Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
29 agosto 2019 4 29 /08 /agosto /2019 23:00
Imagen: Portada del Monográfico sobre Corrupcion del medio ALAINET 531 (Marzo 2018)

Imagen: Portada del Monográfico sobre Corrupcion del medio ALAINET 531 (Marzo 2018)

La corrupción pone en peligro los valores mismos del sistema: la democracia es herida en el corazón; la corrupción sustituye el interés público por el privado, mina los fundamentos del Estado de Derecho, niega los principios de igualdad y de transparencia favoreciendo el acceso privilegiado y secreto de ciertos agentes a los recursos públicos

Yves Mény y Donatella Della Porta

En su sentido más amplio, la corrupción podría referirse a las estrategias privadas que subvierten los intereses colectivos de determinadas comunidades, pero en nuestros tiempos, está claro que la corrupción es funcional al capitalismo, y ello directamente se traduce en que la corrupción siempre despunta cuando existe una gran concentración de poder, por ello la democracia es la mejor solución para la corrupción. O si se quiere, la corrupción es el peor enemigo de la democracia. La intensión de la competencia bajo el capitalismo conduce a la multiplicación de prácticas espurias, que básicamente inducen a la subordinación de los intereses colectivos de la sociedad a los del capital. Lo que Silvina M. Romano ha llamado "empresarialización del Estado" consiste en permitir todo ello, desde una leyenda falaz de eficiencia de los recursos públicos, tomando como referentes los privados. De esta forma, el Estado se pone al servicio tanto de la vieja oligarquía como de los nuevos empresarios al uso, adoptando sus formas, sus métodos, sus procedimientos y sus objetivos. Abundan los símiles que nos indican erróneamente que hay que tratar al Estado (contable y financieramente) como si se tratara de una familia, cuando evidentemente hay muchas diferencias de rigor entre una entidad y otra. Por su parte, otro elemento que se está desarrollando últimamente como un entramado propicio para la corrupción es el propio sistema judicial, que consiste básicamente en organizar un sistema no orientado a la justicia, sino al ataque hacia los adversarios políticos utilizando a la justicia como un medio, una herramienta, un instrumento al servicio de la lucha política. Varios ingredientes confluyen en este diseño: se apresuran sus expedientes frente a otros casos, no se toman en cuenta las pruebas (normalmente hay ausencia de pruebas), y además se apoya en una campaña mediática de desprestigio hacia dicho adversario. Esta práctica judicial corrupta lleva ocurriendo sobre todo en América Latina durante los últimos años (Brasil, Argentina, etc.). 

 

Naciones Unidas ha calculado que por delitos de corrupción se pierden 2,6 billones de dólares cada año, lo que equivale a más del 5% del PIB mundial, recursos que bien podrían destinarse a financiar los programas sociales necesarios para atender a las necesidades más apremiantes de las mayorías sociales a nivel mundial. Una prueba más de que la arquitectura de la desigualdad está fuertemente organizada y proyectada. No es casual, no es natural, no es inherente a la naturaleza humana, es inherente a este capitalismo desbocado e irracional. Hemos atravesado una peligrosa frontera donde el Estado se ha convertido en un botín para el asalto de los indecentes empresarios que ávidos de ganancias no se detienen ante nada. Hemos pasado de modelos de sociedad rentistas a un modelo de sociedad del despojo. El tamaño del botín público saqueado y la internacionalización del "negocio" han adquirido volúmenes espantosos, dimensiones gigantescas. Y por su parte, los medios de comunicación a lo más que llegan es a denunciar expresamente los hechos corruptos y sus consecuencias, pero nunca a cuestionarse sus verdaderas causas, porque eso, como estamos viendo, sería casi tanto como cuestionarse el propio sistema capitalista. Y en cuanto a las medidas y recetas para acabar con la corrupción, lo que suelen hacer los medios y los dirigentes políticos y empresariales (¡cuánta hipocresía!) es limitarse a proponer una serie de parches muy generalistas, sin la trascendencia suficiente como para acabar con el triste fenómeno. Además, con el añadido de que no suelen llevarse a la práctica, con lo cual la decepción de las clases populares con respecto a la corrupción va en aumento. La arquitectura de la desigualdad se ataja con medidas firmes, valientes y decididas (más abajo indicaremos algunas de las propuestas por los investigadores de OMAL), no con parches indicados para cuando tenemos una simple herida. La herida que provoca la desigualdad es amplia, sangrante, hiriente, y su erradicación ha de ser necesariamente tomada desde la valentía y la seguridad de unos objetivos certeros. 

 

