Vamos a exponer en el presente artículo dos ejemplos, en mi opinión completamente aberrantes, muy ilustrativos de hasta dónde puede llegar el ser humano cuando utiliza el trasfondo religioso para sustentar sus creencias, visiones y opiniones. En efecto, todo lo que tiene que ver con Dios, con la Divinidad, con lo sagrado, con el alma y el espíritu, pueden llegar a impregnar las creencias de la gente hasta tal punto, que se puedan verter opiniones, fruto de una concepción del mundo, de la vida y de las personas totalmente distorsionada. Los dos ejemplos han ocurrido recientemente, y aunque son dos casos muy distintos entre sí, podemos entrever que ambos se expresan bajo el hilo conductor del trasfondo religioso, de la creencia y del pretexto de lo divino además de lo humano. Vamos a verlos:
1.- Senador Republicano de EE.UU. En plena campaña electoral estadounidense, un senador republicano del estado de Indiana, Richard Murdock, afirma oponerse al aborto incluso en los casos de violación e incesto. Participando en un debate electoral, sostuvo que "si se produce un embarazo en una violación es algo que Dios quiere que suceda". Continuó afirmando que "la vida es el regalo de Dios, y comienza en la concepción misma". Inmediatamente se produjo un aluvión de críticas en las redes sociales estadounidenses. Llueve sobre mojado, pues hace pocas semanas un congresista por Misouri, Todd Akin, afirmó que "si se trata de una violación real, el cuerpo femenino tiene formas de evitar un embarazo no deseado". Como vemos, la lista de opiniones esperpénticas da para mucho.
Han pasado ya más de 2.000 años desde los tiempos del Imperio Romano, donde los Dioses tenían gran relevancia en todos los aspectos de la vida, pero no alcanzo a comprender cómo en pleno siglo XXI, puede haber gente en el mundo, en cualquier parte del mundo llamémosle "civilizado", que siga creyendo estas aberraciones. Ya no se trata sólo de la típica creencia religiosa, presente aún en una mayoría de la población (digamos los creyentes) que se limita a pensar que "existe algo" por encima de nosotros, los humanos, algo que nos crea, que crea el Universo, que está por encima de todo, que es omnipresente y todopoderoso, y al que llamamos "Dios". No. Va mucho más allá de todo eso, pues opiniones como las de estos senadores norteamericanos demuestran no sólo la creencia religiosa, sino una visión de la vida completamente determinista y fatalista. Dios nos conduce, nos guía, y todo lo que acontece es por obra y gracia divina. Y en base a ello justifican, como los árabes con su guerra santa, todas las atrocidades humanas con la excusa de su Dios. Lo dicho: aberrante.
2.- Mariló Montero. Y ya en España, la presentadora de "Las Mañanas de la 1", de TVE, ha puesto también su deleznable granito de arena. Todas las opiniones son respetables, pero si algunas, como ésta a la que nos vamos a referir, levantan tan grandes ampollas, algo tendrán de reprochables, en su forma y/o en su fondo. Vamos al contexto: el asesino de El Salobral, que se suicidó después de haber matado a su joven amante y a dos personas más, hace pocos días, era donante de órganos. Pues bien, tomando como referencia este caso, y en el espacio de "reflexión personal" que Mariló Montero tiene al final de su programa, se le ocurre afirmar que a ella, si necesitara algún órgano vital, no le gustaría que su donante fuera una persona como él, porque no sabemos si "el alma" es también transplantada, dando a entender poco menos que una tercera persona podría recibir además de un corazón o un hígado, un "alma asesina".
Como era previsible, las críticas no se hicieron esperar. Le contestaron los propios pacientes que están esperando algún órgano de un posible donante, le contestaron los propios científicos, y le contestó hasta el Director del Servicio Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz. Evidentemente, todos ellos coincidieron en que no hay base científica alguna que sustente las "dudas" de la mediática presentadora. Pero el primer consejo que yo le daría a la señora Montero es que esas opiniones no son para expresarlas en un programa de gran audiencia como el suyo (entre otras cosas porque nadie se la ha pedido), las puede expresar si quiere en la intimidad de su casa, con su pareja, con sus amigos, pero no en un programa de televisión. Ya sabemos que existe la libertad de expresión, pero las cosas tienen su momento y su lugar. El alma, querida Mariló, no existe. Nadie la ha visto jamás, ni nadie podrá verla, ni tocarla como se toca un pulmón. Existe la personalidad, y todo lo que a ella le rodea, en su concepto más amplio, pero no el alma en sentido religioso, ni todas las manifestaciones con ella relacionadas, como la reencarnación.
Bien, y como todo el mundo tiene derecho a expresar sus opiniones, yo le voy a comunicar desde aquí la mía a la señora Montero, a los senadores republicanos y a todos los que tengan opiniones por el estilo: la religión y todo lo que tiene que ver con ella es el mayor cáncer que han sufrido siempre todas las civilizaciones humanas. La religión surge históricamente como una posible explicación de todos aquéllos fenómenos que no entendemos, y con el tiempo, es utilizada por las clases dominantes como una excusa para seguir controlando a las clases dominadas. Por otra parte, el Hombre usa la religión como excusa cuando no se quiere enfrentar a su auténtica destrucción, a su aniquilación, a su muerte, simplemente porque no quiere aceptar que con la muerte se acaba todo, y que no hay nada más allá de la muerte. La religión, desde ese punto de vista, es una anestesia, algo que nos infunde confianza y consuelo para sobrellevar mejor nuestra desdichada vida.
Las religiones han sigo la mayor causa de muertes, guerras y horrores de todos los tiempos. Las mayores torturas de la Historia de la Humanidad se han infligido al ser humano por motivos religiosos. La religión es completamente detestable y abominable. Al Hombre, con mayúsculas, le iría mucho mejor si no existiera la religión, y guardo en mi corazón el profundo deseo (aunque no creo que lo vea, ni mis hijos ni mis nietos) de que todas las religiones desaparezcan de la faz de la Tierra, y el Hombre crea simplemente en el Hombre. Habremos alcanzado un cénit en nuestra civilización. Querida Mariló, en ese momento se nos liberará "el alma".