Voy a intentar exponer en el presente artículo, una especie de decálogo rápido sobre las expresiones que más se suelen utilizar últimamente en el lenguaje político dominante, es decir, el de nuestros gobernantes actuales, que provienen de la derecha política y económica de este país, es decir, del Partido Popular, el Banco de España, la CEOE, la CEPYME, la gran Banca privada y otros a nivel nacional, y el Banco Central Europeo (BCE), la OCDE, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión y el Consejo Europeo y otros, a nivel internacional.
En efecto, se trata de un repertorio de auténticas falsedades, perogrulladas y falacias, entre otros calificativos que podríamos ponerles, a un montón de expresiones, afirmaciones y aseveraciones que se pronuncian mucho últimamente, sobre todo en el contexto aplicativo de las diferentes Reformas que se están llevando a cabo desde el Gobierno, tales como la Reforma del Sector Financiero, la Reforma Laboral, la Ley de Estabilidad Presupuestaria, etc. Dichas expresiones se usan hasta la saciedad, por lo cual se hacen tremendamente populares entre la ciudadanía, abusando de ellas hasta hacer creer que podrían ser ciertas, cuando se trata como mínimo de auténticos engaños, cuando no de tremendas manipulaciones a los ciudadanos.
Las he intentado resumir en las diez siguientes expresiones, aunque por supuesto se me habrán quedado otras muchas en el tintero, pues no se pretende recoger ni publicar un exhaustivo catálogo, sino intentar ser una ayuda al votante y al ciudadano de a pie, para que desconfíe de todas estas afirmaciones vacías, que no significan nada, y que cuando significan algo, normalmente es justo lo contrario de que lo dicen. Vamos a ellas:
1.- Esta Reforma es imprescindible. MENTIRA. Ninguna reforma por sí misma lo es, ya que siempre responde a ciertos intereses, en este caso de los grupos de poder dominantes. De hecho, ninguna de las últimas reformas emprendidas lo era, porque no había necesidad de fusionar entidades bancarias, de hacer desaparecer a las Cajas de Ahorros, ni de modificar el mercado laboral, ni de que las Adminstraciones Públicas tengan que estar sacrificadas por el equilibrio presupuestario.
2.- No podemos gastar lo que no se tiene. MENTIRA. No sólo es que podemos gastar lo que no tenemos cuando esté justificado, sino que justo en épocas de crisis está más justificado que nunca, ya que sólo desde la iniciativa y la inversión pública podremos salir de la crisis de una manera justa y social. Dicha afirmación pertenece a esta "Teología de la Austeridad" que nos llevan implantando nuestros gobernantes, y que sacrifica cualquier servicio, gasto o inversión pública a que las cuentas del Estado estén saneadas y en equilibrio.
3.- Tenemos que modernizarnos y acercarnos a Europa. FALACIA. Nadie es quién para decirnos en qué consiste la modernización, cómo se mide, ni qué modificaciones son modernas o antiguas, y aunque así fuera, la modernidad tampoco es un bien ni un fin en sí misma, como lo son la justicia social o la redistribución de la riqueza, que son los objetivos que hay que buscar. Y con respecto al acercamiento a Europa, depende de a dónde nos conduce ese acercamiento, con el agravante de que la comparación es normalmente muy sesgada, es decir, sólo para lo que les interesa. Por ejemplo, los empresarios españoles suelen decir que sus homólogos europeos pagan menos impuestos, pero no dicen que los obreros europeos cobran mejores salarios que los españoles.
4.- No podemos tener lo que queremos, sino lo que hay. MENTIRA. Esta afirmación es muy propia de los dirigentes de la gran Patronal, y además lo afirman con tal grado de convicción que parece que hasta tenemos que creérnoslo. Nada más interesado que dicha afirmación. "Lo que hay" y "lo que queremos" son dos entelequias en sí mismas, es decir, que se pueden definir perfectamente y también se puede luchar por ellas, y es perfectamente lícito hacerlo. Por tanto, desde la clase trabajadora, lo que debemos afirmar es que no nos gusta lo que hay, y que podemos tener lo que queremos. Pero claro, esa lucha no le interesa nada a la clase empresarial.
