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31 mayo 2011 2 31 /05 /mayo /2011 23:00

Analizamos en nuestro anterior artículo los resultados electorales, centrándonos en las dos partes de esa lectura agridulce, es decir, los mejores resultados de la coalición Izquierda Unida por una parte, y el giro a la derecha del electorado, por otra. Hemos querido dejar para un artículo separado todo lo acontecido después en el PSOE, como resultado de su derrota electoral, calificada como la peor de su historia en unas Elecciones Municipales y Autónomicas. Efectivamente, el descalabro ha sido de tal magnitud que en seguida se sucedieron las reuniones, las declaraciones y los comentarios para intentar poner un poco de orden en el caos que se avecinaba, pues tenían que seguir dando soluciones en todos los frentes que tenían abiertos, a saber: la continuidad de la legislatura, las Elecciones Primarias, de donde saldría el supuesto candidato para las Elecciones Generales de 2012, y el resultado electoral y todo lo derivado de su análisis e interpretación.

 

La debacle electoral se debe, a nuestro entender, a varios factores, pero que actúan al unísono y convergen en la actitud del electorado: por una parte, una sociedad sumida en la actual crisis económica que padecemos, y por otra, la gestión de dicha crisis llevada a cabo por el Partido Socialista, que lejos de plantear soluciones por la izquierda, como tantas veces le ha reclamado Izquierda Unida y hubiera sido lo lógico, ha hecho planteamientos que han ido en la línea de continuar con las políticas neoliberales que nos han conducido a esta situación. Al final, la gente de a pie, el ciudadano de la calle, ve cómo pierde poder adquisitivo, cómo se resienten sus derechos sociales y laborales, y cómo sus expectativas de futuro, en cuanto a empleo, vivienda y derechos y libertades sociales se ve recortada. No hay más que asomarse a las noticias de primera plana de cualquier informativo para comprobar cómo toda la evolución de la política y la economía va en dicho sentido, lo cual es bastante desalentador. Y de ahí el voto de castigo (aunque en la dirección equivocada, como ya analizamos en nuestro último artículo).

 

Pero el mayor problema, como decíamos al principio, es que los resultados electorales han sido todavía mucho peores que lo que ellos podían calibrar, han terminado siendo incluso peores que los que vaticinaban las encuestas de todos los medios, y se han encontrado con un electorado que les ha dado la espalda de forma rotunda y enérgica. Se abre a continuación por tanto una gran crisis de mensaje, de liderazgo y de formas en el PSOE, que tendrán que reconducir con mayor o menor fortuna, pero que es evidentemente fruto de su mala gestión y de sus continuos engaños. Comenzó el revuelo, los barones regionales del partido, aunque la mayoría han intentado cerrar filas en torno al Presidente del Gobierno, han discrepado sobre las formas, e incluso sobre el fondo, como es el caso del Lehendakari Patxi López, que ha defendido, junto con el PSE, que el camino a seguir debiera plantearse en un Congreso Extraordinario del PSOE, donde se debatieran mensajes, orientaciones, estrategias, propuestas y programas que supusieran un refresco al maltrecho partido surgido de tanta derrota electoral. Al final dicha opción fue descartada, y se fue a un proceso de Primarias.

 

Pero dicho proceso al final no se ha celebrado como tal, o mejor dicho, se ha resuelto sin tal, aunque todavía en teoría hay plazo para que algún candidato pueda presentarse. En primer lugar, la actual Ministra de Defensa Carmen Chacón anunció a finales de semana que se retiraba de la carrera por la sucesión, gesto que fue alabado por los dirigentes socialistas, en el sentido de valorarlo como una descarga que Chacón le hacía al partido, para tener un problema menos, y despejar el camino para el pronunciamiento de su oponente, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien el Comité Federal del sábado 28 de Mayo ratificó como el único candidato a Primarias, y por tanto, si no surgen más, será ratificado próximamente como el candidato a la Presidencia del Gobierno para las próximas Elecciones Generales de marzo de 2012.

 

Pero como ya decíamos en otro artículo anterior, lo que está en juego es su propia legitimidad como alternativa, pues supone (recordemos que el candidato es el actual Vicepresidente Primero del Gobierno) un continuismo total en las políticas que se han venido ejecutando en los últimos tiempos. Por tanto y desde posiciones de auténtica izquierda, nos da igual que el PSOE se presente con un candidato o con otro, porque seguirá siendo igual de conservador, seguirá practicando las mismas políticas, y seguirá defraudando a su  programa y a su electorado, como lo viene haciendo desde la primera legislatura de Felipe González, en el año 1982. Porque simplemente no se trata de personas, sino de ideas; no se trata de promesas, sino de la valentía, voluntad y coherencia políticas para aplicarlas cuando se está en el poder; en fin, no se trata de candidatos, o de líderes, sino de programas y de ideario político. Al fin y al cabo, eso es lo que votan los ciudadanos cuando se acercan a una urna. Así que nos da igual que sea Rubalcaba, Chacón o Blanco, pues el PSOE continuará alejado de las tesis de izquierda, de los planteamientos progresistas, renunciando a sus postulados más sociales, practicando el más rancio conservadurismo, y acercándose cada vez más, en fin, a las posturas del Partido Popular.

 

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