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17 julio 2018 2 17 /07 /julio /2018 23:00
Hacia otra Política de Fronteras (IV)

El desplazamiento del sur al norte es inevitable; no valdrán alambradas, muros ni deportaciones: vendrán por millones. Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno para ellos porque proceden de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias

José Saramago

La llegada masiva de migrantes es un hecho imparable, y lo estamos explicando desde sus motivos primigenios. Y como ya planteábamos en nuestra entrega anterior, hemos de actuar aquí (en los países de acogida) y allí (en los países de origen). Aquí para demostrar una humanidad y un respeto al derecho humanitario internacional que hasta ahora no hemos demostrado, y nos referimos especialmente a esta insensible Unión Europea. Allí para ir frenando el fenómeno, y haciendo copartícipes a las poblaciones de esos Tercer o Cuarto Mundo de nuestra vida "libre y civilizada". En una palabra, para dejar de saquear sus patrimonios, para dejar de expoliar sus recursos naturales, y para dejar de provocar guerras injustas y cruentas. Hoy dia, son absolutamente necesarias las lecciones de humanidad para esta Europa sin corazón, sin principios y sin alma, que deja morir ahogadas en el Mediterráneo a las víctimas de un sistema que provoca las guerras por el control de los recursos energéticos, guerras que son las que obligan a estas personas a buscar refugio lejos de sus hogares, de sus culturas, de sus gentes. En los mejores de los casos, cuando consiguen arribar a puertos europeos, se encuentran con las trabas burocráticas y administrativas, esas que convierten en "ilegales" a las personas que no poseen ciertos documentos. Dichas trabas burocráticas se convierten en un círculo vicioso, pues no permiten acceder a ciertos derechos básicos de ciudadanía, como la sanidad, la educación, el empleo, etc. ¿Qué pueden hacer entonces estas personas en dicha situación "irregular"? Alimentar las mafias, el tráfico ilegal de personas, convertirse en carne de esclavitud, de prostitución, de venta ilegal, o de Centros de Internamiento de Extranjeros, los famosos y terribles CIE.

 

Sin documentos de ciudadanía estas personas no pueden realizar tareas elementales que a su vez les dan acceso a otros beneficios, tales como abrir una cuenta bancaria o solicitar ayudas sociales, y así, nuestras bárbaras legislaciones convierten a determinados seres humanos en "ilegales", poco menos que en escoria. Los condenan a vagar para sobrevivir, a "buscarse la vida" en el sentido más salvaje y cruel del término, los convierten en delincuentes sin haber cometido ningún delito...Ah, sí, el delito ha sido llegar a un país de destino buscando una vida mejor. Pueden ser perseguidos implacablemente por la policía, pueden ser detenidos en función de criterios étnicos, pueden trasladarlos a un CIE, incluso pueden deportarlos a sus países de origen, fenómeno detrás del cual también tienen sus suculentos negocios algunas empresas. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo es posible que hayamos llegado a un modelo de sociedad tan insensible y cruel? ¿Dónde quedaron la fraternidad, la cooperación, incluso ese "humanismo cristiano" que algunas fuerzas políticas de la derecha presumen de tener en su base ideológica? Pues todo eso queda arrasado por el pensamiento dominante, que no está inspirado precisamente en el humanismo, sino en el capitalismo. El pensamiento dominante nos traslada al discurso antiinmigración. Un discurso perverso y falaz que nos habla de "efectos llamada" (es decir, que la acogida de personas provocará que vengan más en el futuro), que nos alerta de cifras exageradas, de "avalanchas" de migrantes, que nos inculca la insolidaridad y el egoísmo, que nos infunde patrones y criterios racistas, y que nos sirve de plataforma de lanzamiento para entrar al peligroso mundo del neofascismo. Un neofascismo que está ya muy presente en algunos Estados miembro de esta Unión Europea del capital (que no de los pueblos). De hecho, la tendencia xenófoba y neofascista anida en algunas fuerzas políticas con representación en el Parlamento Europeo, y en los Parlamentos nacionales de algunos países (Alemania, Francia, Italia, Hungría, Polonia, etc.). 

 

Un pensamiento dominante que nos lleva infundiendo engañosos mantras desde hace décadas, y que hace gala de una tremenda hipocresía mediante la cual, por ejemplo, se necesita al continente africano únicamente por sus recursos, pero en cambio se desecha a su población. Lo explica muy bien este artículo del Blog de Andrés Herrero, que vamos a tomar como referencia a continuación. Comienza Herrero con una certera reflexión: antes Europa tenía que ir a buscar esclavos a África, y ahora le vienen en patera. Se pregunta entonces: "¿Considera acaso que no es mucho pedirles a los africanos que se mueran tranquilamente de hambre en su tierra y no vengan aquí a molestarnos?". Luego continúa: "Menos mal que, aunque tarde, al fin han reconocido su error y comprendido que la depredación del continente negro y las guerras con que llevamos siglos obsequiándoles, constituyen una misión benéfica y civilizadora, del mismo modo que las vallas, concertinas, devoluciones en caliente y en frío, representan la forma natural de preservar los valores occidentales y defender los derechos humanos". Y concluye con un razonamiento como el que nosotros defendemos, a su vez enunciado magistralmente por José Saramago en la cita de entradilla que hemos rescatado. Andrés Herrero lo expresa en los siguientes términos: "Los 500 millones de ciudadanos europeos no podremos frenar a los 2.500 millones de habitantes que se calcula tendrá África para el año 2050, por lo que la única salida correcta y sensata pasa por dejar de arrebatarles sus recursos e implementar un plan de ayuda al desarrollo, vinculado a un estricto control de natalidad para que puedan vivir dignamente en su propia tierra. Medida que no se debe tomar como un acto de generosidad, sino de restitución y reparación obligada. De pura y simple justicia". 

