Antonio de Canillas es el más firme puntal del cante malagueñero y un puente fiable que enlaza dos épocas: la de aquéllos cantaores que nacieron a finales del siglo XIX y principios del XX (Diego el Perote, el Breva Chico, Adolfo el Cuchillero, Niño de las Moras, Manolillo el Herraor, Niño de Vélez, Ángel de Álora...) y los nacidos a partir de los años cuarenta (Carlos Alba, Pepe de Cañete, Juan Casillas, Andrés Lozano, Curro Lucena, Antonio de Álora, Juaneque, Pepe de Campillos, Paqui Corpas, Antonia Contreras, Laura Román, Bonela hijo, Miguel Ángel Díaz...). Aparte de beber en las fuentes de los viejos cantaores citados, absorbió parte de su magisterio del Cojo de Málaga, Vallejo, Pastora y Tomás Pavón, Pepe Pinto, Marchena, Mairena, Antonio Piñana, Valderrama, Canalejas, Manolo Ávila y muchos más
Si se perdieran las partituras de los cantes malagueños habría que ir a buscar a Antonio de Canillas
...He vivido bien, he tenido mi cuadro flamenco en la Costa, a veces he llegado a actuar hasta en cinco sitios, y no me quejo; tengo buenos amigos, todo el mundo me quiere, me conoce y me saluda, y para mi es una de las más grandes satisfacciones que se pueden tener; no tengo dinero, pero sí tengo para vivir bien, mis hijos están bien situados, y yo tampoco he sido gastoso ni egoísta; estoy satisfecho de ser cantaor y de toda mi vida…
Un gran artista malagueño se nos ha ido, quizá el más grande intérprete de los cantes de nuestra tierra de los últimos 50 años. Y es que Antonio Jiménez González era toda una institución en los Cantes de Málaga, tierra que ya definiera Machado como "cantaora". Desde hace tiempo era considerado el decano de todos nuestros cantaores, por su avanzada edad (ha fallecido a los 88 años) y su conocimiento de los cantes de nuestra tierra, y del flamenco en general. Su nombre artístico era debido a su nacimiento en la localidad de Canillas de Aceituno, en la región malagueña de la Axarquía, en el año 1929. Era una persona sencilla, afable, sincera, noble, muy amigo de sus amigos, y sobre todo, y como todos los grandes genios, muy modesto. Poseía una voz dulce y melodiosa, pero recia y de un enorme poderío, cualidades que le valieron para convertirse en el más fiel exponente de nuestra saeta malagueña, que él consagró y cantaba como nadie. Ya con 7 u 8 años de edad cantaba nuestro personaje, cuando iba con su padre al campo, y escuchaba a todos los grandes artistas de la época, que despertaron en él "una afición enorme" (según sus propias palabras, en entrevista personal concedida a un servidor en el año 2004). No obstante, Antonio era un niño muy tímido, y ya con 16-17 años, en las populares fiestas de verdiales de toda la comarca malagueña, era Antonio animado por todos los que le conocían para que cantara, pero le daba vergüenza. Según sus palabras, "Antonio (se refiere a sí mismo) cantaba, pero debajo de una mesa, detrás de una silla, para que no me vieran...".
En su pueblo natal vivió hasta su mayoría de edad, y cansado de las labores rurales, firma tres años de voluntario en los Regulares de Melilla, marchando con 18 años aproximadamente (año 1947), y estando allí escucha por primera vez en persona a Manuel Vallejo. Melilla también es tierra muy aficionada al flamenco, y recuerda Antonio, por ejemplo, ganar en un concurso local celebrado en un circo las 800 pesetas del primer premio, donde estuvo acompañado a la guitarra por Paco Jurado. Y después de ganar otros concursos locales y de seguir cantando (le obsequiaban con regalos en sus actuaciones), regresa (año 1950) y se instala en Vélez-Málaga, centro histórico de toda la región de la Axarquía, donde además vivía su abuela materna. La comida y dos duros de la época ganaba nuestro artista al seguir trabajando con su abuelo, pero cierta noche le obsequiaron en un bar, después de su intervención, con 500 pesetas (según sus palabras, "me hizo un hombre aquél dinero"), y entonces entendió que podía y quería dedicarse al cante profesionalmente. Al principio lo hizo recorriendo todos los pueblos de la Axarquía, "ganando mi dinerito", y volviendo a Málaga, donde por fin se dio a conocer, se formó como artista y conoció a la que sería su mujer, con la que formaría una gran familia, de la que se sentía muy orgulloso. Lo escuchan varios representantes de los espectáculos de aquél entonces (años 1952-1953), tales como Manolo Rodrigo, Arturo Caracuel, etc., y así fue despegando nuestro artista hasta convertirse en el más fiel y completo referente de los cantes malagueñeros. De hecho, fue el cantaor tomado como referencia para la mítica serie de TVE "Rito y Geografía del Cante Flamenco", emitida a principios de los años 70, muchos de cuyos episodios se filmaron en la Peña Juan Breva de Málaga.
