"La guerra, la venganza y la desigualdad son signos evidentes de irracionalidad y de primitivismo"
(E. Carbonell, Catedrático de Prehistoria y Codirector del Yacimiento de Atapuerca)
En la entrega anterior de esta serie, nos quedamos comentando un Informe sobre las bases militares estadounidenses extendidas por todo el planeta. Sin embargo, este Informe es aún limitado, pues no incluye las establecidas en Kosovo, Israel, Reino Unido, Kirguizistán, Uzbekistán, Okinawa (con diez nuevas bases), Pakistán (con cuatro bases), Afganistán e Irak, donde a partir de la Camp Anaconda que ocupa 25 Km2 y que puede acoger a más de 20.000 soldados, el Pentágono construye ya catorce bases permanentes para albergar a 114.000 soldados, como eslabones de la cadena establecida en el Golfo Pérsico, situada en las autocracias de Bahrein, Kuwait, Qatar, Omán y los Emiratos Árabes Unidos, contempladas en el plan para el control militar del Oriente Medio. Tampoco considera a las sedes de las nuevas bases militares en Europa Centro-Oriental: Rumanía, Polonia y Bulgaria; en Asia: Pakistán, India, Australia, Singapur, Malasia, Filipinas y Vietnam; en el Norte de África: Marruecos, Túnez y Argelia; en África Occidental: Senegal, Ghana, Mali y Sierra Leona.
¿Pero cuál es el último motivo, la razón última de esta estrategia imperialista de USA? De una parte, su tremenda y ancestral ignorancia e incultura, sumadas a su arrogancia extrema les lleva desde siempre a mantener una cruzada contra el socialismo y el comunismo internacionales, intentando eliminar de raíz todo atisbo de implantación en cualquier parte del mundo. Y bajo esta excusa, han emprendido las invasiones y las guerras más cruentas e inverosímiles contra muchos países del globo, como por ejemplo en el Chile de Salvador Allende, donde está clara su implicación en la caída del gobierno democrático, en la década de los setenta del siglo pasado. Bajo este prisma, su filosofía es bien simple, y ha sido enunciada por Noam Chomsky en su obra "Las intenciones del Tío Sam" de la siguiente forma: "Si se desea un sistema global subordinado a las necesidades de los inversores estadounidenses, no se pueden dejar partes del sistema al azar". Y según el Presidente Henry Kissinger, Chile era "un peligroso virus que podía afectar a toda la región". Un virus que, por tanto, había que eliminar, al igual que están intentando hacer, ahora, con Venezuela.
De otra parte, el propio capitalismo necesita a la guerra como continuación, como garantía de su expansión, como conexión y salida de sus negocios. Y en este sentido, la estrecha relación e interconexión de los dirigentes norteamericanos con el mundo empresarial se hace patente. En efecto, los gobernantes estadounidenses, de prácticamente todos los gabinetes presidenciales, han tenido grandes conexiones con el gran capital. En su obra "Elementos para entender la crisis mundial actual", los autores Víctor H. Palacio Muñoz, Miguel Ángel Lara Sánchez y Héctor M. Mora Zebadúa exponen textualmente refiriéndose al mandato de George W. Bush: "La promoción de la política guerrerista se entiende cuando vemos las relaciones del gabinete de Bush con las grandes multinacionales. El propio Bush es un magnate petrolero socio de Harken Energy y de General Electric, Duke Energy, ExxonMobil, Newmont Gold Mining Corporation, Pennzoil y Tom Brown Inc. Su Vicepresidente Dick Cheney es accionista de Halliburton (petrolera), Procter & Gamble, Union Pacific y Electronic Data Systems. Colin Powell, Secretario de Estado, es socio de AOL Time Warner, Gulfstream Aerospace y General Dyanamics. Donald Rumsfield, Secretario de Defensa, tiene acciones y perteneció a los Consejos de Administración de G.D. Searle/Pharmacia (farmacéutica), General Instrument/Motorola, Gulfstream Aerospace, General Dynamics y otras. Condolezza Rice, Consejera de Seguridad Nacional, es socia de Chevron (petrolera), Charles Schwab (Agencia de Inversiones en bolsa), y Transamerica Corp. (seguros)".
