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5 febrero 2015 4 05 /02 /febrero /2015 00:00

"La maleabilidad de las personas, la ceguera emocional y la anulación del pensamiento son los grandes éxitos del sistema capitalista en los últimos tiempos"

(Antonio José Gil Padilla) 

 

 

 

 

Finalizábamos en nuestro último artículo de esta serie la exposición de las técnicas más frecuentes y fundamentales que se utilizan como estrategia psicosocial para extender el pensamiento dominante, y en realidad, si nos fijamos bien en los discursos o debates típicos de los actuales gobernantes y de sus voceros mediáticos, podremos detectar gran cantidad (prácticamente todas) de las figuras retóricas y métodos de intoxicación informativa que acabamos de describir. Las técnicas de propaganda y desinformación son muchas (aquí sólo se han indicado algunas de ellas, las más típicas) y bien conocidas (se basan en la psicología social y la sociología) por los profesionales del periodismo, de la política, del marketing, por todas aquéllas personas que trabajan para "vender" ideas o productos a grandes conjuntos de personas. La mercadotecnia recurre a ellas muy frecuentemente, y la política se ha alineado con ese conjunto de disciplinas que estudian la forma de vender y hacer llegar un mensaje a una determinada audiencia.

 

Incluso a veces, consciente o inconscientemente, cualquiera de nosotros recurre a dichas técnicas cuando necesita convencer a alguien de algo (sobre todo cuando no dispone de argumentos claros y convincentes). Es algo que podemos efectuar incluso sin darnos cuenta, porque lo tenemos muy asumido en nuestro interior, en nuestro subconsciente. En la prensa convencional se nos vende una idea de la realidad que parece creíble gracias a un hábil manejo del lenguaje, de las palabras, de las imágenes, de los sonidos. La prensa "oficial" deforma la realidad, la tergiversa, ocultándola, presentándola de cierta manera, mezclando sutilmente la información con la opinión y la propaganda, desviando la atención hacia cuestiones secundarias, evitando el análisis y el razonamiento profundo, y sobre todo, mostrando una única visión del mundo (justamente la del poder que controla la prensa), impidiendo que dicha visión pueda ser contrastada con otras visiones críticas (que perjudican al poder establecido). El filtro es tan eficaz, tan refinado y tan subliminal, tan perfeccionado, que no nos damos cuenta de que se utiliza (casi) constantemente.

 

Según los grandes medios, las medidas tomadas por los gobiernos, a instancias de ciertos organismos (de tendencia claramente neoliberal), son las únicas posibles. Y para asentar este pensamiento único, se evita la difusión de las discrepancias, que las hay y cada vez más, en los grandes medios. Tan sólo se les da voz de vez en cuando a las pequeñas discrepancias, pero no a las más importantes, nunca a las más interesantes. Así, la mayor parte de la población se cree el cuento de que no existen otras políticas posibles, y se va extendiendo el mantra de que hay que limitarse a vivir en el mundo que nos ha tocado. Se pueden realizar pequeñas mejoras, poner ciertos parches, pero nunca cambiar el sistema de verdad. Y ello se acepta de forma resignada por la inmensa mayoría social. Se recurre a expresiones engañosas para no tomar partido, como cuando se dice: "queramos o no queramos...". Normalmente, quien pronuncia esta expresión es porque en el fondo está defendiendo y legitimando el sistema y las políticas que se aplican. De esta manera, las medidas que se toman para supuestamente combatir la crisis no tienen nada que ver con las causas de fondo de la misma, que casi todo el mundo reconoce que están relacionadas con la desregulación de la economía financiera. Pero en vez de regular la economía financiera, se desregula el mercado laboral. Es decir, se pone el foco de atención en algo que no es realmente un problema, pero al que se le disfraza como tal, para evitar atacar el auténtico foco problemático.

 

Y por tanto, en vez de atacar a las causas de la crisis, se ahonda en sus efectos. Todo con tal de beneficiar cada vez más al insaciable capital. Las crisis se aprovechan para atacar a la clase trabajadora. Las medidas supuestamente tomadas para combatir las crisis son en verdad la continuación, la intensificación, la prolongación de las políticas que las provocan. Ocurra lo que ocurra las recetas son siempre las mismas. Antes, durante y después de las crisis. Uno puede preguntarse: si no existen otras alternativas, si las medidas tomadas son las únicas posibles, si son las mejores, ¿por qué se acallan en los grandes medios de desinformación (vamos a llamarlos por su verdadero nombre) las voces discrepantes? Por ejemplo, los mensajes de PODEMOS estuvieron censurados en la Televisión Pública durante varios meses una vez conocidos los resultados de esta fuerza política en las últimas Elecciones al Parlamento Europeo de mayo del pasado año. Pero es que incluso, algunas de las voces que también se acallan no pueden considerarse como anticapitalistas. Incluso reconocidos Premios Nobel de Economía como Paul Krugman o Joseph E. Stiglitz, que además colaboraron con los gobiernos estadounidenses de Reagan y Clinton respectivamente, advierten de que las medidas que están tomando muchos gobiernos, lejos de combatir la crisis, la están empeorando.

 

Sin embargo, en los grandes medios no se sabe casi de estas discrepancias. No sólo no es posible escuchar las voces anticapitalistas en dichos medios, sino que ni siquiera las voces de ciertas facciones del capitalismo, como los neokeynesianos. El dogma neoliberal domina abrumadoramente. Se margina cualquier idea crítica con él. Cuando uno tiene razón, cuando cree que está en lo correcto, cuando desea encontrar las mejores soluciones, no teme el cuestionamiento, no tema al enfrentamiento abierto y de igual a igual entre las distintas ideas, más bien al contrario, lo busca. El hecho de que en los grandes medios convencionales no se difundan más que ciertas ideas, siempre las mismas, prioritariamente las mismas, debe hacernos sospechar de sus intenciones. Es muy difícil no llegar a la lógica conclusión de que quienes nos afirman que sus políticas son las únicas posibles, son en realidad muy poco fiables, no actúan con honestidad. Como vemos, la intervención del Estado capitalista, del poder económico, de sus medios de comunicación aliados, es decisiva para la salvaguarda del capitalismo. Más allá de retóricas, de demagogias, los poderes del Estado actúan prioritamente a favor del gran capital y en contra de los intereses de los trabajadores, del conjunto de la ciudadanía. Nadie mínimamente informado y concienciado puede concluir nada distinto. Continuaremos en siguientes entregas.

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15 enero 2015 4 15 /01 /enero /2015 00:00

"El pensamiento único es la armadura del sistema capitalista"

(José López)

 

 

 

 

 

Continuamos con las técnicas utilizadas en el campo de la psicosociología para inculcar el pensamiento dominante, ya iniciadas en el artículo anterior de esta serie:

 

13.- Chivo expiatorio. Lanzando anatemas de demonización sobre un individuo o grupo de tales, acusándolos de ser responsables de un problema real o supuesto, el propagandista puede conseguir evitar hablar sobre los verdaderos y auténticos responsables últimos de la situación, y así evitar profundizar en el problema mismo.

 

14.- Uso de eslóganes. Consiste en el enunciado de frases breves y cortas, fáciles de memorizar, reconocer y repetir, que permiten dejar una traza fácil en todos los espíritus y esquemas mentales, bien de forma positiva, bien de forma irónica. Los eslóganes, junto con el ciudado de la imagen, la expresión no verbal, y otros aditamentos (música, logos, etc.) forman el grueso de lo que pudiéramos llamar "comunicación rápida".

 

15.- Eufemismo o deslizamiento semántico. Esta técnica consiste en reemplazar una expresión por otra para descargarla de todo contenido emocional, y vaciarla de su sentido. Por ejemplo: "Limpieza étnica" por matanza racista, "daños colaterales" en vez de víctimas civiles, o "reformas estructurales" en vez de procesos de desmantelamiento.

 

16.- Adulación. Consiste en el uso de calificativos agradables, en ocasiones inmoderadamente, con la intención de convencer al receptor. Suelen usarse de forma muy sibilina, como por ejemplo: "Usted es muy inteligente, debería estar de acuerdo conmigo", o bien "tú que eres un buen abogado, lo sabrás perfectamente". 