 

¿Qué llevamos queriendo desde hace siglos del continente africano? El mapa que adjunta Andrés Herrero nos lo expresa gráficamente a la perfección: petróleo y gas natural (Argelia, Libia, zona del Sahel), oro, cobre y diamantes (Sudáfrica, Sahel oriental, RD Congo), café y cereales (zona oriental del cuerno de África) y otros recursos (uranio, algodón, etc.). Y es que como resume Andrés Herrero fantásticamente en el título de su artículo: "Queremos vuestros recursos, no vuestra gente" (Unión Europea dixit). Las diversas empresas transnacionales implicadas en la extracción de todos estos recursos, por supuesto apoyadas por sus respectivos Gobiernos, están llevando en el continente africano desde hace décadas auténticas campañas de despojo y saqueo del continente, fomentando incluso, cuando ha sido "necesario" para tales labores, las guerras tribales, el derrocamiento de facciones en el poder, y toda suerte de macabras maniobras para alcanzar sus objetivos. Existen zonas del continente que han sufrido continuas guerras durante años, mientras que algunos gobiernos africanos "amigos" han sido apoyados para su continuidad en el poder a pesar de las graves y recurrentes violaciones de derechos humanos practicadas a su población. Todo este proceso, cruento y despiadado, tenía que explotar más tarde o más temprano, porque se ha destrozado la vida a cientos de millones de personas, a lo largo de décadas de continuado saqueo del continente. Pero vamos a apoyar nuestras afirmaciones más todavía. Apoyándonos en este artículo de Nazanín Armanian para el medio Publico, vamos a mostrar cinco ejemplos de la militarización del saqueo de África. Comienza Armanian con una frase que da mucho que pensar: "Es Asia el continente con más hambrientos del mundo, e India, con su capitalismo más "intocable", cuenta con 200 millones de almas y cuerpos en la pobreza absoluta. Pero no se ven avalanchas de indios llegando al primer mundo en pateras". 

 

Nos habla Armanian en su artículo del "caos creativo" para inventar una África a la medida, ya que las economías occidentales, de ese mundo "libre y civilizado" (tal como lo etiquetan nuestros ineptos gobernantes) necesitan recursos naturales baratos, y también nuevos mercados. Su obsesión es controlar el acceso a los recursos estratégicos que África posee en abundancia, garantizando que ningún otro tercer país interesado pueda acceder a ellos (China, India, Japón o Rusia). Para ello despliegan una amplia militarización en el continente, a través de mandos militares conjuntos de la OTAN situados en otros continentes, y bajo los falaces pretextos de la "acción humanitaria", la "lucha contra el terrorismo", la "estabilización y pacificación de la región", el "mantenimiento de la paz", el AFRICOM (Comando para África de los EE.UU., cuyo Cuartel General está situado en nuestro país) ya ha instalado unas 50 bases militares en todo el continente, mientras destruye los movimientos progresistas y apuntala los regímenes corruptos y dictatoriales "amigos". Como decíamos más arriba, cinco casos ejemplifican magistralmente estos procesos, como son Libia, Nigeria, Sudán, Níger y Mali, aunque existen otros muchos focos de proyección de esta estrategia. En nuestra próxima entrega los analizaremos con más detalle. Y así, décadas de expolio, corrupción, destrucción de territorios, acciones de "reconstrucción", divisiones tribales, asesinatos de líderes, y un largo etcétera de maldades, han conseguido diseñar un panorama para el continente negro que se desangra en su interior, pero que abastece al llamado "Primer Mundo" de las materias primas necesarias para su energía, tecnología, etc. ¿Es que nuestros gobernantes son tan imbéciles que no ven la relación entre este execrable fenómeno y el éxodo masivo de población africana hacia Europa y otros continentes? ¿Lo ven nuestros lectores y lectoras? Continuaremos en siguientes entregas.

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15 julio 2018 7 15 /07 /julio /2018 23:00
Fuente Viñeta: http://poder-mundial.net

Fuente Viñeta: http://poder-mundial.net

Las Naciones Unidas, organización surgida de una guerra que costó 50 millones de vidas, entre ellas las de cientos de miles de jóvenes norteamericanos, tiene que importarle mucho a todos los pueblos y gobiernos del mundo. Padece grandes defectos, es anacrónica en muchos aspectos; su Asamblea General, donde están presentes todos los Estados del mundo es una simple asamblea deliberativa sin ningún poder, donde solo se emiten opiniones; el Consejo de Seguridad, un supuesto órgano ejecutivo, donde sólo cuenta el voto de cinco Estados privilegiados, uno solo de los cuales puede echar por tierra la voluntad del resto de las naciones del mundo, y uno de ellos, el más poderoso, lo ha usado a su antojo infinidad de veces. Pero aun así, no se dispone de otra cosa

Fidel Castro

Una ONU refundada bajo los principios que estamos exponiendo en este último bloque temático será un organismo mucho más eficaz para que la comunidad internacional pueda enfrentarse a los actuales retos y problemas, ya que éstos se encuentran interconectados. Su superación exige cada vez más acciones políticas conjuntas y supranacionales, mediante medidas que trasciendan las decisiones internas de los Estados y las fronteras nacionales. Los actuales desafíos del multilateralismo no se pueden afrontar sin la refundación de la ONU, de todos sus organismos dependientes, de sus instituciones anexas, de sus métodos de trabajo y de su propia eficiencia interna. La ONU será entonces fuerte para enfrentarse a las verdaderas amenazas de nuestro tiempo: las corrientes migratorias, los conflictos armados, las hambrunas, las catástrofes naturales, el cambio climático, la pobreza mundial, etc. Éstos y no otros son los auténticos desafíos de la Humanidad en nuestro siglo XXI. Recientes acontecimientos han demostrado que el multilateralismo se encuentra amenazado como nunca antes, debido a las poderosas acciones unilaterales de las grandes potencias que dominan el mundo. La ONU refundada debe ser la mejor herramienta para enfrentar la desigualdad entre el poder cada vez mayor de actores no estatales (como las grandes corporaciones transnacionales, cuyo desmedido poder es destructivo e insaciable), frente al propio debilitamiento de los Estados-nación. Se debe avanzar, como tantas veces hemos afirmado, hacia un sistema de gobernanza global más eficiente y democrático, como única garantía para lograr un orden mundial más justo e igualitario. Ello a su vez será la mejor credencial para enfrentar los nuevos desafíos del planeta. 

 

La ONU debe volver a fundarse atendiendo a las primeras palabras de su primigenia Carta fundacional, que rezaba "Nosotros los pueblos...", y no "Nosotros los gobiernos". Hoy día, la confianza de los pueblos en que sus respectivos gobiernos trabajan a favor del progreso social y económico y para prevenir las guerras y conflictos armados se ha debilitado enormemente. En algunos países incluso ha desaparecido. La desafección política, la corrupción y las malas prácticas han llevado a un escenario sombrío que ha de ser recuperado, y la ONU es pieza clave dentro de esta recuperación. Gran parte de la responsabilidad la tiene la propia ONU, seguida de los líderes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos), que practican una prepotencia y una falta de respeto absoluto por el derecho internacional y por la propia ONU. Lo único que les importa son sus propias agendas nacionales, y sus intereses en los múltiples puntos del planeta donde los poseen. Son, ya lo hemos explicado en anteriores entregas, las mismas potencias principales en el consumo y exportación de material armamentístico, y quienes favorecen el militarismo a mayor escala mundial. De entre todos ellos, es Estados Unidos el más peligroso, y el que más reafirma el unilateralismo y el excepcionismo como ejes principales de su política exterior (por no hablar de su cruel política hacia los migrantes que llegan a su territorio, o el incremento en los niveles de pobreza y de violencia estructural interna en su sociedad). De hecho, hace pocos meses Donald Trump justificaba el anunciado aumento del presupuesto de defensa estadounidense en 54.000 millones de dólares con el argumento de que "debemos volver a ganar guerras". Pero...¿qué podemos esperar de un aparato de Estado violento, cruel e inhumano, tanto para su propia población como hacia el exterior? El actual Presidente norteamericano es la quintaesencia de la ignorancia, de la estupidez y de la beligerancia, todo en uno. No da más de sí.

