Tratamos de nuevo aquí un tema de corte psico-social, como es el tema de la amistad, tan básico y fundamental en las relaciones humanas. Si nos hicieran una encuesta general sobre el tema, seguro que la inmensa mayoría de las personas contestaría que la amistad es un valor importantísimo, que todo el mundo cultiva y que todo el mundo necesita...sin embargo, una cosa es la teoría y otra es la práctica. Yo personalmente lo colocaría al mismo nivel del amor (aunque en otra dimensión diferente), puesto que la AMISTAD, con mayúsculas, es otra variedad de amor. Y al igual que éste, parte también de una necesidad de afecto entre dos o más personas, y por tanto, es completamente lícito que exista esa "dependencia" o ese "interés" entre los amigos, al igual que lo hay entre los componentes de una pareja sentimental.
Y como decíamos, el cuestionario declararía que una inmensa mayoría de nosotros cultivamos nuestras amistades, e intentamos conservarlas...¿pero lo hacemos de verdad? Yo creo que si miramos a nuestro alrededor (e incluso podemos incluir en esta mirada a la propia familia, que aunque sea harina de otro costal, debe compartir muchos valores con la amistad), nos encontraremos con una serie de relaciones, más o menos dispersas, unas con más afinidad que otras, pero muy pocos AMIGOS...Simplemente, porque la amistad auténtica también es difícil, al igual que la buena y estable relación sentimental...Refranes populares como "Quien tiene un amigo, tiene un tesoro" y otros por el estilo así nos lo hacen saber, y destacan la importancia de la buena amistad, de la amistad auténtica, sin límites y sin reservas...Pero desgraciadamente, el mundo interesado en el que vivimos, la cultura en la ausencia de valores donde estamos inmersos, ha degenerado esta relación humana, y la ha convertido simplemente en una relación de cierta empatía, cierta afinidad, y sobre todo, mucho interés.
Es sobre todo este interés el que domina en las relaciones de "amistad", que hemos puesto entre comillas para indicar precisamente eso, su deterioro, su fragilidad, su falsedad, su debilidad...Y cuando se traspasa esa peligrosa frontera entre el interés legítimo, normal y natural entre dos amigos/as, y el interés "interesado" (valga la redundancia), exagerado, centralizado y malintencionado de la falsa "amistad", más convierten a ésta en una MAFIA, donde los miembros de la organización, ante una aparente relación de amistad, de vínculos y enlaces compartidos y naturales, profesan una auténtica dependencia de sus líderes, e incluso un miedo a sus posibles decisiones. Creo que son cuatro los factores donde nos podemos fijar para distinguir bien una relación de AMISTAD, frente a otro tipo de relación no tan valiosa, sino de cualquier otra índole:
1.- La amistad debe ser libre, sincera y gratuita. Efectivamente, la amistad nace de manera libre entre dos o más personas, y así se debe mantener, aunque como decimos, siempre existe un cierto nivel de interés mutuo entre las amistades, pero es un interés saludable, sano, un interés por conocer, por compartir, por sentir experiencias comunes con los amigos, por protagonizar con ellos veladas, conversaciones, viajes, y cómo no, por ayudar y ser ayudados por los amigos en las situaciones difíciles y complicadas de la vida. La amistad, desde este punto de vista, es sincera, pues no median otros intereses más que los naturales entre dos personas que se necesitan en ese plano, en el plano de la amistad. Y también es gratuita, no pide nada a cambio, ni necesita nada más, ni exige ningún intercambio de cualquier tipo para que pueda funcionar. Al igual que el valor se le presupone de manera natural al soldado, estos valores se le presuponen de manera limpia y natural a la amistad.
2.- La amistad debe ser abierta. Bien podríamos enunciar este principio bajo el famoso lema "Los amigos de mis amigos, son también mis amigos", tan usado en la teoría, pero tan poco y mal llevado a la práctica, y que implica que los amigos de mis amigos se convierten también automáticamente en los míos, simplemente por extender el principio de confianza, como si fuera una ecuación matemática. ¿Porqué no suele ocurrir esto? Pues por la misma razón que para los otros factores, simplemente porque nuestra confianza es demasiado interesada para/con nuestros supuestos amigos/as, y entrar en terceros amigos/as (con los cuales ya no compartiríamos ese interés) no nos supondrá ninguna ventaja, y sí posibles inconvenientes.
3.- La amistad debe cuidarse. Creo equivocada la opinión que algunas veces he escuchado a algunas personas que sostienen que las verdaderas amistades, aunque estén un año sin contactarse, no perderán su valor: sinceramente creo que sí, y que la amistad debe ser cuidada, como debe serlo también una relación sentimental. La amistad necesita (aunque no por supuesto de forma calculada, sino espontánea) el contacto, además de todo tipo, físico, químico, espacial, emocional...Y eso sólo lo conseguimos si cultivamos nuestras amistades, si les dedicamos tiempo y esfuerzo, si las cuidamos: en una palabra, si intentamos ser cada vez "más amigos".
4.- La amistad es universal. Al igual que otros grandes principios y valores que inspiran el comportamiento humano, la amistad no puede entender de diferencias, sino que es universal. La auténtica amistad por tanto no distingue entre sexos (aquí además se da un falso mito que dice que los hombres no pueden tener a mujeres como amigas, y viceversa), ni entre culturas, razas, edades, opiniones, ni cualesquiera otras circunstancias. La amistad no tiene fronteras ni limitaciones, es un valor en sí mismo, con independencia de todos esos factores. Ni los tiene en cuenta, ni se deja influir por ellos.
Así que, queridos lectores, os deseo a todos que tengáis unas muy buenas amistades.