 

Asímismo, los grandes principios de la propaganda del pensamiento dominante, atribuidos principalmente al dirigente nazi Joseph Goebbels, son los siguientes:

 

1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Consiste en adoptar una única idea, un único símbolo, o en individualizar al adversario en un único enemigo. Por ejemplo, referirse en sentido general a "los populistas".

 

2.- Principio del método de contagio. Consiste en reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Esto es, los adversarios deben constituirse en suma individualizada. Es una variante o complemento del anterior.

 

3.- Principio de la transposición. Consiste en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan. Múltiples ejemplos podemos consignar hoy día sobre la utilización de estas técnicas en el discurso y debate diario de políticos, periodistas e intelectuales. Responde básicamente al principio popular del "y tú, más".

 

4.- Principio de la exageración y desfiguración. Consiste en convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Llevándolo al otro extremo, también podríamos hablar del principio de la minimización, que restaría importancia a la gravedad de ciertos asuntos. En la ristra de insultos y descalificaciones que se han hecho a la formación PODEMOS y a sus líderes, encontraremos muchos ejemplos de estas técnicas.

 

5.- Principio de la vulgarización. Parte de la base de que toda propaganda ha de ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar para poder comprender el mensaje. La capacidad receptiva de las masas es limitada, y su comprensión, escasa. Además, tienen gran facilidad para olvidar. Técnicas concretas sujetas también a este principio son el control sobre el tono y el volumen en el que se emiten los mensajes. La actual Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la utiliza mucho en sus discursos, masticando mucho las palabras, como si estuvieran dirigidas a un público infantil.

 

6.- Principio de orquestación. Según este principio, la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentándolas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. Por ejemplo, sobre todo el problema actual con el proceso soberanista catalán, el PP hace girar siempre su mensaje sobre el principio de la soberanía nacional, y su negativa a romper la unidad de España. Es una falacia, pero ellos lo repiten sin cesar. De aquí viene también la famosa frase: si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.

 

7.- Principio de renovación. Esta técnica proclama que hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. Atendiendo a este principio, muchas noticias o hechos concretos se dan a conocer en momentos interesadamente escogidos.

 

8.- Principio de la verosimilitud. Consiste en construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda, o informaciones fragmentarias. Con ello se intenta difundir, en el imaginario colectivo, un puzzle de informaciones que pueden reconstruir un mensaje incierto, o cuando menos, dudoso. Es una técnica que suele utilizarse mucho con hechos históricos, de los cuales no nos interesa que se conozca la verdad, como por ejemplo el franquismo, o la revolución rusa.

 

9.- Principio del silenciamiento. Según él, hay que acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos, y disimular las noticias que favorezcan al adversario, también contraprogramando con la ayuda de los medios de comunicación afines, que son los más grandes aliados en la tarea de difusión del pensamiento dominante. El silenciamiento se aplica incluso a palabras o conceptos concretos. Por ejemplo, hemos comprobado cómo al señor Rajoy le cuesta mucho pronunciar los apellidos de sus corruptos, o ciertas palabras, como "aborto", o "igualdad de la mujer y el hombre".

 

10.- Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo imaginario de odios y prejuicios tradicionales. Mediante esta técnica, se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. Por ejemplo, un claro uso de esta técnica es cuando se recurre al clásico argumento de las "tradiciones populares" para justificar ciertos comportamientos.

 

11.- Principio de la unanimidad. Consiste en llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad o consenso colectivo. El Partido Popular es todo un maestro en esta técnica, a la que además recurre con mucha frecuencia, cuando afirma sobre sus tesis y opiniones que son "lo normal", o de sus comportamientos que son "los de las personas normales", o de que "eso no le interesa a nadie". Se atribuyen un patrimonio sobre la "normalidad" ciertamente curioso. Como decimos, no deja de ser una falacia más, un medio más de alienación colectiva. Finalizados ya las técnicas y principios más frecuentes de manipulación social para la transmisión del pensamiento dominante, continuaremos en siguientes entregas.

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7 enero 2015 3 07 /01 /enero /2015 00:00

"Todo se hace con tanta sutileza que se empieza jugando con el lenguaje y no se para hasta que interiorizamos el mensaje que se nos quiere imponer"

(Rafael Burgos)

 

 

 

 

Continuando desde el artículo anterior, y basándonos en la misma fuente, vamos a enumerar algunas de las técnicas más habituales de lo que pudiéramos denominar como "retórica de la desinformación", y las vamos a ilustrar con ejemplos, siempre que sea posible. Aunque se nos quedarán otras muchas en el tintero, las que vamos a recoger aquí constituyen el principal arsenal de técnicas que la clase dominante utiliza para "convencernos" de su discurso. Al tratarse de un grupo de técnicas bastante numeroso, vamos a comenzar a hablar de ellas en el presente artículo, pero dejaremos algunas para el artículo siguiente:

 

1.- Apelación al miedo. Un público o audiencia presa del miedo está en situación de receptividad pasiva y admite más fácilmente cualquier tipo de adoctrinamiento, o bien la idea que se le quiera inculcar. Se recurre normalmente a sentimientos instalados en la psicología del ciudadano por prejuicios escolares y de educación, pero no a razones ni a pruebas (por ejemplo, "si gobernara tal partido volvería la crisis").

 

2.- Apelación a la (supuesta) autoridad. Consiste en citar referencias a personajes importantes para sostener o apoyar una idea, un argumento o cierta línea de conducta, menospreciando otras posibles opiniones (por ejemplo, "nuestras reformas han sido avaladas por todas las Instituciones y Organismos internacionales: FMI, CE, OCDE, etc.").

 

3.- Testimonio. Consiste en mencionar, dentro o fuera de contexto, casos particulares, en vez de situaciones generales para sostener una política o una tesis. Un experto o figura pública respetada, un líder en un terreno que no tiene nada que ver...Se explota así la popularidad de ese modelo por contagio. Puede apelarse también a la Historia, y así por ejemplo, se tira mucho del fracaso del comunismo soviético, para desprestigiar completamente las ideas marxistas.

 

4.- Efecto acumulativo. Consiste en intentar persuadir al auditorio para que adopte una idea insinuando que un movimiento de masas irresistible está ya comprometido en el sostenimiento de dicha idea, aunque sea falso. Se da por sentada una idea mediante la falacia de la petición de principio. Esto es así porque todo el mundo prefiere estar siempre en el bando de los vencedores. Esta táctica permite preparar al público para encajar la propaganda. Es preferible juntar a la gente en grupos para eliminar oposiciones individuales y ejercer mayor coerción, principio de mercadotecnia o márketing que ejercen los vendedores. Por ejemplo, para convencernos del uso de facebook o twitter, nos pueden argumentar que ya lo usan cientos de millones de personas en el mundo.

 

5.- Redefinición y revisionismo. Consiste en redefinir las palabras o falsificar la Historia de forma partidista para crear una ilusión de coherencia. La clase dominante, por ejemplo, en diccionarios y libros de texto, nos lleva contando una historia manipulada sobre la Transición, sobre la Segunda República, o sobre el franquismo.

 

6.- Demanda de desaprobación o poner palabras en la boca de uno. Consiste en sugerir o presentar que una idea o acción es adoptada por un grupo adverso sin estudiarla verdaderamente. Sostener que un grupo adopta una opinión y que los individuos indeseables, subversivos, reprobables y despreciables la sostienen también. Eso predispone a los demás a cambiar de opinión. Por ejemplo, para desprestigiar a PODEMOS, como la clase dominante sabe que ha extendido una imagen del gobierno venezolano como una dictadura (lo cual es absolutamente falso), se le ataca bajo el argumento de que los dirigentes de dicha fuerza política han aconsejado a los dirigentes bolivarianos. Pero puede usarse también al contrario. Un buen ejemplo de ello es la apropiación que la gente del PP hace de la supuesta "normalidad" ("esto es normal", "esto no lo hace la gente normal", "queremos lo que es normal", etc).

