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8 octubre 2019 2 08 /10 /octubre /2019 23:00
Viñeta: Luc Descheemaeker

Viñeta: Luc Descheemaeker

La alianza británica-sionista – y con ella el papel cumplido por Washington y sus aliados regionales -- ha tenido un impacto catastrófico sobre la vida de millones de personas, no sólo en Palestina, sino en el conjunto del Levante mediterráneo. Gran Bretaña debe una reparación en los más amplios aspectos al pueblo palestino, pues no sólo es culpable quien dispara a quemarropa a hombres y mujeres desarmados, quien usurpa territorios, destruye aldeas, demuele casas, construye muros. Es responsable también el que con su silencio permite estos crímenes y Gran Bretaña con su silencio obsequioso es responsable de la Declaración Balfour y de los padecimientos de un pueblo sometido al salvajismo colonial del sionismo

Pablo Jofré Leal

En efecto, cien años de complicidad criminal entre Gran Bretaña y el sionismo nos contemplan. Se cumplieron exactamente el 2 de noviembre de 2017, cuando 100 años atrás se gestó el fatídico acuerdo entre el sionismo y el Imperio británico, por entonces aún muy desarrollado, aunque en franca decadencia. Desde aquél momento se comenzó a dar rienda suelta a los objetivos de colonización de Palestina, y por ello lo consideramos, como estamos explicando, el origen histórico más remoto del conflicto palestino-israelí. El Profesor Daniel Montañez Pico lo ha explicado en los siguientes términos, en este artículo para el medio Naiz: "Israel es un Estado colonial heredero de una colonia británica. Gran Bretaña, de modo muy similar a como hizo el Estado Español con el Sáhara, al ver conflictos en el territorio se retiró y dejó el país a merced del sionismo. Este movimiento, que arrancó a finales del siglo XIX, colonizó el país con el apoyo de Estados Unidos, quienes vieron con buenos ojos geopolíticos imperialistas formar una gran base militar en mitad de Oriente Medio, región en la que tenían intereses petrolíferos. Unido a ello, la masacre de judíos en la Segunda Guerra Mundial fue el detonante para la creación del Estado de Israel, dado que la mayoría de naciones concluyeron que era lo menos que se merecían después de aquél genocidio. De esta forma, el sionismo dejó de verse como sinónimo de colonialismo y se naturalizó como mito del nuevo Estado". Pero como venimos contando, la excusa primigenia fue la Declaración Balfour. Todo lo demás vino a partir de ahí. Sus consecuencias llegan hasta nuestros días: "Armando a Israel, protegiéndolo de las sanciones de la ONU y tratándolo como un Estado que está por encima del derecho internacional, afianzan la patente inhumanidad inherente al legado de Balfour". Son palabras de Omar Barghouti, cofundador del movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) por los derechos palestinos, y uno de los premiados con el Premio Ghandi de la Paz 2017, tomadas de este artículo para el medio Newsweek, traducido por Beatriz Morales Bastos para el digital Rebelion, que tomamos como referencia. Hoy día Israel, respaldado vergonzosa, impune e indecentemente por Estados Unidos y la Unión Europea, está construyendo muros de hormigón y utilizando una violencia extrema para aplastar la esperanza de los palestinos, intentando grabar en su conciencia colectiva que es inútil resistir a su hegemonía colonial. 

 

