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21 enero 2015 3 21 /01 /enero /2015 00:00

"Democracia quiere decir que cada ciudadano tiene la misma capacidad de decisión en la gobernanza de un país"

(Martin Luther King)

 

 

 

 

 

En esta recta final de artículos de esta serie, vamos a constatar que una perspectiva fuertemente democrática no puede atenerse solamente al problema de la organización política, porque chocaría frontalmente con la aplastante realidad del capitalismo, cuya lógica profunda es cuestionar la democracia, impedir su verdadera expansión, legitimando las desigualdades. El capitalismo es radicalmente opuesto a la democracia, porque tiende permanentemente a restringir el ejercicio de la ciudadanía, en el plano directamente político, pero también, ligado con la división de la sociedad en clases, generando profundas desigualdades sociales que vuelven imposible el ejercicio real de una ciudadanía igualitaria. El capitalismo va en contra de la democracia porque, para él, ésta última se detiene a las puertas de la fábrica, del centro de producción, de la oficina, de la tienda, y en general, no concierne a la economía, cuyo funcionamiento se deja a las "leyes" del mercado, al libre albedrío de un sistema salvaje y despiadado, basado en el darwinismo económico, sujeto al imperio del más fuerte. Podemos concluir que no habrá democracia plena mientras existan desigualdades económicas y sociales, y que éstas permanecerán mientras exista el capitalismo.

 

objetivo_democracia131.jpgEn efecto, la situación ha sido ya diagnosticada por diversos autores. Vamos a poner un botón como muestra. En su artículo "La concentración del poder", su autor, Gregorio Ubierna, manifiesta lo siguiente: "La globalización no se reduce sólo a la economía, movimiento de capitales y transacciones comerciales. También alcanza al campo de la política, pues ésta concibe el poder de manera absoluta, aunque sometida al poder económico. Los políticos ya no tienen herramientas de poder, gobiernan y legislan a nivel local, nacional o internacional para beneficiar y proteger los intereses de banqueros y financieros. Su poder lo perdieron al privatizar los servicios públicos y regalar el control económico a los grandes bancos privados. Los políticos son hoy unas marionetas en manos de los amos del mundo, los grandes capitalistas, pero éstos también saben pagar favores a sus eficientes siervos, y les regalan importantes puestos en sus empresas cuando dejan la vida política. El poder de los fuertes grupos económicos supera con creces al de los gobiernos, que se ven realmente superados e indefensos ante las maniobras especulativas que ejercen sobre ellos a través de la deuda que emiten, y pueden llevar a la bancarrota y a la ruina a un país entero. El poder recaudatorio de las Instituciones del Estado queda reducido a los que menos ingresos tienen, porque los grandes empresarios y capitalistas evaden sus impuestos a través de los paraísos fiscales, los libros contables falseados o simplemente planteando un descarado chantaje, amenazando con trasladar su empresa a otro país si les cobran los impuestos que les correspondería pagar".

 

objetivo_democracia132.jpgLa única solución a este panorama es abrir otra faceta de la democracia, quizá la más elemental de todas, pero curiosamente, la más difícil de alcanzar en un sistema capitalista, como es la "Democracia Económica". Son muchos los autores que han justificado la necesidad de la democracia económica para poder disfrutar de un contexto completamente democrático. Por ejemplo, David Schweickart escribe: "Para ser soberano, un electorado ha de cumplir dos condiciones: a) sus miembros han de estar razonablemente informados acerca de los asuntos sobre los que el proceso político debe decidir (no hay democracia política sin democracia en el acceso a la información); b) no debe haber ninguna clase minoritaria estable que sea "privilegiada" (es decir, que posea un poder político al menos equivalente al de los representantes elegidos y no comparable con el de ningún otro grupo estable)". De lo cual, nosotros extraemos la conclusión de que no puede existir democracia política sin democracia económica. Para John Rawls, uno de los más interesantes filósofos norteamericanos, las Instituciones que garantizan una justa igualdad de oportunidades "se ponen en peligro cuando las desigualdades de riqueza superan cierto límite, del mismo modo que la libertad política tiende a perder su valor y el gobierno representativo tiende a serlo sólo en apariencia".

 

objetivo_democracia133.jpgPor tanto, mal se comprende cómo una sociedad cualquiera pueda llamarse "democrática" si, por principio, considera que no puede tener un control democrático sobre una dimensión esencial de su actividad, sobre una faceta imprescindible de su sociedad, como es la actividad económica. La democracia económica es el brazo ejecutor de la democracia política, permitiendo que las decisiones que se toman desde la soberanía popular, puedan hacerse realidad y ser llevadas a la práctica. Está claro, desde este punto de vista, que una democracia política debe prolongarse en una democracia económica, porque sólo si conseguimos sobrepasar esta fase, llegar a este listón, alcanzar esta meta, habremos conseguido revertir la actual situación, que superpone el poder económico al político. La fase de la Democracia Económica será por tanto la última que complete el círculo de la democracia fuerte, real, absoluta, sin limitaciones. Una vez realizado el diagnóstico e identificada la importancia de su alcance, vamos a intentar exponer sus variantes y posibilidades con claridad.

 

objetivo_democracia134.jpgLa llamada "Democracia Económica" sería el último escalón, pero no el menos importante, en la evolución de la democracia a todos sus niveles. Con la consecución de este tipo o faceta de la democracia, nos acercaríamos al socialismo real, al socialismo entendido como un paulatino alejamiento del sistema capitalista, por injusto e inmoral, y al acercamiento a un modelo de sociedad más libre, justo e igualitario. Mediante este tipo de democracia conseguiríamos básicamente invertir la actual escala de poder, mediante la cual el poder económico se ha colocado sobre el poder político, ejerciendo la auténtica influencia sobre las decisiones que se practican. Se trata por tanto de conseguir que el poder político gobierne sobre el económico, volviendo a restablecer las relaciones que nunca debieran haberse distorsionado. Uno de los mayores autores que ha estudiado los posibles modelos de democracia económica es David Schweickart, para quien las empresas deberían ser propiedad de la sociedad, que a su vez las cedería a ciertas asociaciones de trabajadores para que las autogestionaran de manera democrática a cambio de un impuesto sobre el beneficio. Los trabajadores/as dejarían de ser de esta forma una mera mercancía para convertirse en los auténticos protagonistas de la empresa, sus auténticos dirigentes, fijando la distribución de los beneficios, la organización, la disciplina, etc. Continuaremos en siguientes entregas.

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Comentarios

T
<br /> Que grande fue Matir Luther King<br />
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