 

El Consejo de Seguridad de la ONU es el escenario más importante donde debemos ser capaces como comunidad internacional de detener estas actitudes agresivas, prepotentes, violentas y reaccionarias. En otro caso, la ONU, simplemente, no sirve para nada. Porque la ONU es el mejor marco para inducir, para buscar la diplomacia multilateral, y relajar la tensión en el escenario global. Hasta ahora, no obstante, ha sido ciertamente inútil en la consecución de estos objetivos, y se ha situado como un claro actor secundario, al albur de las decisiones agresivas de las grandes potencias. Derrocamientos de gobernantes democráticos, destrozos medioambientales de grandes empresas, asesinatos de activistas, de periodistas, narcotráfico mundial, incumplimiento de los acuerdos climáticos, aumento de las mafias que controlan los flujos migratorios, escalada nuclear, y un largo etcétera, han sido ignorados por la ONU, que no ha resultado capaz de controlar y redirigir estos problemas por cauces correctos. La ONU, por otra parte, ha cedido a chantajes y presiones de todo tipo, y sus acuerdos y resoluciones se han ninguneado a placer. Es completamente inadmisible que tengamos, en pleno siglo XXI, un organismo mundial por excelencia que desoye su carta fundacional, y es un claro instrumento al servicio y al interés de las grandes potencias internacionales, así como de las corporaciones transnacionales. Todo ello debe cambiar. La refundación de la ONU es la única vía posible. En caso contrario, creemos que el propio organismo caminará hacia su desintegración o total irrelevancia. De hecho ya está en ese camino. Sobre todo, la ONU debe dejar de ser un instrumento al servicio de la política militarista y arrogante de los Estados Unidos. El control de la ONU por parte de USA debe cesar. La refundación que proponemos debe trazar los mecanismos para conseguirlo. 

 

En este artículo para el medio Newstatesman, traducido por Loles Oliván para el digital Rebelion.org, tres veteranos de la ONU, como son Hans Von Sponek, Denis Halliday y Richard Falk, han expresado esta situación de dependencia de la ONU respecto a USA en los siguientes términos: "Las relaciones entre Estados Unidos y la ONU nunca han sido fluidas. Durante los más de 70 años de su recorrido ha habido muchos baches en el camino. Estados Unidos ha ejercido a menudo mano dura para influir en la agenda de la ONU. Con frecuencia ha utilizado su influencia política para debilitar su independencia. Durante años ha manipulado los procesos de selección utilizados para conseguir una posición de liderazgo en el organismo internacional. Washington ha mostrado frecuentemente su músculo retrasando el pago anual de sus contribuciones obligatorias al presupuesto de la ONU. El gobierno estadounidense ha dado terribles y reiterados ejemplos de violación de las disposiciones más fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas que rigen el uso de la fuerza. Ha desafiado continuamente el derecho internacional en todas partes del mundo, incluyendo las guerras de Vietnam (1963), la ex Yugoslavia (1999), Afganistán (2001), Iraq (2003) y Libia (2011). Ha utilizado su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a sus aliados de una justificada censura, al tiempo que hace todo lo posible para castigar a sus enemigos con la amenaza del uso de la fuerza". Si no fuera por USA, seguramente la ONU ya habría dictado Resoluciones que hubieran significado, entre otros ejemplos, el levantamiento del bloqueo económico a Cuba, los acuerdos de paz entre Israel y Palestina, la pacificación entre las dos Coreas, o el cese de las cruentas guerras en Oriente Medio. En todos estos conflictos, es Estados Unidos el actor más interesado en continuar con las amenazas y la escalada bélica. 

 

Y es que la ONU se ha ido convirtiendo en una especie de proyecto de dominación global liderado por Estados Unidos, con la Unión Europea como socio menor. Ya prácticamente no queda nada de aquéllas funciones de mantenimiento de la paz y de la seguridad globales, que fueron consideradas como su misión principal cuando se creó el organismo en 1945. Como concluyen los citados autores del artículo de referencia: "...la paz sólo podrá lograrse cuando el unilateralismo de paso a un multilateralismo genuino, cuando los monólogos se reemplacen por diálogos, cuando prevalezca la convergencia, la cooperación y el compromiso, cuando se respete a la sociedad civil y se le permita participar dentro de la organización, cuando se reconozcan y se comprendan la raíz de las causas y no sólo los síntomas, y lo que es más importante, cuando quienes toman las decisiones gubernamentales, sea en países grandes o pequeños, muestren respeto al derecho internacional y respondan por sus actos". En efecto, la refundación de la ONU debe conducir a un contexto garantista de todas estas conductas, de todas estas acciones. De nada servirá una ONU maquillada en algunos aspectos, si no responde a la capacidad e influencia que de ella se espera como actor internacional de primer orden, como foro mundial por excelencia, como sede de todos los pueblos del planeta. Estos pueblos del mundo necesitan a la ONU. Sólo una ONU refundada, fortalecida, radicalmente democrática, potenciada, respetada y suficientemente financiada podrá proporcionar las garantías que de ella demanda la comunidad internacional. La ONU no puede volver a ser nunca más un instrumento para alcanzar intereses nacionales, ni constituirse en un vehículo de poder desplegado por los gigantes de la escena internacional. Los múltiples retos asociados con el cambio climático, las armas nucleares, el mantenimiento de la biodiversidad, la lucha contra las grandes corporaciones, y la disminución del hambre, la pobreza y la desigualdad mundial ponen en peligro el futuro de nuestra civilización y la propia supervivencia de la especie humana como tal. Sólo una nueva ONU podrá controlar estas amenazas a nivel global. Continuaremos en siguientes entregas.