 

7.- Uso de generalidades y palabras virtuosas. Las generalidades pueden provocar emoción intensa en el auditorio. Por ejemplo, el amor a la patria, el deseo de paz, de libertad, de gloria, de justicia, de honor o de pureza permiten demoler el espíritu crítico del auditorio, sacrificado a la grandilocuencia de estos conceptos. Y aunque el significado de estas palabras pueda variar según la interpretación de cada individuo, su significado connotativo general es positivo, y por asociación, los conceptos y los programas del propagandista serán percibidos como grandiosos, buenos, deseables y virtuosos. Por ejemplo, ¿cuántas formaciones y líderes políticos utilizan en sus discursos la palabra "progreso"? ¿Significa esto que de verdad todos están usando el mismo concepto de dicha palabra? ¿Que todos tienen la misma visión del "progreso"?

 

8.- Imprecisión intencional. Se trata de referir hechos deformándolos o citar estadísticas sin indicar las fuentes de donde se obtienen, o el resto de datos. La intención de esta técnica es dar al discurso un contenido de apariencia científica, sin permitir analizar su validez o su aplicabilidad. Acaba de ocurrir por ejemplo en la manipulación que muchos políticos y periodistas han hecho de las propuestas económicas de PODEMOS, avaladas por economistas de reconocido prestigio, pero que no pertenecen a la escuela dominante, es decir, a la escuela neoliberal. Y por tanto, se manipulan sus propuestas sobre la renta básica, o sobre la necesidad de recuperar el empleo público.

 

9.- Transferencia. Esta técnica sirve para proyectar cualidades positivas o negativas de una persona, entidad, objeto o valor (individuo, grupo, organización, nación, raza, religión...) sobre algo, para hacer esto más (o menos) aceptable mediante palancas emotivas. Ocurre continuamente con los gitanos, los inmigrantes, los homosexuales, los musulmanes, etc., sobre los cuales se vierten opiniones sesgadas o manipuladas.

 

10.- Simplificación exagerada. Consiste en recurrir a generalidades típicamente usadas para contextualizar problemas sociales, políticos o económicos complejos. Por ejemplo: "El socialismo sirve sólo para repartir la miseria", "Los servicios públicos gratuitos no son sostenibles", etc.

 

11.- Quidam. Para ganar la confianza del auditorio, el propagandista emplea el nivel de lenguaje y las maneras y apariencia de una persona común. Mediante el mecanismo psicológico de la proyección, el auditorio se encuentra más inclinado a aceptar las ideas que se le presentan así, ya que el que se las presenta, se les parece. La clase dominante, por ejemplo, ha recurrido al fichaje de personajes populares, por su protagonismo social, para que sean vehículo de propagación de sus ideas. Por ejemplo, el PP fichó al padre de la niña asesinada Mari Luz Cortés.

 

12.- Estereotipar o etiquetar. Esta técnica utiliza los prejuicios y los estereotipos del auditorio para rechazar algo. Frente a la ausencia de argumentos, el estereotipo recurre a ciertos mensajes enlatados, como por ejemplo, en el caso del PP, a la "herencia recibida" del PSOE. Continuaremos en siguientes entregas.

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23 diciembre 2014 2 23 /12 /diciembre /2014 00:00

"Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho"

(W. Lippman)

 

 

 

 

El pensamiento dominante justifica, incluso, nuestro propio sentido común, dando por sentadas una gran parte de nuestras creencias y de nuestras opiniones, conformando por tanto en cierto modo nuestro sentido de la vida. Pero, ¿existe de verdad un pensamiento dominante? Veamos lo que nos dice José López en su obra "La rebelión individual": "El sistema siempre ha tenido sus mecanismos de control para perpetuar dicho poder, para evitar perder sus privilegios, para evitar que el bienestar de la mayoría supere al bienestar de la minoría dominante. El control social siempre ha existido, mediante el control del modo de pensar general, mediante el acaparamiento del saber y del conocimiento, mediante la alienación del pueblo en todas sus formas, mediante la imposición de una hegemonía cultural que impida "despertar" al pueblo, etc. Dicho control se ha adaptado a los tiempos, han cambiado las formas de controlar, haciéndose más sofisticadas, más sutiles, más disimuladas, y por tanto, más peligrosas por ser más difíciles de detectar y combatir. Una de las características fundamentales para que el control social sea eficaz, es que éste no se note, que parezca que no existe. Como dijo Napoleón, con las bayonetas se puede lograr todo menos sentarse sobre ellas, la mejor política es hacer creer a los hombres que son libres".

 

Reto a los lectores a un simple ejercicio, un ejercicio de retrospección, de mirada interior, de autoanálisis, para reflexionar cuántos pensamientos, opiniones y concepciones proceden de la extensión de dicho pensamiento dominante, o son fruto de una reflexión personal y sosegada sobre el asunto en cuestión. El pensamiento dominante es un pensamiento aberrante. Cito a continuación a Antonio José Gil Padilla, cuando afirma: "Es frecuente escuchar o leer noticias sobre la riqueza de los famosos, o simplemente, de personas adineradas: fortunas de actores americanos, sueldos de deportistas de élite, empresarios que manejan grandes negocios, sueldos de ejecutivos de bancos y multinacionales, etc. Puede suceder que en el mismo bloque informativo se anuncie la situación precaria por la que están pasando millones de familias en este país, o de la hambruna de los países africanos. Es habitual que nos bombardeen con los movimientos bursátiles en todos los informativos y diarios de prensa cuando, en realidad, los especuladores del parqué representan un mínimo porcentaje de la sociedad. Son muchos más los ejemplos semejantes a éstos y los hechos irracionales (...), que se han instalado en sociedades como la nuestra sin que sean mínimamente cuestionados por la ciudadanía".

 

Y de esta forma, damos por sentado un sistema, lo legitimamos, nos acostumbramos a él, al mundo despiadado en que vivimos, soportándolo como si no tuviéramos otras alternativas. Como mucho, las personas que necesitan sentirse bien con el resto de la humanidad, lavar un poco sus conciencias, militan y/o ayudan a algunas organizaciones sociales u ONG's, que reparten un poquito del bien por esta nuestra cruel sociedad. Gil Padilla concluye: "Parafraseando a los clásicos que se ocuparon de analizar de una forma exhaustiva, precisa e impecable el sistema de explotación capitalista, coincidiremos en que el modelo económico imperante condiciona todos los demás aspectos o superestructuras sociales: la política, la ideología, la normativa legal, la moral, etc". Quizá la herramienta de difusión más potente sea la prensa, online y escrita. Se han creado una serie de imperios mediáticos al servicio del capitalismo, compuestos por multitud de medios audiovisuales (periódicos, cadenas de radio, televisión, empresas de publicidad), pertenecientes a los mismos dueños, que realizan muy bien la tarea de extender como un manto los mantras del pensamiento dominante. Tan inimaginable poder mediático permite que las oligarquías imperialistas, a través de las diversas organizaciones que poseen, todas ellas interrelacionadas entre sí, de sus conglomerados empresariales, de sus aseguradoras, de sus bancos, de sus organizaciones financieras, de sus compañías petroleras, periódicos, revistas, radios, televisiones, y miles de científicos sociales a su disposición (economistas, sociólogos, etc.), jueguen un papel fundamental en la creación de todo lo que vemos, oímos y leemos, y creen y diseminen nuevas opiniones públicas sobre casi cualquier tema en cuestión de semanas.

 

El capitalismo mundial ha establecido la producción industrial también del pensamiento único, de la ideología dominante, de la visión hegemónica del mundo, con lo cual el sistema completa su reproducción e intensifica al mismo tiempo la producción en cadena de mentes débiles, consumidores compulsivos, personas dóciles, apocadas, perfiles humanos modelizados, obedientes, competitivos, de personalidad provinciana, homogénea, conformista, alienada, individualista, exitosa, colonizada, sin identidad ni memoria, gobiernos títeres y pueblos sometidos, atrapados en una espiral sin fin por el capital imperialista. Seguimos en las siguientes líneas de nuevo a José López en su estupendo trabajo "La rebelión individual", cuando nos expone las técnicas de manipulación mediática más típicas a las que recurre el pensamiento dominante para controlar la opinión y la mentalidad de la inmensa mayoría social. Quizá una de las más importantes sea la demagogia, definida como la estrategia utilizada de cara a un auditorio consistente en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda. Pero existen muchas otras, y casi todas ellas son usadas en mayor o menor medida, en función del momento y del asunto a tratar, así como de las circunstancias que lo rodean.

