional. Como tampoco interesa que Cuba (sin el petróleo de Colombia ni su constante inyección de capital estadounidense) haya conseguido ser el primer país de América Latina en erradicar la desnutrición infantil.

 

4.- ¿Pueden imaginarse los lectores que en las plantaciones de tabaco de Cuba trabajaran menores de edad, de 16 años, en jornadas de 12 horas al día? ¿Se imaginan la repercusión internacional? ¿Verdad que sería objeto de impactantes reportajes en los medios de comunicación dominantes? ¿Por qué entonces no lo es cuando ocurre (y ocurre) en Carolina del Norte, Kentucky, Tennesee y Virginia, Estados donde se produce el 90% del tabaco de USA y donde, hasta 2014, trabajaban incluso menores de 11 años?

 

5.- Recortes de becas y aumentos de las tasas de las matrículas hasta niveles insoportables han conducido a más de 70.000 estudiantes del Estado Español a renunciar a la Universidad Pública. Y aquí nadie (de la clase dominante) ha cuestionado por ello la democracia "madura" de nuestro país. Una situación difícil de entender para un joven cubano, por ejemplo, donde en un país mucho más pobre que el nuestro, la Universidad es completamente gratuita. Gratuidad que, curiosamente, jamás mencionan los medios españoles cuando hablan de las carencias económicas o los bajos ingresos de la población cubana, o tachan al país caribeño como una dictadura. 

 

6.- Nuestro último ejemplo nos lleva a hablar de Julian Assange, ese inteligente y valiente joven que lleva cuatro años refugiado a la fuerza en la Embajada de Ecuador en Londres, y que recibió recientemente el respaldo del Grupo de Trabajo de la ONU para la Detención Arbitraria, que calificó de "ilegales" las órdenes de prisión contra él por parte de Suecia y Reino Unido. Recordemos que la policía de estos dos países persigue a Assange para entregarlo a Estados Unidos, donde sería juzgado por espionaje y revelación de secretos de estado a través de su plataforma Wikileaks. Reino Unido y Suecia han dejado bien claro que no acatarán la petición de la ONU, usando el habitual doble rasero de los gobiernos occidentales, que consiste en exigir el cumplimiento de las obligaciones, resoluciones, normas, leyes y tratados internacionales sólo cuando no les afecta.

 

De este último caso podríamos poner más ejemplos, como la sistemática negativa del Gobierno español a investigar los crímenes del franquismo y a derogar la ley de amnistía, a pesar de que se lo han pedido las autoridades europeas y está obligada por los tratados internacionales a los que nuestro país está suscrito. En fin, hemos querido en esta entrega volver a poner varios ejemplos que lleven a los lectores a la reflexión sobre el doble rasero y las diferentes varas de medir, producto de la profunda hipocresía del pensamiento dominante. Continuaremos en siguientes entregas.

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