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17 noviembre 2016 4 17 /11 /noviembre /2016 00:00
Viñeta: Kike Estrada

Viñeta: Kike Estrada

Aunque sea cierto que mi cerebro es de mi propiedad, el funcionamiento social de la mente no depende de su propietario sino del contexto en el que se forma la mente, de los flujos mediáticos, de los impulsos estéticos, de las exigencias que la infosfera impone de muchas maneras. Es falsa la idea de que la mente es individual. Cuanto más tupida sea la red de interacciones comunicativas y tecnológicas entre las diversas mentes y las diversas máquinas de elaboración mental, más tiende la mente individual a ser simple articulación de la mente global

Franco Berardi ("La fábrica de la infelicidad")

Porque como en entregas anteriores hemos afirmado, nuestra mente está sujeta a miles de mensajes, desde que nacemos, que van modelando nuestro comportamiento individual y social, y marcando los cánones sobre lo que está bien o mal, sobre las mentiras y las verdades, sobre lo correcto y lo incorrecto, sobre la normalidad y lo que  no lo es. Pero también se nos inculca lo que es importante y lo que no, los valores fundamentales por los que funcionamos en nuestro mundo (conjunto de interacciones que delimitan los límites de nuestra sociedad), y nuestras posibles reacciones,  basadas en dichas experiencias. Y en todo ello, como venimos contando, los medios de comunicación desarrollan una labor fundamental. El adormecimiento de las conciencias, los raseros que conceden atención a los fenómenos, y una estricta gama de valoraciones, están dictados por nuestro juicio, por nuestro "sentido común", con la inestimable ayuda de los medios de comunicación. De ahí que sea tan interesante averiguar cómo se configuran dichos medios, quiénes están detrás de ellos, qué intereses poseen, a qué sectores sirven con sus informaciones, y hasta qué punto se alejan de lo que debiera ser el paradigma en una sociedad democrática, que no es otro que una información veraz, y auténticamente pluralista. 

 

En este sentido, voy a rescatar unos comentarios de Olga Rodríguez, quien en un reciente artículo para eldiario.es, sobre la problemática de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), reflexionaba en los siguientes términos: "Cuando se celebran debates políticos entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno suele haber más de 400 periodistas acreditados. Si 400 periodistas se apostaran con cierta frecuencia a las puertas de un CIE la sociedad conocería las violaciones de derechos que en ellos se perpetran, y es probable que finalmente las autoridades permitieran a la prensa grabar dentro de esos centros hasta ahora vetados para las cámaras. Si 400 periodistas acudieran con asiduidad a las puertas de un desahucio, se habrían evitado muchas más expulsiones. Si 400 periodistas dieran visibilidad cotidiana a las personas con trabajos precarios, a las desempleadas, a las víctimas de maltrato de género o a las que cada vez trabajan más por menos, tendríamos debates públicos más útiles y menos cortinas de humo creadas para inocular miedo y para que creamos que la estabilidad está íntimamente ligada al recorte de nuestros derechos y libertades". Olga explica, como acabamos de ver, y con esa maestría que le caracteriza, la importancia de situar el "foco mediático" en los problemas realmente interesantes, en los que de verdad preocupan a la gente, en los auténticos problemas graves de nuestra sociedad, en las tremendas injusticias y desigualdades, como patrón e indicador social de hacia dónde se tienen que mover las informaciones, en vez de a donde le interesen a los dueños de los medios de comunicación, que lógicamente verán el mundo desde un prisma muy diferente. 