 

La desinformación se sirve de diversos procedimentos retóricos como demonización (identificar la opinión contraria con el mal, de forma que la opinión propia quede ennoblecida o glorificada, se trata ante todo de convencer con sentimientos y no con razones a la gente), esoterismo (la tendencia al enigma y al oscurantismo en la expresión sibilina, ambigua, enredada y cercana a razones que no atan ni desatan, así que cualquier interpretación es plausible y por tanto errada, se suprime cualquier conclusión lógica y se deja el poder de interpretación en manos de quien está y las posiciones en que estaban sin iniciar ningún camino y negando toda posible evolución o pensamiento), presuposición (la suposición previa sin fundamento), falacia (razonamiento aparentemente lógico en el que el resultado es independiente de la verdad de las premisas, la aplicación incorrecta de un principio lógico válido, o la aplicación de un principio inexistente), mentira (el ministro de propaganda nazi Goebbels decía que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad), omisión (obviar noticias "peligrosas" porque atañen al "núcleo" del sistema), sobreinformación (contar con demasiada información para tomar una decisión o para permanecer informado sobre un determinado tema), descontextualización (sacar algo de su contexto), negativismo (la oposición o resistencia verbal), analogía (comparación o relación entre varias razones o conceptos), metáfora (el uso de una expresión con un significado distinto o en un contexto diferente al habitual), desorganización del contenido, adjetivos disuasivos (adjetivos contundentes y negativistas que obligan a someterse a ellos y excluyen el matiz, usados en pro del descrédito del oponente), reserva de la última palabra u ordenación envolvente que ejerce la información preconizada sobre la opuesta, etc. Continuaremos en siguientes entregas.

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12 diciembre 2014 5 12 /12 /diciembre /2014 00:00

"Una persona se educa, socializa y construye su visión del mundo inmersa en un contexto socio-cultural determinado. Del mismo modo que una ranita que vive en un pozo podría pensar que todo el mundo se reduce a ese entorno, las personas asumimos las leyes que rigen nuestra cultura, economía y política como leyes naturales o, según el caso, leyes divinas. Asimilamos y reproducimos en nuestro interior el sistema cultural e ideológico en el que nos criamos y desarrollamos, y la clave de esta interiorización no es tanto la coherencia o solidez del discurso aprendido como, sencillamente, la asusencia de cuestionamiento"

(Pablo Batto)

 

 

 

 

Comenzamos aquí una nueva serie de artículos, dedicada como indica su título a los mecanismos psicológicos y sociales que tienen que ver con el modo y la forma en que la clase dominante nos trasmite su pensamiento, y cómo quedamos sujetos a él, si no somos capaces de desarrollar cierta capacidad crítica. Y partimos tanto del engaño como de la propia desidia del ciudadano, que ambas tienen que ver con el éxito de dicha transmisión. Podemos comenzar poniendo ejemplos, que es quizá como mejor se comprenden las cosas. Bueno, pues por ejemplo, véase con qué "naturalidad" se ha dedicado recientemente el nombre de una madrileña plaza a Margaret Thatcher, la que fuera Primer Ministro británica durante muchos años, responsable de la puesta en marcha en el Reino Unido de toda la oleada de medidas neoliberales que desmantelaron los servicios públicos, redujeron los salarios, hicieron disminuir el poder y la influencia de los sindicatos, y empobrecieron a la clase trabajadora británica durante décadas. Pues bien, para el PP, la señora Thatcher constituye un buen referente político, un espejo donde mirarse, y la población lo tiene tan asumido que la dedicación de dicha plaza madrileña a la ex premier británica se ha visto como algo normal...Nadie se ha manifestado, no ha sido recogida como noticia destacada, y los grandes medios de comunicación convencionales no le han dado mayor importancia...

 

Si en cambio dedicáramos el nombre de una calle o plaza para el también desaparecido Comandante Hugo Chávez, forjador de la revolución socialista bolivariana, responsable de la buena evolución de los indicadores sociales de la población venezolana de los últimos años, con reducción de la pobreza, aumento del nivel de alfabetización de la población, universalización de la sanidad, de la educación, y liberador para su pueblo de la opresión norteamericana...¿la población hubiera reaccionado igual? ¿Los medios de comunicación hubieran destacado la noticia? ¿Hubieran hecho campaña contra ella? Dejo las respuestas a los lectores. Aquí tenemos una brillante muestra del poder del pensamiento dominante. Y es que durante años, mediante campañas mediáticas, engañosos mensajes y acciones propagandísticas, se ha difundido una imagen positiva del legado de Margaret Thatcher (y por tanto se ve lógica la dedicación de una plaza con su nombre), mientras se ha demonizado y vertido una manipulada y monstruosa imagen del dirigente venezolano, razón por la cual las reacciones no serían las mismas.

 

Expresémoslo en palabras de Manuel Cañada: "La historia dominante, como la ideología dominante en su conjunto, se impone como paisaje, como atmósfera que envuelve nuestra vida cotidiana. El nombre de las calles, las esculturas urbanas, los calendarios, las celebraciones y conmemoraciones...la historia del poder cristaliza como tradición de todos, como naturaleza social. A aquél camino senderista lo bautizan como Ruta del Emperador; este otro museo de arte contemporáneo como Reina Sofía; la parada del metro, Núñez de Balboa; el paraninfo universitario, Ramón Areces...Son sólo algunos signos externos de hasta qué punto el santoral de las clases dominantes impregna los espacios cotidianos, adquiriendo además el marchamo de patrimonio común y de "historia objetiva". Junto a los medios de comunicación, los sistemas educativos tienen un papel crucial en la conformación de ese "sentido común histórico". A modo de ejemplo, invito a la lectura de los libros de la asignatura de Historia que se utilizan en el Bachillerato para explicar el final del franquismo y la transición española. En ninguno de los textos que he podido ver se habla de los cinco fusilamientos de noviembre de 1975 o de las decenas de asesinatos a cargo de la policía en manifestaciones durante esa década".

 

O bien, tomando las palabras de Juan Pedro Viñuela: "El poder nos engaña y utiliza los medios de comunicación de masas, o de manipulación de las conciencias, para deformar nuestra visión del mundo. Utiliza la distracción. De lo que se trata es de mantenernos entretenidos, el antiguo pan y circo de los romanos. Fútbol, mucho fútbol, telenovelas y series que transmiten falsos valores y recrean una falsa realidad del pasado. Todo este entretenimiento evita que pensemos y dediquemos el tiempo a los problemas importantes. El poder también inventa problemas para despistar al ciudadano. Amplifica la violencia terrorista, por ejemplo, o se regodea en la crisis, para conseguir que el pueblo acepte las medidas que el propio poder le ofrece, que es, en definitiva, lo que el poder quiere. También los poderosos, utilizan las medidas graduales. No realizan una reforma radical, en tal caso la ciudadanía se le echaría encima. Van haciendo pequeñas reformas que el ciudadano, aunque un poco a regañadientes, va aceptando".

 

Todo ello está perfectamente estudiado por los psicólogos sociales, como una de las estretegias de manipulación social que se ponen en marcha en casi todas las sociedades actuales, para que la clase dominante pueda encaminar y dirigir sus objetivos con mayores posibilidades y garantías de éxito. De esta forma, y bajo un clima previo de predisposición y alienación social, las medidas se van tomando poco a poco, con cuentagotas, para no levantar demasiada protesta social. Y también se van tomando en diferido, para paliar el efecto de las medidas inmediatas. Por ejemplo, se reforman las pensiones, se privatiza parte de los servicios sanitarios, se potencia a los centros privados concertados, y así, se van poniendo piedrecitas en el camino para alcanzar poco a poco el modelo de sociedad que ellos quieren. Todo ello bombardeado con una serie de frases rimbombantes, que ponen en cuestión la "sostenibilidad" del sistema, para que la aceptación social de dichas medidas se vaya legitimando. Con ello se consigue una especie de "narcotización social", un adormecimiento de nuestras mentes, de nuestras conciencias y de nuestras actitudes, que nos lleva a un estado más proclive para la aceptación social de las medidas que se ponen en marcha. Todo está estudiado y definido. Todo obedece a un plan prediseñado por la clase dominante, para controlar, extender y perpetuar su poder sobre las clases dominadas. Continuaremos en siguientes entregas.

