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21 marzo 2012 3 21 /03 /marzo /2012 00:00

Comenzamos aquí una nueva serie de artículos donde, como indica su título, y abundando en muchas de las cosas que expusimos en los artículos sobre "Filosofía y Política del Trabajo", vamos a intentar abordar una serie de aspectos que, por su importancia, deben fomentarse desde la base, a nuestro entender, de toda la ideología política de izquierdas. Constituyen una serie de debates, reflexiones y recomendaciones para poner en práctica a varios niveles, por supuesto en los Programas Electorales de la izquieda, pero también en los propios idearios y mensajes educativos y de comportamiento para todos los foros a los que pretendamos llegar. Podríamos encuadrarlos bajo el lema general: OTRA POLITICA ES POSIBLE, PORQUE OTRO MUNDO ES POSIBLE.

 

politica_personas1.jpgEl título mismo ya puede dar una idea bastante resumida y aproximada de por dónde van los tiros, porque efectivamente se trata de revolucionar la política y la economía para que estén al servicio de las personas, para que se pongan al servicio del auténtico y verdadero interés general, y también al servicio de la naturaleza y en armonía con ella, con nuestro entorno natural. Precisamente, si tuviéramos que resumir el defecto principal de las políticas que se llevan practicando desde hace décadas (en España y en otros muchos países), podríamos quedarnos con eso: NO SE HACE POLÍTICA PARA LAS PERSONAS, cuando éste sí que es un objetivo final y un fín en sí mismo, pues es la esencia básica de todo sistema político, situar a las personas en su eje central, en su epicentro, en el corazón mismo del sistema. Remito también a los lectores a la serie de artículos que titulamos "La cadena de producción", pues también tiene muchos puntos de contacto con todo lo que aquí vamos a contar.

 

Partamos de la base del diagnóstico, que será lo más fácil, pues si hiciéramos una encuesta general preguntando por el grado de satisfacción de los ciudadanos/as con respecto a la política y a la economía, seguramente sería caótico. La inmensa mayoría de personas encuestadas no se sentirían satisfechas, y esto es porque en la política que se practica por nuestros gobernantes, y en su vertiente sobre todo de política económica, hay muchas piezas que no funcionan y que hemos de arreglar o sustituir por otras, tales como el sistema bancario, las finanzas en general, un sistema productivo que resulta a todas luces insuficiente para proporcionar empleo digno y de calidad a todas las personas, un sistema fiscal que se debilita constantemente para evitar que los más ricos tengan que contribuir a los gastos colectivos, y un sistema de protección social y de servicios públicos claramente insuficiente, con tendencia además hacia la privatización, que bajo el lema de la limpieza y la eficacia en la gestión, va camino de ser cada vez menos universal y menos gratuito.

 

politica_personas2.jpgExtrapolando aún más, tenemos que concluir que demasiados elementos de nuestro sistema económico funcionan mal cuando vivimos en un mundo en el que cada día mueren 35.000 personas de hambre, mientras que cada uno de esos días se gastan 4.000 millones de dólares en armamento. Desde la izquierda siempre hemos sostenido que la actual crisis sistémica que vivimos en en realidad una crisis multifacética, es decir, con muchos flancos, con muchos frentes abiertos, que se manifiesta en muchos planos distintos, pues hay que ser muy ingenuos para pensar que esta crisis se debe solo a un desajuste financiero, cuando las hambrunas se podrían eliminar de nuestro planeta simplemente con dedicar el 1% de los recursos que sin mayor problema se le han dado en Europa a los bancos privados para que salieran ilesos de esta crisis, que además había sido provocada por la codicia y la irresponsabilidad de sus directivos. Y cuando, sin embargo, sigue sin haber dinero para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo.

 

De igual forma, nos parece evidente que debemos estar sufriendo algo más que un simple problema económico, cuando hace un par de años que el Presidente del Banco Mundial advertía de que cada minuto una mujer da a luz, y que la muerte de un millón de niños se podría evitar simplemente disponiendo de 2.400 millones de dólares en 2009. Una cantidad menor que los beneficios que un solo banco privado español, el Banco de Santander, había obtenido sólo en el primer trimestre de ese año (2.100 millones de euros). Cantidad que, sin embargo, no pudo recaudarse para tal fin. Los mecanismos que fallan en la sociedad no pueden ser sólo de índole económica, cuando cada día circulan en los mercados internacionales de divisas alrededor de 4 billones de dólares sin pagar impuesto alguno, y cuando recaudando más o menos un insignificante 1,7% de esa cantidad en un solo día, se podría garantizar que nadie muriera en el mundo de hambre, ni ninguna mujer en el parto por falta de cuidado, ni de agua potable.

 

politica_personas3.jpgPor tanto, algo más tiene que estar fallando, porque ¿alguien puede creer, como se plantean los autores del texto "Hay Alternativas", que es un fenómeno simplemente financiero o económico el que los multimillonarios y las entidades e Instituciones que tienen dinero de sobra para resolver todos esos problemas, dediquen sus recursos a comprar y vender papel (se refieren a las hipotecas basura y otros productos financieros tóxicos) en mercados financieros, que son en realidad casinos globales? ¿Se puede pensar de verdad que si España se ha dedicado en los últimos años a construir más viviendas que Alemania, Francia e Inglaterra juntas para luego dejar tantas de ellas vacías, o formando monstruosidades urbanas en mitad de las playas o de los campos es sólo por una cuestión de lógica económica? ¿Nos parece de verdad que el hecho de que en España, justo en el momento en el que los tipos de interés estaban en su nivel más alto, hubiera el mayor porcentaje de personas del mundo con contratos hipotecarios suscritos a interés variable es un simple fruto de la casualidad?

 

politica_personas4.jpgY voy a añadir a las anteriores una última pregunta, de momento, en línea con la expresada en el Congreso por Joan Coscubiela, de ICV, cuando preguntaba al Presidente del Gobierno sobre los objetivos de reducción del déficit público: ¿de verdad se puede creer alguien que en dos presupuestos, un país se pueda permitir un hachazo de 57.000 millones de euros, sin que ese país se hunda en términos sociales? Nosotros creemos que no. ¿Porqué ocurren estas cosas? Pues porque no se piensa en las personas. No existen los objetivos sociales. Cuando nuestros gobernantes hablan de los "objetivos de país" no tienen en cuenta a la gente, sus deseos, sus necesidades, la paz social, la satisfacción personal. Sólo entienden al país como una mera herramienta para la consecución de sus propios intereses. 

 

Desde la izquierda entendemos que todo esto no es sino parte de los síntomas que muestran que esta crisis se está caracterizando también porque se ha producido una extraordinaria inversión de los valores, una perturbación de los intereses políticos, una prostitución de los objetivos empresariales, una degeneración de las lógicas sociales, y una concentración de poder en muy pocas manos que ha permitido que quienes han causado todo eso estén pudiendo disimular sus efectos reales, para que nadie se de cuenta de lo que ganan con ello. Ante todo esto, la única receta es la vuelta a los objetivos sociales. El enmarque de la política como un medio y un fin para atender las necesidades de las personas. Continuaremos en siguientes artículos de esta serie.

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