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5 octubre 2014 7 05 /10 /octubre /2014 23:00

"La austeridad no es más que una forma de la lucha de clases en la que los de arriba privatizan recursos y bienes públicos, precarizan la vida y reducen los salarios y los derechos sociales en beneficio de unos grupos y de algunos países, Alemania en particular"

(Asamblea Local de IU de Jaén)

 

 

 

 

     

capitalismo421.jpgCerrado ya el círculo del capitalismo mundial, con su lógica red de intereses (empresas, gobiernos, leyes y patrocinadores), vamos en la presente entrega a echar un nuevo jarro de agua fría a los optimistas, es decir, a los que creen que el salvaje sistema capitalista va a menos, se reduce, o pierde fuerza. Nada más lejos de la realidad. Porque a nivel internacional, desde hace varios años, se están negociando en secreto nuevos Acuerdos de Libre Comercio, concretamente entre Estados Unidos y Europa, en una nueva vuelta de tuerca para liberalizar aún más los mercados intercontinentales. Si llegan a consolidarse estos nuevos escenarios globalizados, las grandes empresas van a salir inmensamente reforzadas, su poder va a ser multiplicado, en detrimento de la democracia, y de la soberanía popular de los Estados implicados en dichos acuerdos. Nosotros ya expusimos en su día una referencia clara de lo que podría ser el TTIP (por sus siglas en inglés) que se está negociando, en el artículo "Sobre el Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio", al cual remito a los lectores interesados. Desde entonces, han sido muchos los documentos y artículos que se han publicado sobre los avances del mismo, que vamos a resumir a continuación, con ayuda de Isaac Salinas, y su artículo "TTIP, un monstruo de muchas cabezas".

 

capitalismo422.jpgBásicamente, las negociaciones para este macroacuerdo, que oficialmente se iniciaron hace algo más de un año y que se están llevando a cabo con total secretismo (sólo lo conocen las autoridades europeas y los lobbies empresariales), aspiran a reducir aranceles comerciales y equiparar a la baja las regulaciones técnicas, laborales y ambientales para la libre circulación de productos y servicios, concediendo un poder casi absoluto a las empresas. Pongamos el ejemplo de un coche. Un coche marca y modelo concreto se fabrica por ejemplo en España, y como es natural, ha de pasar todos los controles de calidad, normativas de seguridad, de uso y de comercialización de nuestro entorno. Si dicho automóvil se exportara a los Estados Unidos, que posee normativas y controles distintos, debería volver a pasarlos allí antes de poder comercializarse para el público norteamericano. Bien, lo que se pretende es que, fabricado un coche en cualquier sitio de la UE o de EE.UU., las normativas, permisos, controles y regulaciones sean los mismos, de tal forma que se habilite un libre mercado total. Si la idea quedara aquí, en principio, sin entrar en más profundidades, no parecería muy peligrosa, pero la verdad es que sí lo es. Porque dichas regulaciones son bastante más exigentes en el mercado europeo que en el norteamericano, y los controles de calidad y medioambientales más rigurosos. Por otra parte, los derechos laborales, sanitarios, alimentarios y de seguridad también son superiores aquí, pero en cambio, lo que se pretende, bajo la presión de EE.UU., es alinear a la baja dichos controles y regulaciones.

 