Pero la corrupción no consiste únicamente en acabar con estas prácticas. También afecta a la actividad (y a la misma existencia) de todo tipo de foros, think tanks, organismos y organizaciones que a nivel mundial adquieren un protagonismo inusitado, y que por supuesto suponen enormes escaparates para que estas prácticas se legitimen y se extiendan. Un buen ejemplo de esto es el famoso "Foro de Davos". En este artículo de TNI se explica perfectamente la verdadera esencia de dicho foro. Lo resumiremos a continuación: este Foro Económico Mundial se celebra anualmente, y según propia declaración, su misión consiste en "mejorar el estado del mundo", cuando en realidad es un encuentro de las élites para continuar diseñando estrategias de saqueo y manipulación. La radiografía de sus asistentes ya dice mucho al respecto: se halla dominado por hombres blancos (83%), procedentes fundamentalmente de Europa y Estados Unidos (75%). No parece que sea una radiografía muy democrática. Por otra parte, su base de miembros permanentes la conforman exclusivamente 1.000 de las mayores empresas del mundo, la mayor parte de las cuales contabilizan una facturación anual de más de 5.000 millones de dólares. ¿Puede ser un foro de estas características realmente representativo y responsable ante la sociedad? ¿No es el propio poderío del foro un despliegue de corrupción en sí mismo? No es el único caso: en este otro artículo de nuestro Blog presentamos una radiografía del Club Bildelberg, otro de los selectos "clubs" de magnates mundiales. Solo uno de los 24 integrantes de la Junta Directiva del Foro de Davos puede decirse que representa a la sociedad civil (concretamente, a la Cruz Roja). En la junta no participa ningún representante de sindicatos, entidades del sector público, grupos de derechos humanos, organizaciones campesinas o indígenas, estudiantes o jóvenes. La pregunta es: ¿Qué tipo de mundo pueden diseñar estos personajes que se reúnen en Davos anualmente? ¿Existe pluralidad ideológica entre ellos? Varios de los representantes de la junta directiva de Davos lo son también de grandes corporaciones con un largo historial de abusos laborales, sociales y ambientales, lo cual está dejando claro los intereses que se mueven allí. 

 

De cara a servir de muestra para la arquitectura de la desigualdad, citaremos un solo ejemplo del personal que forma parte de la junta directiva de Davos: Mukhesh Ambani, Presidente de Reliance Industries, es conocido por ser el hombre más rico de la India. Posee una casa valorada en 1.000 millones de dólares, con 27 pisos, para una familia de 6 personas, en un país en que el 40% de los niños y niñas padecen desnutrición. ¿Qué tipo de mundo puede desear diseñar este personaje? Sin embargo, al Foro de Davos le gusta presentarse como un actor preocupado por la situación mundial, consternado por la irracional, creciente y disparada desigualdad, y comprometido con la construcción de una globalización progresiva. Si no fuera porque es tan grave y patético, podría darnos un ataque de risa. ¿Alguien tiene dudas sobre los intereses que representan los que acuden al Foro de Davos? Susan George, veterana activista reconocida internacionalmente, y una de las pensadoras más lúcidas y capaces, ha llamado a estas élites "la clase de Davos", una clase de "individuos resueltos, poderosos y educados, que pese a los agradables modales y la bien entallada ropa de sus miembros, es depredadora". El verdadero problema no está en que esta "clase de Davos" tenga ocasión de reunirse y elaborar sus estrategias (faltaría más, no queremos coartar la libertad de nadie), sino más bien en su poder para impulsar agendas globales que sirven en gran medida a sus propios intereses económicos y que inciden de forma desproporcionada en los sectores pobres, sin ningún tipo de responsabilidad democrática. ¿No es quizá ésta la mayor forma de corrupción? En definitiva, la Junta Directiva del Foro Económico Mundial de Davos refleja, en cierto sentido, una idea de cómo desea que funcione el mundo, un mundo dirigido por un pequeño grupo de directivos empresariales, hombres en su mayoría, con la misma educación y visión ideológica, y con la comparsa de diversos actores no empresariales para dar a sus acciones un barniz de legitimidad. Davos y otros foros por el estilo representan la corrupción en sí misma, son la expresión de la corrupción al más alto nivel, y representan una visión del mundo corrupto que hemos diseñado. 

 

Desde OMAL (Observatorio para América Latina), hacen una serie de propuestas de control ante estos hechos que permiten, fomentan y propician la corrupción: prohibir la circulación sin obstáculos de altos cargos y representantes políticos entre el sector público y el privado (lo que hemos denominado las "puertas giratorias"), la cooptación del proceso decisorio de las políticas públicas, el soborno y otras prácticas corruptas. Por otra parte, se vuelve imperioso obligar a gobiernos y parlamentos a someter a consultas con las empresas, grupos de presión (lobbies), movimientos sociales, sindicatos, ONG y pueblos autóctonos (el conjunto de la ciudadanía), entre otros actores, la toma de decisiones que afecten a sus intereses: o dicho de otra forma, más resumidamente, aumentar la democracia, alcanzar un sistema de democracia plena. Así mismo, es imprescindible regular el complejo entramado de bancos, empresas, grupos de inversores, agencias, consultoras, comisionistas y demás actores que operan en los mercados financieros. Poner orden en todo este entramado resulta fundamental para canalizar los procesos, y evitar que no degeneren en medios y formas corruptas. Y finalmente, aprobar normas sobre la transparencia de las prácticas financieras, el flujo y control de capitales y de los servicios financieros, el control de los fondos de inversión (hedge funds), el control de los llamados "fondos buitre", el fraude y la elusión fiscal, las agencias de calificación, la retribución de los altos directivos de las compañías, y el secreto bancario, así como la aplicación de sanciones a los flujos ilícitos de capital. Todo ello puede conseguirse, como siempre afirmamos, pero tenemos que disponer de un ingrediente fundamental: la voluntad política, manifestada en la valentía de los gobernantes para acabar y erradicar con cualesquiera entidades, procesos o prácticas corruptas que puedan contribuir a la opacidad de los intercambios y a los ilícitos fraudulentos. La corrupción es otro gran pilar donde se asienta la arquitectura social de la desigualdad. Un pilar profundo, extenso, y con mil recovecos donde actuar. Finalizamos aquí este octavo bloque temático, y continuaremos con el noveno a partir de la próxima entrega.

Compartir este post
Repost0

Comentarios