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Blog de Rafael Silva. Presenta artículos de opinión basados en la actualidad política, cultural y social.

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El Genocidio Palestino (XII)

El Genocidio Palestino (XII)
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Hablar-escribir de la situación del pueblo palestino es durísimo, usted que lee seguro que se asombra de cómo éstos criminales rompen sin escrúpulos el derecho internacional, se burlan de las resoluciones de la ONU: el retorno de los refugiados, la ocupación, el muro, los prisioneros, el bloqueo a Gaza, el robo de tierras y el agua, la demolición de ciudades y pueblos palestinos, la expulsión de sus habitantes… seguro que desea que triunfe el BDS, solidaridad internacional básica, y entre en la partida una intervención internacional efectiva contra el ente sionazi

Ramón Pedregal Casanova

O defendemos al heroico pueblo palestino o no se parará la guerra contra la soberanía y la independencia de los pueblos y los estados antiimperialistas, los que en la región y en el mundo no se dejan someter a la globalización imperial. Esa es la Guerra del Siglo. A pesar de la sombra que su accionar histórico deja sobre el presente, su poder desinformador no ha podido distorsionar lo conocido por las Naciones Unidas y por todo el mundo, y su crimen contra el pueblo palestino y contra todos en el derecho internacional y humanitario, será recordado, será inolvidable

Ramón Pedregal Casanova

Como asegurábamos en la entrega anterior, la unión del imperialismo y del sionismo en la actualidad supone una seria amenaza para la seguridad internacional. La farsa, el engaño, la soberbia, son parte indisoluble de lo que esta estrecha relación entre ambos entes le ofrece al mundo. No existe posibilidad alguna, como afirma Pablo Jofré Leal en este artículo para el digital Rebelion que seguimos a continuación, de confiar, ni en el más mínimo porcentaje, en esta bárbara alianza entre el imperialismo y el sionismo, sobre todo porque Estados Unidos se ha convertido en un violador de todos los acuerdos y convenios internacionales, a los cuales considera como potenciales amenazas para poder lesionar sus intereses globales o los de sus aliados incondicionales, aquéllos países sumisos, que no cuestionan, que simplemente obedecen a quien se considera gendarme del mundo por la gracia de Dios. Por ejemplo, Estados Unidos no acepta ser enjuiciado por ninguna Corte Internacional, ni por ninguna institución que los países se han dado libremente como una manera de convenir el respeto a los derechos humanos, la relación pacífica y respetuosa entre las naciones, y sobre todo aceptar la jurisdicción de organismos, que permitan sancionar aquéllas conductas tipificadas como delitos internacionales. Estados Unidos, con su perversa conducta imperial, considera que está más allá del bien y del mal, y el resto de la comunidad internacional le sigue el juego. Jofré Leal explica: "Con relación a Palestina, desde la toma de posesión de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos, este país ha superado día a día las medidas tomadas en orden a hundir toda posibilidad de avanzar hacia la autodeterminación del pueblo palestino. Washington ha dedicado gran parte de sus esfuerzos políticos y diplomáticos a consolidar la supremacía sionista sobre una tierra ocupada, colonizada, donde prima el racismo y el crimen contra sus habitantes. Un sionismo que ha pervertido la esencia misma del judaísmo, tergiversándolo y mutando la identidad religiosa que tenían gran parte de los que profesaban esa fe". Y así, desde el mismo momento en que Trump se postuló a la presidencia estadounidense, juró lealtad al sionismo. 

 