Pero aún hay más: "El Secretario de Energía, Spencer Abraham, es socio de General Motors, Ford Motor Company, Lear Corp. y Daimler Chrysler. Donald L. Evans, Secretario de Comercio, es accionista de Tom Brown Inc. (petróleo y gas) y TMBR/Sharp Drilling (perforación de pozos de petróleo y gas). Norman Y. Mineta, Secretario de Transporte, es accionista de Lockheed Martin, Norhwest Airlanes, Greyhound, United Airlines, Union Pacific y Boeing. Anthony Principi, Secretario de Asuntos sobre los Veteranos, es accionista de Lockheed Martin, tiene acciones en Microsoft, Schering-Plough, Ford y Qualcomm. Tommy G. Thompson, Secretario de Salud y Servicios Sociales, es socio de Amtrak, AOL Time Warner y General Electric. Y la lista de altos funcionarios asociados al gran capital internacional y armamentista sigue". Y lo mejor de todo, son las argucias argumentales mediante las que USA intenta vender su estrategia armamentista por todo el mundo. Las razones expuestas resultan ya insufribles, vergonzantes, cínicas, ridículas y bochornosas.
En este sentido, rescato a continuación las palabras de Manuel Pardo, Capitán de Navío en la Reserva, que nos dice lo siguiente: "Por otra parte, el enquistado conflicto en Oriente Medio se intenta mostrar como una amenaza a la seguridad de Occidente y un imperativo de defensa de los Derechos Humanos. A quienquiera que le preocupe el asunto y no quiera verse adormecido por la machacante propaganda oficial, le resulta evidente que una intervención de los EE.UU., con el apoyo activo o pasivo del Estado Español, no traerá otra cosa que más miseria, más destrucción y más muerte. Los Derechos Humanos no han sido nunca una preocupación para los EE.UU., como lo demuestra su negativa a firmar el Tratado de Roma y someterse al Tribunal Penal Internacional. Su absoluto desprecio por ellos ha quedado en evidencia en las numerosas intervenciones en las que ha participado, con o sin armas de destrucción masiva, en Vietnam, Panamá, Afganistán o Irak. En todos los casos, su actuación no ha hecho más que empeorar las condiciones de vida de sus sufridas poblaciones, alimentando un rencor planetario que hoy se manifiesta explosivo. En estas condiciones, ¿qué papel juegan los países "aliados"? ¿Y sus Fuerzas Armadas?".
Y por su parte, Víctor Arrogante se expresa en los siguientes términos: "La guerra saca a la luz lo peor del ser humano. Pese a lo que parece, las guerras han cambiado poco en la Historia, si acaso los instrumentos para la destrucción, el sufrimiento y la muerte. Hoy estamos en las guerras de "cuarta generación" (comprenden la guerra de guerrillas, la guerra asimétrica, la guerra de baja intensidad, la guerra sucia, el terrorismo de Estado u operaciones encubiertas). Los guerreros de EE.UU. no saben lo que inventar. En este tipo de guerras no hay enfrentamiento entre Ejércitos regulares ni forzosamente entre Estados. Usan "drones", aviones teledirigidos, y las víctimas (civiles, mujeres y niños inocentes) son llamados "daños colaterales". En efecto, estamos situados actualmente en la época de las guerras "preventivas" y "humanitarias" (con la flagrante contradicción que estos términos representan), en las guerras televisadas, y en la asunción social de los conflictos como algo duradero e inevitable.
Y Eric Fromm estaba convencido de que vivir bajo la amenaza permanente de la destrucción total causaba efectos psicológicos que se evidenciaban en la vida cotidiana de las personas mediante manifestaciones como el miedo, la hostilidad, el endurecimiento del corazón, la indiferencia por los valores, todo lo cual provoca que las personas se conviertan en bárbaros, y que corra serio peligro la convivencia en libertad. Fromm planteaba como necesarios una serie de pasos para garantizar el desarme y el entendimiento político que condujeran a una paz duradera, esos pasos consistían en primer lugar en establecer el desarme psicológico que pusiera fin al odio y la suspicacia, como segundo peldaño entendía imprescindible la ayuda económica a los países subdesarrollados, y para concluir, planteaba el fortalecimiento y la reorganización de las Naciones Unidas para que certifiquen el desarme y organicen la ayuda económica. Pensamos que el gran filósofo, escritor y pensador dio en el clavo con sus apreciaciones, que desde la izquierda suscribimos totalmente. Continuaremos en siguientes entregas.