Pero no lo conseguirán. Llevan décadas intentándolo, pero los palestinos son un pueblo heroico, que continuará luchando mientras salga el sol cada nuevo día. Las matanzas siguen al albur de una comunidad internacional absolutamente cobarde y deleznable, pero además de volver a relacionar la lucha palestina por la libertad con las luchas internacionales por la justicia racial, indígena, económica, de género, social y referente al clima, el movimiento BDS está movilizando una considerable presión no violenta de base sobre las instituciones, las corporaciones e incluso los gobiernos que contribuyen a apoyar las violaciones de derechos humanos que comete Israel. Omar Barghouti explica: "Inspirado en el movimiento estadounidense en defensa de los derechos civiles y en el movimiento en contra del apartheid el Sudáfrica, el movimiento BDS fue lanzado en 2005 por la más amplia coalición de la sociedad civil palestina. Pide acabar con la ocupación israelí de 1967, acabar con su discriminación racial legalizada, que coincide con la definición de apartheid de la ONU, y respetar el derecho de los refugiados palestinos a retomar a sus hogares y tierras, derecho reconocido por la ONU". Es un movimiento en alza a nivel mundial, que ha calado en sindicatos, movimientos estudiantiles, asociaciones académicas, movimientos sociales, agrupaciones artísticas, y un largo etcétera de asociaciones ciudadanas a nivel global. Como su nombre indica, este movimiento pretende ofrecer presión y resistencia a la genocida política de Israel de forma pacífica, en base a un boicot a cualquier actividad que provenga de Israel (empresarial, institucional, artística...), a una desinversión de los accionistas internacionales en tierras israelíes, y a la aplicación de una política de sanciones por parte de la propia ONU y de terceros Estados frente al Estado opresor israelí. Frente al movimiento BDS, los grupos de presión de Israel han recurrido a medidas de guerra legal represivas, desesperadas y probablemente ilegales, para intentar sofocar los efectos de este movimiento. 

 

En 2017 se cumplieron 70 años desde la partición de Palestina, y la creación del Estado terrorista de Israel. Nos lo cuenta Abu Faisal Sergio Tapia, Director fundador del diario Palestina Libération, en este artículo. Retomo sus palabras: "El inicio de la ilegalidad con marco legal, la legalidad del genocidio contra el pueblo palestino, el 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 181, la "resolución de la partición y el robo de la tierra palestina", en la cual se estipulaba la creación de un "Estado Sionista judío", y un "Estado árabe" en Palestina, con Jerusalén como corpus separatum sometido a un régimen internacional especial. De los dos Estados previstos en dicha resolución, hasta el momento solo se ha creado uno, el ilegal: el Estado Terrorista de Israel". Pero dicha resolución 181 de la creación de la entidad terrorista sionista es ilegal en su esencia, porque la ONU no tiene potestad para dividir un territorio y crear un Estado lleno de ilegalidades, violando los 119 artículos de su Carta Magna, basado en el terrorismo de los grupos sionistas que comenzaron el genocidio contra el pueblo palestino desde 1917 con la Declaración Balfour, donde en este año se cumplieron 100 de esa resolución de la corona británica tan criminal ella en la historia, como su aliada, la entidad sionista. Desde 1977, el 29 de noviembre de cada año, se conmemora el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Este día brinda la oportunidad a la comunidad internacional de centrar su atención en el hecho de que la cuestión de Palestina aún no se ha resuelto, poniendo el foco de atención en ella. En 1975 en la ONU se estableció el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, con el mandato de asesorar a la Asamblea sobre los programas destinados a que puedan ejercerlos, incluidos el derecho a la libre autodeterminación sin injerencia externa, el de la independencia y la soberanía nacionales, y el de regresar a sus hogares y recuperar sus propiedades, de las cuales fueron desalojados y despojados. Y es que durante estos 70 años, las violaciones de los derechos humanos al pueblo palestino han sido sistemáticas, donde por ejemplo los palestinos suelen ser detenidos en redadas de secuestro nocturno y que el ejército de ocupación lleva a cabo asaltos y saqueos a los hogares palestinos, con secuestros masivos arbitrarios, con un saldo de 5.700 palestinos secuestrados por las fuerzas de ocupación israelíes, solo desde principios de 2017.

 