La presidencia de Trump está siendo absolutamente nefasta para la resolución del conflicto palestino-israelí. Lejos de ser un actor conciliador entre ambas partes, ha manifestado desde el inicio un favoritismo descarado e indecente hacia Israel. En marzo del año 2016, ante la Conferencia anual del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC), Trump se presentó como "un amigo fiel e incondicional del aliado más fiable que tenemos como país. Estoy con Israel al 100%", señaló ante una concurrencia tan enfervorizada como dispuesta a abrir su chequera a favor de este personaje amante de Israel. En esa ocasión, ya prometió trasladar la embajada estadounidense desde Tel Aviv hasta Al Quds (Jerusalén) y se declaró como enemigo de las autoridades palestinas, a las que acusó de ser las que se oponen a la paz con Israel. Señaló a las Naciones Unidas como una institución en la cual no se puede confiar porque "no es amiga de la democracia, de la libertad, como tampoco de Estados Unidos y de Israel". La alianza matrimonial entre Trump y su novia sionista quedó sellada, y se mantiene. Esta conducta de Trump abrió las arcas a los multimillonarios aportes de prominentes ultrasionistas como Sheldon Adelson, quien contribuyó por diversas vías con una cifra estimada en 45 millones de dólares a la candidatura de Trump. Adelson, que apoya permanentemente al Partido Republicano, afirmó que sus donaciones tienen el fin de "garantizar la seguridad del régimen de Israel" para lo cual no dudó en señalar hace un lustro que debía lanzarse una bomba atómica sobre Irán. La política contra Palestina, pues, es uno de los frentes fundamentales de la política exterior de la Administración Trump. Y es que durante todo su mandato (en 2020 volverá a haber elecciones presidenciales), las principales medidas en política exterior han estado encaminadas a dar muestras de la absoluta complicidad entre la Administración norteamericana y la entidad sionista. Expresadas en vetos a todo tipo de resoluciones y determinaciones donde se denuncie el régimen de apartheid al cual es sometido el pueblo palestino, la ofensiva política tiene un claro objetivo de amedrentar a las naciones, chantajear a los organismos internacionales y la burocracia occidental, que suelen estar sometidas a la presión constante de Estados Unidos y del sionismo global. 

 

Asistimos a una situación de plena debilidad de las instituciones internacionales, sobre todo de aquéllos gobiernos occidentales que se rinden de forma indigna frente a la conducta mafiosa de los gobiernos estadounidenses, pero suelen ser muy críticos con aquéllas naciones que no están en el ámbito de amistad de Washington. En octubre de 2017 Washington anunció su retiro y el cese de todas las contribuciones financieras a la Organización de la ONU para la Educación, la Cultura y la Ciencia (UNESCO). Según indicó el Departamento de Estado norteamericano, que acusó al organismo de "discriminar a Israel": "Esta decisión no fue tomada a la ligera y refleja la preocupación de Estados Unidos frente a la necesidad de una reforma fundamental de la organización y el continuado sesgo anti-israelí de la UNESCO".  Y ello porque este organismo a través de diversos estudios, trabajos y denuncias ha sido taxativo en orden a señalar que las excavaciones y otras labores arqueológicas que se están realizando, principalmente en la Explanada de las Mezquitas en Al Quds pretenden judaizar dicha ciudad y desarabizar otros lugares de la Cisjordania ocupada, como es el caso de Al Jalil (Hebrón) generando una narrativa falsa, destinada a demostrar la presencia judía en aquellos lugares donde su presencia e influencia históricas han sido inexistentes. Podríamos calificar dicha política como la del "primo de Zumosol", en orden a actuar como si tuviera que proteger a su hermano pequeño (Israel) de los continuos ataques de los demás organismos y naciones. Washington, desde este prisma, es el verdadero guardián de Israel. No solo no permite cualquier comentario, decisión o declaración contraria a los intereses de la entidad sionista, sino que además actúa en su favor sin contemplaciones. Pero aún hay más: como continuación de su política de aislamiento internacional y pleno apoyo al sionismo sin límites ni condiciones, en junio de 2018 la (ya dimitida) Embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, anunció que su país se retiraba del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La funcionaria estadounidense expresó que "Tomamos este paso porque nuestro compromiso no nos permite seguir siendo parte de una organización hipócrita y centrada en sí misma que hace una burla de los derechos humanos", en alusión a la serie de resoluciones que han exigido a Estados Unidos e Israel respetar el derecho internacional en materia de protección al pueblo palestino, así como detener los crímenes contra la humanidad perpetrados en la Franja de Gaza. La ONU calificó además que el Muro de la Vergüenza, que rodea la ribera occidental y la construcción de nuevos asentamientos, poblados por colonos extremistas, en los territorios ocupados, son crímenes de lesa humanidad y por tanto sujetos a investigación y eventual enjuiciamiento. 