 

Y hablando precisamente de los dueños de los medios de comunicación, y como un breve repaso didáctico, vamos a seguir algunos artículos del medio "El Salmón Contracorriente", uno de los medios alternativos más interesantes en la actualidad, para que nos ilustren sobre ello. El primero de ellos lo firma Julio Fernández, y se titula "¿Quién controla y financia los medios de comunicación que nos informan?". El autor comienza asegurando algo muy cierto: "Saber de dónde viene la información debería ser tan imporante como la información en sí misma, ya de que de este modo el receptor de la información podría en muchos casos estimar la intención, o los intereses que puede haber detrás de todos esos datos proporcionados". Sin embargo, la información sobre la propiedad de los medios no suele ser algo transparente, y de hecho, sólo existen dos países en Europa que tienen la obligación de proporcionar dicha información a la sociedad, según sus respectivas legislaciones, que son Austria y Croacia. Todos los demás países de nuestro entorno no poseen esa obligación legal, por lo cual averiguar quiénes son los actores que se encuentran detrás de lo que leemos, vemos y escuchamos en cada medio, es un arduo y tedioso trabajo de investigación. Pues bien, las cifras manejadas por este autor ponen de manifiesto que son cuatro los holdings de comunicación que a nivel mundial controlan el 96% del total del negocio mediático, y paradójicamente, esos cuatro holdings multinacionales, están dirigidos por lobbies judíos. Veamos los datos concretos. 

 

En efecto, estos cuatro conglomerados empresariales son Walt Disney, Time Warner Inc., Viacom/CBS (controlados por la familia de banqueros judíos Rosthchild), y 21st Century Fox, con su subsidiaria News Corporation liderada hasta el año 2012 por el magnate Rupert Murdoch, después de que dejara la empresa por las escuchas a grandes personalidades a través de su medio sensacionalista "News of the World". La 21st Century Fox está dirigida por lobbies sionistas y el sector bancario (JP Morgan, Elliot Associates L.P., Invesco Ltd., Waddell & Reed Finnancial Inc. y Deustche Bank AG). Todos esos medios de comunicación engloban en sus estructuras empresariales todo tipo de canales de televisión, radio, publicaciones, revistas, etc. De hecho, sobre el poder de dichos lobbies judíos en la información que se mueve en Estados Unidos, es famosa la frase que pronunció la portavoz israelí, Tzipora Menache: "Ustedes saben muy bien, y los estúpidos americanos saben igualmente bien, que nosotros controlamos su gobierno, independientemente de quién se sienta en la Casa Blanca. Ustedes ven, yo sé esto y ustedes lo saben que ningún presidente americano puede estar en una posición de desafiarnos aún cuando nosotros hacemos lo inconcebible. ¿Qué pueden ellos hacernos a nosotros? Nosotros controlamos el congreso, nosotros controlamos los medios de comunicación, nosotros controlamos el espectáculo, y nosotros controlamos todo en América. En América usted puede criticar a Dios, pero usted no puede criticar a Israel". Absolutamente impresionante. No son necesarias más palabras. Espero que mis lectores/as se explicarán muchas cosas (aunque sigan siendo injustificables) después de saber esta información. 

 

Siguiendo de nuevo a Julio Fernández, existen en el mundo otros muchos casos curiosos, y que no dejan de ser paradigmáticos para comprender las dinámicas e intereses que se encuentran detrás del sector de la información internacional. Un caso igualmente típico es aquél donde encontramos a empresas que, perteneciendo a sectores no relacionados con los medios de comunicación, entran en el negocio a través de la adquisición de terceras empresas de dicho sector, participando en su accionariado con más o menos poder. Si a esto le añadimos que las empresas propietarias sean de sectores, digamos, controvertidos, la cosa ya tiene cierto interés. Un ejemplo muy claro de ello es el de los grupos armamentísticos franceses, concretamente de las empresas Lagardère o Dassault Aviation, las empresas de armamento más grandes del país, teniendo en cuenta además que Francia es el cuarto país exportador de armas del mundo, detrás de Estados Unidos, Rusia y China. Pues bien, paradójicamente, dichas empresas controlan dos de los periódicos más importantes del país, como son Le Monde y Le Figaro. Tremendamente curioso, ¿no es cierto? Teniendo esta información, y leyendo ciertos editoriales de dichos medios, es más fácil comprender ciertos mensajes y los intereses que se sitúan detrás de ellos. En la siguiente entrega daremos un pequeño repaso al sector de medios de comunicación español, con sus diferentes e intrincadas relaciones de propiedad y participación de sus empresas. 

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