En estos 70 años, el objetivo final no ha sido otro que exterminar totalmente al pueblo palestino, y ocupar ilegalmente sus tierras. Hoy Palestina se debate ante la unidad de sus organizaciones, las cuales son presionadas por el régimen israelí para doblegarlas y derrotar la resistencia palestina, pidiendo que se desarme la resistencia heroica de Hamas, Yihad Islámica Palestina, los Frentes Populares Palestinos, entre otros movimientos, para encaminar diálogos de (falsa) paz con la entidad ilegal y terrorista israelí, que solo sabe mentir y matar a todo el pueblo palestino a todo intento de paz. Su único objetivo es ganar tiempo, para poder cumplir su mandato fundacional, el mismo desde 1917, con la Declaración Balfour. Desde hace décadas se dedican a matar impunemente a la infancia palestina, miles de niños y niñas son exterminados, secuestrados y/o asesinados. Israel ejecuta esta macabra práctica como símbolo de la destrucción de la identidad palestina misma, del presente y del futuro, lo necesita porque es el exterminador de la vida, y la infancia palestina representa la vida, la resistencia, el futuro del pueblo palestino. Es la misma razón de violar, matar y asesinar a mujeres embarazadas, el no tener que luchar contra la siguiente generación de palestinos. Abu Faisal relata: "La entidad sionista siempre tuvo como base de su ocupación la matanza de la infancia palestina, llevamos más de 3000 niños palestinos asesinados desde el año 2000 hasta la fecha por el genocida ejército israelí, el cual se jacta de matar a mujeres palestinas embarazadas, diciendo dos por uno, y donde tienen al carnicero del pueblo palestino, a uno de los criminales asesinos de niños más grande de la historia, Ariel Sharon, como un héroe nacional israelí, además de dejar heridos a más de 13.000 menores de edad. Las cifras también indican que en total detuvieron a más de 12.000 niños (mientras que en la actualidad mantienen encarcelados a unos 300), de los cuales un 95% ha sido víctima de agresiones y torturas en interrogatorios. El número de niños palestinos detenidos por las fuerzas israelíes va en aumento, ya que tras el inicio de la Segunda Intifada de Al-Quds (Jerusalén) en octubre de 2015 se detuvo a más de 2.000 niños en un año, mientras que la cifra anual es de unos 700 niños detenidos". ¿A tanta crueldad puede llegar un Estado para aniquilar a su enemigo? ¿Cuántas vejaciones tendrán todavía que soportar miles de niños detenidos y torturados? ¿Qué tipo de comunidad internacional tenemos que soporta todo esto? ¿A qué nivel de degradación moral hemos llegado para permitir que un determinado país lleve décadas ejecutando estas terribles prácticas con absoluta impunidad? Dejo la reflexión a mis lectores y lectoras. 

 

Bestias sionistas amigas de la barbarie, sedientas de sangre inocente del pueblo palestino, el cual pone sus mártires día a día, hombres y mujeres, niños y ancianos, en su lucha contra la ocupación, y por la liberación de la tierra palestina. Dentro del marco de violaciones contra el pueblo palestino se incluyen los asentamientos ilegales judíos en la Ribera Occidental ocupada y el Este de Jerusalén, donde sucesivos gobiernos israelíes han construido y ampliado asentamientos en los territorios que ocupan, elevando el número total de asentamientos a 237. El régimen de ocupación llamado Israel ha creado en los territorios ocupados palestinos un régimen de apartheid discriminatorio a través de su bloqueo ilegal de la Franja de Gaza desde 2006, que ha afectado directamente las vidas de 2 millones de palestinos, la mayoría de los cuales son refugiados como resultado de la resolución 181 de la ONU. El principal actor responsable de todo el conflicto, digámoslo desde ya claramente, es la ONU. Naciones Unidas debe pedir perdón por legalizar los crímenes de lesa humanidad del terrorismo sionista israelí contra la infancia palestina, contra la nación palestina, única y verdadera dueña de la tierra palestina ocupada, donde existe un solo Estado legal para los pueblos libres del mundo, el Estado Palestino, hoy bajo ocupación, pero mañana, en un futuro próximo, seguramente una Palestina Libre y Soberana, como símbolo de la liberación de la humanidad al completo, contra la opresión imperialista y su forma más cruel de ocupación, el régimen sionista israelí. Los pueblos del mundo no podemos permitir tanta atrocidad, tanta barbarie, tanta injusticia. Una injusticia que lleva décadas haciendo chorrear la sangre del pueblo palestino, con su libertad coartada, con su población maltratada, con su soberanía intervenida. La comunidad internacional no puede continuar indiferente por más tiempo, hace falta de forma inmediata un pronunciamiento colectivo internacional, que haga un llamamiento a no permitir ni un minuto más este sangriento conflicto, con un claro compromiso por parte de la ONU de enviar observadores internacionales para verificar que las resoluciones son efectivamente cumplidas. Continuaremos en siguientes entregas.

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