5.- Esta Reforma permite poner las bases para crear empleo. MENTIRA. Abusan tanto de esta expresión últimamente, que parece que todas las medidas que se están tomando tienen ese objetivo, cuando es justo lo contrario. Todas las reformas emprendidas, incluyendo la última Reforma Laboral, no van a servir para crear empleo, y es más, podemos afirmar que realmente todavía este Gobierno no ha tomado ni una sola medida que sirva para crear empleo. Lo dicen continuamente porque queda muy bonito de cara a la galería, y a ciudadanos con poco criterio a los que puedan engañar fácilmente, pero no es así. Las medidas que de verdad sirven para crear empleo son las que tienen que ver con la estimulación del consumo, con la reactivación de la economía real (productiva), con el flujo del crédito a las empresas y a las familias, con el mercado de empleo público, y con el cambio de modelo productivo. Ninguna de ellas se está llevando a cabo.
6.- El Gobierno tiene que gobernar, no puede quedarse sin hacer nada. FALACIA. Que un gobierno tenga que gobernar es la mayor perogrullada que se puede escuchar, y la dicen continuamente como si hubieran descubierto América. Claro está que un gobierno no puede quedarse sin hacer nada, esperando que el tiempo pase, y que las cosas se arreglen por sí solas, pero ese "no hacer nada" se tiene que concretar en medidas adecuadas, correctas, justas y sociales, proporcionadas y en la buena dirección, no en la contraria. Por ejemplo, como el Gobierno no puede quedarse sin hacer nada, debería estimular el empleo público y fomentar la Banca Pública, pero esto no se hace, se hace justo lo contrario, en aras de que "el Gobierno tiene que gobernar"...¿pretenden tomarnos por imbéciles?
7.- Se busca la estabilidad en el empleo. MENTIRA. Se busca el empleo precario, sin derechos, temporal, mal pagado, e inseguro, porque si no, no se entienden las medidas que toma el Gobierno en relación por ejemplo al mercado laboral, donde implantan medidas como ampliar el período de prueba a un año (despido libre), eliminar la necesidad de autorización administrativa previa en los ERE (despido más fácil y rápido), abaratar el despido (tanto procedente como improcedente), desviar todo el poder a los empresarios para poder modificar las condiciones de trabajo (sueldo, horarios, turnos, funciones, etc.), ampliar las causas de absentismo, causalizar el despido en el descenso de ventas, etc.
8.- No vamos contra nadie. MENTIRA. Se va en contra de los sindicatos, de las clases populares y trabajadoras, de las clases humildes, de las personas con menores recursos, de los parados, de los jóvenes, de las mujeres, de los pensionistas...y se va a favor del gran capital, del empresariado, de las grandes empresas, de los Bancos, de los mercados financieros, de las grandes fortunas, de las clases altas de la sociedad.
9.- Es una Reforma equilibrada, que no recorta derechos a los trabajadores. MENTIRA. No es una reforma equilibrada, sino que la balanza se inclina mucho más a favor de los empresarios que de los trabajadores, que ven recortados sus derechos laborales, económicos y sociales. Se debilita a los sindicatos de clase, para dotar al empresariado de todo el poder en la decisión sobre las condiciones de trabajo, y en la negociación colectiva, que pasa al ámbito de la empresa. Otro caso igual ocurre cuando dicen: "Tenemos que flexibilizar el mercado, eliminar las rigideces". Detrás de dichas expresiones lo único que se esconde son menos derechos para los trabajadores, y más poder para los empresarios.
10.- Es una Reforma histórica, que sentará un antes y un después. VERDAD. Pero no en el sentido ni con las connotaciones positivas del término, sino en un sentido negativo, pues nos retrotraemos a la época feudal o medieval, donde los derechos de los trabajadores simplemente no existían, y la diferencia de clases era muchísimo más acusada que en nuestros tiempos. Efectivamente, sentará un antes y un después de la Reforma, puesto que no se había producido nunca un ataque tan flagrante y tan brutal a los derechos de los trabajadores, considerando toda la etapa democrática.
Pues bien, espero haber contribuido con este artículo a que por lo menos desconfiemos siempre que se usen estas expresiones, que no le concedamos el menor crédito, y que hasta que no nos cuenten la letra pequeña, no nos creamos lo que predican, pues se trata, como ya hemos comentado en otros artículos, de una de las famosas estrategias de manipulación colectiva, empleadas por nuestros poderes públicos y medios de comunicación para provocar la fácil adhesión a una idea o proyecto, anulando todo lo posible la capacidad de reflexión y de crítica de los ciudadanos. Seamos más inteligentes que ellos. No caigamos en estas trampas.