A la OTAN le gusta creerse una comunidad internacional. En realidad es el club militar intervencionista y expansionista de los Estados más ricos del mundo y sus satélites, que se usa para respaldar los intereses económicos y estratégicos occidentales
Llegados a este punto de este bloque temático dedicado a la OTAN y al imperialismo norteamericano como elementos globales desestabilizadores de la paz mundial, quizá convendría preguntarse y aclarar cuáles son las bases militares de la OTAN en el Estado Español. Basándonos en el mismo documento de referencia del Centro de Estudios por la Paz, diremos de antemano que las bases militares son un elemento esencial para llevar a cabo una determinada misión bélica. La existencia de bases militares en un determinado territorio no puede considerarse, por tanto, una actitud pacifista. Su sentido y objetivo es preparar al territorio como punta de lanza para desplegar acciones ofensivas. Por ejemplo, la invasión de Irak o Afganistán no se podrían haber llevado a cabo sin la existencia de las bases militares de Turquía, Alemania o Arabia Saudí, por citar algunos ejemplos. Las bases también son utilizadas como plataformas de lanzamiento para maniobras militares, como centros de coordinación de misiones de inteligencia, como espacios de entrenamiento o para operaciones conjuntas de adiestramiento. Las bases militares se adaptan a los cambios en los campos de batalla. La tendencia actual es la de crear nuevas bases para escenarios internacionales en Asia Central, Oriente Medio o África, y bases más reducidas o centros más pequeños. En 1953, en plena dictadura franquista y en el contexto de la Guerra Fría, España y los Estados Unidos firmaron los Pactos de Madrid (nuestro país no pertenecía a la OTAN por aquéllas calendas), según los cuales España cedería territorio para la instalación de cuatro bases militares norteamericanas, a cambio de ayuda económica y militar.
Estas cuatro bases militares fueron las de Morón (Sevilla, que es la única base que no es de la OTAN, sino de EE.UU.), Zaragoza, Torrejón de Ardoz (Madrid) y Rota (Cádiz). Desde entonces arrastramos la dependencia de los Estados Unidos mediante la actividad de estas bases aéreas (salvo la base de Torrejón, que fue devuelta a España desde 1992, aunque hasta el año 2004 hubo presencia norteamericana en ella), de tal forma que los Pactos de Madrid de 1953 se convirtieron en el símbolo de la cooperación franquista con los norteamericanos, y por lo tanto, romper con nuestro pasado franquista requiere también romper con dichos acuerdos, romper con la OTAN y cerrar definitivamente las bases norteamericanas en territorio español. Pero lejos de abonar este camino, los gobiernos "socialistas" de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero, más los gobiernos "populares" de José María Aznar y de Mariano Rajoy no han hecho más que continuar con nuestro pasado de dependencia y de servilismo frente a las políticas agresivas y prepotentes estadounidenses. Existe la falacia de que estas bases estadounidenses en nuestro territorio son una fuente de creación de puestos de trabajo, pero esto no es así. Se difunde que fomentan la actividad económica y por tanto la riqueza, pero todo ello es muy relativo. Lo cierto es que los datos nos indican que globalmente se ha dado una pérdida de puestos de trabajo ligados a la actividad de dichas bases militares, Y en cualquier caso, no es positivo que tengamos determinadas localidades, como es el caso de Rota, con una dependencia laboral casi exclusiva de determinadas fuentes de empleo, como es el caso de la base militar allí instalada. Si por cualquier motivo son despedidos en una gran cantidad (hecho que ha sucedido varias veces en el pasado), resulta que estos trabajadores y trabajadoras no pueden ser reabsorbidos en cualquier otro empleo, al carecer la localidad en cuestión de industrias que tengan capacidad para recolocarlos. Y el hecho triste es que, desde la dictadura franquista hasta nuestros días, ninguno de los posteriores gobiernos españoles se ha esforzado en paliar esta grave situación.