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5 noviembre 2014 3 05 /11 /noviembre /2014 00:00

"El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar, sino para impedir que se juegue"

(Eduardo Galeano)

 

 

 

 

 

alienacion151.jpgVamos a finalizar en esta decimoquinta y última entrega de esta serie de artículos, que espero al menos haya hecho reflexionar a los lectores. Habíamos comenzado ya a hablar sobre la gigantesca dimensión del negocio del fútbol en el artículo anterior, y por ahí continuaremos, porque es un negocio que mueve anualmente unos 500.000 millones de dólares. Su propietario, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), obtiene más de 200 millones de dólares anuales sólo en utilidades, con un patrimonio de más de mil millones de dólares. A esto debemos sumarle las enormes ganancias que obtienen las diversas compañías multinacionales asociadas al negocio futbolístico y sus figuras, con cifras astronómicas que superan el PIB de muchos de los países más desarrollados. El mundo del fútbol es uno de los mundos más machistas, apolíticos e insolidarios que podamos encontrar, y si a todo ello le unimos la frenética pasión (convertida en vandalismo) que despierta en sus aficiones, tenemos un explosivo cóctel tremendamente alienante.

 

alienacion152.jpg¿La razón para todo ello? Pues básicamente un mercado constituido por más de 300 millones de personas que practican este "deporte" en sus diversos grados de profesionalismo, a los que se suman los cientos de millones que lo siguen en los estadios, en la televisión o en Internet. Cuando un deporte pasa de ser tal a ser todo un movimiento de vehículo, expresión y compartición de masas a nivel mundial, hemos superado todas las barreras de lo deportivo, para situarnos en el campo de la alienación social. ¿Qué pasaría si dicha fiebre se manifestara en cualquier otro deporte? Pues tendríamos el mismo nivel de alienación que tenemos en el fútbol, porque pasarían a moverse dentro de ese mundo una serie de intereses que traspasarían todas las fronteras de lo estrictamente deportivo. Para muesta, un botón: hace pocas semanas se encontraron en un bar de carretera las aficiones de dos equipos de fútbol españoles (omito los nombres para no echar carnaza, aunque seguro que los lectores sabrán a cuáles me estoy refiriendo). Pues bien, se enzarzaron en una batalla campal dentro del propio local, y aquéllo terminó como el rosario de la aurora: local destrozado, heridos múltiples, etc. Esto ocurre en nuestra sociedad. Y es un grano de arena en el gran desierto.

 

alienacion153.jpgHoy día los clubes de fútbol son grandes sociedades anónimas (con sus deudas a Hacienda incluídas), propiedad privada de empresas multinacionales, sus presidentes son grandes empresarios, cuya política es invertir cuanto más dinero mejor en el club, pagar cantidades millonarias por fichar a las grandes figuras internacionales, y cada uno de estos clubes opera como una empresa, asociada a una gran empresa multinacional como es la FIFA. Los futbolistas ya no son personas, son ídolos para la juventud, imágenes publicitarias, iconos de moda, de tendencia y de poder, y su talento (es decir, meter goles) vale en la medida en que permite generar ganancias. Existe un mercado de compra-venta de jugadores, donde éstos se cotizan, se especula sobre ellos, se establecen valores a futuro, se ofrece propiedad sobre todo o parte de sus derechos económicos, tal como si fuesen cualquier otro producto del mercado de alguna Bolsa de Comercio. Todo tipo de representantes, managers y caza talentos se pasean por los países menos desarrollados, ofreciéndoles a los niños más destacados la ilusión de llegar a fichar por algún gran equipo internacional. Con pasaportes falsos se compran niños africanos que son traídos a Europa, calculándose la cifra en cerca de 20.000 los niños que llegaron con la promesa de estos agentes de alcanzar fama y gloria.

 

alienacion154.jpgEl fútbol es usado también como una falsa ilusión patriótica, para exacerbar los sentimientos nacionalistas, creando sentido de unidad nacional, desviando la atención desde otros focos de problemática social, escondiendo las desigualdades internas, usándose como mecanismo de distracción social, de adormecimiento, de embelesamiento y de alienación. La rivalidad entre las aficiones es significativa, ya que mientras los hinchas de tal o cual equipo se matan en las afueras de los estadios (como el ejemplo que hemos puesto más arriba), los dueños de esos clubes ven los partidos juntos y comparten negocios sin ningún complejo. En fin, toda una lamentable manifestación de hasta dónde puede llegar el sinsentido y la estupidez humana, elevados a su quintaesencia. Finalizamos ya. Hemos hecho un recorrido, por supuesto incompleto, seguro que se nos han quedado en el tintero muchas otras manifestaciones de nuestra alienante sociedad, pero más que un exhaustivo catálogo, queríamos llamar la atención, hacer un llamamiento a recuperar la cordura, la mesura, la inteligencia, a impedir la manipulación social que ciertos hechos, noticias o fenómenos causan en nuestras vidas, y de cómo cierta evolución de nuestra sociedad nos lleva al desastre, a base de desenfocar nuestra capacidad de raciocinio.

 

alienacion155.jpgLa inercia, la falta de contestación, la ausencia de un agente transformador que rompa con los hábitos del actual sistema, la resistencia de los poderosos a abandonar sus posiciones de privilegio, la imposibilidad de reformas desde dentro del propio sistema manteniendo las actuales estructuras, y ese enloquecido afán de enriquecimiento, nos arrastran hacia un futuro, próximo o lejano, verdaderamente incierto para nuestra sociedad, y además, nada próspero. Un presente carente de razón, ausente de armonía con el medio natural del que procedemos y en el que nos encontramos. Hemos hecho un mal uso de la herramienta de la que se nos ha dotado como especie, de las potenciales capacidades que nos diferencian de otros seres vivos. Ojalá no sea necesaria la aparición de una nueva especie con mayor dotación genética. Ojalá, y esto es lo que deseamos, mejore el estado mental de las mayorías lo antes posible, se alcance una mayor toma de conciencia y una capacidad de pensamiento acorde con los que hoy día deseamos un mundo diferente. Y esperamos que esto ocurra antes de que todos los individuos que conformamos esta sociedad pasemos del autismo social a la histeria colectiva, hecho probable ante los novedosos acontecimientos que cada día se nos presentan de manera convulsa, con el ánimo de salvar una situación agónica e inhumana.

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30 septiembre 2014 2 30 /09 /septiembre /2014 23:00

"Los medios de comunicación como canales de distribución y los deportes como "espectáculo" de masas constituyen el marco adecuado para distraer (en todos los sentidos) y embelesar a la ciudadanía. En particular, el binomio TV-fútbol se ha convertido en la droga legal más poderosa que, para mayor facilidad de consumo, se expide a domicilio"

(Antonio José Gil Padilla) 

 

 

 

 

 

sociedad_alienante141.jpgY dentro de los medios sociales que podemos llamar de "alienación masiva", que venimos comentando desde atrás, especial atención merece el acceso, sobre todo de la juventud, a la información y a una pseudocultura a través de los medios y soportes informáticos. Como resulta que estamos en la era tecnológica, y aprovechándose de que los más jóvenes demuestran mejores aptitudes para su conocimiento y manejo, las formas y métodos de manipulación social del mundo real se han trasladado, de forma multiplicada, al entorno virtual, es decir, a Internet. De esta forma, conviviendo con sitios web de calidad, dirigidos por profesionales y de auténtico rigor informativo, nos encontramos en la red con auténticos sitios de propaganda y manipulación, destinados a continuar con la labor anestesiante que ya se realiza por otros medios. Y por si todo ello fuera poco, sitios web como Youtube, Facebook, Twitter, etc., se han convertido en auténticos santuarios de consulta, recogida y difusión de información masiva, sin ningún control, y con los peligros relacionados con la falta de seguridad derivados de su uso indiscriminado.

