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25 agosto 2014 1 25 /08 /agosto /2014 23:00

"De este modo, valores sistémicos como: ganancia, salario, riqueza, competitividad, obediencia, respeto, pacifismo, conformismo, dinero, propiedad privada, poder, democracia, paternalismo, jerarquía, gobernabilidad, inversión, capital, éxito, ser emprendedor, filantropía, conciliación de clases, perdón, castigo, civilización, modernización, patria, patriotismo, fronteras, crecimiento, ciudadanía, crédito, intereses, seguridad y orden, pasados como auténticos valores desempeñan su función en la preservación del capitalismo"

(Camilo Valqui)

 

 

 

 

 

sociedad_alienante121.jpgNos habíamos quedado, en el último artículo de la serie, comentando la aberración representada por los medios de comunicación, y más concretamente, en la figura de los tertualianos, a los que habría que recomendar que dejaran de jugar a ubicarse en una u otra corriente política, porque ya no engañan a nadie. El sistema necesita sentar en la misma mesa a personas con aparentes diferencias ideológicas o políticas para hacernos creer que vivimos en una realidad democrática, con auténtico debate sobre las diferentes alternativas que se puedan plantear, cuando de hecho, la democracia se ha convertido en una estrategia más del poder. Los tertulianos crean falsos enfrentamientos de cara a la galería, pero después, todos comen del mismo plato, son alimentados por la misma mano. Según el periodista Pere Rusiñol, más del 50% de los contertulios son seleccionados por los Jefes de Prensa de partidos políticos e instituciones. Pero cuando llega a rizarse el rizo hasta el completo absurdo, en un supino alarde de hipocresía, es cuando preparan los debates electorales (sobre todo con enfrentamiento de los representantes de los dos partidos mayoritarios), donde se pacta todo, hasta los últimos temas que han de debatirse, los que no, las estrategias de cara al debate, los temas tabú, o las apariencias del decorado...¿cómo pretenden que nos creamos nada bajo esa enlatada y pactada parafernalia?

 

sociedad_alienante122.jpgPor tanto, vivimos en una sociedad en la que para opinar sobre los diferentes temas o noticias que van apareciendo, ya están los tertulianos oficiales, cuya aparición en los diferentes medios, sobre todo en TV, ya se vuelve repetitiva, cansina y tremendamente aburrida. Por su permanente presencia da la sensación de que se les considera expertos en todo: cualquier tema puede ser abordado sin ningún tipo de límite, pudor, prejuicio o excusa. Se nos muestran como "funcionarios de la opinión", bien pagados y que cumplen su tarea, siempre con la presencia de alguno (o varios) que juegan el papel de enfant terrible o de participante díscolo para cerrar el círculo y aparentar un falso equilibrio de fuerzas en el debate. Por razones incomprensibles se incorporan a esas tertulias, formando ya parte de la plantilla fija, elementos con un talante claramente antidemocrático, herederos de un régimen fascista y destructores de todo aquéllo que suponga un avance de progreso o una mejora de las condiciones de vida de los menos favorecidos. La conclusión de porqué la situación es como es no puede ser otra que la torpeza con la que actúan tanto los que dirigen actualmente los medios públicos estatales como la despreocupación de la clase política en el gobierno por lo que está ocurriendo en las cadenas estatales. Otro tanto ocurre en las cadenas privadas, salvo alguna honrosa excepción.

