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23 abril 2017 7 23 /04 /abril /2017 23:00
Por la senda del Pacifismo (47)

Los bombardeos [de Trump sobre Siria] sólo agravan los problemas y más si se deciden unilateralmente y se ejecutan al margen del derecho internacional. El fracaso de la ONU no justifica la “venganza” de Trump; al contrario, es la “venganza” de Trump la que colabora una vez más en la demolición del organismo internacional y, lejos de compensar su inutilidad introduciendo algún efecto estabilizador, dificulta aún más cualquier solución sobre el terreno. Es lo que ocurre con todos los actos cometidos contra el derecho y la ética política: que por eso mismo son tan destructivos como los que pretende combatir. Deberíamos tener ya suficiente experiencia histórica como para no pretender disfrazar una agresión ilegal de justicierismo moral. Todo lo que se hace al margen del Derecho se hace contra el Derecho. Y eso tiene consecuencias

Santiago Alba Rico, Carlos Varea y Loles Oliván

En muchos países occidentales, después de esta terrible oleada de atentados que estamos sufriendo, la escuela pública ha representado otro bastión para el adoctrinamiento contra los extranjeros. Lo relata Maite Moraza para el caso francés en este artículo para el medio Rebelion.org, y a él nos remitimos en lo que sigue. En Primaria, los compañeros de clase de las niñas musulmanas (nacidas o no en Francia) les dedican frases como: "Los que son como vosotras son los que han cometido los atentados de París, sois terroristas". Las voces de estas pequeñas niñas son acalladas por la intolerancia y la incomprensión de una sociedad alienada. ¿Qué está pasando pues en los colegios franceses, y que seguramente podamos extrapolar a las aulas de otros países "civilizados"? ¿Cuáles son los mensajes que escuchan los niños y los adultos dentro y fuera de los colegios? De momento, durante los días posteriores a los atentados, se han suprimido las actividades lúdicas y divertidas. No era momento de risas. Había que llorar a los muertos. Y durante las siguientes jornadas, se prepararon varias ediciones de revistas destinadas al público infantil, con información especial sobre los atentados, que los profesores repartieron, leyeron en clase, y que posteriormente los padres debieron revisar con sus hijos e hijas en casa. 

 

Se trataba, cómo no, de un reforzamiento de los mensajes que se difunden desde arriba, desde las más altas Instituciones del Estado, y que difunden el mensaje y la lectura que el pensamiento dominante quieren hacer sobre los hechos terroristas. Y por supuesto, los centros docentes, incluso a sus alumnos de más temprana edad, se encargan de adoctrinar en dichos enfoques, en dichas interpretaciones, en dichas lecturas. Así se aseguran de que cuando estos chavales lleguen a la edad adulta, serán perfectos hijos del sistema de su tiempo. No representarán grandes amenazas a la línea de pensamiento dominante, no se rebelarán ante él, no ofrecerán dudas, se limitarán a continuarlo como borregos. Unos borregos, eso sí, muy nacionalistas, que creerán en los "valores" que inspira su país, y que estarán dispuestos a defenderlos con uñas y dientes, ante los ataques de los "enemigos". Todo muy calculado, todo muy ajustado, todo muy controlado. Básicamente, los documentos a que se refiere Maite Moraza en su referido artículo explicaban los atentados y el terrorismo del Daesh con preguntas y respuestas prefabricadas que aparecieron repetitivamente en medios de comunicación y noticieros franceses. Citaremos a continuación algunas respuestas de dichos documentos: "Los terroristas han matado a gente que estaba en el bar o en el restaurante, en un concierto o cerca de un estadio de fútbol. Dicen que no está bien hacer esas actividades. Han atacado nuestra forma de vivir". ¿Seguro? ¿Nuestra forma de vivir se limita sólo a asistir a conciertos o a restaurantes? ¿Nuestra política se limita sólo a permitir eso? 

