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30 marzo 2014 7 30 /03 /marzo /2014 23:00

"El consumismo y el individualismo han sentado las bases para una forma perversa de fascismo"

(Pier Paolo Passolini)

 

 

 

sociedad_consumo21.jpgEl hombre necesita consumir para vivir, pero cuando se convierte en algo compulsivo, puede transformarse en un problema psicológico (aunque no llegue a detectarse), muy frecuente en la actualidad. Aquéllos que cuentan con los recursos necesarios para adquirir los variados productos que el mercado ofrece, pueden ser presa de una ansiedad que los impulse a alcanzar ciertos niveles de consumo que se supone corresponden a su posición social. Cuando esta actitud se vuelve incontrolada, persistente y desmesurada, hemos entrado en la fase de consumismo compulsivo, como pudiéramos denominarla. Muchos psicólogos y sociólogos han estudiado a fondo esta dependencia, y nos ofrecen retratos y análisis muy completos sobre ella. Un autor que estudió a fondo este aspecto de nuestra sociedad de consumo fue Eric Fromm, quien pudo detectar con mucha lucidez que dichas ansias por consumir, por lo general intentan ocultar un sentimiento de vacío que es provocado por la misma sociedad que nos incita constantemente a comprar, a adquirir todo tipo de productos. Sus principales obras al respecto, de las cuales tomamos las respectivas citas, son "El amor a la vida", "La condición humana actual", "La revolución de la esperanza", "La patología de la normalidad", "Del tener al ser", y "Psicoanálisis en la sociedad contemporánea".

 

sociedad_consumo22.jpgEse mismo impulso que nos conduce a incrementar nuestro consumo de cosas novedosas, nos convierte a su vez en personas pasivas, en meros espectadores de la publicidad que nos presentan las grandes marcas, las cuales nos aconsejan amablemente cómo vivir, y nos imponen modas, usos y costumbres, siempre por supuesto con la intención de que compremos más, y  necesitemos más: el tipo de alimentación, el atuendo, la decoración de nuestro hogar, los tipos de automóviles, las nuevas tecnologías, etc. Todo es campo válido de incursión para la publicidad de esta devoradora sociedad capitalista de consumo. El profesor Jorge Riechmann también ha escrito algunos estudios relativos a la publicidad, y nos deja algunos ejemplos muy ilustrativos. Uno de los fenómenos más en boga hoy, como puede advertirse en los anaqueles de librerías y centros comerciales, es lo que se ha dado en denominar como la "Autoayuda". Libros que pretenden contar sencillas terapias, basadas muchas veces en "psicología de ocasión", se convierten en grandes éxitos de venta.

 

sociedad_consumo23.jpgEl fenómeno cobra sentido, a juicio de Riechmann, "en una cultura con tanta desagregación y fondo nihilista como la actual, donde una corriente básica es que los problemas colectivos se perciban como inercias individuales. Hay un enorme dispositivo organizado desde arriba en ese sentido". Se trata, otra vez, de que los problemas estructurales se observen como individuales. "Si hubiera más ateneos populares y construcción de subculturas por parte de los movimientos sociales, no se abriría tanto el terreno a libros con respuestas predigeridas para las angustias de la gente", subraya el escritor. James Tobin, cuyo apellido bautizó la célebre tasa sobre el capital financiero que nunca entró en vigor, contaba cómo para un banquero que él conoció, su más largo plazo eran diez minutos. Esta afirmación, en un tiempo en el que la información y las redes sociales corren a la velocidad de la luz, tiene "clarísimas consecuencias estructurales". Ciertamente, está al alcance de todo individuo autorregularse y moderar sus propias necesidades de consumo. Incluso practicar hábitos "decrecentistas". Sin embargo, "hay transnacionales que invierten enormes sumas para generar y afianzar esta cultura productivista y derrochadora", explica Jorge Riechmann.

 

sociedad_consumo24.jpgEric Fromm nos explicaba también una de las distorsiones que provoca esa incitación al consumo, de la siguiente manera: "...pero es lamentablemente un hecho que muchos hombres son amados debido al magnífico automóvil que poseen: debemos añadir que también hay muchos hombres que se interesan más por el auto que por su mujer". La propaganda se ha convertido en el arte de crear necesidades y valores, todas las clases sociales son bombardeadas cotidianamente, haciéndoseles muy difícil poder eludir toda esa maraña donde se filtran las ideas y mensajes de aquéllos que se benefician con el desenfreno del consumo. Este autor se encontró entre los primeros que advirtieron sobre las consecuencias de esa desaforada publicidad: "La propaganda industrial nos ha acostumbrado a creer que toda felicidad proviene de objetos que se compran; pero que se puede vivir, y hasta ser muy feliz, sin todos esos objetos, es cosa que apenas se sospecha". El hastío puede convertirse en un flagelo que aqueja a la sociedad moderna aún cuando no lleguemos a percibirlo, no tener muy claro qué hacer con sus vidas pareciera ser un denominador común entre muchos jóvenes, pero si se profundiza un poco se puede detectar la misma situación en un gran porcentaje de los adultos.

 

sociedad_consumo25.jpgMuchas de las actividades que se desarrollan cotidianamente, en particular en los ratos de ocio, están designadas a protegernos de ese hastío. Hoy en día llegan a ser actitudes continuas y cotidianas, como escuchar música mientras se pasea por la calle, haciendo uso de los modernos dispositivos. Nos aislamos del mundo real, nos sumergimos en nuestro propio mundo. Nos dice Fromm (sin haber conocido "Gran Hermano") que ver televisión es una de las principales actividades en la actualidad que buscan esa finalidad de escabullirnos de un aburrimiento que puede llegar a ser insoportable, pero agrega que también el consumo de drogas o alcohol cumplen con la misma finalidad. Al final, todos ellos son productos de consumo anestesiantes de nuestra cruda realidad. En la televisión, por ejemplo, no se seleccionan los programas, sino que nos limitamos a encenderla y seleccionar algún canal, dejando toda la programación como "ruido de fondo", como aparato acompañante de nuestra tremenda soledad. Las telenovelas tienen un éxito inusitado, pues proyectan en la televisión vidas ajenas, vidas inventandas, pero donde los espectadores pueden proyectar las suyas propias, esto es, sus propias necesidades y frustraciones. Y concluía esta idea indicando que los medios masivos de comunicación desempeñan un papel fundamental en la tarea de ocultar el hastío y la ausencia de fines. La situación la resumía de esta forma: "Es extraordinario lo que ocurre en nuestra cultura: hacemos todo para no perder tiempo, para ahorrarlo, y cuando hemos logrado salvarlo o ahorrarlo, lo matamos, porque no sabemos qué hacer con él". Continuaremos en siguientes entregas.

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