 

sociedad_alienante123.jpgSobre las tertulias y los tertulianos, recogemos las palabras de José López: "Por eso, se habla eternamente de temas que ya poco a poco se creían superados, ya sea el aborto, el matrimonio entre homosexuales, la Iglesia, y sobre todo mucho sexo. Todos ellos temas de interés social, pero nimios para el verdadero poder en la sombra, el poder del capital. Hay que entretener al pueblo con sexo, con fútbol, o con lo que sea, con tal de que no piense sobre lo que le afecta día a día en el trabajo, en el banco, o en el hospital. Temas que interesan a los dos partidos mayoritarios, puesto que de lo que se trata es de hablar de cualquier cosa menos de los tabús, léanse las bases del sistema económico-político, las raíces de los verdaderos problemas que interesan al ciudadano, es decir, el paro, el terrorismo o la vivienda, puesto que de lo que se trata es de montar polémicas para aparentar que existe un gobierno y una oposición. De lo que se trata es de inundar al ciudadano con estadísticas que maquillen la realidad o que por lo menos la suavicen, para lo cual se reformula el IPC, o se inventa una nueva manera más ventajosa (para el poder) de contabilizar el índice de desempleo. De lo que se trata es de ocultar que no se hace nada a base de muchas cifras rimbombantes, de muchas opiniones "expertas" que repiten como loros lo que sus amos les han adiestrado, de muchas tertulias entre siempre los mismos lacayos que hablan mucho para no decir nada, menos aún nuevo, para repetir hasta la saciedad los postulados que nos meten por todos lados hasta en la sopa. De lo que se trata sobre todo, es de evitar a toda costa el recuestionamiento de los cimientos de la sociedad, de evitar que otras ideas hagan competencia a las del pensamiento único, sin el que el sistema no podría existir".

 

sociedad_alienante124.jpg¿Qué deberíamos tener en realidad? Deberíamos disfrutar de lo que pudiéramos denominar como "Democracia en la palabra". Deberíamos disfrutar del derecho a la "no desinformación", porque de verdad se emprendiera una política contra la acumulación y monopolización de los medios. Me baso en el documento "Por una Revolución Democrática y Social", que ya referimos y resumimos en otro artículo de este Blog, sobre todo en el punto que tiene que ver con el derecho a la "buena" información. Los antiguos griegos definían la isegoría como la igualdad en la participación de la palabra, especialmente en el momento de participar en la Asamblea. En nuestras sociedades modernas, más de dos mil años después de aquélla descripción, estamos lejos de alcanzar una situación siquiera parecida a la que sugiere tal concepto. Muchos voceros de los medios que representan al pensamiento dominante incluso se oponen abiertamente y critican la democracia asamblearia, la desprestigian, e intentan boicotearla. Porque hoy día, podemos afirmar sin lugar a dudas que la "palabra pública" está muerta, despedazada por los medios de comunicación privados que privan a determinados sectores e ideas la exposición de sus planteamientos. Así, hoy día asistimos a un espectáculo en el cual una idea común, un pensamiento único y uniformizador, se disfraza bajo dos tipos de matices y se expone como debate público.

 

Pero, ¿porqué ha de ser así? Muchos ciudadanos creemos, seguimos creyendo, que todos tenemos el mismo derecho a exponer nuestras ideas públicamente, y que todas las ideas tienen el mismo derecho a ser conocidas y divulgadas. Todos tenemos el derecho a ser oídos y escuchados por el conjunto de la población, y creemos en la democracia en el interior de los medios de comunicación. Creemos en el derecho a la información y en el derecho a la no desinformación, esto es, a la verdad. Y hoy día, maltrecha la profesión del periodismo debido a los enormes conglomerados privados que obedecen únicamente a los intereses de sus dueños, de sus propietarios, de sus accionistas, así como por las televisiones públicas, dirigidas de forma descarada e insultante en la dirección política que al gobierno de turno le conviene, hemos de despojarnos de tanta "alienación informativa", de tanta morralla ideológica, de tanta uniformidad en el pensamiento, de tanta censura mediática, y buscar soluciones para garantizar la profesionalidad y el derecho a la información. Porque sólo en ese contexto, donde todas las ideas sean conocidas, divulgadas y respetadas, puede surgir en la conciencia humana la necesidad fisiológica de la auténtica reflexión, del debate, de la crítica y de la razón. Continuaremos en siguientes entregas.

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