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30 junio 2013 7 30 /06 /junio /2013 23:00

Hemos citado muchas veces el Consenso de Washington en nuestros artículos, situándolo como el primer grano de arena que contribuyó al actual estado de cosas en Europa, y en el presente artículo vamos a abordarlo con un poco más de profundidad. En efecto, el proyecto de construcción europea iniciado en los años 50 del pasado siglo ha fracasado a todos los niveles. La mejor expresión del Consenso de Washington en Europa fue el Tratado de Maastricht de 1992, que ya fue denunciado en aquél entonces por Izquierda Unida. Se inició más tarde el camino hacia una moneda única desmantelando servicios públicos, ajustando a la baja los salarios, restando soberanía a los Estados miembros, y dejando pendientes la convergencia política, económica, fiscal y social de los pueblos de Europa.

 

consenso_washington1.jpg¿Es negativo funcionar con una moneda única? Objetivamente no, pero si la implementamos con los mecanismos de que disponemos en la actual UE, está claro que es un proyecto que no funciona, un proyecto injusto y antisocial, que más tarde o temprano acabará con todo el conjunto de las políticas sociales europeas. No tenemos integración política, ni fiscal, ni bancaria, ni nuestro Banco Central Europeo actua como tal, al modo de una Reserva Federal, sino como un lobby de la banca privada europea. Nuestros presupuestos europeos son claramente deficientes, y actuamos al dictado de las más fanáticas directrices neoliberales provenientes sobre todo de Alemania. Con tal escenario, nos preguntamos: ¿merece la pena esta integración europea?

 

Este modelo, que detallaremos a continuación, ha contado desde entonces con el apoyo y el beneplácito de partidos socialdemócratas, liberales y conservadores del conjunto de la Unión Europea, y sus expresiones más recientes en España fueron el famoso consenso firmado entre PP y PSOE, para defender el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para defender el SI a la ratificación del Tratado Constitucional Europeo en referéndum (acompañados en este caso de los sindicatos mayoritarios) o, en verano de 2012, la ratificación con sus votos en el Parlamento del Pacto Fiscal Europeo. Pero detengámonos en dicho famoso Tratado, llamado el Consenso de Washington. Si tuviéramos que resumir en una sola sentencia el conjunto de principios que inspiran el Consenso de Washington, diríamos que es la siguiente: "DISMINUCIÓN DEL ESTADO Y DEL SECTOR PÚBLICO, AUMENTO DEL SECTOR PRIVADO".

 

consenso_washington2.jpgLa desaparición histórica del bloque del llamado socialismo real coincide en el tiempo con la puesta en marcha de las políticas que posteriormente fueron conocidas como el "Consenso de Washington". Inicialmente formuladas con la vista puesta en América Latina, pasaron rápidamente a formar parte del pensamiento hegemónico global, y hoy en día, todos los grandes Organismos Internacionales de tipo económico (FMI, BM, OCDE,...) profesan, aplican y difunden sus principios, además de un montón de Asociaciones, Federaciones y Agrupaciones de economistas de todo el mundo (FEDEA, por ejemplo, en el caso español). Las premisas del Consenso de Washington han sido defendidas y aplicadas por PP y PSOE a todos los niveles, con la inestimable ayuda de conservadores nacionalistas catalanes y vascos, desde que fueran formuladas por un economista del Banco Mundial (BM) durante el mismo mes en que cayó el Muro de Berlín, en noviembre de 1989, en forma del siguiente decálogo:

 

1.- Disciplina Presupuestaria. Déficit Cero. Norma sagrada a cumplir por todos los países, que como sabemos, se está aplicando en Europa con total fanatismo, a sangre y fuego, a base de ejecutar recortes laborales y sociales, y de los derechos de la ciudadanía, desde los Derechos Humanos básicos, pasando por el conjunto de derechos subjetivos, de tipo político, civil y democrático.

 

2.- Reorientación del gasto público hacia políticas asistencialistas, causando la ruptura del carácter universal de los servicios públicos. En efecto, y derivado de lo anterior, se difunde que el gasto público ha de ser recortado, porque no se cree en lo público (porque se legitima la desigualdad), y los servicios públicos han de romper, según el Consenso de Washington, con sus características de universalidad, gratuidad y calidad, quedando únicamente como servicios residuales para la sociedad.