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12 julio 2018 4 12 /07 /julio /2018 23:00
Arquitectura de la Desigualdad (98)

El proceso de precarización laboral que la clase obrera española ha sufrido desde los años 90 ha sido constante, continuo y agresivo con el objetivo de destruir la fuerza de los trabajadores e individualizarlos para desposeerlos del poder del colectivo. Estos ataques se han dirigido a derrocar los pilares de los derechos básicos y condiciones laborales, la estabilidad, el salario y la protección social

Antonio Maestre

El poder de las corporaciones y su grado de influencia es tan elevado, que hasta se permiten proponer medidas en lo que a mercado laboral se refiere. De hecho, en prácticamente todos los países de orientación política neoliberal (la mayoría del globo, en la actualidad) son los grandes promotores de las contrarreformas laborales que se ponen en marcha, así como de la mayoría del conjunto de medidas que en materia laboral se aplican. Y lógicamente, a tenor de todo lo que venimos contando, ya podemos intuir por dónde van los tiros. Sin ir más lejos, este artículo del medio Infolibre nos contaba cómo el BBVA llegó a proponer que los desempleados/as cobraran menos cuando los indicadores económicos fuesen positivos. En su afán por vincularlo todo (salarios, pensiones, desempleo, etc.) a la marcha de la economía, es decir, en mercantilizar todos los derechos y servicios, la idea que proponía la entidad presidida por Francisco González es que los parados cobren el paro durante más tiempo cuando la economía esté en crisis, a cambio de una duración menor de sus prestaciones durante las fases expansivas, es decir, de crecimiento económico. Según su nefasta y aberrante lógica, parece que cuando la economía va mal podemos dejar de comer, de pagar facturas, de vestirnos, y no pasa nada. El BBVA propuso un conjunto de medidas alllá por mayo de 2016, y este nuevo sistema planteado por la entidad sería obligatorio para los nuevos contratos laborales, y requeriría un acuerdo expreso entre empleador y empleado en el caso de contratos laborales ya en vigor. También propuso la simplificación de las variantes de contratos laborales, así como modificaciones en el sistema de las indemnizaciones a los trabajadores/as. Asímismo, propuso una rebaja de las cotizaciones sociales. 

 

Pero no quedan aquí las medidas propuestas dentro del contexto de la reforma integral del mercado de trabajo que propuso el BBVA Research (nombre del think tank del gigante bancario). También sugirió cambios en el sistema de negociación colectiva, apostando por articularlo en el ámbito de cada empresa, reduciendo el poder de los representantes de la clase obrera. Siguen insistiendo en la idea (falaz) de que reduciendo los costes laborales para las empresas, esto incidirá en una mayor creación de puestos de trabajo, cuando ya está demostrado con creces que esto no es así. Porque como hemos explicado en anteriores entregas, el volumen de empleo no depende de lo barato que sea éste, ni de lo caro que resulte despedir, ni de que las empresas tengan diseñado un buen sistema de cotizaciones sociales, ni de que los parados participen en "programas activos", ni de mil estupideces más que se han ido proponiendo en las diversas contrarreformas laborales que se han implantado durante las últimas décadas. Los puestos de trabajo en el contexto de la iniciativa privada dependen de la capacidad de consumo de la población, así que mientras ésta continúe en su devaluación salarial y en la reducción de sus prestaciones (así como en un endurecimiento del acceso a las mismas), las personas no podrán disfrutar de acceso al consumo, y los productos y servicios que fabrican o proveen las empresas no podrán ser adquiridos. Es así de simple. Todo lo demás es marear la perdiz, perderse en disquisiciones inútiles, y pretender favorecer a las empresas, en detrimento de la clase obrera, fomentando, como venimos asegurando, la arquitectura de la desigualdad. Eso en cuanto a la iniciativa privada. Porque en el ámbito de la iniciativa pública, los puestos de trabajo dependen de que el Estado se lo tome en serio, reforzando los servicios públicos (sanidad, educación, servicios sociales, dependencia, cuerpos de seguridad, administraciones públicas...), y diseñando Planes de Empleo Garantizado que analicen las necesidades de las comunidades, y pongan el foco en la rentabilidad social, en vez de en la rentabilidad económica. 

 

El mercado laboral hoy día se encuentra casi absolutamente desregulado. Prueba de ello es que, como nos cuenta este artículo del medio Publico basado en un informe del sindicato Comisiones Obreras, las empresas despidieron a ocho millones de trabajadores/as desde el año 2006 y hasta 2015. En nuestro país, a partir de las últimas Reformas Laborales llevadas a cabo por los sucesivos gobiernos bipartidistas, se despide mucho y mal, por causa de las facilidades legislativas aplicadas a las empresas. En el año 2015, por ejemplo, se dieron casi 9 despidos por cada 10 asalariados/as fijos/as. El despido no es caro ni difícil, sino fácil y barato. Miles de factorías de nuestro país han ido de esta forma despidiendo a gran parte de su plantilla, y todo ello sin incluir los ceses por finalización de contrato o por conclusión del período de prueba. La protección por desempleo, por su parte, ha sufrido también un grave deterioro, ya que la tasa de cobertura (cociente entre los parados que cobran prestación y el total de parados con derecho a acceder a ella) finalizó en 2015 en el 55% (hoy día no llega ni al 45%), lo que implica que alrededor de la mitad de los desempleados/as en este país se queda fuera del sistema de protección. En su momento trataremos a fondo la propuesta de la Renta Básica Universal (RBU) para solucionar éste (y otros) problemas, pero de momento nos limitamos a describir la tremenda situación que vivimos. Durante los últimos años, la tasa de cobertura se ha reducido en más de 25 puntos, debido a la duración e intensidad de la crisis-estafa que estamos padeciendo, que ha funcionado como un magnífico pretexto para ahondar en las desigualdades sociales. Y así, el aumento de parados/as de larga duración que agotan todo el itinerario de prestaciones, la precariedad de los nuevos empleos (que no dan lugar a períodos de cotización suficientes para generar derecho a nuevas prestaciones), y los nuevos condicionantes que han endurecido los requisitos de acceso, dibujan un panorama ciertamente desolador. 