 

Y continúan: "Los islamistas quieren imponer a todo el mundo las mismas reglas estrictas del Islam: prohibido escuchar música, obligación de rezar, las mujeres deben cubrirse y salir acompañadas por un hombre...". Efectivamente, hemos expuesto en esta serie de artículos que las corrientes más fundamentalistas del Islam difunden y justifican estos comportamientos, pero también hemos explicado cómo son precisamente nuestros países "civilizados" los que se declaran más "amigos" de estos países difusores del Islam más retrógrado y criminal, como Arabia Saudí. ¿No existe una profunda hipocresía en estos documentos? Seguimos: "Se puede decir que están locos porque atacan un valor que comparten todos los hombres, el de no matar inocentes". Pues no sabemos cuántos hombres comparten ese gran valor, desde luego la senda del pacifismo se une a dicha proclama, pero son precisamente los países de ese bloque occidental que dice representar al mundo "libre" y "civilizado" los que más ataques contra inocentes llevan perpetrando durante toda la Historia de la Humanidad. Otra frase: "Los terroristas son quizá personas un poco perdidas, sin trabajo, que salen de prisión...personas jóvenes, frágiles, que tienen problemas en su vida...". Si no fuera tan patético, sería incluso para reírse un rato. Claro, porque son "personas frágiles", que "tienen problemas en su vida", esta sociedad, en vez de arreglar dichos problemas, se limita a ignorarlos, a enconarlos y a condenarlos a la exclusión, a la pobreza, a la miseria, a la precariedad, al hambre o al exilio. 

 

Más joyas del documento: "Es una forma de guerra mundial...Los países están unidos para luchar contra el terrorismo". En la línea tradicional de fomentar el odio, el enfrentamiento y la incomprensión, esta frase se alinea con las falaces lecturas y proclamas norteamericanas sobre los "buenos" y los "malos", sobre los diábolicos musulmanes que quieren destruir nuestra avanzada civilización, y sobre nosotros, los buenos occidentales que tenemos que defendernos de ellos. Absolutamente patético. Como ya hemos explicado varias veces en entregas anteriores de esta serie, no existe una coalición de países buenos que se hayan unido para luchar contra el bloque de los malos que quieren destruirnos, es un conjunto de intereses en juego (políticos, económicos, geoestratégicos, etc.) lo que determina que estallen las guerras y los conflictos armados. En Francia, durante unos informativos de televisión especiales para niños, que también se visionaron en los colegios, se transmitían, también, algunas de estas ideas a los niños: "Francia está en guerra contra el Estado Islámico. Estados Unidos son los aliados de Francia en Siria. Los terroristas nos atacan porque no quieren los valores de libertad, igualdad y fraternidad. Los atacantes son islamistas que intentan imponer su religión a los otros, combaten a todos los que no se doblegan ante ellos. Los islamistas han transformado su religión en arma de guerra. Los islamistas creen que el hombre es superior a la mujer y obligan a las mujeres a llevar velo. Los islamistas combaten porque no quieren nuestra forma de vida, ni la democracia". Como vemos, una barbaridad detrás de otra. Sin más comentarios.

 

¿Qué clase de mentalidad estamos formando a nuestros escolares? ¿Qué clase de adultos pensantes y críticos estamos formando? ¿A qué grado de alienación estamos llegando cuando inculcamos estas barbaridades a nuestros hijos en la escuela pública? Pero aún no queda ahí la cosa. Los escolares también tuvieron que escribir un dictado sobre el relato de los hechos, en el que, entre otras lindezas, les hicieron escribir a los pequeños cosas como éstas: "Unos kamikaces islamistas han matado inocentes para imponer su religión. Nosotros debemos continuar nuestra forma de vida de manera normal y defender nuestras ideas". Ridícula, denigrante y patética forma de adoctrinar a nuestros alumnos y alumnas en algo que es absolutamente primordial para la convivencia de un país, de una nación, de una comunidad. El pensamiento dominante no conoce límites ni fronteras, y como goza de absoluta impunidad, se expresa desde todos sus púlpitos, ante todos sus fieles, de cualquier forma y manera, ante cualquier auditorio, sin someterse a ningún control. Introduce sus malévolas semillas en las mentes de nuestros más pequeños, para controlar su manera de sentir y de pensar, su forma de reaccionar ante posibles acontecimientos, para que ya se encuentren preparados para adoptar las decisiones "correctas", y para no poner en cuestión las "verdades" del sistema de valores imperante. Una completa manipulación. Una forma más de manipular la realidad, y de condicionar y controlar la opinión pública, desde la más tierna infancia, ante asuntos y problemas muy importantes. Es una manera de asegurar una visión uniforme, un prisma único de análisis en torno a una situación crítica para el futuro de las naciones, como es el pacifismo, la práctica sin fisuras de la vía pacifista para abortar todo conato de conflicto armado que pueda suscitarse. Pero en cambio, siguen echando más gasolina al fuego. Continuaremos en siguientes entregas.

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