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7 mayo 2013 2 07 /05 /mayo /2013 23:00

La última y reciente estrategia del bipartidismo para intentar erradicar la idea del emergente Proceso Constituyente es volver a recurrir a la palabra mágica: "PACTO". Y en efecto, se afanan durante estos últimos días, sobre todo el PSOE, en realizar propuestas muy socialmente sensibles, usando términos como "emergencia nacional", para intentar salvar los muebles, y volver a recuperar la idea de gobernar con "mayoritario consenso de las dos principales fuerzas políticas". Y lo hacen ahora, que saben que el bipartidismo registra los niveles más bajos de aprobación y apoyo popùlar de su historia, y cuando las clases populares, destrozadas y carbonizadas por este cruel sistema, comienzan a enfrentarse con valentía al mismo. Frente a este nuevo intento de sabotaje a la democracia y engaño masivo a la ciudadanía, debemos reaccionar desde la izquierda, desde todos los sectores afectados por la crisis, para proclamar bien alto y claro que ya no les creemos, que no queremos ese pacto.

 

Lo que queremos es tirar abajo todo el andamiaje donde se asienta el actual régimen, y volver a reconstruirlo mediante un proceso de convergencia de un poder popular, que reconstruya la Constitución, las Instituciones, la Jefatura del Estado, la Ley Electoral, y todos los fundamentos antidemocráticos que nos han traído hasta aquí. No queremos ese Pacto, porque significaría un acuerdo vacío de contenido, para volver a consagrar en el poder a las dos mismas fuerzas políticas que han permitido que se llegue a la situación dramática que vivimos hoy. Los mismos que nos han traído hasta aquí, con su arrogancia y su despotismo político, no pueden representar ya ninguna solución. No queremos a esta Monarquía ya agotada, que no es capaz de ofrecer más que altas esferas de poder e influencias, corrupción y amiguismo empresarial. No queremos este régimen que sólo es capaz de ofrecer a sus ciudadanos paro, miseria, precariedad y emigración, en pos del cumplimiento de unos objetivos de convergencia con unos socios europeos que nunca llegarán, y que sólo han demostrado que están ahí para hundirnos más en el fango.

 

No queremos este sistema que consagra y prioriza los intereses de la poderosa banca privada, mientras no es capaz de hacer que se cumplan los derechos básicos para la ciudadanía, tales como la Sanidad, la Educación, la Vivienda, el Trabajo, etc. No queremos este Estado que concede privilegios a la trasnochada y rancia Iglesia Católica, que mientras proclama su solidaridad con los pobres, apoya las más duras medidas del Gobierno, y le insta a modificar leyes que han consagrado los derechos de los más oprimidos, como las mujeres y los homosexuales. Porque queremos, en definitiva, un nuevo Estado Social, Laico, Federal, Republicano, plenamente Democrático, con participación ciudadana, que sea capaz de poner a las personas en el epicentro de su gestión, y que sea el garante fundamental de los derechos básicos y de las libertades fundamentales de la ciudadanía. Y todo ello sólo podrá conseguirse a través de un nuevo Proceso Constituyente, donde el soberano sea de nuevo convocado, y se escuche su voz en el más amplio sentido del término. Hay cosas que no se arreglan si no se desarreglan antes del todo. Nosotros estamos en esta tarea, por eso no queremos Pactos, Acuerdos Nacionales ni componendas entre las fuerzas del  bipartidismo, porque nunca ellas serán capaces de garantizarnos todo esto.

 

Frente a la fe ciega que se nos pide desde la derecha para esperar a los resultados de esta fanática política neoliberal que desarrollan, y frente a la tibieza y falta de voluntad política del PSOE, sólo un Proceso Constituyente podrá devolvernos la soberanía como pueblo, para enfrentarnos no sólo al bipartidismo en España, sino al despotismo de esta Unión Europea de la que formamos parte, y cuyos secuaces aplauden continuamente las medidas de nuestros indecentes gobernantes, para enseguida instarles a que no les tiemble el pulso, a que las aceleren y que las endurezcan. Sólo la fuerza de las clases populares y la rebeldía organizada, constituida en contrapoder ciudadano, será capaz de desmontar este cruel sistema al que nos tienen sometidos. No cabe ya la resignación, sólo la lucha. No cabe la espera, sólo la exigencia. No caben las buenas declaraciones de intenciones, sino el despliegue de políticas concretas que inviertan el camino andado hasta la fecha...¿son capaces PP y PSOE de hacer esto? Evidentemente NO. Volver a recuperar lo público, dignificar la vida de las personas, democratizar la economía y las finanzas, por poner sólo unos cuantos ejemplos, son cosas que no conseguiremos si antes no rompemos con todo el régimen actual, heredero de la dictadura franquista, y al que ya le hemos concedido más de tres décadas de nuestra vida.

 

El Proceso Constituyente ha de ser rupturista o no alcanzará sus objetivos, porque si continuamos desarrollando estas políticas, la destrucción en el más amplio sentido de la clase trabajadora se consolidará muy pronto. Y para ello también tenemos que enfrentarnos a Europa y a sus políticas, surgidas del Consenso de Bruselas, que ha propiciado medidas, entre otras muchas, para la desregulación de los mercados, las privatizaciones de sectores estratégicos de la economía, una moneda única sin Tesoro Público, y un Banco Central Europeo (BCE) sin posibilidad de actuar como una Reserva Federal. Esto ha llevado a todos sus países miembros a un callejón sin salida, donde es imposible la integración regional al servicio de las personas, sobre la base de estos pilares. Es imposible la cohesión social, territorial, y la creación de empleo. Muy al contrario, se fomentan las desigualdades sociales, la miseria, la pobreza, la destrucción de tejido productivo, y la concentración de la riqueza en muy pocas manos. Se fomenta un sistema depredador de la iniciativa pública, de los recursos naturales, y de la equidad social. Todo lo cual también contribuye a que las propias Instituciones Europeas cada vez se alejen más de las demandas de sus pueblos. 

 

Por tanto y en definitiva, que no nos vendan Pactos. No queremos Pactos bipartidistas y engañabobos, que vengan a materializarse en un gran Gobierno de Coalición, sea o no tecnocrático, o en un gran Pacto Legislativo. Hemos llegado a un punto donde necesitamos tantos cambios y tan profundos, si de verdad queremos regenerar el sistema, que sólo podrán venir de una salida anticapitalista de la crisis. Y para ello no nos bastan sólo avances electorales, sino sobre todo, un proceso de acumulación de fuerzas, políticas, sociales y sindicales, que culmine en el desarrollo del nuevo Proceso Constituyente con la máxima implicación y protagonismo de la mayoría social trabajadora. Un proceso que consiga cambiar el miedo de bando, que empodere a los de abajo, y que consiga dotar de derechos sociales y políticos efectivos a toda la ciudadanía, desarrollando una legalidad republicana, dentro de un marco de Estado Federal, que confiera al pueblo soberano la capacidad real de participar en las decisiones que les afecten directamente, y que determine una política económica y social al servicio de la mayoría. No tengamos miedo en plantear todo ello en cualquier tipo de foro, seamos valientes, tengamos altura de miras, porque nos sobran las razones.   

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