 

Como consecuencia de todo ello, el gasto en prestaciones por desempleo baja, pero no porque haya menos parados, sino porque se expulsa deliberadamente a muchos desempleados del sistema de protección social, y la cuantía y duración de las prestaciones que se perciben es menor debido a los recortes y al hecho de que cada vez pesan más las prestaciones asistenciales que las contributivas. Y mientras que éstas dependen del sueldo del trabajador cuando estaba en activo, aquéllas no pasan de unos míseros 400 euros mensuales, con los cuales no es posible desarrollar una vida digna. Las cifras demuestran la perversa evolución del sistema: entre 2009 y 2015 el número de parados/as creció un 4,3%, el de perceptores de prestaciones bajó un 30%, y el de personas excluidas del sistema de protección social aumentó un 120%. Saquen los lectores y lectoras sus propias conclusiones. Pero mientras todo esto ocurría, el indecente Gobierno de la derecha nos lanzaba sus autocomplacientes y engañosos mensajes, centrados en el "crecimiento económico" (desigual) y en la "creación de empleo" (falsa), que caracterizaba a nuestra economía. Perversión, manipulación e indecencia. En una palabra: arquitectura de la desigualdad. El citado informe de CC.OO. describe nuestro mercado laboral con acertadas palabras: "El mercado laboral español es insuficiente y muy desequilibrado, porque excluye a demasiadas personas, está muy masculinizado, se pagan bajos salarios, la rotación laboral es muy elevada, hay mucha desigualdad, pobreza y precariedad, muchos despidos, la protección frente al paro es débil y la población ocupada envejece de forma preocupante". Pero frente a este deprimente retrato, nuestros políticos continúan en sus trece, mirando para otro lado, y asegurando, al igual que el empresariado, que estamos "en una buena tendencia". Evidentemente, si la tendencia hacia la que se pretende ir es la arquitectura de la desigualdad, estamos caminando hacia ella.

 

Hablábamos sobre las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) en una entrega anterior, y retomamos el asunto porque este artículo del medio El Captor nos informa de su escalamiento de posiciones en el ránking de empresas españolas. Concretamente, nos informa de que tres de las ETT se ubicaban en verano de 2016 (probablemente ya sean más) en el top 25 del ránking de empresas españolas por número de empleados. Se trata de Randstad, Adecco y Manpower, y un número de trabajadores/as cercano a 60.000 se encuentra diariamente contratado por ellas. La primera de ellas, Randstad, se integra en el puesto número 7 de la clasificación de empresas por empleo en España, con casi 30.000 trabajadores/as puestos a disposición de empresas usuarias, tan sólo por detrás, y no a excesiva distancia, de ejemplos paradigmáticos como Mercadona o El Corte Inglés (con alrededor de 50.000 empleados/as). En segundo lugar se sitúa Adecco (en torno a los 20.000 empleos puestos a disposición de terceras empresas), y finaliza el poderoso trío la ETT Manpower, que contabiliza una cifra situada aproximadamente en los 11.000 trabajadores/as. Los datos son tremendamente significativos, ya que son fiel testigo de una tendencia en la cual las ETT toman el control del mercado de trabajo, asimilan las funciones de búsqueda activa de empleo para los/as demandantes (función asignada antes a las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo), e integran un menú de selección en cuanto a cargos, funciones y tipologías de empleos ciertamente variado. Otro dato que aporta el artículo de referencia se refiere al volumen de facturación, ya que las tres principales ETT en conjunto superan los 1.500 millones de euros de facturación anual, una cifra que no sólo se ha consolidado sino que ha ido en claro aumento, precisamente a lo largo de los años en los que la mal llamada "crisis" de la economía española ha alcanzado una mayor contundencia. Continuaremos en siguientes entregas.

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10 julio 2018 2 10 /07 /julio /2018 23:00
Viñeta: Marian Kamensky

Viñeta: Marian Kamensky

...una tarde, mientras viajaba en tren. Entró una mujer esmirriada, de tez morena, que, con un acordeón destartalado, hacía sonar una música lúgubre. Sobre su pecho llevaba colgado un cartel donde explicaba que había tenido que escapar de Rumania. Escuché su melodía, y me detuve a observar a esa mujer sin patria y sin hogar, sin importar si provenía de Rumania, de Bosnia o de la ex Yugoslavia. Era únicamente un ser errante, como los miles de refugiados en el mundo, o los sin Tierra de Brasil, o los que desesperadamente intentan huir de la desvalida Albania. Una entre los millones cuya intemperie nos hace responsables. Son aquellos que desconocen ideologías o estadísticas sociológicas, pero que saben bien que ellos no cuentan en la historia. Cuando ya se alejaba hacia el siguiente vagón, me encontré con la mirada triste de una chiquita que cargaba sobre sus espaldas. Me hizo pensar en lo que está sucediendo: mundo que parece marchar hacia su desintegración, mientras la vida nos observa con los ojos abiertos, hambrientos de tanta humanidad

Ernesto Sábato (“Antes del fin”)

Hablábamos en nuestra entrega anterior sobre la naturaleza migrante del ser humano, pero también sobre cómo a partir de un momento histórico determinado, las causas naturales son añadidas a las causas creadas por el hombre. Y en primer lugar de todas ellas, las guerras. Y es que las guerras, quizá la peor catástrofe no natural, han sido desde siempre un factor determinante para las migraciones humanas. El saldo actual de migrantes forzosos debido a las guerras es ciertamente descomunal. Y a pesar de que en nuestro mundo actual globalizado y altamente tecnológico las distancias son más cortas que antaño, y las comunicaciones y medios de transporte están más desarrollados que nunca, la tragedia humanitaria que estas migraciones suponen no se ha achicado ni un ápice. Y es que bajo estas situaciones de migración forzosas se huye por una imperiosa necesidad de supervivencia. Pero también se huye de la pobreza. Hoy día se les viene denominando "migrantes económicos" a aquéllos que lo hacen en base a circunstancias vitales que les exigen explorar otros mundos que les ofrezcan posibilidades de realización, pero también de supervivencia ante un mundo empobrecido, sin oportunidades. Como sabemos, el sistema capitalista mundial crea auténticos guetos de pobreza y de exclusión, a la vez que crea unos pocos focos de prosperidad, que disparan las desigualdades, marginando brutalmente a las mayorías sociales. Tanto las guerras como la pobreza destruyen el hábitat donde convivían pueblos, comunidades, tribus e individuos, donde formaban sus familias, donde obtenían sus medios de producción, donde satisfacían sus necesidades. 