 

Como Estados Unidos no podía tolerar este "ataque" a sus intereses, decidió, como estamos viendo, retirarse también de este Comité. Y es que el sionismo, para llevar adelante sus medidas y que Estados Unidos lo avale continuamente, requiere desprestigiar a los organismos internacionales. Para esta criminal alianza todo lo que se oponga a sus objetivos no sirve, es inútil, es inoperante. No les tiembla el pulso en descalificar e ir en contra de cualquier organización que no se alinee con sus objetivos e intereses. Jofré Leal concluye: "Lo que Estados Unidos considera medidas hipócritas tomadas por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y que se burla de los derechos humanos cuando se trata de Estados Unidos e Israel, es la demostración de que Washington ha consolidado la decisión de proteger a unos cuantos millones de sionistas en una sociedad colonialista, racista y criminal en desmedro del conjunto de la humanidad". Pero...¿quiénes son de verdad los hipócritas? ¿Quiénes se burlan de verdad de los derechos humanos? En ese plano, desprestigiar y desconocer la valía de las organizaciones internacionales es la mejor medida frente a los miles de asesinatos cometidos por Israel que cuentan con el aval, la protección y la impunidad que significa que cada resolución que les insta a respetar los derechos humanos del pueblo palestino, cesar los crímenes y toda acción que consolide el apartheid, es vetada por su padre putativo. Ninguna nación del mundo posee esa ventaja. Ningún país del mundo posee esa criminal protección. Ningún país del mundo cuenta con el perverso aval imperialista para cometer todos los crímenes que desee contra enemigos indefensos, ante la aquiescencia del resto de la comunidad internacional. ¿Que resulta que en esta organización protestan ante nuestra crueldad? Pues nos vamos de aquí. ¿Que en este organismo protestan ante nuestras criminales acciones? Pues lo abandonamos. Así de simple. Así de terrible. Es la política de la provocación, de la soberbia, de la arrogancia, del desprecio a los demás, del chantaje vil, es la política exterior estadounidense que exige incondicionalidad, y si no es así, serás considerado un enemigo, un enemigo al que hay que atacar, sancionar, insultar, bloquear y amenazar. 

 

Y así, la ofensiva prosionista no se detiene. Se trata  de una política abyecta, por la cual, incapaz de ser satisfecho, y cicateado por el apetito voraz y criminal de la entidad sionista, Estados Unidos sigue sumando medidas provocadoras, violadoras del derecho internacional. Determinaciones que muestran claramente que Washington no es digno de confianza en materia de mediación internacional, ni de resolución de conflictos. La falsedad y la agresividad son su lema. El cierre de la sede de la OLP en Washington, como señal de que la Administración norteamericana no está dispuesta a aceptar que se conduzca a Israel ante la Corte Penal Internacional, fue antecedido por el fin de las aportaciones económicas de Estados Unidos a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), y que deja una enorme brecha financiera para la adecuada atención en temas de educación, empleo y sanidad para 5,2 millones de refugiados palestinos ubicados en campamentos en Siria, Jordania, Líbano y la propia Palestina. Un ataque a la yugular de Palestina, privando de derechos básicos a una población ocupada y sometida a un régimen de apartheid que niega los derechos más elementales para cualquier ser humano. La perversidad de la política entre el imperialismo y el sionismo no se detiene, cada día supera su cota de crueldad, de cinismo y de depravación. De hecho, el ex Consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, señaló que su país no cooperará ni participará en la Corte Penal Internacional. Éstas fueron sus palabras: "Emplearemos cualquier medio para proteger a nuestros ciudadanos y aliados [léase Israel] de los procesamientos injustos que realiza ese tribunal ilegítimo. Una institución ineficaz, irresponsable y francamente peligrosa". ¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando que los mandatarios estadounidenses realicen declaraciones que no estarían permitidas para otros muchos mandatarios del mundo? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar tanta arrogancia, tanta mentira y tanta beligerancia del imperialismo yanki? Bolton incluso llegó a anunciar que sancionará a los jueces de esta Corte si procesan a estadounidenses o sus aliados: "Prohibiremos el ingreso de jueces y fiscales a EE.UU., sancionaremos sus fondos en el sistema financiero norteamericano y los enjuiciaremos en nuestro sistema criminal y haremos lo mismo con cualquier compañía o Estado que ayude a una investigación de la CPI contra estadounidenses". Nada nuevo bajo el sol. Nada se vislumbra en el horizonte en materia de poder sancionar al régimen israelí y su bárbara política genocida, y acabar con este horror de una vez por todas. Continuaremos en siguientes entregas.

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