Los sistemas de enseñanza no son más que una maquinaria para crear vasallos obedientes al sistema
En los últimos artículos de esta serie nos hemos introducido en el primer gran escalón donde se proyecta el pensamiento dominante, que es la propia escuela. Profundicemos un poco más, tomando como referencia la última Ley educativa publicada (que prácticamente no llegará a aplicarse, vista la tremenda oposición política y social a la misma), la LOMCE, que nos resulta tremendamente ilustrativa al respecto de lo que estamos intentando exponer. Recojo información de un estupendo artículo de Enrique Javier Díez Gutiérrez, del Área de Educación de IU, y uno de los más grandes expertos en el tema. Bien, pues resulta que uno de los puntales donde se basan los nuevos contenidos curriculares de la Educación Primaria, de la ESO y del Bachillerato...¿adivinan cuál es? Exacto: ese gran paradigma que llevan difundiendo y apoyando desde el Gobierno durante varios años, como es el emprendimiento. Lo elevan en el nivel educativo a la categoría de contenido estrella que se pretende tocar en todas las áreas y etapas educativas, desde infantil hasta los Bachilleratos y la FP.
Y las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, se han prestado raudas y veloces a implementar dichos contenidos, como Castilla y León, con su "Programa Educativo para pequeños emprendedores", cuyo hilo conductor es "la creación y gestión de una empresa escolar por parte de alumnos del Tercer Ciclo de Primaria". Ahí es nada. Pero van más allá, ya que el Programa Oficial de la Junta, titulado "Educar para Emprender", se desarrolla con empresas y Cámaras de Comercio, a las que también se les han encargado diversos materiales didácticos. Pero no sólo el sistema educativo, sino que los medios de comunicación también son usados para estos fines. En la televisión pública también han creado de unos cuantos años acá una serie de documentales y programas que tienen que ver con el tema, como el programa "Emprende" de TVE1, y algunos otros por el estilo en el Canal 24h. Incluso en una asignatura tan aséptica y generalista como Filosofía (de 1º de Bachillerato) se introducen contenidos dedicados a la función de la Filosofía en el mundo empresarial y organizativo. Hemos tenido noticias del ridículo que siente el propio profesorado al exponer de una forma tan descarada e ideológica los contenidos y objetivos de la asignatura, con el fin de introducir ese "espíritu empresarial", incluso de una forma completamente artificial y rebuscada. En su artículo, Enrique Díez nos da muestras de dichos contenidos y objetivos (extraídos del documento oficial del Ministerio) que rozan lo esperpéntico.
Y lo más grave de todo es que mientras proponen estos ridículos e ideológicos contenidos, recortan presupuesto que se podría dedicar a la atención a la diversidad, a la contratación de profesorado, a la gratuidad de los libros de texto, a los programas de refuerzo, a actividades extraescolares, a comedores sociales para niños, o a becas desde la educación infantil hasta la Universidad, con la falta que hacen dichos recursos. Ponemos todos estos ejemplos para que los lectores comprendan hasta qué punto llega a ser obsesiva la transmisión del pensamiento dominante desde las más tempranas edades. Y los resultados no se hacen esperar: en un estudio presentado por el Consejero de Educación de la Comunidad de Murcia, se asegura que la mitad del alumnado de dicha Comunidad manifiesta su deseo de ser empresario. Y visto lo visto, desde la Consejería de Educación de dicha Comunidad ya han expresado su intención de formar a todo el profesorado (de todos los Ciclos e itinerarios educativos) en los valores y la cultura empresarial, para que puedan inculcarlos en cualquier área del currículo escolar. De tal forma que, mientras han eliminado los contenidos relativos a derechos humanos, pobreza, desigualdad, valores de ciudadanía, valores democráticos, valores pacifistas, contenidos sobre violencia de género o sobre ecología (porque eran muy "adoctrinadores", según el Ministerio de Educación), han potenciado el estudio de los valores relativos a la importancia de la iniciativa económica privada en la generación de riqueza y el fomento del espíritu emprendedor.
Nos cuenta Enrique Díez que en Aragón, el alumnado tiene que aprender a realizar un proyecto final de empresa viable, exponiendo desde cómo detectar nuevas oportunidades de negocio, hasta las herramientas de marketing on-line. ¿Nos extrañaremos después de que los futuros estudiantes, después de terminar su ciclo educativo y, en su caso, sus carreras universitarias, deseen por encima de todo crear su propia empresa? ¿Nos extrañaremos de que vean con buenos ojos las prácticas empresariales actuales, que las comprendan, que las legitimen y las imiten? ¿Será explicable que tengan una visión negativa y denostada del empleo público? La fuerza del pensamiento dominante es desmedida, si se cultiva con empeño, y desde la infancia. A las pruebas nos remitimos. Y en nuestro país, desgraciadamente, llevamos muchos siglos (salvo algunos pequeños períodos de excepción) de influencia del pensamiento dominante, de extensión de sus valores, de difusión de su cultura, de cultivo de sus manifestaciones. Esto nos conduce en el fondo a una sociedad cautiva de sus posibilidades, reacia a cambiar de actitudes, de pensamientos, conservadora con sus tradiciones, reaccionaria a cambios y adaptaciones, siquiera a admitir la posibilidad de que puedan existir otros enfoques alternativos a los parámetros dominantes por los que se mueve la sociedad.
Desde las primeras etapas educativas ya estamos formando a los que serán los futuros empresarios y autónomos precarios, que asumirán con naturalidad su situación y sus posibilidades ante el sistema, y que se prestarán ávidos a participar de él, para no quedar "excluidos" del mismo. Serán personas que no cuestionarán los valores dominantes, que no se preguntarán porqué han de ser los empresarios los que "creen" el empleo, y porqué existe el fraude fiscal, que en vez de ser tratado como una cuestión moral y de responsabilidad ciudadana, será tratado como una pericia o habilidad educativa más. La uniformidad ideológica está servida y garantizada. Al igual que en las guerras asesinan a las mujeres embarazadas para no tener que luchar contra la siguiente generación que nazca, asegurando el exterminio, el capitalismo lucha contra la posible rebeldía intelectual e ideológica de las siguientes generaciones de individuos y ciudadanos, para asegurarse la uniformidad ideológica y de pensamiento, para asegurar que sus patrones culturales se siguen reproduciendo. Así, desde la "educación para la igualdad", "educación para la convivencia", o "educación para la democracia", hemos pasado a la "educación para el beneficio" y la "educación para la especulación". Continuaremos en siguientes entregas.