 

Un mundo que se derrumba poco a poco, y que lleva a estas personas a situaciones de desesperación vital que les conducen a tener que tomar decisiones drásticas y terribles. No habiendo opciones ni oportunidades en sus países de origen, a estas enormes masas de población no les queda otro remedio que buscar su bienestar en otras tierras, con otras gentes, en otras culturas. A veces cientos, otras veces miles de kilómetros separarán esa nueva tierra prometida, donde podrán insertarse en una nueva comunidad, y alcanzar la prosperidad soñada. Una ruta peligrosa, una odisea implacable, unos inconvenientes de todo tipo (religiosos, culturales, idiomáticos, racistas, etc.) tratarán de impedir que la aventura llegue a buen puerto. Pero el impulso vital de estas gentes, por propia naturaleza humana, por propio instinto de supervivencia, les empuja a intentarlo. Al menos, a intentarlo. Las penurias que deben pasar los migrantes en su marcha hacia la supuesta salvación son enormes, despiadadas. Los inconvenientes y problemas, numerosos y terribles. Las consecuencias, muchas veces, nefastas e irreversibles. Pero a ellos y a ellas, mujeres, niños, ancianos, hombres, a veces familias completas, sólo les guía el horizonte de la salvación, el objetivo de la felicidad. La pesadilla del viaje de estos migrantes se torna un reto difícil de superar. Y luego, si es que pueden sobrevivir a condiciones extremas y logran poder ingresar a sus "islas de salvación" (en expresión de Marcelo Colussi), su estancia allí, en general en condiciones de irregularidad, aumenta aún más si cabe esa pesadilla que parece no acabar nunca. Y como expresábamos ya en la parábola que exponíamos en nuestra entrega anterior, son precisamente estos países de destino (Estados Unidos, Canadá, Japón, países europeos...), los que provocaron su huida (debido a las situaciones de guerras y pobreza creadas por ellos mismos), los que les hacen la vida más difícil en cuanto consiguen llegar, si es que llegan. 

 

Bien, todo este penoso relato nos trae, de entrada, dos grandes interrogantes. El primero tiene que ver con la exigencia de un mejor trato hacia los migrantes por parte de esos países de acogida. Tenemos una base legal y una base moral para exigirlo. La base moral y ética se sitúa en la propia humanidad. La base legítima y legal descansa en los múltiples y diversos tratados y convenios que rigen el derecho internacional humanitario, y en general, las proclamaciones sobre derechos humanos. Pero aún tenemos un segundo interrogante que enlaza con el primero. Porque la verdadera y principal pregunta que hay que hacerse es...¿Por qué? ¿Por qué ocurre todo esto? ¿Por qué hay millones y millones de migrantes que escapan de sus países de origen forzados por las guerras o por la situación económica? La cuestión no es tanto solicitar un trato digno y una plena integración en los países de acogida (que también), sino plantearse por qué necesitan estas personas escapar, y ser capaces de solucionar el problema de forma radical, es decir, atendiendo a su raíz primigenia. Ni una cosa ni otra están en la mente de nuestros perversos gobernantes. Lejos de abordar el problema de una forma radical y humanitaria, las migraciones son objeto de políticas despóticas, erráticas e inhumanas, que en vez de solucionar progresivamente el problema, y reducir el fenómeno paulatinamente, contribuyen a enconarlo cada vez más, y a convertirlo en una realidad abominable. Marcelo Colussi ha expresado el cinismo institucional que reina en este campo en los siguientes términos: "En vez de quedarnos con la lamentación y victimización del migrante, ¿por qué no denunciar con la misma energía la injusticia estructural que los fuerza a migrar? Pedir que los países de acogida los legalicen no está mal. Pero ¿por qué no trabajar denodadamente para lograr que nadie tenga que migrar en esas condiciones, porque su país de origen no le brinda las posibilidades mínimas de sobrevivencia?".

 

En solucionar todo ello deberían estar nuestros líderes políticos, pero en cambio, sus posiciones, propuestas y actitudes se sitúan en la intolerancia más torticera, en la intransigencia más aberrante, y en la ignorancia más abismal. Y por supuesto, en la cobardía más extrema. Porque si alguien, cualquier persona, tiene que salir huyendo de su sociedad natal porque ésta no le ofrece posibilidades para una vida digna, o porque sufre persecución o porque han destrozado su entorno vital o porque el único horizonte que le espera es la pobreza y el hambre, es precisamente en solucionar estos problemas donde hay que trabajar para cambiar esa injusta y deplorable situación. Esa triste realidad, y no otra, es la que empuja cada año a varios millones de personas en el mundo a emprender una odisea vital de incierto futuro. Pero nosotros, este mundo occidental "libre y civilizado", rico y poderoso, sólo vemos el dedo y no la luna. Vemos el problema únicamente cuando nos estalla en las narices, sin ser capaces de tener la mínima empatía para colocarnos en la piel de esas personas que cada día se ven obligadas a migrar. Como demostró un estudio de la Universidad de Middlesex publicado en 2015, citado por Alberto Piris en su artículo "Los refugiados de guerra" de su propio Blog, más del 80% de los migrantes del mundo lo son porque huyen de las guerras. Es muy fácil lavarse las manos y descargar nuestras culpas en dichas situaciones, pero en la inmensa mayoría de las ocasiones, esas situaciones las hemos provocado nosotros, es decir, nuestro mundo "libre y civilizado" de Occidente, y del norte. Somos nosotros los responsables. Nosotros hemos destruido, seguimos destruyendo, su mundo. Y vienen a nosotros, a nuestros países, cuando ya no tienen otras alternativas vitales. Hemos destruido sus ciudades, su hábitat, sus negocios, sus infraestructuras, sus servicios públicos, sus vías de suministro, y hemos saqueado y expoliado sus recursos naturales. 

 

Otras veces hemos provocado sus guerras simplemente porque no nos gustaban sus gobernantes, porque eran líderes "peligrosos" para el capitalismo globalizado, porque sus sistemas económicos amenazaban esa tan ansiada globalización capitalista. Hemos derrocado sus gobiernos, o hemos provocado guerras tribales, o guerras religiosas, o hemos fomentado los odios y venganzas entre las diversas facciones de su sociedad. Y esas guerras traen inevitablemente nuevos refugiados, obligados a elegir entre morir por efecto de la guerra, o ahogarse en el mar cuando huyen de ella y son rechazados en las fronteras europeas, o estadounidenses. Según Amnistía Internacional, entre 2007 y 2013 la Unión Europea invirtió casi 2.000 millones de euros en militarizar y cerrar sus fronteras, pero solo 700 millones en mejorar los sistemas de acogida y auxilio a los refugiados. De esto es de lo que son capaces nuestros ineptos gobernantes. De esta forma, la crisis migratoria continuará y los métodos aplicados hasta ahora han demostrado ser inútiles e inhumanos. Por eso, necesitamos otra política de fronteras. Una política que parta de un análisis de diagnóstico correcto de la realidad, pero que también ponga como norte la visión humanitaria del fenómeno. Los migrantes son personas. Salvar migrantes implica salvar vidas humanas. Integrar a estas personas en nuestra sociedad es una responsabilidad cívica, ética y moral. Intentar que no tengan que huir de sus países de origen es una responsabilidad política y humanitaria. Necesitamos urgentemente un cambio de posición, un cambio de actitud, un cambio de políticas, un cambio de visión. Necesitamos un enfoque diferente que acabe con tanto cinismo moral e institucional. Continuaremos en siguientes entregas.