 

sociedad_alienante142.jpgPero detrás de estos grandes escaparates virtuales, siguen estando las grandes empresas multinacionales que los controlan, y que respoden a los mismos intereses que las que trabajan en el "mundo real". De esta forma, multiplicando por mil el efecto alienante de los medios clásicos de comunicación, estos sitios de confluencia masiva (millones de usuarios repartidos por todo el mundo) se han convertido en la forma más odiosa e idiotizante de comunicación, a través de los cuales se traslada a los usuarios a un mundo irreal, trivial, frívolo, zafio y estúpido. Incomprensiblemente, son noticias de los informativos el número de seguidores en Twitter que tiene tal personaje, o el número de visitantes que han reproducido cierto vídeo de Youtube, noticias intrascendentes que nos alejan de la realidad, y nos continúan sumergiendo en un mundo alejado de lo verdaderamente importante, para intervenir en nuestras pautas de comportamiento social. Hoy día, desgraciadamente, las posibilidades de embelesamiento, distracción e incitación al consumo a través de estos medios (las denominadas "Redes Sociales") se vuelven casi infinitas. Pero quiero remarcar aquí que nuestras críticas no van dirigidas al buen uso de las nuevas tecnologías en los procesos humanos, sino al aprovechamiento que los gobiernos, los medios y las empresas hacen de ellas para conducir a la población a unas pautas de comportamiento que son las que a estos agentes les interesan.

 

sociedad_alienante143.jpgEstamos ya en la recta final de esta serie de artículos, y no podemos dejar de insistir en el poderío del fútbol como manifestación de un deporte llevado a sus más deplorables extremos, así como de las organizaciones mundiales que lo controlan. El fútbol representa hoy quizá la cortina de humo anestésica más potente que se conoce. La cadena que retransmita un partido interesante tendrá garantizada una audiencia masiva, así como los bares con grandes pantallas que aglutinen a gran cantidad de público, y por tanto, de consumidores. Cuánto más cuando se organizan grandes eventos a nivel mundial, como los Campeonatos Mundiales de Fútbol, organizados por la FIFA cada cuatro años. En estos casos, durante el mes de su celebración, se eclipsa el resto de la realidad para someternos a la hipnosis social del fútbol reducido (ampliado, más bien) a un show mediático. Las cifras que se manejan son desorbitadas en este mundo. El mercado de "fichajes" de jugadores ronda los cientos de millones de euros, el sueldo de un astro de este deporte es completamente demencial, y el negocio del fútbol está posicionado como la 17ª economía mundial, por encima de naciones como Suiza, Bélgica o Taiwán, llegando a un PIB estimado de 500.000 millones de dólares. La dimensión del fútbol se vuelve completamente irracional, especialmente cuando afloran los chovinismos, los racismos, los nacionalismos exacerbados, las intolerancias de todo tipo, y las disputas entre aficiones internacionales.

 

sociedad_alienante145.jpgEn su artículo "Las farándulas de la FIFA", Fernando Buen Abad Domínguez afirma lo siguiente: "Hay hambre en el mundo, hay analfabetismo, hay guerras, invasiones y espionajes. Hay injusticias, hay discriminación, machismo y alcoholismo. Tenemos amenazas de barbarie bélica, de irracionalidad politiquera, de corrupción, de fraudes y de esclavitud. El capitalismo pudre todo lo que toca, directa e indirectamente. Las máquinas de guerra ideológica que el capitalismo llama "medios de comunicación" usan todo lo que pueden para enajenarnos, domesticarnos en el consumismo y hacernos obedientes y mansos, agradecidos de que nos engañen. Y una de sus prendas más queridas es la de su fútbol espectáculo y farándula". Bien, finalizaremos en la próxima entrega de esta serie, la número 15, insistiendo en este tema, e intentando resumir lo que hemos expuesto, para dejar algún mensaje de conclusión final. Emplazo a los lectores hasta entonces.

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11 septiembre 2014 4 11 /09 /septiembre /2014 23:00

"El modelo educativo, como crisol deformante, y los medios de comunicación, como herramienta ágil y precisa, cumplen a la perfección la labor que les encomienda el poder para alienar a la ciudadanía y distraerla de la actual y remota realidad"

(Antonio José Gil Padilla)

 

 

 

 

     

El símil del "Circo para el pueblo", que hemos usado ya en otras ocasiones, nos sirve de nuevo para ilustrar la situación actual. Y así, al estilo de la vieja Roma, donde el Imperio hacía y deshacía a su antojo, donde la tiranía y la crueldad eran instrumentos inherentes al poder (no parece que hayamos avanzado mucho en 2.000 años), ahora, como entonces, se trata de adormecer y distraer de la cruda realidad al pueblo llano, de anestesiar sus conciencias, ofreciendo "pan y circo", y valiéndose para ello de las más subliminales programaciones y "actividades" culturales. La cultura se ofrece únicamente como espectáculo, donde la población es mera consumidora, en vez de instruir a la ciudadanía en el cultivo de la misma. Pocos escapan hoy día de las garras de esa pseudocultura que los representantes del poder real ofrecen y valoran. Las retransmisiones deportivas (a las que les dedicaremos más espacio en otro artículo de la serie), y en general toda la programación televisiva, ocupan un enorme espacio en esa premeditada tarea de distracción. Asuntos vanales, frívolos temas de conversación, tertulianos absurdos, rellenan  las parrillas de los medios de comunicación.

 

sociedad_alienante131.jpgSe han perdido los prejuicios que en otros tiempos existían, la oferta variada, la programación cultural amplia, extensa y auténtica, la pluralidad informativa. Los deportes pasan a la categoría de espectáculo planificado, y no sólo salones privados de los hogares de la gente, sino bares, restaurantes, pubs, incluso plazas públicas, son inundados de grandes pantallas donde se retransmiten los partidos de fútbol de turno, aglutinando a una población mayoritariamente embrutecida, inculta y alienada. Pero aquí no acaba todo, para aquéllos que huyen de tan vulgar afición, existen otras trampas algo más sofisticadas y subliminales: la lectura, el cine, el teatro, visitas a museos y exposiciones, etc., que forman parte de esa falsa cultura y que cumplen la misma o parecida función de embelesamiento que el fútbol o la TV. La literatura también está siendo afectada en esta alienante y alienada sociedad. Gran parte de la narrativa, aceptada, consumida y valorada por ciertas capas sociales, así como por los representantes políticos, se ha convertido en literatura basura que sirve para distraer (en todos los sentidos del término) a quienes la consumen.

 

En lo que se refiere a literatura, lo que se escribe por encargo, y se compra hoy, son best sellers, textos oportunistas sin trascendencia alguna u obras, escritas también por encargo, que se presentan a premios que, en muchas ocasiones, ya están asignados de antemano al autor o autora a quien fue encargada. Libros, textos, documentos en general que no aportan nada al acervo cultural de las personas. Esas masas que se refugian en la lectura, y presumen de hacerlo, suelen ser, por lo general, gentes ignorantes, que no llegan más allá de esa simple evasión o distracción. El texto de estas obras, destinadas a su lectura masiva por el gran público, suele ser de fácil comprensión, sin complicaciones, ya que cuanta más sencillez y más estupidez contenga, más se venderá la mercancía. Algunos de estos autores y autoras de moda han llegado a declarar abiertamente, sin pudor, en los medios de comunicación, que esto debe ser así. Por supuesto, a esta estupidez y alienación no escapan los más jóvenes, a quienes conviene ir preparando desde edades tempranas. Es el caso de la internacionalmente conocida historia de Harry Potter, cuya autora, en aplicación perfecta de esta instrumentalización, ha sido premiada económicamente con arreglo a su tarea de distracción o enajenación. Y lo mismo podemos afirmar de otras sagas narrativas, de tipo histórico-ficción, que se han llevado no sólo a las obras escritas, sino al cine de consumo masivo (piénsese, por ejemplo, en la saga del "Señor de los Anillos").

