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26 marzo 2014 3 26 /03 /marzo /2014 00:00

Continuando con nuestra visión sobre el fenómeno de la corrupción, ya enunciado en el artículo anterior de esta serie, tenemos que partir de la base de que es muy difícil, aunque no imposible, que llegue al poder alguien que atente contra el verdadero poder, alguien que se rebele contra su papel de mera marioneta, alguien que plante cara de verdad al sistema, porque el propio sistema, interiormente, tiene sus filtros. En los principales partidos políticos, al igual que en las empresas, como en general en toda la sociedad, sólo ascienden aquéllos que aceptan y se someten a lo establecido, aquéllos que se venden, aquéllos que ya se corrompen antes de que el poder les corrompa. Sólo en muy contados y excepcionales casos, ocurre lo contrario. Normalmente se lucha contra el sistema desde fuera del sistema, pero no desde dentro.

 

mercado_politica32.jpgA este respecto, José López se interroga en los siguientes términos: "¿No podemos percibir esta filosofía delante de nuestras narices? ¿No ocurre igual en el trabajo, en el día a día? Por tanto, esa clásica afirmación de que "el poder corrompe" es otra gran falacia. Lo que corrompe es el deseo de acceder al poder, el ansia irrefrenable de conseguirlo, y la ambición desmedida para no despojarse de él. Lo que corrompe son las reglas del juego, ya corrompidas. No es que el máximo cargo de una presunta democracia corrompa, es que la propia democracia está corrompida, está diseñada para que sólo puedan llegar arriba los corruptos. Por tanto, los políticos que se corrompen, llegan al poder ya corrompidos, llegan ya a sabiendas de las reglas del juego que tienen que aceptar. No es que el poder les corrompa, es que para llegar al poder es condición necesaria estar corrompido de antemano. Si fuera cierto, como a veces dicen algunos inocentes e ilusos (obcecándose en no querer ver), que cuando llega al poder algún político bienintencionado se ve atado de manos por las presiones que sufre, ¿porqué no usa el poder que tiene para denunciar al sistema corrupto? ¿Porqué no se dirige a la nación a través de los medios de comunicación para denunciar las presiones sufridas, para denunciar la falsa democracia?" 

 

mercado_politica33.jpgUn caso claro e ilustrativo de lo que hablamos afirma haberlo sufrido en sus propias carnes el ex Presidente Zapatero, cuando adoptó, en mayo de 2010, las primeras, duras y graves medidas de recorte social. La versión, por él mismo confirmada, es que fue sometido a grandes presiones por parte de la Comisión Europea. Pero como decimos, todo ello no es excusa para adoptar las medidas que adoptó. Amparado en un sentido equivocado y falaz de la "responsabilidad" del gobernante, prefirió adoptar unas medidas que iban claramente en contra de su ideario, de su programa y de sus promesas, para abrazar criminales medidas que van en contra de los derechos de los trabajadores. ¿Tuvo otras opciones? Por supuesto que las tuvo. ¿Porqué no dimitió, si tiene dignidad y no pretendía corromperse, o si consideraba un fraude no poder ejercer la responsabilidad que el pueblo le había confiado? ¿Porqué el PSOE se vuelve a presentar a nuevas elecciones, si supuestamente no le dejaron gobernar? ¿Para qué entonces llegar al poder si luego no puede ejercerse? ¿No será, quizás, la explicación más sencilla, y por tanto la más lógica y probable, que en realidad no le importa gobernar?

 

mercado_politica34.jpg¿No será que a nuestros políticos no les importa corromperse? ¿Porqué, si supuestamente se llega al poder de forma limpia, se tarda tan poco en corromperse? ¿Si el poder corrompiera al político al ejercerlo, y no antes, no debería el nuevo inquilino del gobierno, al menos al principio, tener ciertos gestos o amagos de actuar honradamente? ¿No se notaría un cambio en sus actuaciones o declaraciones? ¿No se notaría una transición de su fase honrada inicial a su fase corrompida? ¿No es también necesario, normalmente, corromperse, salvaguardando las distancias, para acceder a ciertos cargos en la empresa donde se trabaja? Si ya se corrompe cierta gente para obtener algo de responsabilidad en su empresa, en su oficina, en su centro de trabajo, ante sus jefes, salvo honrosas excepciones (estamos generalizando), ¿cómo no se va a corromper cierta gente por llegar a ser un Presidente de un partido político o de una nación? Cada etapa en el ascenso de una persona en esta sociedad capitalista, corrompida de arriba abajo, supone un grado de corrupción, supone un paso hacia la corrupción mayor. Cuanto más arriba se aspire a llegar, más debe uno corromperse. En realidad, es el propio sistema el que está corrompido. Las excepciones que ocurren son justamente las que confirman la regla. Y la regla es que, para ascender en esta sociedad, hay que corromperse. Esto es también una consecuencia de la falsa democracia que habría que reformar.

 

mercado_politica35.jpg¿Y qué significa corromperse? Pues básicamente olvidarse de los auténticos valores, fundados en el respeto, la verdad, la integridad, la honestidad, la valentía, la fortaleza, la bondad, la tolerancia, la igualdad, la justicia social, la equidad, la responsabilidad (auténtica), etc., para abrazar otros valores, a cambio de más poder, de más riqueza, de más influencia, de más dinero. Significa abrazar los valores de la injusticia, de la mentira, de la falacia, de la falta de respeto, del desprecio a los más débiles, de la falsedad, de la cobardía, de la maldad, de la injusticia social. Corromperse es también traspasar la barrera del ámbito público, hacia el ámbito privado, así como privar el interés personal, en lugar del interés colectivo, del bien público. Todo ello es corrupción, y es, como decimos, muy frecuente en este mercado de la política. La corrupción es un fenómeno humano, un hecho que traspasa fronteras de todo tipo, y que se instala como un cáncer en nuestra sociedad capitalista, fundada en los valores del lucro y del egoísmo particular. Afecta a cualquier mercado, y desde que la política se convierte en uno más de ellos, trafica con cargos, promesas, programas, escaños, votos, etc., hasta mercadear con todo ello bajo la única bandera del interés particular de los corruptos. Continuaremos en siguientes entregas.

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