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3 enero 2013 4 03 /01 /enero /2013 00:00

Bien, hemos comentado en el artículo anterior de esta serie dos de los conceptos fundamentales que para nosotros se ponen en debate en el Modelo Federal, como son la Solidaridad y la Autodeterminación. Junto a este último, hemos introducido también nuestra visión sobre el Autogobierno y la Independencia. Comentaremos en el presente artículo los otros dos conceptos fundamentales implicados, tales como el Municipalismo y el propio Federalismo. Con todos estos ingredientes previos, ya estaremos en condiciones de abordar con profundidad nuestra propuesta sobre un Estado Federal, y todas sus posibles implicaciones.

 

Sobre el concepto de Municipalismo también se ha hablado mucho últimamente, a raíz de los ataques (que aún continúan, y prevemos se acrecentarán en los próximos meses) perpetrados por los Gobiernos del Partido Popular, tanto Central como Autonómicos. Los conservadores, bajo un escondido modelo neocentralista, quieren restar poder y competencias a las Comunidades Autónomas y a los propios entes locales, en todos los frentes: atacan a los sueldos de diputados autonómicos, a los sueldos de los ediles municipales, incluso a sus propias competencias. Todo ello forma parte de una ofensiva en toda regla para desprestigiar a la clase política, y para contribuir a un nuevo centralismo que despoje la actual autonomía administrativa de las Comunidades y de los Ayuntamientos. Frente a este planteamiento, el nuestro desde la izquierda es diametralmente opuesto, pues para nosotros el municipalismo es un concepto muy profundo, ya que representa el ámbito más cercano a los espacios sociales, políticos y cotidianos concretos en los que se han de materializar los conceptos antes abordados.

 

En efecto, el espacio municipal es aquél en el que la ciudadanía desarrolla su actividad social y laboral cotidiana, es aquí donde surgen sus principales necesidades y demandas, y es el mejor lugar para ofrecerles una solución. Un mayor grado de participación política a nivel de los municipios reduciría drásticamente los cauces de delegación, simplificaría la administración pública y acercaría el espacio de la solución al espacio del problema. El valor por tanto que le atribuimos al municipalismo va mucho más allá del de la mera descentralización administrativa. Representa el mejor espacio para desarrollar formas participativas de la gestión pública, permitiendo profundizar en el autogobierno y traduciendo el derecho de autodeterminación (justo en el sentido comentado en el anterior artículo) a una práctica cotidiana concreta para los ciudadanos/as. Transformamos así a los ciudadanos/as desde la figura y el rol de meros consumidores/as y receptores pasivos de las decisiones de otros, en sujetos activos con capacidad y control para intervenir por sí mismos en los grandes asuntos que les afectan.

 

Pero para que este enfoque sea posible, el Municipalismo tiene que ser autosuficiente en recursos propios, así como en la gestión de las competencias que le han sido atribuidas. En ámbitos de coordinación a mayor escala, y eliminando las actuales Diputaciones Provinciales, que son entes totalmente anacrónicos, los Municipios se han de agrupar en Mancomunidades en función de intereses comunes, y desarrollar entre ellas políticas de forma coordinada. Ello contribuiría al reequilibrio territorial, al fomento de las lenguas autóctonas y al control sobre la dotación y gestión de todos los medios y recursos necesarios para garantizar los derechos de los ciudadanos/as, sus cauces de participación y el desarrollo de los servicios públicos. No existe ningún ámbito mejor para garantizar la diversidad cultural, medioambiental y etnográfica. Y además, los planteamientos que estamos proponiendo aquí también pueden ser aplicables a los distritos de las grandes ciudades.

 

Abordando ya el concepto de Federalismo, originalmente, parte de la existencia de naciones, Estados o soberanías previamente constituidos que pactan de forma voluntaria una coexistencia política estatal en forma de Federación. Para nuestro caso español, puede servir de fórmula para fundamentar en plena armonía la convivencia entre territorios, culturas y pueblos diversos sobre la base de la solidaridad incluyente, y sin que esta coexistencia signifique ni la anulación de dicha diversidad, ni el dominio de unos territorios sobre otros, ni la existencia de más derechos de los unos en relación con los otros. En un proyecto federalista de izquierdas no caben planteamientos etnicistas, ni aquéllos que hacen una determinada lectura o interpretación de la Historia para demostrar la existencia de atributos superiores de los que puedan derivarse determinados privilegios de unos pueblos sobre otros. Hemos de desmontar el concepto de las hoy denominadas "Comunidades Históricas" (referidas a Cataluña, País Vasco y Galicia), pues es un concepto totalmente falaz, que no responde a la realidad, para empezar porque en el Estado Español hay Comunidades muchísimo más "históricas" que ellas, como Andalucía.

 

Luego por tanto, y bajo nuestro planteamiento de Estado Federal, la soberanía residiría en los ciudadanos/as y no en los pueblos, y son éstos los que deberían desarrollar sus identidades individuales y colectivas. Esto significa que cualquier ciudadano/a residente en cualquier territorio tiene derecho a elegir su identidad, y por ejemplo, definirse como catalán, gallego, extremeño o español, en el libre ejercicio de su autodeterminación. Estamos convencidos de que este enfoque permitiría velar colectivamente y de forma también más efectiva y enriquecedora para todas las partes, por la conservación de un patrimonio cultural, lingüístico, etnográfico y ambiental plural y diverso, en un mundo cada vez más interdependiente. Y esto contribuiría al desarrollo de un concepto de Ciudadanía Social que permitiría fomentar de forma solidaria una cultura donde los ciudadanos/as se conviertan en sujetos políticos activos, con formas avanzadas de autogobierno, sustentado en la riqueza y diversidad de las culturas y del patrimonio locales, así como en el muncipalismo. A tenor de todo lo dicho, y a partir del artículo siguiente, comenzaremos a concretar nuestra propuesta de Estado Federal para el Estado Español.

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