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25 marzo 2018 7 25 /03 /marzo /2018 23:00
Fuente Viñeta: http://www.elsalmoncontracorriente.es

Fuente Viñeta: http://www.elsalmoncontracorriente.es

Cuando salimos a la calle vemos comercios de todo tipo: supermercados, carnicerías, panaderías, tiendas de móviles, aseguradoras, sucursales bancarias… lugares que tendemos a englobar inconscientemente en la misma categoría, dado que comparten el mismo tipo de exposición en la calle, y la dinámica común de que son lugares en los que una persona entra a hacer algo. Son lugares que no son un misterio para nadie. No obstante, en el caso de las sucursales bancarias, mucha gente no tiene ni la más remota idea de lo que se mueve en la trastienda, detrás de los números y porcentajes

Vicente Soria

Continuando con la Banca Armada (ya citamos la génesis de esta expresión en entregas anteriores), vamos a tomar como referencia algunos datos e informaciones que nos deja Vicente Soria en este artículo para el medio "El Salmón Contracorriente", y que nos introduce en el alucinante mundo de las inversiones bancarias en el campo de las armas nucleares. Tanto la imagen como la cita de entradilla están tomados de dicho artículo. Y es que la gran banca privada (paradigma del más execrable negocio) hace negocio con todo y por todo el mundo, sin importarle ninguna consideración añadida. De ahí que de forma directa o indirecta, no hay entidad financiera (incluyendo aseguradoras, fondos de inversión y empresas relacionadas) que se resista a obtener algún mínimo rendimiento derivado de la participación en el sector del complejo militar-industrial, incluyendo a las empresas de armamento nuclear, en el mercado global. Algo de conciencia contraria a estas inversiones aberrantes se están viendo en las diversas reuniones de sus Juntas Generales de Accionistas, pero la fuerte objeción a este asunto por parte de quienes poseen alguna proporción en la propiedad bancaria está aún, por desgracia, en pañales. Desde el año 2010 el Centre Dèlas publica informes periódicos muy interesantes sobre toda esta problemática, y desde el año 2011 contamos también con diversas investigaciones en el ámbito del armamento nuclear. La organización PAX junto con otras organizaciones y la campaña internacional ICAN son quienes año tras año elaboran el informe titulado "Don't Bank on the Bomb", analizando y actualizando los vínculos entre el sistema financiero y las empresas fabricantes de armamento nuclear.

 

Ambas organizaciones y sus respectivas campañas se centran en señalar y denunciar el aspecto de la financiación, ya que sin ésta, obviamente, la industria armamentística tendría serias dificultades para seguir con su negocio. Vayamos a las cifras y a los protagonistas para las entidades españolas: a día de hoy, el BBVA sigue siendo el banco español más involucrado en este negocio con 2.820 millones de euros (hasta la fecha de redacción del informe). Concretamente, la entidad que preside Francisco González colabora en dos de los tres préstamos que se otorgaron a la empresa norteamericana Boeing, empresa que abastece, repara y realiza el mantenimiento, tanto en el ejército norteamericano como en el ejército británico, de misiles Trident II-D5, misiles balísticos intercontinentales para submarinos M51, siendo capaz, cada misil, de lanzar 12 cabezas nucleares a 12 objetivos distintos. Asímismo, el BBVA participa en la emisión de bonos de empresas como Aecom, parte activa en el mantenimiento de la infraestructura de Nevada National Security Site, un complejo clave en EE.UU. para la producción de armas nucleares. Al igual que con otras empresas como por ejemplo Airbus Group o Honeywell International, especializadas en la fabricación de submarinos-lanzadera M51, así como en los circuitos de los citados misiles Trident II. Al BBVA le sigue en este indecente ránking el Banco Santander, que mantiene la segunda posición desde hace varios años, con una inversión en el sector de 1.490 millones de euros. La entidad que dirige Ana Patricia Botín mantiene préstamos desde el año 2012 a varias empresas, tales como Safran, empresa francesa que desarrolla submarinos M51 para el transporte y el lanzamiento de misiles de cabezas nucleares.

