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11 marzo 2015 3 11 /03 /marzo /2015 00:00

"No existen evidencias de la implementación de un plan para rescatar el concepto de una nueva URSS o del imperio ruso, como machaconamente repite la prensa en una estrategia cansina y goebbeliana. Los movimientos de Rusia son técnicamente defensivos, de respuesta al imparable cerco militar occidental. Sólo una gran dosis de intoxicación de medios de desinformación masiva puede hacer que veamos lo contrario"

(Juanlu González)

 

 

 

 

estado_guerra_permanente211.jpgPorque la verdad es que nadie puede negar las evidentes injerencias de la Unión Europea (ahora convertida en embajadora de las negociaciones de paz), que a su vez son siempre un patrocinio de los Estados Unidos. En Kiev, antes de llegar al cuasi estado de guerra civil actual, las últimas escenas de la hipocresía norteamericana fueron la visita del Director de la CIA, dirigida a preparar la ofensiva militar sobre el este del país (visita que Washington pretendió ocultar, negando que se hubiera producido, y que se vio obligado a reconocer ante las evidencias), y después la visita del Vicepresidente Joe Biden, para apoyar al gobierno de extrema derecha. Eran los avales que necesitaban los golpistas de Kiev: la preparación de la ofensiva militar contra la revuelta en el Este de Ucrania se inició de inmediato. Primero fueron las matanzas de Kramatorsk, después Slaviansk, luego Odessa (donde 46 personas, la mayoría miembros del Partido Comunista y de otras fuerzas de izquierda fueron quemadas vivas), y últimamente Donestk y Lugansk.

 

estado_guerra_permanente212.jpgParalelamente, las amenazas y sanciones económicas sobre Moscú, sus empresas y dirigentes no han cesado durante los últimos meses, en una diabólica espiral de aislamiento, que se ha visto retroalimentada por las propias decisiones de Putin, en el sentido de vetar la importación de productos europeos. Una verdadera provocación hacia Moscú sin ningún motivo, como han afirmado los excancilleres alemanes Helmut Khol y Gherard Schroeder. ¿Pero cuáles son las razones por las que Estados Unidos y la UE han lanzado un envite semejante sobre Ucrania? En primer lugar, seguir ampliando los territorios bajo influencia europea y norteamericana, continuando la presión sobre el antiguo territorio soviético, para disminuir el área de influencia y el radio de acción de Moscú, y hacer irreversible la ruptura de las antiguas repúblicas soviéticas. Porque según el peculiar, estrecho, retorcido y malvado razonamiento de Estados Unidos, que la Unión Europea quiera ampliar sus países miembros es razonable, pero si Moscú pretende lo mismo con su propuesta de unión aduanera, entonces esa opción se convierte en una "peligrosa expansión que amenza al mundo", y que hay que cortar de raíz. Porque Washington busca el aislamiento de Rusia.

 

estado_guerra_permanente213.jpgPor otra parte, el Golpe de Estado en Kiev tenía, además, una pretensión oculta, que era conseguir la denuncia y anulación de los acuerdos ruso-ucranianos sobre el establecimiento de la flota rusa en Sebastopol, objetivo que la reacción rusa y la población de Crimea hicieron fracasar, gracias al referéndum popular, del que surgió la reincorporación de Crimea a Rusia. Pero además de todo ello, Estados Unidos pretende darle una nueva función a la OTAN, con una renovada estructura militar, después de la integración de todo el antiguo Este socialista europeo y de los países bálticos, éstos últimos en clara violación de los Acuerdos de París celebrados durante los años 90. Y junto a esta expansión de su poderío militar y territorial, se patrocina todo un completo programa de rearme, exigiendo asímismo de los aliados europeos un incremento del gasto militar. De esta forma, si se consuma la perspectiva de integración de Ucrania, Georgia, incluso Moldavia, culminaría el cerco sobre Moscú, que así perdería incluso la influencia sobre la periferia rusa, quedando relegada a convertirse en una potencia regional.

 

estado_guerra_permanente214.jpgEn tercer lugar, Washington quiere forzar a la Unión Europea a un nuevo reparto de las cargas de ese rearme del que hablábamos, obligando a Berlín, París y Londres a gastar más en armamento para asegurar el desarrollo militar de la OTAN, un brazo armado que Washington pretende continuar utilizando en sucesivos conflictos, aunque infrinja los propios Tratados de la organización. Además, Estados Unidos pretende la ruptura de los lazos que han desarrollado Moscú y Pekín durante los últimos años, en la esfera de la cooperación estratégica, militar y energética, aunque ese objetivo sea difícil. De todos modos, es una torpe táctica, ya que la presión sobre Moscú reforzará su inclinación hacia el mundo asiático, como lleva ocurriendo comercialmente con la emergencia de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Pero en el plano comercial, el beligerante gigante norteamericano pretende la ofensiva mediante el TTIP, esto es, el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea. El panorama por tanto es de total desequilibrio en todos los niveles, aunque el más urgente sea el reforzamiento del alto el fuego en los combates del Este de Ucrania, ya que pese a la histeria antirrusa desplegada por los medios de comunicación occidentales, a Moscú tampoco le interesa el agravamiento de la situación en Ucrania, ni el inicio de una Guerra Civil.

 

estado_guerra_permanente215.jpgLa situación económica de Ucrania desde el golpe se ha vuelto insostenible, próxima a la quiebra, el desorden crece, la exasperación incluso en la clase política es evidente (se han dado multitud de situaciones de auténtica batalla campal en el Parlamento ucraniano), y el Estado no puede ni siquiera pagar el suminstro de gas ruso, y cuenta con centenares de miles de personas que ya no reciben sus salarios, y con incrementos desmesurados de precios, mientras el fantasma del hambre, el caos y la destrucción se apropia cada vez más de la población. Las promesas occidentales de ayuda económica no acaban de cuajar, incluida la del propio FMI, y las recetas neoliberales de la Troika anuncian nuevos años de sacrificios para Ucrania, y por supuesto, de magníficos negocios para las empresas occidentales, que es lo que, también en el fondo, van buscando tanto la UE como los Estados Unidos, es decir, un nuevo contexto de redistribución de la riqueza a favor de los más poderosos. Continuaremos en siguientes entregas.

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