A Antonio de Canillas le tocó vivir en primer lugar el pleno apogeo de la época que se ha dado en llamar "Ópera Flamenca", con esas giras de espectáculos de variedades, donde el flamenco compartía cartel con géneros tan diferentes y artistas tan variados como rapsodas, magos, cupletistas, etc. Una época de difusión del flamenco a los grandes públicos, que precisamente por ello no se distinguió por el cultivo a los estilos más rancios y antiguos. Pero Antonio no se declaró nunca fiel seguidor de ninguna escuela en particular, sino que declaraba abiertamente: "Me gustan todos los cantaores, de cada cual tomo algo". Y aunque lo cantó todo de forma genial, era el mejor especialista vivo de los Cantes de Málaga: Jabegotes, Cantes de Juan Breva, Malagueñas, Jaberas, Rondeñas, etc, sonaban a gloria en la voz de Antonio. Había declarado que el único cante que se le resistía eran las bulerías, "sobre todo si meto las palmas". El rápido y resumido historial artístico de Antonio de Canillas lo podemos esquematizar de la siguiente forma:
1.- Primer Premio de Cante Flamenco, organizado por la Junta de Festejos de la Ciudad de Melilla (1948)
2.- Primer Premio por Malagueñas (1963) en el Concurso "Cantes de Málaga"
3.- Primer Premio por Jaberas (1963) en el Concurso de Cante Flamenco "Barrio de la Trinidad"
4.- Primer Premio por Cantes de Juan Breva (años 1964-65) en el Concurso "Cantes de Málaga"
5.- Primer Premio (1966) en los Concursos de Saetas de Cabra y Lucena
6.- Primer Premio en el Festival Nacional del Cante de las Minas (La Unión, Murcia, 1966), y en el mismo Festival, Primer Premio por Cartageneras, repitiendo dichos galardones en la edición del año siguiente (1967)
7.- Dentro del Concurso de Saetas de Málaga, Primer Premio consecutivo desde el año 1957 hasta el año 1968, y después en varios años alternativos
8.- Primer Premio de Saetas (1974) en el Concurso "Radio Atalaya" de Cabra
9.- Primeros Premios (años 1977 y 1979) en el Concurso de Saetas de Aguilar de la Frontera (Córdoba)
10.- Primer Premio del Concurso de Saetas de Radio Nacional de España, en Sevilla (1980), siendo considerado el más prestigioso en su categoría (no se concede consecutivamente a la misma persona)
11.- Primer Premio en el Concurso de Cante Flamenco "El Boquetillo Mijas" (1981)
12.- Primer Premio por Malagueñas (1984) del Concurso Flamenco "El Jabegote"
13.- Primer Premio en Polo, Rondeña y Malagueñas (1984) del Concurso de la Asociación "Hijos de Almáchar", en Barcelona
14.- Primer Premio de Cantes por Verdiales (1984) y de Cantes por Malagueñas (años 1985-86) en el Certamen Flamenco organizado por el Excmo. Ayuntamiento de Málaga
15.- Recitales de Saetas y Villancicos en la Catedral de Málaga, con motivo del TRIDIUM, en los años 1997 y 1998
Pero como hemos indicado, lo reseñado anteriormente no es más que un recorrido de lo más superficial, pues la carrera artística de Antonio de Canillas fue intensísima y variadísima. Podemos afirmar que ha actuado junto a todos los grandes cantaores y cantaoras pasados y actuales, primero formando parte de esos espectáculos flamencos itinerantes, y luego en su participación en festivales. De su primera época destaca, por citar un ejemplo, el espectáculo organizado por el malagueño Antonio Mata Gómez, donde intervenían, además de Antonio, las figuras de Porrina de Badajoz, Gordito de Triana, Niño de la Ribera, Morenito de Córdoba, El Tembleque y otros artistas, incluido un cuadro de baile, acompañados por las guitarras del maestro Cómitre y Rafael de Antequera. Junto a sus compañeros de Málaga, ha participado muchas veces en la interpretación de la Misa Flamenca (incluso en Cuba, durante las Jornadas de Intercambio Cultural celebradas durante los meses de abril y mayo del año 2000 en La Habana), y en giras o actuaciones en solitario en el extranjero, donde podemos destacar las de Austria, Filipinas, Holanda, Francia, Suiza, Inglaterra, Alemania, Japón, etc., en algunas de las cuales Antonio de Canillas llevaba su propio Cuadro Flamenco, en promoción de nuestra Costa del Sol, de la cual Antonio era un enamorado. Y en cuanto a la aportación más concreta del de Canillas al acervo flamenco malagueño, hemos de comentar sobre todo la transformación que se refiere a la Saeta Malagueña, donde Antonio brilló con luz propia. No había Semana Santa malagueña en la cual no disfrutáramos con la voz dulce y mecida del maestro de Canillas, cantándole a cualquier Cristo o Virgen por nuestras calles y balcones.