 

sociedad_alienante132.jpgCuriosamente este tipo de lector, es decir, el perteneciente a la gran masa lectora y espectadora, ni conoce, ni busca lecturas que le hagan pensar, lecturas de hombres y mujeres que exponen su visión de la vida, que intentan aportar soluciones, o al menos, interrogantes de todo lo que acontece, y que tanto nos afectan para la convivencia de todos. Cuánto menos está extendida, por supuesto, la literatura fuerte, compacta, sobre temas filosóficos o científicos. Cuando se habla de ciertas obras con quienes han cursado estudios superiores, recuerdan que leyeron en su momento algunas obras de este estilo, pero que lo hacían por obligación. Lo auténticamente interesante es que pudiéramos formar a las personas para que les "apeteciera" leer, en cualquier momento de su vida, y por citar solo algunos ejemplos, la poesía de Rafael Alberti, la obra de Francisco Fernández Buey, la filosofía de Kant, el teatro de Pedro Muñoz Seca, o los escritos de Marta Harnecker. O también, porqué no, las obras de Octavio Paz o Gabriel García Márquez, o de Noam Chomsky, la literatura de Luis García Montero, de Almudena Grandes, o los libros de economía de Juan Francisco Martín Seco. Tenemos mucho donde elegir, muchos autores de todo tipo entre los que escoger, para disfrutar de una buena literatura, de una magnífica filosofía, de una buena música, de una estupenda ciencia, de una fenomenal poesía, de un magnífico teatro, o de una economía que no reproduzca el saber convencional.

 

Por otra parte, la tarea de leer suele estar reñida con la de escribir, actividad bastante más creativa, por no decir absolutamente más creativa. Este tipo de lectores, algunos con nivel de estudios superiores, reconocen su ineptitud para escribir, tarea ésta última que conlleva pensar, organizar y expresar las ideas. El cine y el teatro se han convertido en otra válvula de escape de aquéllos que quieren huir de otras distracciones aparentemente más vulgares, pero el cine (sobre todo) se ha convertido hoy día en un espectáculo comercial que poco aporta a lo que entendemos por verdadera cultura. Digno de destacar es el afán por consumir visitas a exposiciones artísticas. Cada vez que se anuncia una muestra, acuden a ella ingentes masas que se mueven más por una cuestión de distinción que por el afán de aprender de aquéllos artistas que han dejado su huella en los lienzos (o en la piedra, si son escultores), para ejercer ellos mismos como creadores. Ese sería un legítimo motivo para asistir a ese tipo de actos. Y no hablemos ya de los conciertos, que se han convertido en una amorfa masa de gente que viene no ya sólo alienada de casa, sino para alienarse aún más con el propio concierto. Los músicos de moda responden también al mismo patrón, siendo los primeros representantes del comportamiento alienante de la propia sociedad. Continuaremos en siguientes entregas.

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25 agosto 2014 1 25 /08 /agosto /2014 23:00

"De este modo, valores sistémicos como: ganancia, salario, riqueza, competitividad, obediencia, respeto, pacifismo, conformismo, dinero, propiedad privada, poder, democracia, paternalismo, jerarquía, gobernabilidad, inversión, capital, éxito, ser emprendedor, filantropía, conciliación de clases, perdón, castigo, civilización, modernización, patria, patriotismo, fronteras, crecimiento, ciudadanía, crédito, intereses, seguridad y orden, pasados como auténticos valores desempeñan su función en la preservación del capitalismo"

(Camilo Valqui)

 

 

 

 

 

sociedad_alienante121.jpgNos habíamos quedado, en el último artículo de la serie, comentando la aberración representada por los medios de comunicación, y más concretamente, en la figura de los tertualianos, a los que habría que recomendar que dejaran de jugar a ubicarse en una u otra corriente política, porque ya no engañan a nadie. El sistema necesita sentar en la misma mesa a personas con aparentes diferencias ideológicas o políticas para hacernos creer que vivimos en una realidad democrática, con auténtico debate sobre las diferentes alternativas que se puedan plantear, cuando de hecho, la democracia se ha convertido en una estrategia más del poder. Los tertulianos crean falsos enfrentamientos de cara a la galería, pero después, todos comen del mismo plato, son alimentados por la misma mano. Según el periodista Pere Rusiñol, más del 50% de los contertulios son seleccionados por los Jefes de Prensa de partidos políticos e instituciones. Pero cuando llega a rizarse el rizo hasta el completo absurdo, en un supino alarde de hipocresía, es cuando preparan los debates electorales (sobre todo con enfrentamiento de los representantes de los dos partidos mayoritarios), donde se pacta todo, hasta los últimos temas que han de debatirse, los que no, las estrategias de cara al debate, los temas tabú, o las apariencias del decorado...¿cómo pretenden que nos creamos nada bajo esa enlatada y pactada parafernalia?

 

sociedad_alienante122.jpgPor tanto, vivimos en una sociedad en la que para opinar sobre los diferentes temas o noticias que van apareciendo, ya están los tertulianos oficiales, cuya aparición en los diferentes medios, sobre todo en TV, ya se vuelve repetitiva, cansina y tremendamente aburrida. Por su permanente presencia da la sensación de que se les considera expertos en todo: cualquier tema puede ser abordado sin ningún tipo de límite, pudor, prejuicio o excusa. Se nos muestran como "funcionarios de la opinión", bien pagados y que cumplen su tarea, siempre con la presencia de alguno (o varios) que juegan el papel de enfant terrible o de participante díscolo para cerrar el círculo y aparentar un falso equilibrio de fuerzas en el debate. Por razones incomprensibles se incorporan a esas tertulias, formando ya parte de la plantilla fija, elementos con un talante claramente antidemocrático, herederos de un régimen fascista y destructores de todo aquéllo que suponga un avance de progreso o una mejora de las condiciones de vida de los menos favorecidos. La conclusión de porqué la situación es como es no puede ser otra que la torpeza con la que actúan tanto los que dirigen actualmente los medios públicos estatales como la despreocupación de la clase política en el gobierno por lo que está ocurriendo en las cadenas estatales. Otro tanto ocurre en las cadenas privadas, salvo alguna honrosa excepción.

 

sociedad_alienante123.jpgSobre las tertulias y los tertulianos, recogemos las palabras de José López: "Por eso, se habla eternamente de temas que ya poco a poco se creían superados, ya sea el aborto, el matrimonio entre homosexuales, la Iglesia, y sobre todo mucho sexo. Todos ellos temas de interés social, pero nimios para el verdadero poder en la sombra, el poder del capital. Hay que entretener al pueblo con sexo, con fútbol, o con lo que sea, con tal de que no piense sobre lo que le afecta día a día en el trabajo, en el banco, o en el hospital. Temas que interesan a los dos partidos mayoritarios, puesto que de lo que se trata es de hablar de cualquier cosa menos de los tabús, léanse las bases del sistema económico-político, las raíces de los verdaderos problemas que interesan al ciudadano, es decir, el paro, el terrorismo o la vivienda, puesto que de lo que se trata es de montar polémicas para aparentar que existe un gobierno y una oposición. De lo que se trata es de inundar al ciudadano con estadísticas que maquillen la realidad o que por lo menos la suavicen, para lo cual se reformula el IPC, o se inventa una nueva manera más ventajosa (para el poder) de contabilizar el índice de desempleo. De lo que se trata es de ocultar que no se hace nada a base de muchas cifras rimbombantes, de muchas opiniones "expertas" que repiten como loros lo que sus amos les han adiestrado, de muchas tertulias entre siempre los mismos lacayos que hablan mucho para no decir nada, menos aún nuevo, para repetir hasta la saciedad los postulados que nos meten por todos lados hasta en la sopa. De lo que se trata sobre todo, es de evitar a toda costa el recuestionamiento de los cimientos de la sociedad, de evitar que otras ideas hagan competencia a las del pensamiento único, sin el que el sistema no podría existir".

