Afortunadamente, estamos asistiendo últimamente en todo el territorio nacional, a una siguiente fase en los tipos e intensidades de las movilizaciones ciudadanas. En efecto, hemos pasado de la manifestación unívoca, aislada, de cierto grupo o colectivo afectado, o en general de la clase trabajadora mediante la convocatoria de huelga, a una serie de movilizaciones que comienzan a ser más integrales. Digo afortunadamente, porque siempre hemos afirmado, y mantenemos, que sólo la fuerza de la calle, y el derrumbe de sus argumentos en sede institucional podrán acabar con la tiranía de este Gobierno. Pues bien, se ha podido comprobar por ejemplo en manifestaciones colectivas como las del pasado 23-F, donde han acudido juntos, en la inmensa mayoría de ciudades españolas, casi la totalidad de las mareas ciudadanas, plataformas y colectivos que antes desarrollaban acciones por separado.
Y todo esto viene también apoyado desde unas campañas cada vez más intensas de desobediencia civil. Primero se ocuparon de forma masiva las plazas y las calles, se abrazaron hospitales, salió la Universidad a dar las clases a la calle, se ocuparon viviendas vacías, y se asaltaron sedes bancarias, plenos de Ayuntamientos, e incluso supermercados. Los actos de protesta concreta, aislada, momentánea, se están viendo complementados por toda una serie de actitudes de desobediencia civil, práctica que está cundiendo en la ciudadanía. La degradación social a la que nos están llevando con el incremento del paro, de la pobreza, del hambre, de la exclusión social, provocan más rebeldía, malestar social e indignación, que a su vez provoca que dicha rebeldía se canalice y exprese mediante estos actos. Y hemos llegado a un punto en que las prácticas de desobediencia civil se han instalado en nuestra vida cotidiana. E incluso las personas que no se movilizan ni participan en estos actos, y por mucho que Rajoy reivindique la mayoría silenciosa que no se manifiesta, sí se sienten representados por estas acciones, las comprenden, las justifican y las apoyan.
Así que nuestro lema debe ser: FRENTE A LA NUEVA GENERACIÓN DE REFORMAS ESTRUCTURALES DEL GOBIERNO, UNA NUEVA GENERACIÓN DE MAREA CIUDADANA, INTEGRAL E IMPLACABLE. Frente al acoso de las políticas indecentes, la fuerza de la desobediencia civil, de la protesta, de la rebeldía. Negarse a pagar los peajes de una autopista, negarse a pagar el euro por receta, negarse a desalojar una vivienda, etc. Acciones que aunque ilegales, resultan completamente legítimas, dado el convulso y desolador panorama social que vivimos. Cuántas cosas de las que han pasado durante los últimos años deberían ser ilegales, y sin embargo, han contado con todo el apoyo gubernamental e institucional. Ilegal debería ser permitir que los bancos controlen los derechos humanos básicos, como la vivienda, ilegal debería ser dejar a la gente sin trabajo, ilegal debería ser no actualizar las pensiones, o privatizar la Sanidad y la Educación, ilegal debería ser la amnistía fiscal a los defraudadores, o permitir la construcción de megacomplejos como EuroVegas, etc. Y bajo el disfraz de la legalidad, continúan cometiendo los más horribles crímenes sociales, al amparo de este grotesco sistema capitalista.
Decididamente, este es el camino. El Gobierno, si persistimos en nuestro acoso, terminará por quedarse sin fuelle, sin argumentos morales para permanecer en el poder, y terminará abogado a un proceso de dimisión conjunta. Aunque hasta ahora se han mostrado duros de pelar, y haciendo gala de una desvergüenza que raya en lo delictivo, sólo la fuerza de la ciudadanía, apoyada por actos de fuerte y organizada desobediencia civil, facilitará que consigamos el objetivo. Profesores de la Marea Verde, Médicos y enfermeros/as de la Marea Blanca, junto con muchos otros colectivos, plataformas y asociaciones, tales como la PAH, Stop Deshaucios, Asambleas del 15-M, los colectivos de jueces y fiscales, bomberos y policías, asociaciones de personas dependientes, usuarios marginados de la sanidad, jóvenes estudiantes y/o en paro, pensionistas, mineros, trabajadores de Iberia, y un larguísimo etcétera, participan al unísono en las protestas sociales. Ya hemos comenzado a hablar, en general, de la "Marea Ciudadana".
Y en el terreno puramente político, la caída del bipartidismo PPSOE es ya imparable, porque la ciudadanía va comprobando por sus propios medios lo que desde la izquierda venimos denunciando hace mucho tiempo: la falsedad y complicidad de unos y otros para perpetuarse en el poder y en el actual sistema. Es el momento de continuar, de hacerse fuertes, de perseverar en la actitud de acoso y derribo ciudadano, de construcción y empoderamiento de las clases trabajadoras, de la creación de un contrapoder que sea capaz de hacer sombra a los actuales poderes fácticos que nos gobiernan, que no son otros que los representantes de los poderes económicos y financieros, y su ola privatizadora y neoliberal. La encuesta de febrero de Metroscopia arrojaba un 74% de ciudadanos/as que afirmaban que el Congreso ya no representa a la mayoría de los españoles, un 83% que considera que el Congreso no realiza su cometido adecuadamente, y hasta un 85% que no cree que los parlamentarios/as estén haciendo su trabajo de manera honesta.
La situación cada vez se caldea más, cuando se conocen declaraciones y propuestas como las de la OCDE, sugiriendo al Gobierno que soporte las prestaciones por desempleo y subsidios únicamente a los parados/as que "busquen empleo activamente", o bien asistimos a las vergonzosas declaraciones del actual número 2 de la Patronal, Arturo Fernández, diciendo que sus empresas deben a la Seguridad Social, y "a mucha honra", después de destaparse los escándalos de pagos en negro dentro de su imperio empresarial. Todo ello sin hablar del caso Bárcenas, que por sí solo ya constituye el mayor culebrón corrupto que pudiéramos imaginar que nos contaran. Mientras, a los inmigrantes les pasan facturas de sus atenciones en urgencias, a la vez que se van conociendo detalles de los supuestos regalos que recibió la Ministra Mato de la trama Gürtel. No tenemos todavía ningún banquero en la cárcel, pero la gente sigue siendo deshauciada y perdiendo su empleo en atacadas de miles de personas diariamente...
Por tanto, seguimos llamando a la desobediencia civil, a la rebeldía, a la lucha, a la organización de un Frente Ciudadano de Izquierdas integrado por todos los movimientos sociales y sindicales. Es el momento de realizar convocatorias unitarias, pues el objetivo es común y fácilmente identificable: los mercados, los poderes económicos, y los gobiernos que los defienden y los jalean. Frente a ello, nosotros tenemos que jalear la democracia participativa, los derechos humanos, la intervención pública en la economía, la nacionalización de todos los sectores estratégicos y de todas las grandes empresas, la creación de una banca pública, el fin de la corrupción, la transparencia y la lucha por lo público, el impago de la deuda ilegítima, la puesta en marcha de planes de empleo, de rentas básicas de inserción social, y de derogación de toda la normativa en materia de restricciones de derechos sociales y laborales que se ha venido aprobando últimamente. Juntos podemos, lo hemos demostrado muchas veces en nuestra reciente historia, acabemos con este indecente Gobierno del PP, acabemos con su dictadura y con la de los mercados. Ya es hora!!