capitalismo423.jpgY bajo el paraguas de estas negociaciones del TTIP, los lobbies empresariales están aprovechando para revolucionar todo el contexto normativo en todas las áreas a su favor, por lo que nos tememos que, de alcanzarse un acuerdo definitivo, entraremos en una nueva era de capitalismo aún más feroz que el actual, donde las empresas pisoteen más aún a la ciudadanía y a los Estados, bajo un sistema que les garantiza total impunidad, y total sometimiento a sus prácticas. La propia Comisión Europea deja bien claro el objetivo real del Acuerdo: "No son las tasas que se pagan en las aduanas los mayores obstáculos para el comercio, sino las normativas internas transfronterizas, las que protegen la seguridad y el medio ambiente (...). El objetivo de este acuerdo es reducir, en beneficio de las corporaciones, los costes y los retrasos que no son necesarios". Entre lo más negativo, el Acuerdo incluirá una cláusula que permitirá a las empresas transnacionales demandar a los Estados cuyos gobiernos aprueben leyes que puedan afectar a sus beneficios económicos presentes o futuros, o a la posibilidad de limitar o recortar sus actividades. Todo ello dirimido bajo tribunales independientes, donde la influencia de las empresas será gigantesca. Así, las multinacionales podrán exigir a los Estados donde inviertan compensaciones millonarias ante tribunales de arbitraje, contra los que no caben recursos y a los que no podrán contradecir los máximos tribunales de los respectivos Estados asociados.

 

capitalismo424.jpgEn el contexto de los derechos sociales y laborales, el TTIP supondrá mayores bajadas de salarios, más desempleo, mayor precarización, privatización de los servicios públicos, degradación medioambiental, menor seguridad alimentaria, etc. Y todo ello porque, como decimos, los estándares norteamericanos son bastante más laxos y permisivos, porque, entre otras cosas, no reconocen los convenios laborales internacionales de la OIT. Contrariamente a la promesa de crear 400.000 nuevos puestos de trabajo en la UE, se espera que el TTIP conlleve la deslocalización de cerca de un millón. Se restringirá más la libertad sindical, objetivo que la Comisión Europea también quiere alcanzar bajo el pretexto de atraer las inversiones extranjeras. En el campo sanitario, el TTIP abriría la contratación pública de servicios de salud a la competencia extranjera, limitando aún más la soberanía en la gestión por parte de los Estados de la UE, profundizando el nivel de privatización que amenaza y reduce constantemente el derecho a una sanidad universal, pública, gratuita y de calidad. La progresiva degradación medioambiental también será un hecho, ya que desaparecerán controles previos de impacto medioambiental, aumentarán las emisiones de CO2 y se dará carta blanca a una serie de prácticas nocivas y destructoras del medio ambiente, como el fracking.

 

capitalismo425.jpgLas empresas farmacéuticas tendrán más facilidad para alargar el uso de patentes y retrasar el empleo de los genéricos, encareciendo así de forma general los medicamentos. Aumentará la permisividad sobre el cultivo y el uso de los alimentos transgénicos, potenciando la actividad y el comercio de empresas gigante que manipulan las semillas, y controlan gran parte de la alimentación mundial, siendo causantes de gran cantidad de los nuevos trastornos y enfermedades a nivel mundial. Como se ve, todos los ajustes serán a la baja, porque el Acuerdo se está negociando a imagen, beneficio y semejanza del mercado norteamericano. Las negociaciones para alcanzar el TTIP, como estamos viendo, son absolutamente agresivas, y hemos de pararlas y rechazarlas a nivel europeo, y sobre todo, a nivel español. De implantarse este Acuerdo, ninguna política de izquierdas será posible, ninguna medida de apoyo a la ciudadanía tendrá sentido, porque la ley supranacional amparará siempre el poder de las empresas. De ahí que el rechazo y la movilización popular han de ser contundentes. Ni que decir tiene, que PP y PSOE, las dos formaciones políticas del bipartidismo español, apoyan claramente este acuerdo, por lo cual suman (siguen sumando, y ya son muchos) más argumentos para que sufran auténticos y definitivos varapalos en las próximas citas electorales de 2015, precisamente el año donde está prevista la finalización de las negociaciones para el TTIP. Y existen varias campañas en nuestro país para rechazar públicamente este Acuerdo, tales como el blog No al TTIP (http://noalttip.blogspot.com.es/), la Campaña No al TTIP de ATTAC (http://www.attac.es/no-al-ttip/), o la Campaña No al TTIP de Facebook (https://www.facebook.com/noalttip). Hay que detener esta involución social y democrática como sea. Hay que parar este nuevo avance del capitalismo. Continuaremos en siguientes entregas.

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