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8 julio 2018 7 08 /07 /julio /2018 23:00
Por la senda del Pacifismo (109)

Hemos aprendido que la noción de paz no se limita a la estricta ausencia de conflicto armado, pues tiene también un triple sentido positivo, a saber: la satisfacción de las necesidades básicas de todos los seres humanos, la eliminación de todo tipo de violencia, y el respeto efectivo a todos los derechos humanos

Carlos Villán Durán (Presidente de AEDIDH)

Bien, vamos a proponer a continuación, basándonos de nuevo en el estupendo documento de Carlos Villán, algunas propuestas de refundación del Sistema de las Naciones Unidas que pueden ir en sintonía con todo lo ya expuesto anteriormente:

 

1.- Pasar de una estructura relacional (cooperación entre Estados soberanos) a una estructura de progresiva integración de soberanías. Hay que aprender a conjugar los intereses múltiples de los países, en aras a objetivos comunes y superiores. El Pacifismo es uno de ellos. En este sentido, la paz y el desarme mundiales se colocan como un objetivo superior de carácter mundial.

 

2.- El principio de la solidaridad mundial sustituirá al de la cooperación internacional. Y ello porque sólo desde criterios de solidaridad mundial podrán alcanzarse determinados objetivos.

 

3.- Como consecuencia de la prohibición absoluta del uso de la fuerza, los Estados abolirán progresivamente sus Fuerzas Armadas, de manera concertada y a través de un programa de desarme completo, bajo estricto control internacional. La ONU dejará de ofrecer respaldo y cobijo a las organizaciones y bloques armados, como la OTAN, así como a organizaciones representantes del poder económico mundial, como el FMI, el BM o la OMC. Sólo consiguiendo este objetivo podremos recorrer de verdad la senda del Pacifismo.

 

4.- El reparto de competencias entre la organización mundial y los Estados miembros se realizará de acuerdo con el principio de subsidiariedad.

 

5.- La defensa de los valores supremos de paz social y de respeto a los derechos humanos, facilitarán la búsqueda de la felicidad de todos los seres humanos, e inspirarán todas las actividades de la organización mundial. Una refundación bajo esta premisa no permitirá que ningún Estado miembro viole o ignore cualquier Resolución de la ONU, ni cualquier otro tratado o convenio vinculante que le afecte. La inspiración máxima se colocará en el Derecho Internacional sobre los Derechos Humanos, a la cual se concederá primacía absoluta.

 

6.- Esta ONU refundada se regirá por el principio de composición tripartita de la representación de cada Estado ante los órganos de la organización (Gobierno, Parlamento y sociedad civil). Se acabará entonces con la arrogancia de los Estados, cuyos gobernantes de turno se tornan en representantes de su ciudadanía, aunque la inmensa mayoría de la misma pueda estar en contra de su mensaje. Por otra parte, las organizaciones de la sociedad civil (ONG, asociaciones, sindicatos, etc.) deben tener también su voz en el Sistema de las Naciones Unidas.

 

7.- El sistema económico y financiero internacional estará gestionado por órganos de composición democrática, que obedecerán a la dirección política de la organización. Basta ya por tanto de caciquismos y de prepotencia de los poderes económicos mundiales, despreciando la democracia y los criterios de la comunidad internacional.

 

8.- La distribución equitativa de las riquezas mundiales terminará con las desigualdades económicas y las exclusiones sociales que sufren las comunidades, los individuos y los pueblos. La ONU refundada deberá ser el garante mundial de una nueva redistribución de la riqueza en el planeta, y ya sabemos hasta qué punto afecta esta situación a los procesos de paz, y genera amenazas de conflictos internos y externos. 

 

9.- El desarrollo económico debe ser ecológicamente sostenible. Una refundación de la ONU no puede ignorar los procesos de cambio climático y degradación ecológica que sufren los ecosistemas mundiales, y debe velar por conseguir una reversión de esta situación, lo cual salvará cientos de millones de vidas humanas y de animales durante las próximas décadas.

 

10.- La protección del medio ambiente no puede subordinarse a consideraciones de orden económico. Un Nuevo Orden Económico Mundial dirigido por una ONU refundada bajo estos principios debe poner por delante la sostenibilidad social, humana y medioambiental por encima de ambiciosos criterios de beneficio empresarial, y de expansión de corporaciones transnacionales. El libre comercio entre los países y Estados deberá estar sujeto a estas premisas. 

 

11.- El órgano supremo será el Parlamento Mundial, de composición igualmente tripartita. Ante él responderá el Ejecutivo Mundial, de igual composición. De esta forma, y bajo criterios de gobernanza democrática mundiales, seremos capaces de que los designios de la comunidad internacional se lleven a cabo realmente, y no sean ignorados ni desvirtuados por los Gobiernos de las grandes potencias.

 

12.- Bajo la autoridad del Ejecutivo Mundial se constituirá un mecanismo permanente de salvaguardia de la seguridad humana y de protección civil ante toda catástrofe, sea ésta de origen natural o humano. De esta forma la respuesta a las situaciones catastróficas no sólo será más rápida, sino más coordinada y eficiente, lo cual redundará en una mejora de las capacidades para salvar vidas y patrimonios de las naciones afectadas.

 

13.- Bajo la ONU refundada, toda controversia entre Estados será solucionada de forma pacífica, negociada y dialogada. Jamás se permitirán los conflictos armados como respuesta política a los conflictos internacionales. La guerra no será nunca un camino contemplado. En caso de desacuerdo, los conflictos serán dirimidos por un Órgano Judicial Mundial, de jurisdicción obligatoria y con capacidad para ordenar la ejecución de sus decisiones. Una de sus Salas se dedicará exclusivamente a la protección judicial internacional de todos los derechos humanos de todas las personas. 

 

14.- La gestión de todos los órganos del Sistema de las Naciones Unidas, bajo la refundación que proponemos, en particular el Ejecutivo Mundial, se regirá por los principios absolutos y radicales de democratización, transparencia y rendición de cuentas. Ningún dictamen ni resolución de este organismo ni del Parlamento Mundial podrán ponerse en cuestión, ignorarse o incumplirse por ningún país, comunidad, Estado u organización afectados por la misma. 

 

15.- La refundación del Sistema de las Naciones Unidas propuesta ha de estar avalada y legitimada por parte del conjunto mundial de la sociedad civil (pueblos, individuos, comunidades, ONG's y organizaciones del tejido social de base). Sólo de esta forma la legitimación de sus decisiones será máxima, así como sus garantías de cumplimiento.

