En el mundo actual existe una enorme contradicción. La tecnología hace posible eliminar el hambre, la falta de vivienda, las enfermedades y la ignorancia. Sin embargo, miles de personas todavía carecen de acceso a la comida, a una vivienda, a la salud y al conocimiento. La tecnología, que es capaz de producir abundancia, se utiliza para crear escasez. La tasa de beneficio depende de esa escasez. La tecnología es buena. Pero la tecnología debería estar al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio de la tecnología
A estas alturas del presente bloque temático, parece clara la terrible arquitectura de la desigualdad desplegada en el mundo (mercado) laboral, pero todavía daremos más datos e informaciones que nos lo pondrán aún más claro. Precariedad generalizada, contención salarial, rebajas fiscales a los empresarios, contrarreformas laborales (para facilitar despidos, anular los convenios colectivos, transferir las funciones de búsqueda de empleo a las empresas de trabajo temporal, y un sinfín de medidas que implantan la hegemonía empresarial), entre otros aspectos, nos ofrecen un triste panorama encaminado a dar mayor margen a la tasa de ganancias del capital, a costa del empobrecimiento relativo y absoluto de los trabajadores y trabajadoras, es decir, a costa de más explotación y mayor pobreza social. Tomo como referencia un extracto de este estupendo artículo de Miguel Ángel Montes, publicado en el medio digital Rebelion.org, para retratar brevemente la realidad socio-laboral de nuestro país (con datos de finales de 2016, aunque actualmente no han variado mucho) en los siguientes 15 puntos:
1.- Paro crónico y estructural, que alcanzaba el 18,91% en noviembre de 2016 (4.320.800 personas) según datos del INE, lo que supone el doble de la Eurozona (9,8%), paro juvenil que supera el 50% del paro estadístico de la EPA (la bajada del paro estadístico de los dos últimos años se debe a la reducción de la población activa, menos de medio millón desde el inicio de la crisis), por el aumento de la emigración de nuestros jóvenes y de la precariedad e irregularidad laboral.
2.- Regreso a las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado, con el impulso de la emigración de los trabajadores hacia los mercados de la Europa Central como mano de obra barata, desde el comienzo de la crisis los emigrantes han aumentado en 833.339, un 56% más, alcanzando ya los 2,3 millones de personas los "exiliados laborales" en el extranjero.
3.- Retorno masivo de los inmigrantes, según el INE desde el inicio de la crisis más de un millón de inmigrantes han vuelto a sus países de origen.
4.- Aumento de la tasa de temporalidad y la precariedad laboral, la tasa de temporalidad alcanza el 24%, sólo superada por Polonia en la UE-28, y la duración media de los contratos es de 4 meses, sólo inferior dentro de la UE-28 en Lituania.
5.- Disminución del volumen de cotizaciones a la Seguridad Social, concretamente 1.584.000 cotizantes menos desde el inicio de la crisis (años 2007-2008), con las nefastas consecuencias que ello acarrea de cara al sostenimiento del Sistema Público de Pensiones.
6.- Aumento del empleo irregular durante la crisis, según el INE con datos del tercer trimestre de 2016 (EPA) hay 18.527.500 personas ocupadas, mientras que en noviembre del mismo año existen 17.780.5245 cotizantes a la Seguridad Social, casi 750.000 trabajadores sin estar dados de alta en la Seguridad Social, aspecto que también se observa en la diferencia que hay entre la disminución de la población activa y los cotizantes a la Seguridad Social.
7.- La pérdida de poder adquisitivo de los asalariados se cifra en 30.852 millones durante el período 2007-2013, a los que hay que sumarles otro descenso de 24.900 millones de las rentas de los trabajadores autónomos, mientras que las rentas del capital han ganado 62.934 millones más.
8.- Sobre el 89% de trabajadores autónomos que no emplean trabajo ajeno, la inmensa mayoría son antiguos asalariados despedidos por sus empresas, es decir, falsos autónomos que han surgido a raíz de la implantación de medidas de "flexibilización" del mercado de trabajo en actividades segregadas de las grandes empresas (servicios, transporte, construcción, teletrabajo y hostelería), siendo obligados a continuar realizando las mismas tareas pero como autónomos, encubriéndose de esta forma relaciones laborales y de explotación reales entre la empresa que contrata y el (falso) trabajador autónomo.
9.- Cada vez más trabajadores y trabajadoras se quedan sin prestación por desempleo, el 45,9% de los parados no la tienen, y los empleados han experimentado una pérdida del poder adquisitivo de los salarios, del orden de un 9,2% durante la crisis. Por su parte, los requisitos para la concesión de las prestaciones se han endurecido en los últimos años.
10.- No todas las prestaciones por desempleo son contributivas (cotizan de cara a una futura pensión para el trabajador o trabajadora), sino que existe un primer itinerario con este tipo de prestaciones (prestación por desempleo propiamente dicha), y un segundo itinerario de "prestaciones asistenciales", que constituyen un rosario caótico, vergonzante y desordenado de ridículas ayudas (del orden de 400 euros mensuales) que sumen a los parados y paradas en la miseria existencial, teniendo que recurrir (en los mejores casos) a la economía sumergida, o a las ayudas de familiares, amigos y vecinos.
11.- Aumento de la tasa de explotación de los trabajadores, desde el inicio de la crisis los beneficios del capital se han elevado sobre la Renta Nacional y los salarios han perdido peso, aumentando la tasa de plusvalía en más de 10 puntos. Hemos experimentado, y nunca mejor dicho, las teorías de Marx en nuestras propias carnes.
12.- Aumento del número de salarios y pensiones por debajo del SMI, que no permiten vivir con dignidad, son 5,9 millones de personas los/as asalariados/as afectados/as, el 34,4% de los activos y el 48,6% de los pensionistas (4,5 millones de personas) los que viven con ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional, es decir, por debajo del umbral de la pobreza.
13.- Aumento brutal de los desahucios de viviendas que pasan a los bancos que nos roban (y luego son rescatados), desde el inicio de la crisis y según la ONG Amnistía Internacional han sido 578.000 las familias obreras que han perdido su vivienda. El desempleo y la escasez de las ayudas de protección social han sido la mayor causa de desahucios de viviendas, tanto en alquiler como en propiedad.
14.- Disminución del gasto social público que nos coloca a la cola de los países de la UE-28 con recortes indecentes e intolerables en la práctica totalidad de los servicios públicos, mientras aumentan los gastos represivos del Estado por encima de la media de la UE-28. Si en la UE se gasta el 19,9% del PIB, en España sólo el 17,7%, en lo relativo a pensiones, sanidad y enseñanza. En el fondo, lo que existe es una clara estrategia de "externalización" (privatización parcial, encubierta o total) de nuestros servicios públicos para que pasen a ocupar la esfera de negocio de las grandes empresas privadas, mercantilizando nuestros derechos fundamentales.
15.- Aumento vertiginoso y generalizado de la pobreza, en España viven 13.334.573 personas en riesgo de pobreza, un 28,6%, lo cual está 4,2 puntos por encima de la media de los países de la UE-28. Por su parte, un tipo concreto de pobreza aumenta desmesuradamente, la pobreza energética, que nos coloca a la cabeza de la UE-28, mientras nuestras grandes compañías energéticas aumentan escandalosamente sus beneficios, y la electricidad acumula una subida consecutiva (los últimos 7 meses a finales de 2016) del 27,8% en nuestras facturas. No insistiremos más en este asunto, porque será tratado a fondo en su bloque temático correspondiente. Continuaremos en siguientes entregas.