Blog de Rafael Silva. Presenta artículos de opinión basados en la actualidad política, cultural y social.
Comenzamos aquí una serie de artículos donde pretendemos exponer un conjunto de cuestiones ligadas, como su nombre indica, a la cadena de producción material, esto es, todos los grandes pasos y estaciones por las que pasa la cadena de producción industrial, desde la obtención de la materia prima hasta la adquisición de dicho producto final por parte de un usuario. El motivo de desarrollar estos artículos es el de aportar mi granito de arena para conseguir que nos despeguemos cada vez más del mundo material donde vivimos, no ya sólo para cultivar más y mejor nuestros aspectos interiores y de relación con los demás, sino también para que nos demos cuenta de las grandes trampas que la sociedad nos mete en el camino. Además de ese primer objetivo, también pretendemos despertar la capacidad y el pensamiento crítico en los lectores, pues no sólo debiéramos cambiar nuestros hábitos, sino también ser capaces de ir sustituyendo el propio sistema por otro más justo, limpio y sostenible.
De entrada, afirmemos rotundamente que no tenemos las cosas que realmente necesitamos, sino que tenemos las cosas que la industria, el marketing, la publicidad de las grandes compañías nos quieren introducir, que por tanto la inmensa mayoría de nuestras necesidades son necesidades creadas por el sistema, y que si alguna vez fuésemos capaces de hacer realmente el ejercicio de quedarnos sólo con lo que imprescindiblemente necesitamos, obtendríamos un balance cuando menos sorprendente. Por ejemplo, cada vez me asombra más y me saca de mí mismo el contemplar cuánta gente va por la calle pegado a un auricular, con cara de nada, escuchando no sé qué música, que por lo visto necesita para ir caminando al trabajo, corriendo, paseando, etc. A estas personas adictas al auricular les digo desde aquí que siempre será mejor la música del aire, de las plantas, de las personas, de los pájaros, incluso de los coches de alrededor, porque disfrutaremos del mundo en que vivimos, aunque los fabricantes de auriculares no consigan la cifra de ventas esperada.
Pues bien, enunciemos desde ya las cinco grandes etapas en la cadena de producción: Extracción, Producción, Distribución, Consumo y Destrucción. A este gran esquema lo llamamos la Economía de los Materiales. Este sistema se pone en crisis desde el siglo XIX, cuando los grandes economistas, filósofos y políticos de la época ya comienzan a entrever sus dificultades y sus trampas. Con la sociedad industrializada del siglo XX, y las primeras corrientes de pensamiento de tipo ecologista, se comienzan a poner las cosas en su sitio, y se comprende la razón última de su defecto: es un sistema lineal, mientras que nosotros vivimos en un lugar (nuestro planeta) finito, en el pleno sentido de la palabra. La verdad es que siempre ha sido finito, desde la explosión cósmica que dió lugar al origen de nuestro universo, pasando por los motivos de la extinción de los dinosaurios, hasta llegar hoy en día, con los debates sobre las energías limpias y renovables. Simplemente, no es posible operar indefinidamente con un sistema o proceso lineal sobre un lugar finito y limitado.
A cada gran paso de esta cadena, este sistema interactúa con el mundo real. De hecho, y a lo largo de la historia, este sistema ha interactuado con sociedades, razas, culturas, civilizaciones y tipos diferentes de economías, que han puesto de manifiesto sus diferentes enfoques y limitaciones. Es un sistema que trabaja entre otras muchas cosas con personas, pues existen personas en todos los grandes pasos de la cadena. Personas a las que vamos a asignarles diferentes roles, papeles o funciones, como si fueran actores: consumidores, empresas, clientes, fabricantes, legisladores, intermediarios, usuarios, políticos, etc. Pero detengámonos en los dos principales actores que intervienen en este gran sistema:
1.- El Gobierno. Nuestro gobierno debe trabajar para nosotros, pues su papel principal es cuidarnos. Me remito a varios artículos de este blog donde hemos desarrollado ampliamente este concepto, desde nuestro prisma ideológico de izquierdas. Para poder ocuparse mejor de la ciudadanía, los Gobiernos democráticos deberían dar más peso, voz y voto a la ciudadanía, siendo fieles al principio de que la democracia es el gobierno del pueblo, expresión a la que debiéramos añadirle "por el pueblo y para el pueblo". Estamos convencidos de que uno de los agujeros por donde este sistema falla es precisamente éste, que los ciudadanos están poco representados por sus gobiernos, y que por tanto, se debieran implementar muchos más mecanismos de democracia participativa que los que tenemos en la actualidad.
2.- Las Empresas. Hoy por hoy, con el tamaño y las cifras que se manejan en esta gran economía de mercado, totalmente globalizada, hay que afirmar rotundamente que las empresas son más grandes que los gobiernos. Entendamos esto como que el sector empresarial y económico predomina en su capacidad de decisión sobre los gobiernos soberanos de los países y de los Estados, que sucumben a ellos. De hecho, a medida que las empresas van cambiando de tamaño y poder, esto va muchas veces ligado a cambios o a toma de decisiones en los gobiernos de turno de los diferentes países, que parecen estar más preocupados en satisfacer a las empresas que a la ciudadanía.
Pues bien, ya hemos sentado todas las bases para poder comenzar, en el artículo siguiente de esta serie, el relato de todas las grandes fases del sistema, con todas sus características, procesos, circunstancias, trampas, problemas, etc. Espero haber conseguido despertar la curiosidad de los lectores para que me sigan en las próximas entregas.