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23 septiembre 2014 2 23 /09 /septiembre /2014 23:00

"Obama no apoya a David contra Goliat, sino a Goliat contra David"

(Fidel Castro)

 

 

 

 

 

estado_guerra_permanente111.jpgEn nuestro artículo anterior de esta serie, habíamos definido a Israel como una especie de "Estado clientelista" de Washington, pero incluso esta definición no nos convence del todo, porque existen pruebas más que suficientes como para concluir que la ayuda estadounidense a Israel sirve ante todo para reforzar su ocupación en Palestina. Hemos por tanto de seguir buscando las razones, los últimos motivos de esta actitud, de este extraño comportamiento. Parece claro que en el imaginario colectivo estadounidense, la opinión dominante se empeña en considerar a las dos partes en "conflicto" esencialmente iguales. Y bajo ese tupido e hipócrita velo de considerar a ambas partes por igual, justifican a la vez la "necesidad de Israel de defenderse", es decir, su legítimo derecho a responder a los ataques, a la vez que lamentan las "víctimas en el lado palestino", y hacen solidarios llamamientos al alto el fuego. Como vemos, se trata de una cínica postura, para camuflar y disfrazar su auténtico apoyo a la fuerza invasora, en este caso Israel. No es posible la comparación, ya que una de las partes (Palestina) está equipada con armas pequeñas y cohetes de sofisticación diversa, mientras que la otra (Israel) posee armas nucleares y un moderno ejército dotado de tecnología de última generación subvencionada por la mayor superpotencia mundial.

 

estado_guerra_permanente112.jpgComo podrá concluir cualquier observador justo e imparcial, la lucha no es desigual. Sin embargo, USA insiste en su papel de árbitro ecuánime de un conflicto que supone esfuerzos fallidos interminables en la supuesta negociación de un "proceso de paz". Y ahí están los países "aliados" de Washington, para seguir manteniendo la versión hipócrita y cínica que apoya al poderoso en su destrucción del débil. Aunque a nivel mundial, cada vez menos observadores creen en esa ficción norteamericana que se comporta como espectador benevolente en vez de ser un participante profundamente implicado en que la situación haya llegado donde lo ha hecho. Pero desde un punto de vista decente y justo, la contradicción entre el apoyo diplomático y militar hacia una de las partes en conflicto y la pretensión de neutralidad no puede justificarse, aunque los EE.UU. se erijan en los mediadores por excelencia de dicho conflicto, y organicen reuniones a diestro y siniestro con los respectivos dirigentes, en diversos escenarios mundiales. Pero las élites políticas estadounidenses son incapaces, o no están dispuestas, a hablar sobre el destructivo papel de Washington en esta situación. Existe un silencio evasivo, unas justificaciones injustificables, una constante desaprobación de la violencia palestina, una leve crítica (sólo ocasional) de los asentamientos israelíes, y últimamente, un animado debate sobre el movimiento por el boicot, la desinversión y las sanciones (BDS, por sus siglas en inglés), emprendido por la sociedad civil palestina para presionar a Israel hacia una paz justa y duradera.

 

estado_guerra_permanente113.jpgPorque en general, y esto se ha declarado de forma oficial, por activa y por pasiva, y desde las más altas instancias, la alianza de Estados Unidos con Israel es "inquebrantable", entendiendo la actitud norteamericana como una parte del orden natural del universo, tan fuera de toda duda como la fuerza de la gravedad. Menos comprensibles resultan los grupos de lobbys que se anuncian a sí mismos como "a favor de la paz", campeones del "diálogo y de las conversaciones", pero que comparten, de nuevo hipócritamente, las mismas líneas de fondo sobre la ayuda militar a Israel que sus homólogos abiertamente militaristas. Y es lógico (sostener lo contrario es abiertamente vergonzante) que cualquier grupo que se decante por la concesión de enormes paquetes de ayuda militar para un país que actúa como Israel lo hace, es obvio que no puede estar a favor de la paz. Por tanto, la conclusión es clara: a lo que estamos asistiendo no es a ningún proceso de paz, sino a un auténtico proceso de guerra. Ya no pueden sostener a la vez el doble argumento de mantener la grandiosa ayuda militar a Israel, mientras se mantienen y organizan conversaciones para un proceso de paz, de forma obsesiva y mesiánica. Quizá lo segundo esté pensado únicamente para disfrazar lo primero. Incluso el Presidente Obama ha llegado a jactarse públicamente de que EE.UU. no ha dado nunca tanta ayuda militar a Israel como durante su presidencia.

 

estado_guerra_permanente114.jpgEl pasado mes de enero, el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso norteamericano votó unánimemente a favor de elevar el estatus de Israel a "principal socio estratégico". Y por tanto, con el Congreso y el Presidente, y detrás de ellos todos los serviles gobiernos "aliados", garantizando que la ayuda militar va a seguir fluyendo a niveles sin precedentes, Israel no tiene ningún incentivo para cambiar de conducta. ¿Cuánto va a durar este silencio? Sólo hay una respuesta: hasta que el resto de la comunidad internacional no reaccione, se plante y boicotee de una vez por todas, de forma unánime, tanto la conducta de Israel, como la conducta de su principal patrocinador, Estados Unidos. El hecho de estar armando y financiando a una nación rica que perpetra sistemáticamente actos de limpieza étnica tiene que ofender a cualquier país decente, con un gobierno decente. Pero es difícil imaginar qué tipo de progreso puede alguna vez alcanzarse por un acuerdo justo y duradero entre Israel y Palestina, si Washington no deja de armar hasta los dientes a una de las partes. Continuaremos en siguientes entregas.

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