De hecho, nuestro artista se convirtió en la gran figura, después de los cantaores que la introdujeron, que da forma definitiva a nuestra saeta, que la hace nueva y diferente, que la da a conocer por todo el territorio, y que lo llevó a ganar bastantes premios en su honor, incluido el ya referido Saeta de Oro de Sevilla, en el año 1980. ¿En qué consistió su aportación? Pues básicamente, Antonio perfecciona nuestro tipo de saeta doble (seguiriya + martinete), la hace definitiva, la acorta un poco (para que no quede demasiado larga, de cara a su interpretación en las calles durante la Semana Santa), la mece a su estilo, de corte gregoriano, y en fin, la configura totalmente en la forma en la que hoy la conocemos, interpretada por otros muchos cantaores, aunque ninguno con la maestría y el acento personal que el de Canillas le imprimía. Según sus propias palabras: "Yo lo que he hecho con la saeta ha sido coger el esqueleto del martinete y vestirlo, darle un toque religioso a mi manera". Y ahí tenemos el resultado: un saldo total de 50 años cantando saetas, y quince primeros premios de cantes por saetas de Málaga, avalan la trayectoria artística de Antonio de Canillas y su especial y rica aportación, podríamos decir su legado, en lo que a dicho cante se refiere. Antonio fue en efecto un saetero genial, intenso, original y muy nuestro, al que le debemos prácticamente la extensión y el reconocimiento de nuestra saeta en el mundo flamenco.
En cuanto a grabaciones, Antonio de Canillas posee multitud en el mercado, quizá más de 300 cantes grabados. Según el propio Antonio, "lo único que no he grabado ha sido la caña, pero lo demás, todo". Posee Antologías, grabaciones personales en solitario, y grabaciones colectivas con otros/as compañeros/as de Málaga. Antonio siempre fue un artista absolutamente respetuoso con todo aquél/la que se subía a un escenario, y muy querido por sus propios compañeros y compañeras de profesión. En septiembre de 2012 se le tributó un sentido homenaje en el Teatro Cervantes de Málaga, con la asistencia de multitud de figuras del flamenco, incluido la Llave de Oro del Cante Antonio Fernández Díaz "Fosforito". Asímismo, posee un busto erigido a su figura en su pueblo natal, Canillas de Aceituno, y el Ayuntamiento de Málaga está trabajando ya desde hace varios meses en la concesión a Antonio del galardón de Hijo Predilecto de la Ciudad, que ya será a título póstumo. En fin, un hombre bueno, "una buena persona" (como él declaró que le gustaría que le recordaran), un artista genial. Para los que quieran conocer más datos de nuestro personaje, quizá el estudio más completo es la biografía que escribe Gonzalo Rojo: "Antonio Jiménez González "Antonio de Canillas" (2006, Diputación de Málaga). Un cáncer de hígado, detectado hace muy poco tiempo, nos ha dejado sin su bondad, sin su sabiduría flamenca, sin su particular personalidad. Antonio de Canillas seguirá siempre muy alto en el podio de los cantaores más fieles, más sabios, más artistas, y mejores personas. ¡Hasta siempre, maestro!