Con lo difícil que resulta hoy en día que te superen el ámbito de la sorpresa, de la indignación y de la estupefacción, esto lo ha conseguido el Diario La Razón últimamente, con sólo dos portadas (con sus correspondientes reportajes interiores). En efecto, este periódico, ultraconservador, derechista y retrógrado donde los haya, se supera a sí mismo, rompe todos los límites del periodismo honesto, independiente y profesional, y raya en la sinrazón (haciendo honores a su título) informativa, en la vendetta y en la agresión más pura y dura al honor, al respeto y a la imagen pública de las personas.
Una primera portada se dedicó, en un tono de programa del corazón, es decir, al más puro estilo reallity show, al fin de semana del Presidente Rajoy, con su mujer y sus hijos, dando ejemplo (según ellos) de austeridad, pues se llevó hasta los tupper de comida precocinada. Me parece completamente deplorable y demencial, fuera de tono y de lugar, que un diario de tirada nacional dedique su portada a algo tan cotidiano como esto, que creo que no le interesa a nadie...perdón, sí, le interesa mucho a los fanáticos que leen este periódico. Pues bien, esta portada ya le sirvió al diario que dirige Francisco Marhuenda como un gran enfrentamiento, entre otros, con La Gaceta, que desmintió absolutamente todo lo que allí se contaba en el citado reportaje campestre del Presdiente del Gobierno, además de ser objeto de burla y de mofa en las redes sociales.
Pero al parecer, no contentos con su reportaje rosa, pelota y anodino sobre el fin de semana de Rajoy, vuelven a la carga varios días después con algo todavía muchísimo peor: una portada que criminaliza a unos estudiantes, citándolos con fotografías, nombres y apellidos, y currículums correspondientes, y vinculándolos con el PSOE y con "otras fuerzas de izquierdas", y señalándolos (preventivamente) como los responsables de los altercados en las manifestaciones de protesta convocadas contra los recortes en la Educación y otros derechos sociales. Esto ya me parece que rompe todas las barreras del periodismo digno, serio y profesional, rozando con la ilegalidad manifiesta, pues entre otras muchas cosas, La Razón tendrá que explicar cómo ha tenido acceso a dicha información personal sobre estos jóvenes.
No sólo ha sufrido críticas en España, pues en Francia, la edición de Le Monde ha calificado su portada de "repugnante, innoble y patética". "Los malos estudiantes agitan la Educación" era su titular principal para referirse a estos cinco jóvenes, y como decimos, se les mostraba con foto de portada intentando ridiculizarlos, e indicando su vinculación con formaciones de izquierdas. Me parece completamente intolerable, indigno, repulsivo e inmoral que todo un periódico de tirada nacional pueda dedicarse a reportajes tan patéticos como éste. Parece que ya se le agotan todos los argumentos para defender a los que siempre defienden, y tienen que atacar a la desesperada.
El Director de La Razón, Francisco Marhuenda, es efectivamente un personaje muy singular. A pesar de sus 50 años, se trata de un periodista (si es que se le puede llamar de esta manera) especialmente retrógrado y conservador, que está en contra hasta del divorcio, según propias declaraciones al programa "59 segundos" de TVE1. El periódico, como no puede ser de otra manera, se sitúa en el ala más ultraliberal y conservadora de todos los diarios nacionales, rayando con el patetismo y el descaro más evidente. No es extraño, pues, que Marhuenda y todo su equipo editorial (José Antonio Álvarez Gundín, Carmen Morodo, Esther Palomera, etc.) practiquen este pseudo-periodismo inquisiorial, a pesar de haber sido Profesor en la Autónoma de Barcelona.
Desde la izquierda, animamos a estos estudiantes a iniciar acciones judiciales en defensa de sus derechos, de su intimidad y de su honor, vulnerados por tan indigno medio de comunicación, y por esa estigmatizadora portada, impropia de periodistas serios, responsables e independientes. A ver si entre todos, somos capaces de acabar con esta caverna mediática conservadora, que parece ser que no se ha enterado todavía de que estamos en democracia (aunque la tengamos muy recortada), y que existen ciertos derechos que no se pueden vulnerar, y entre ellos, cómo no, el derecho a la manifestación, aunque a ciertos medios les moleste. Señor Marhuenda, no tienen ustedes la razón.