 

El tercer lugar en cuanto a bancos españoles vinculados a empresas de armamento nuclear es para el Banco Sabadell, que con unos 26 millones de euros también saca tajada de este negocio. Concretamente, la entidad presidida por Josep Oliu participa con 17 y 12 millones de dólares en dos préstamos otorgados a la empresa Orbital ATK. Esta empresa estadounidense dedica parte de su actividad en la construcción de cohetes de propulsión para los misiles Trident II. En los tres casos expuestos (BBVA, Santander y Sabadell) el grueso de su implicación con dichas empresas armamentísticas se basa en la concesión de préstamos, pero también en la emisión de bonos y en la gestión de acciones de las mismas. Todo ello, es de justicia recordarlo, mientras mantenían cerrado el crédito para las pequeñas y medianas empresas de actividades diversas que enriquecen la economía real y productiva, lo que ha provocado el cierre de miles de ellas, y el subsiguiente paro masivo de sus correspondientes trabajadores/as. Todavía existe una gran carencia de información oficial de cara a la opinión pública en torno al uso, producción, comercialización y almacenamiento de armamento nuclear, así como de las inversiones existentes en las diversas empresas que producen este tipo de armamento. Vicente Soria finaliza su referido artículo en los siguientes términos, que suscribimos plenamente: "No podemos permanecer inertes frente a estas fechorías del sector financiero en general y de la banca en particular, y más cuando estas entidades nos rodean impunemente cuando caminamos por la calle, en nuestro día a día. La información referente a este tipo de informes debe ser difundida para que el público en general conozca dónde se invierte el dinero que depositan en sus cuentas bancarias (...). No podemos permitir que sigan jugando en bolsa --también-- con la posibilidad de obtener beneficios por la venta de armamento. No olvidemos que detrás de esas caras sonrientes con dientes blancos perfectamente alineados de los anuncios publicitarios, puede encontrarse un misil con capacidad para almacenar cabezas nucleares".

 

La realidad que tenemos que denunciar y a la que tenemos que enfrentarnos es que el lobby industrial-militar es ciertamente muy poderoso. ¿Quiénes lo forman? Pues siguiendo la definición de este artículo: "Con la denominación de lobby militar-industrial nos referimos al conjunto de organizaciones que rodean el militarismo entendido como la influencia de lo militar sobre lo político, es decir, las industrias de armas, los accionistas, las corporaciones financieras con fuertes intereses en ellas, los políticos que defienden esos intereses y que a su vez se encuentran vinculados a las industrias de guerra, los altos mandos de las fuerzas armadas, muchos de los cuales también tienen estrechos vínculos con las empresas de armas, las empresas de insumos y servicios que suministran a las fuerzas armadas, y finalmente, los organismos multilaterales militares donde también confluyen los intereses de todas las organizaciones anteriormente detalladas. Todos ellos son los beneficiarios directos de la inercia política que invade los países del mundo industrializado en favor de mantener un importante gasto militar para favorecer sus intereses particulares". Buena prueba de la potencia de este lobby lo constituyen los elevados gastos militares, la opacidad y ocultación con respecto a ellos, así como la práctica de las puertas giratorias. Por supuesto, nuestro país no es el único en padecer las nocivas influencias de este poderoso lobby, ya que es un fenómeno muy extendido por todo el mundo. La senda del pacifismo ha de acabar con dicha influencia, pues de lo contrario las políticas militaristas no cambiarán. Este lobby militar-industrial está detrás de las decisiones políticas en cuanto a Defensa, y en general, influye poderosamente en las directrices militares que se toman en el país.

 

Y uno de los ámbitos donde dicha influencia se manifiesta es el ámbito educativo. De hecho, la integración de la cultura militar en la educación viene experimentando un gran auge durante los últimos años. En palabras de Salvador Esteban, autor de este artículo para el medio Diagonal: "Los valores militares y la cultura de la defensa cada vez penetran más en la sociedad, auspiciados por una estrategia política que distintos colectivos califican como adoctrinamiento". Porque entonces, ¿cómo podríamos llamar a la inmersión que se hace a estos alumnos en los conceptos de patria, bandera, himno, Rey, etc., con los que ilustran sus clases? Bajo el objetivo de que los escolares conozcan cómo es el Ejército, diversas campañas institucionales están introduciendo estos contenidos en los planes de estudios de nuestros jóvenes. Y así, las fuerzas armadas se ofrecen a nuestros estudiantes como una alternativa laboral y educativa más, inculcando la cultura militar y haciendo comprender a la sociedad la necesidad de los Ejércitos para garantizar su protección ante las supuestas amenazas que nos acechan. Se intenta proyectar de esta forma un modelo de educación que asuma la guerra y la violencia como modo de vida. Se fomentan así una militarización del lenguaje, la justificación para la existencia de los Ejércitos, una construcción social del enemigo, etc., todo lo cual va forjando lo que Jordi Calvo Rufanges ha denominado como "la militarización de las mentes", en una acertada expresión, utilizada en la obra colectiva que intenta denunciar toda esta campaña. En vez de todo ello, lo que debiéramos fomentar en nuestros escolares es la cultura de la paz, de la fraternidad, de la empatía, de la cooperación y de la ayuda al desarrollo. Hace falta por tanto un proceso de desmilitarización de la educación, ya que la senda del pacifismo nos insta a formar a nuestros jóvenes justamente en los valores contrarios. Continuaremos en siguientes entregas.

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