 

sociedad_alienante124.jpg¿Qué deberíamos tener en realidad? Deberíamos disfrutar de lo que pudiéramos denominar como "Democracia en la palabra". Deberíamos disfrutar del derecho a la "no desinformación", porque de verdad se emprendiera una política contra la acumulación y monopolización de los medios. Me baso en el documento "Por una Revolución Democrática y Social", que ya referimos y resumimos en otro artículo de este Blog, sobre todo en el punto que tiene que ver con el derecho a la "buena" información. Los antiguos griegos definían la isegoría como la igualdad en la participación de la palabra, especialmente en el momento de participar en la Asamblea. En nuestras sociedades modernas, más de dos mil años después de aquélla descripción, estamos lejos de alcanzar una situación siquiera parecida a la que sugiere tal concepto. Muchos voceros de los medios que representan al pensamiento dominante incluso se oponen abiertamente y critican la democracia asamblearia, la desprestigian, e intentan boicotearla. Porque hoy día, podemos afirmar sin lugar a dudas que la "palabra pública" está muerta, despedazada por los medios de comunicación privados que privan a determinados sectores e ideas la exposición de sus planteamientos. Así, hoy día asistimos a un espectáculo en el cual una idea común, un pensamiento único y uniformizador, se disfraza bajo dos tipos de matices y se expone como debate público.

 

Pero, ¿porqué ha de ser así? Muchos ciudadanos creemos, seguimos creyendo, que todos tenemos el mismo derecho a exponer nuestras ideas públicamente, y que todas las ideas tienen el mismo derecho a ser conocidas y divulgadas. Todos tenemos el derecho a ser oídos y escuchados por el conjunto de la población, y creemos en la democracia en el interior de los medios de comunicación. Creemos en el derecho a la información y en el derecho a la no desinformación, esto es, a la verdad. Y hoy día, maltrecha la profesión del periodismo debido a los enormes conglomerados privados que obedecen únicamente a los intereses de sus dueños, de sus propietarios, de sus accionistas, así como por las televisiones públicas, dirigidas de forma descarada e insultante en la dirección política que al gobierno de turno le conviene, hemos de despojarnos de tanta "alienación informativa", de tanta morralla ideológica, de tanta uniformidad en el pensamiento, de tanta censura mediática, y buscar soluciones para garantizar la profesionalidad y el derecho a la información. Porque sólo en ese contexto, donde todas las ideas sean conocidas, divulgadas y respetadas, puede surgir en la conciencia humana la necesidad fisiológica de la auténtica reflexión, del debate, de la crítica y de la razón. Continuaremos en siguientes entregas.

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12 agosto 2014 2 12 /08 /agosto /2014 23:00

"Al envilecimiento económico-social le sigue hoy el envilecimiento generalizado de los valores éticos, sociales, humanos, estéticos, ecológicos, culturales, educativos, científicos, religiosos y políticos. Al envilecimiento de los valores le sigue el envilecimiento humano planetario"

(Camilo Valqui)

 

 

 

 

sociedad_alienante111.jpgContinuando con nuestra exposición sobre el carácter alienante de los mass media, sobre todo de la televisión, en  una sociedad donde abunda el número de titulados en paro que guardan alguna relación con los medios de comunicación, un selecto número de personas carentes de todo tipo de principios éticos, con una baja preparación formativa y con un limitado bagaje intelectual (llegados, a veces, de otros ámbitos, y reconvertidos en estrellas mediáticas), dirigen los programas televisivos más deleznables en los que se entremezclan una serie de contenidos donde, a menudo, es difícil deducir un hilo conductor coherente. Entre otros, como tema de fondo, lo vulgar y el comentario frívolo y fácil en torno a la vida y milagros de nuevos y viejos "famosos" parecen ocultarse bajo algunas secciones que intentan abordar otros problemas u otras noticias de interés público.

 

sociedad_alienante112.jpgLa labor que realizan estas "estrellas" televisivas en beneficio de los que más tienen, y la instrumentalización que de ellos se hace, es compensada por el sistema, como en otros casos, con una remuneración que les convierte en una élite o en parte de esas nuevas clases sociales privilegiadas, hasta el punto de superar, a veces, en riqueza a sectores sociales tradicionalmente acomodados. Entre tanto profesional especializado, las cadenas ya no buscan a los presentadores más adecuados para tal o cual programa, sino que repiten a las mismas "estrellas" como caras visibles de los mismos, e incluso distintas cadenas, competidoras entre sí, acuden a contratar a estos mismos "presentadores" estrella para programas de la más diversa índole. De lo que se trata, por tanto, más que de valorar al programa por sí mismo, es de explotar la "popularidad" de tal o cual presentador/a de moda.

 

sociedad_alienante113.jpgEstos demagogos, ricos de nuevo cuño, que viven a costa de las anestesiadas clases populares, tienden a igualarse en riqueza y popularidad a los actores y actrices del imperio que, junto a otros tantos agraciados, tocan el cielo desde sus mansiones protegidas y aisladas del mundanal ruido. El poder y la riqueza que les otorga el sistema, en realidad, les hace aborrecer y despreciar, en lo más íntimo, la miseria y la pobreza del "populacho", aunque sin él y su ignorancia, el caldo de cultivo que permite a estos personajes estar presentes día tras día en ese poderoso medio de contaminación y de engaño que es la televisión. Y como un especímen de nuevo cuño dentro de las estrellas mediáticas, tenemos la figura del tertuliano o tertuliana. Porque en un desenfrenado y permanente afán por no dejar un solo cabo suelto, el sistema inventa continuamente nuevas fórmulas para que nada escape de sus garras. En efecto, es relativamente reciente la incorporación de los conocidos como "tertulianos" a diferentes programas de radio y de televisión. En realidad, nada tienen que ver con las clásicas tertulias de otros tiempos, caracterizadas por la concurrencia de intelectuales y personas inquietas preocupadas más por la cultura y el progreso que por su personal economía.

 

sociedad_alienante114.jpgEn efecto, ya desaparecieron de la escena auténticos programas de debate y reflexión plurales, tales como "La clave", de José Luis Balbín, que fueron retomados (ya con un poco de degeneración) en los años 80 por los debates moderados por Jesús Hermida, hasta evolucionar a día de hoy a los engendros mediáticos que nos ponen en antena, prácticamente todas las cadenas, donde una serie de personajes, normalmente fijos (que incluso rotan de programa en programa y de cadena en cadena), nos exponen sus puntos de vista sobre los asuntos de actualidad. Recurramos a las palabras de Antonio José Gil Padilla, que lo expresa en los siguientes términos: "Los tertulianos y tertulianas de esas vanas tertulias tienen los bolsillos bien repletos a cambio de jugar un sucio papel, encomendado por el poder, para que suplan el pensamiento, el juicio y la crítica del pueblo oprimido". Porque son ellos los "pensadores" oficiales, los actuales oráculos del debate y la reflexión. Aquéllo de que "el hábito hace al monje" otorga a estas personas un protagonismo que no merecen. La implantación de modelos como éste se apoya en la desidia y el aburrimiento de una población totalmente domada y acostumbrada a que le impongan esquemas y fórmulas preconcebidas.

 

sociedad_alienante115.jpgPero vamos a la radiografía, que no ofrece ningún desperdicio. El perfil del tertuliano típico se caracteriza fundamentalmente por ser una persona totalmente integrada en el sistema, partidaria de una u otra fuerza política con posibilidad de gobernar, intelectualmente poco dotado (la inmensa mayoría dicen ser periodistas) y carente de valores colectivos. Por estos motivos, son incapaces de analizar con corrección cualquier hecho o acontecimiento de cierta trascendencia, de obtener conclusiones válidas y coherentes, o de elaborar un diagnóstico certero que pergeñe (al menos) acontecimientos futuros. Y en cuanto a la dinámica seguida en cualquier tertulia típica protagonizada por estos personajes, se caracteriza por la discusión, la vanalidad, la demagogia, el atropello y el afán de protagonismo. En algunas de ellas, cada vez con mayor frecuencia, suele aparecer la figura del tertuliano más rebelde o inconformista, para justificar una falsa pluralidad. En apariencia, este personaje díscolo discrepa de los planteamientos más conservadores, pero su forma de vida y sus ambiciones son semejantes a las de los demás; es, tal vez, la pieza más negativa de ese juego de la mentira y la manipulación mediática. Continuaremos en siguientes entregas.

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