¿Qué República queremos? (XX)

Vamos, en este último tramo de artículos de esta serie, a establecer los pilares que la nueva Constitución de la Tercera República Federal debería establecer, los derechos que debería blindar, los servicios públicos que debería garantizar, en fin, el modelo básico de sociedad al que debiéramos aspirar bajo la República que queremos. Un punto fundamental es blindar los servicios públicos básicos que forman los pilares del Estado del Bienestar, tales como Sanidad, Educación, Servicios Sociales y Dependencia, a los cuales les iremos sumando otros muchos. En cuanto al sistema sanitario, la primera y más profunda reforma del mismo debe tender hacia su socialización total. Mucho han presumido los dirigentes del PSOE de haber "universalizado" la sanidad en nuestro país, pero a la hora de la verdad, tenemos aún mucho camino que recorrer, comenzando por la derogación de las últimas medidas tomadas por el Gobierno del PP.

La salud de la población no puede constituir un negocio bajo ningún punto de vista, y la única rentabilidad a la que debe obedecer es la rentabilidad social. Desde este punto de vista, todos los servicios sanitarios deben ser cubiertos por el Estado, no sólo en el actual catálogo, sino en una ampliación del mismo, que cubra servicios que hasta ahora siempre han quedado excluidos del Sistema Nacional de Salud. En una democracia social no cabe la medicina privada, entendida como la única salida para ciertos tratamientos o enfermedades. En teoría, ya existe un sistema sanitario que cubre a todos los ciudadanos, pero que ha ido desmantelándose, bajo la excusa de la crisis, en varios frentes: privatización de hospitales, servicios externalizados, recorte de camas, de quirófanos, de turnos de profesionales, recortes de plantillas, retirada de la tarjeta sanitaria, copago para varios servicios sanitarios, y un largo etcétera. Hoy lo que tenemos, por tanto, es un sucedáneo de un Servicio Público de Salud completo. Por consiguiente, se han de lograr dos objetivos básicos: que el sistema sanitario funcione adecuadamente, y que todos los servicios sanitarios dependan del Estado.

La mejora del sistema sanitario público requiere una serie de medidas que deben dar respuesta a las innumerables deficiencias que sufre en la actualidad. Entre otras mejoras, deberían introducirse las siguientes:

1.- Aumentar los recursos destinados a la Sanidad Pública. Como hemos avanzado, los recursos asignados actualmente se encuentran muy por debajo de la media europea, y además, esta medida debe ir acompañada de una mejora en la propia gestión de dichos recursos. Número de camas hospitalarias, número de quirófanos, o cantidad de especialidades médidas, son algunos ejemplos que debemos incrementar.

2.- Mejorar la atención en materia de medicina preventiva. Campañas de salud pública, educación sexual en las escuelas, o aumento de los recursos en investigación y desarrollo médico y sanitario, deberían incluirse también aqui.

3.- Disminuir el gasto farmacéutico. Este gasto es mucho mayor que en el resto de países europeos de nuestro entorno, y está asociado a un despilfarro causado en parte por fenómenos de corrupción que deberían ser erradicados. Un objetivo a largo plazo para controlar este gasto debe ser la nacionalización de las grandes empresas del sector farmacéutico, algo que ya hemos referido en otros muchos artículos de este Blog. Se trata, no vamos a ocultarlo, de un objetivo difícil de alcanzar, puesto que muchas de tales empresas son poderosas compañías transnacionales. Como en tantas otras medidas de corte similar, una buena ayuda sería que este proceso de socialización se impusiera en toda Europa, pero ya sabemos que la actual Unión Europea va justamente en sentido contrario. Por otra parte, esta nacionalización tiene un interés mundial, y debe ser un objetivo irrenunciable de los nuevos parámetros de nuestra República, ya que la falta de acceso a los medicamentos de última generación en los países del Tercer Mundo es la causa de muerte de millones de seres humanos cada año.

4.- Erradicar las listas de espera. La existencia de estas listas es un índice claro de que el sistema es inadecuado y no funciona bien. Evidentemente, la solución a este problema requiere la dedicación de una cantidad mayor de recursos de todo tipo, como ya hemos comentado en puntos anteriores.

5.- Ampliación del catálogo de servicios, tratamientos y enfermedades cubiertas por la sanidad pública. Por ejemplo, los tratamientos derivados de problemas de identidad sexual, la salud sexual y reproductiva, la salud bucodental o la salud mental, entre otras, deberían contemplarse en el catálogo público, para responder a una demanda real de la ciudadanía, tendente a cubrir prácticamente todos los aspectos que hoy día responden al concepto integral de salud difundido internacionalmente por la OMS. Continuaremos en siguientes entregas.