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15 junio 2014 7 15 /06 /junio /2014 23:00

    "El Proceso Constituyente como idea es el espacio donde se puede intentar pasar de la resistencia a la ofensiva"

 (Xavier Domènech)

 

 

Y de esta forma, el Proceso Constituyente será la única forma de establecer una democracia plena, de echar abajo este régimen de "consenso constitucional" de una dictadura recauchutada en monarquía parlamentaria, pero donde las fuerzas políticas mayoritarias (el bipartidismo), la Monarquía y los poderes fácticos se alían en torno al gran capital. En este régimen descompuesto, la creación de plusvalor para el capital es cada vez más autónoma del trabajo. Diariamente, se dan más inversiones en especulación, simulación, adoctrinamiento y represión que en producir los bienes y servicios básicos que aseguren el empleo, la dignidad y la seguridad a las personas. Se habla de país, de nación, pero sin tener en cuenta que lo que verdaderamente forman los países y las naciones son sus personas, su población.

 

El actual desorden económico, energético y ecológico produce grandes migraciones y confrontaciones armadas. En España, los sucesivos gobiernos de derechas y de "izquierdas" han profundizado su compromiso con la OTAN, y mantienen cada vez más activas las bases militares de los Estados Unidos en nuestro territorio (recuérdese la instalación del Escudo Antimisiles en la base de Rota durante el gobierno de Zapatero), implicando a nuestro país en agresiones (legales e ilegales) contra los pueblos en lucha y los Estados desobedientes. Por eso, la confianza popular en los políticos y las Instituciones "de mercado" está en caída libre, y las mareas de descontento y protesta popular contienen una creciente desafección hacia la política, los partidos y los sindicatos burócratas y acomodados.

 

Y así, el bipartidismo que, en España, secuestra el pluralismo político y sostiene a un nuevo monarca, a un nuevo heredero del régimen, y un nacionalismo español disfrazado de Estado de las Autonomías, se desmorona electoralmente, y van dando paso por fin a nuevas formaciones políticas que intentan romper la hegemonía política, económica y cultural de la que hasta ahora han disfrutado. Pero para evitarlo, las fuerzas bipartidistas preparan veladamente un gran Acuerdo de Concentración, quizá inspirado en los Pactos de la Moncloa de 1977, cuyo saldo, casi cuarenta años después, no puede ser más demoledor: desmovilización social, desembarco del franquismo en la joven democracia, especulación, corrupción política, aumento de las desigualdades y apatía ciudadana.

 

En el fondo, nos siguen gobernando las mismas fuerzas del Golpe de Estado de 1936, disfrazadas de modernismo político. Y la única ruptura con todo ello sólo será posible mediante el Proceso Constituyente. No más disfraces de un régimen agonizante, no más parches para unas Instituciones caducas, no más renovaciones engañosas de un Estado que maltrata a su población, mientras continúa sirviendo a los poderes económicos, a las entidades financieras y a las grandes empresas transnacionales. "Siempre estaré con todos vosotros", les dijo el todavía Rey Juan Carlos a los empresarios en su última reunión con ellos, y el nuevo Rey Felipe VI será fiel continuador de la labor de su padre. Hoy en día, después de cuarenta años de restauración borbónica, para superar los estertores de la economía de mercado y su Monarquía, sólo podemos darle fuerzas a un nuevo Proceso Constituyente que nos traiga el trabajo digno, la economía social y sostenible, la seguridad y la soberanía alimentaria, la participación ciudadana en los procesos políticos y la igualdad social entre hombres y mujeres. Continuaremos en siguientes entregas.

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