 

3.- Contrarreforma Fiscal, para conseguir un mayor peso en la recaudación de impuestos indirectos. Se desecha la idea de una fiscalidad justa, social y progresiva, para abonar la idea de una fiscalidad indirecta, es decir, que hace igual rasero para toda la ciudadanía, sin tener en cuenta las rentas del trabajo y del capital (éstas últimas son gravadas cada vez menos), y sin tener en cuenta quién tiene y gana más sobre quién tiene y gana menos. Se implantan tasas para los servicios públicos, y se aumentan los impuestos sobre el consumo, como el IVA.

 

4.- Liberalización Financiera. Se potencia el libre flujo de capitales, se da poder al negocio bancario, se liberaliza su funcionamiento y sus normas, y se permite que bancos, cajas y otras variantes, así como todo tipo de empresas de carácter financiero o asegurador, puedan introducirse en aspectos sociales que hasta ahora no representaban un negocio, como la Vivienda.

 

consenso_washington3.jpg5.- Tipos de Cambio competitivos. La inflación es controlada mímimamente por los Bancos Centrales, y la política de tipos de cambio y de interés es sólo una excusa, no un fin en sí misma. Igualmente, los Bancos Centrales tienen el poder de ordenar o no una intervención directa sobre la deuda pública de los Estados, permitiendo la especulación.

 

6.- Liberalización del Comercio Internacional. Así como las finanzas, el comercio internacional es liberalizado, se da potestad a las empresas para buscar mano de obra en diferentes países, donde las normas sociales y laborales puedan ser más "relajadas". La circulación de productos también es libre, y se relajan las normas arancelarias, así como las políticas proteccionistas de cada Estado.

 

7.- Eliminación de las Barreras a la Inversión Extranjera Directa. Es otra manifestación más de que se apoyan los capitales internacionales, sin ningún límite, con total intromisión de empresas extranjeras multinacionales dentro de la economía y del mercado laboral de los diferentes países. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en España con la próxima construcción del megacomplejo EuroVegas.

 

8.- Privatización de Empresas Públicas y Liberalización de Monopolios Estatales. En efecto, en ese afán neoliberal de disminuir el poder y el tamaño de lo público, se plantea como objetivo fundamental la privatización de las grandes empresas públicas que representan los grandes sectores estratégicos de la economía nacional (telecomunicaciones, agua, correos, energía, etc.), y la reducción o eliminación de todos los posibles monopolios del Estado, es decir, servicios que se presten únicamente desde instancias públicas.

 

9.- Desregulación de los Mercados. El "Papá Mercado" es el gran tótem a proteger en el Consenso de Washington, el sacrosanto objetivo que no se puede sacrificar, porque los neoliberales creen profundamente en la economía de libre mercado, donde éste se autoregula lo suficiente como para que exista una competitividad que permita un mercado dinámico. La paradoja es que cuando los mercados se hunden, como está pasando durante esta crisis, se acuerdan del otro papá, el "Papá Estado", para que los rescate, pasando desde un proceso de privatización de ganancias, a uno de socialización de pérdidas.

 

10.- Protección de la Propiedad Privada. La propiedad privada, en todas sus vertientes y manifestaciones, es algo intocable para los neoliberales del Consenso de Washington, y toda su proyección posterior. Es un derecho para ellos que se coloca encima de cualquier otro, lo cual conlleva que poco a poco el concepto de propiedad privada no sólo pierda toda su función social, sino que vaya incluso en contra de la misma. La última prueba de ello la tenemos en el recurso al Tribunal Constitucional que va a presentar el Gobierno ante la aprobación del Decreto-Ley de la Consejería de Vivienda y Fomento de la Junta de Andalucía, porque entienden que el proceso de expropiación de viviendas a los bancos viola dicho derecho a la propiedad privada, además de desestabilizar las garantías financieras.

 

Y como decimos, desde entonces, Gobiernos, representantes públicos, medios de comunicación afines (la inmensa mayoría), Universidades públicas y sobre todo privadas, poderosas fundaciones de estudios en España (cuánto más las que se alinean con la banca privada, como la Fundación de Estudios del BBVA), asociaciones empresariales (como la CEOE o el Círculo de Empresarios), y un montón de economistas y periodistas a sueldo de los intereses de todas estas organizaciones, han aplicado, difundido, justificado e incluso constitucionalizado el contenido del Consenso de Washington. De ahí que todo ello haya contribuido a extender un pensamiento dominante, que justifica las prácticas políticas que apoyan dichos fines. Nuestra labor desde la izquierda es contribuir a desmentir todos los postulados del Consenso de Washington y todos sus consensos, acuerdos y tratados afines, haciendo el máximo de pedagogía para intentar que pueda difundirse un pensamiento alternativo, que pueda al fin derrocar la hegemonía de todos estos principios.

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