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Blog de Rafael Silva. Presenta artículos de opinión basados en la actualidad política, cultural y social.

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Las bermudas de Emilio Botín

Seguro que los lectores se dieron cuenta de la patética imagen que lucía Emilio Botín, banquero entre los banqueros, en el hall del hotel donde se alojaba la delegación española en Brasilia, con el Rey Juan Carlos como máximo mandatario, acompañado, cómo no, de toda la pléyade de representantes empresariales españoles al más alto nivel. La gira tuvo lugar la semana pasada como recuperación de la imagen de las empresas españolas en Hispanoamérica, y claro, qué mejor embajador que nuestro monarca para tal menester.

 

Pues bien, cuando todos estaban presentes en los saludos oficiales al monarca, y todos los integrantes del séquito español lucían sus mejores trajes y corbatas, se presenta Don Emilio, con esa imagen campechana que siempre intenta transmitir, luciendo muy bien conjuntado polo y bermudas en color rojo chillón (rojo corporativo, al decir de algunos), rompiendo todo protocolo y respeto hacia Su Majestad y demás acompañantes. A buenos entendedores pocas (o ninguna) palabras le bastan, así que parece que Botín quería dejar claro quién es el que manda, y por tanto, quién se puede o no permitir ciertas libertades. El descaro, la desfachatez y el despropósito de este personaje es ilimitado. Ya nos tiene acostumbrados a sus salidas de tono, a sus vergonzantes palabras, y ahora también lo aplica a su indumentaria.

 

botin_bermudas.jpgY tal y como dice José Manuel Rambla en Rebelion: "...en este neofeudalismo de casino en que se están convirtiendo nuestras democracias de mercado, el poder político hace tiempo que ha asumido un papel subsidiario y simbólico respecto a los auténticos dueños del señorío. Por eso, Juan Carlos llegó a Brasil acompañado por sus pares más poderosos, como Botín o Cesar Alierta, o Antonio Brufau, o José Ignacio Sánchez, o Juan Rosell. Ellos son y se saben los señores, los auténticos dueños del territorio. Sin su condescendencia la corona o la democracia solo son un espejismo. Por eso fuera de ellos nada cuenta. Porque el resto solo somos una amorfa masa de súbditos condenada a la gleba por el nuevo orden neoliberal. Pobres desahuciados del Estado del Bienestar...".

 

Pero no queda ahí la cosa, sino que continúa con el discurso del Rey, quien en uno de los pasajes afirma poco menos que "...las Reformas emprendidas por el Gobierno español no tardarán en dar sus frutos...", después de hacer un alarde de las bondades de nuestra economía. Pues bien, Majestad, creo que se equivoca usted doblemente. Por una parte, se equivoca en pronosticar la buena marcha y evolución de nuestra economía, pero más allá de esa interpretación ideológica (en la que usted entra), el error es entrar mismamente en dicha valoración, que es, como decimos, una valoración política y sobre todo, ideológica. El Rey no está (y lo dice nuestra Constitución) para entrar a valorar acciones políticas de los Gobiernos, como a todas luces hace Su Majestad, apoyando explícitamente las políticas neoliberales que se están aplicando en España, y que están llevando a su pueblo a la miseria y a la pobreza, para mayor gloria de todo ese séquito que le acompaña, Majestad. De nuevo, como con la cacería africana, se equivoca usted.

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