Actualidad Política y Cultural - Blog de Rafael Silva

Efectivamente, nos llegaba una noticia hace pocos días que nos dejaba en la más profunda indignación y perplejidad, y es que la ciudad de Valladolid ha realizado modificaciones en sus Ordenanzas Municipales, y entre otras cosas que después detalleremos, HA PROHIBIDO LA MENDICIDAD EN LAS CALLES BAJO MULTAS DE HASTA 1.500 EUROS. Ahí es nada. Confieso mi más profunda congoja y malestar al conocer esta noticia, que nos relega no ya al Tercer Mundo, sino al Cuarto o al Quinto, a un mundo extremadamente cruel con los más necesitados, con los marginados, con los oprimidos, con los parias de nuestra sociedad.

Pero vayamos a los detalles, porque no tienen desperdicio. A los lectores interesados en más información, les remito por ejemplo a la página de Noticias de Castilla y León. Por lo que sabemos, el Ayuntamiento de Valladolid, con su alcalde a la cabeza (Francisco Javier León de la Riva, del Partido Popular, para más señas, como no podía ser de otra manera, y que ya ha sido protagonista de varias polémicas anteriores, por su lenguaje ofensivo), en su reunión plenaria del pasado día 6 de Marzo, aprobó en medio de una tremenda polémica la llamada "Ordenanza Municipal de Protección de la Convivencia Ciudadana y Prevención de Actuaciones Antisociales", nombre rimbombante bajo el que se esconden estas macabras medidas de represión y criminalización de colectivos marginados, entre otras cosas.

En efecto, la nueva norma prohíbe las acampadas en zonas públicas y el nudismo, también regula la vestimenta de los ciudadanos prohibiendo usar bañador en la vía pública, aunque como decimos, la medida más polémica es la que pretende sacar de las calles a los mendigos. Este punto fue el que más debate y polémica arrastró, las gradas del consistorio se llenaron de gente en el momento de la votación de esta modificación, ante el gran interés suscitado. Al final, se aprobó la nueva normativa, que pone a la ciudad de Valladolid como pionera en la prohibición de la mendicidad en la vía pública, estableciendo para quienes la practiquen multas de hasta 1.500 euros. El equipo de gobierno defiende esta medida afirmando que de lo que se trata es de evitar la explotación de los indigentes por parte de las mafias organizadas que afectan sobre todo a colectivos de rumanos y gitanos.

La plataforma ciudadana que se opone a esta nueva Ordenanza, en la que están representadas una treintena de organizaciones sociales de todo tipo, y donde por supuesto se encuentra Izquierda Unida, ha exigido sin éxito hasta ahora la retirada de esta nueva normativa, de la que aseguran que restringe derechos fundamentales y criminaliza a los colectivos más marginados de nuestra sociedad. Por ello, ha anunciado ya que recurrirá la norma ante los Tribunales, como ya se hiciera en el año 2006, lo que consiguió que se eliminaran varios artículos de la misma. Además de la mendicidad en las vías públicas, se prohíbe también la desnudez o semidesnudez en los espacios públicos, el tránsito en bañador o en cualquier otra pieza de ropa similar, las acampadas públicas (salvo que estén expresamente autorizadas), y la práctica de los deportes de riesgo.

En fin, desde la izquierda nos parece que son medidas que no sólo responden a la ultraderecha más vil y repugnante, sino que además entran de lleno en comportamientos ligados al racismo, la xenofobia, el nazismo y el genocidio, pues relegan a esta gente no ya a la exclusión social (que es la que sufren ahora mismo), sino a la exterminación total. Bajo la bandera de la corrección social, y de los buenos usos y costumbres, parecen retrotraernos a la famosa "Ley de Vagos y Maleantes" vigente durante el franquismo, para quitar de las calles todos los "elementos peligrosos", a juicio de su represiva escala de valores.

Y es que no se dan cuenta de que una persona paseando en bañador puede ser mucho más respetable que otra que lleve traje y corbata, y que una mujer en bikini puede despertar mucho más respeto y admiración que otra que use abrigo de pieles (sobre todo por las pieles). Como siempre, más de lo mismo y más de los mismos (plural). No sé dónde vamos a llegar. Como decimos en el título, ya nos dejan ser ni mendigos.