Acuerdo Programático para Andalucía (XI)

Ciudadanía Responsable. Tercer Sector y Voluntariado.

El movimiento de voluntariado es una herramienta adecuada para canalizar la participación activa de la ciudadanía en los asuntos que le conciernen, como complemento de los servicios públicos que fundamentan el Estado del Bienestar, y creemos que el movimiento de voluntariado, como expresión de solidaridad, es el vehículo adecuado para crear la conciencia cívica alrededor del uso responsable de los servicios públicos:

1.- Promocionaremos la acción voluntaria organizada entre la ciudadanía para garantizar la atención social de los colectivos a través de las personas voluntarias y el personal contratado de las organizaciones del Tercer Sector de Atención Social tanto en Andalucía como en los países en desarrollo a través de la cooperación.

2.- Modificaremos la Ley de Voluntariado para adaptarla a las nuevas realidades sociales y necesidades del movimiento voluntario, como pieza clave en el mantenimiento y fortalecimiento del Estado del Bienestar.

3.- Elaboraremos una estrategia para la promoción de la responsabilidad social de la ciudadanía en el uso de los servicios públicos y de los recursos naturales.

4.- Mantendremos una política activa de control en la utilización de los recursos y prestaciones, y haremos transparente el coste de los servicios públicos con la finalidad de que la ciudadanía conozca en qué se invierte el dinero público, y sensibilizar sobre la importancia de lo público.

Este tema del voluntariado es interesante de cara a perseguir un puntal que nos parece fundamental desde la izquierda, que es una mayor implicación de la ciudadanía en los asuntos públicos y en la política en general. En efecto, si nuestra meta final es lo que hemos denominado el "Estado Social Participativo", y sabemos que esto requiere una sociedad civil fuerte y bien organizada, tenemos que incidir en aquéllos aspectos que puedan intervenir en dicha evolución. Y este es uno de ellos. Todo lo que tiene que ver con la responsabilidad de la ciudadanía en la participación, la toma de decisiones, o la simple concienciación sobre la importancia de la cosa pública, debe ser considerado fundamental. Sabemos que gran parte del desapego que la ciudadanía tiene con la clase política viene sobre todo de que le hemos concedido un grado de participación muy escaso, lo cual también ha permitido que las decisiones políticas se aparten de los deseos y problemas de los propios ciudadanos. Bienvenidas sean por tanto todas las iniciativas encaminadas a este objetivo.