Otro peliagudo asunto que tiene que ver con nuestra estrecha relación con el imperialismo norteamericano, con la OTAN y con nuestras bases militares resulta del hecho de que la fuerte implicación de nuestro país en las actividades de la Alianza nos convierte en un objetivo militar de primer orden, con los pertinentes riesgos que ello comporta. Para los potenciales enemigos de Estados Unidos, la OTAN es percibida como una organización militar hostil comandada por USA, pero de la cual responden todos los países aliados, por lo cual la pertenencia a dicho "club" aumenta la posibilidad de sufrir un ataque militar o terrorista, como ya hemos analizado en el primer bloque temático de esta serie. No sólo nosotros opinamos así. Por ejemplo, la memoria de actividad de la Fiscalía General del Estado del año 2011 ya contenía una seria advertencia, ya que en ella se afirmaba que la posibilidad de sufrir un atentado terrorista en territorio nacional había crecido de un tiempo acá, debido fundamentalmente a la instalación del Escudo Antimisiles en la base de Rota. En sentido general, es una manifiesta evidencia y una clara conclusión de sentido común que el hecho de que nuestras bases militares sean el centro de operaciones de multitud de actividades y de maniobras de la OTAN nos coloca en una situación de riesgo potencial ante las posibles represalias de terceros países afectados. Y frente a esta lógica evidencia, nuestros irresponsables y serviles gobernantes han insistido en colocar a nuestro país en el ojo del huracán. De ahí que la senda pacifista nos obligue de forma absoluta a enfrentarnos con esta gravísima situación, a exigir el cierre y desmantelamiento de todas estas bases militares, y nuestro alejamiento del foco de atención de todos estos sistemas, objetivos y mecanismos de funcionamiento de una organización tan peligrosa como la OTAN, y de no menos peligroso "socio" como es Estados Unidos.
La OTAN constituye un peligro en sí misma, ya que su propia existencia insta y contribuye al militarismo norteamericano, europeo y mundial. De hecho, una de las influencias más negativas que ejerce la OTAN sobre Europa es la existencia de los intereses creados incrustados en su estructura militar, es decir, lo que ha venido en llamarse "el complejo militar-industrial", ya citado en anteriores entregas de esta serie, así como en diversos artículos independientes de este Blog. Este complejo militar-industrial ejerce una influencia poderosa sobre las políticas de los gobiernos en temas relacionados, entre otros, con el aumento del gasto militar, la carrera armamentista, el militarismo y el comercio de armas o la utilización de la fuerza armada para resolver los conflictos, así como las secuelas negativas que estos factores ejercen en el desarrollo económico y social tanto de Europa como del resto del planeta. La presencia del lobby militar-industrial es muy patente en la sede de la OTAN en Bruselas, donde todas las grandes industrias de armamento de Europa y Estados Unidos se dan cita, y tienen abiertas filiales y delegaciones. Estados Unidos, como adalid de la OTAN y primera potencia militar mundial, ejerce continuas presiones sobre los países miembros de la Alianza para que aumenten su gasto militar, ya que éste les permitiría (según la potencia estadounidense) participar en mejores condiciones en las diversas misiones en el exterior, y reduciría la dependencia de los países europeos de la OTAN respecto de Estados Unidos. Los datos son escalofriantes: en 2014 el gasto militar total de los Estados miembros de la OTAN fue de más de 880.000 millones de dólares, y si se alcanzan las previsiones de aumento de gasto, superaría por primera vez el billón de dólares.
Un gasto absolutamente irracional, que además ni siquiera se corresponde proporcionalmente con el volumen de la población mundial, pues mientras que la población de los países de la OTAN es un 12,6% respecto de la mundial, el gasto militar de estos países corresponde al 50% del gasto total mundial. Nuestra pertenencia a la OTAN ha dejado de ser, como se definió tras aquél primer (y único) referéndum de 1986 convocado por el PSOE de Felipe González, meramente testimonial ("fuera de la estructura militar integrada de la Alianza", se aseguraba entonces), para pasar a ser un miembro estratégico de la misma. En efecto, en la base aérea de Torrejón de Ardoz se ha ubicado el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN, responsable del espacio aéreo que abarca 12 países del sur y este de Europa, de todo el Mediterráneo, del Mar Negro que baña Crimea, Ucrania y Rusia, y de parte del Atlántico. Por otra parte, la base de Rota se ha incorporado al Escudo Antimisiles, como ya hemos comentado. Se ha modificado el Convenio de Defensa con Estados Unidos, para emplazar de forma permanente en la base de Morón tropas norteamericanas, en concreto el AFRICOM, que es un Mando Combatiente Unificado capaz de poner tropas norteamericanas de intervención rápida en cualquiera de los 53 países africanos en cuestión de horas. En Bétera (Valencia) han habilitado el primer Cuartel General de la OTAN con capacidad para mandar una Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad que permite incrementar la capacidad de respuesta de la OTAN ante cualquier crisis o amenaza. Hace apenas unos meses se celebraron en nuestro país las maniobras militares Trident Juncture, que han sido las más importantes llevadas a cabo por la OTAN después de la Guerra Fría...El peligro está servido. Continuaremos en siguientes entregas.