 

16.- Requerirá igualmente la amplia participación de todos los actores internacionales (Estados, individuos, pueblos, sociedad civil, parlamentos, entidades y organizaciones sub-estatales y locales, etc.) en las deliberaciones y procesos de toma de decisiones de todos los órganos democráticos del Sistema de las Naciones Unidas.

 

17.-. La refundación no podrá darse sin el compromiso explícito y real de todos los Estados de respetar la independencia y la capacidad de decisión de la ONU refundada bajo estos principios. Una nueva Carta Fundacional de los Pueblos Unidos reflejará de facto este compromiso.

 

18.- Naturalmente, la nueva ONU inspirada en estos principios ha de disponer de unos presupuestos regulares adecuados al conjunto de nuevas funciones de la Organización de las Naciones Unidas, y además debe tratarse de un presupuesto sujeto a una gestión independiente del mismo, y sin injerencias estatales de ningún tipo. Ello facilitará también la independencia de sus decisiones, y evitará chantajes de cualquier tipo.

 

19.- Este proceso de refundación ha de estar inspirado en el reconocimiento de todos los derechos humanos, sindicales y laborales de todo el personal que trabaje para la organización. Se diseñará en este sentido un Estatuto del Personal de la misma, inspirado a su vez en un Estatuto de la Función Pública Internacional.

 

20.- Finalmente, la refundación propuesta se nutrirá también de los diversos Foros internacionales que puedan completarla y asesorarla, tal como por ejemplo el Foro Social Mundial, así como otros tratados y convenios internacionales que puedan albergarse en su seno, tal como el Tratado de los Pueblos. 

 

Muchos aspectos se nos quedarán en el tintero. Evidentemente, este catálogo recoge únicamente algunos puntos generales, pero precisos y necesarios para inspirar la nueva ONU que necesitamos, una organización que pueda por fin ser sede mundial de todos los pueblos, y que tenga como una de sus principales banderas la senda del Pacifismo. Continuaremos en siguientes entregas.

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5 julio 2018 4 05 /07 /julio /2018 23:00
Viñeta: Malagón

Viñeta: Malagón

Las empresas transnacionales representan la síntesis más perfecta, la expresión más desarrollada, de capitalismo monopolista en la fase de su crisis general. Por tanto, las empresas trasnacionales son las portadoras internacionales de todas las leyes que rigen el modo de producción capitalista en su fase imperialista actual, de todas sus contradicciones, y son el mecanismo más eficiente con que cuenta el imperialismo para el desarrollo e intensificación del proceso de supeditación del trabajo al capital, a escala mundial

Fidel Castro

Los paradigmas del comportamiento empresarial, los modos y maneras, estrategias y argucias legales que las empresas ponen en marcha representan por tanto uno de los grandes puntales donde descansa la arquitectura de la desigualdad. Lo venimos contando. El saqueo empresarial, las mermas laborales, la pérdida de derechos, las cadenas de subcontratación, las deslocalizaciones, los recortes de plantilla, los cierres de oficinas y sucursales...y todo ello mientras se aumentan los beneficios, y se reparte todo entre los accionistas. Y todo esto sin contar con las perversas prácticas de extractivismo, contaminación, emisiones de gases, uso de plásticos, fabricación de elementos químicos y otras prácticas que deterioran el medio ambiente. Y mientras, como decimos, la precariedad viene instalándose, sin prisa pero sin pausa, desde la década de los años 90 del siglo pasado, en todo el tejido laboral de nuestro país. El objetivo final, como muy bien indica Antonio Maestre en este artículo para el medio La Marea, es debilitar al máximo la fuerza del trabajo. Instalar la incertidumbre laboral, destruir la fuerza colectiva de los trabajadores, eliminar todas las garantías laborales y acosar todos los derechos de la clase trabajadora, son hoy día la moneda corriente de cambio, cuando de relaciones laborales se trata. La estabilidad, el salario, la protección social...todos los factores que antes garantizaban unas relaciones laborales decentes, han sido aniquilados. Por su parte, la inclusión de la temporalidad ha llegado a su cénit con el uso de las llamadas "Empresas de Trabajo Temporal" (ETT), que desde la Reforma Laboral de 2012 han adquirido un control y un protagonismo especiales en el proceso de búsqueda de empleo. 

 

Pero como nos recuerda Antonio Maestre en el artículo de referencia, hasta la Reforma Laboral del PSOE de 1994, suprimir la estabilidad laboral de un trabajador o trabajadora constituía un delito. Maestre añade: "Un tipo penal que los "socialistas" se encargaron de finiquitar para poder crear las Empresas de Trabajo Temporal y establecer así que la estabilidad laboral sería un privilegio al alcance de unos pocos" (las comillas son nuestras). Y como la colonización mental juega un papel tan importante para asumir los nuevos postulados empresariales como algo natural y justificado, se vienen encargando desde entonces de que comprendamos que lo normal es la inestabilidad, la precariedad, la incertidumbre vital. Montserrat Avilés, histórica abogada laboralista, definió de forma sucinta lo que suponían las ETT: "Son las antiguas empresas de prestamismo laboral legalizadas. Contribuyen, sin duda, a la precarización del mercado de trabajo". Como hemos indicado, una de las clásicas funciones encargadas a las Administraciones Públicas de Empleo era la relativa a la búsqueda de trabajo para las personas desempleadas, labor que fue retirada a partir de la Reforma Laboral de 2012, y encargada a las ETT, evidentemente privadas. ¿Y quién fue en nuestro país la principal impulsora de las ETT? Los lectores y lectoras que hayan intuido que fue la gran patronal (CEOE) han acertado. ¿Cuál fue el siguiente paso? Pues que incluso algunas grandes empresas (caso de Eulen, por ejemplo) crearon su propia ETT para abaratar las condiciones laborales, librarse de tener que aplicar el salario fijado en Convenio Colectivo, y poder subcontratar con precios más bajos. Al final, por tanto, las ETT no son más que un instrumento para conseguir empleo más barato e inestable, es decir, empleo indigno. 

 

Pero aún tenemos una función más en el proceso de debilitamiento de la fuerza laboral. Un elemento como ningún otro. Decíamos más arriba que también se ataca a la propia organización colectiva de la clase trabajadora, es decir, se ataca su unión, su fuerza y su conciencia obrera. Se persigue su disgregación, su debilitamiento, su desunión, su aislamiento, su atomización, su indefensión. ¿Cómo? A través, entre otros factores, de la propia incertidumbre laboral. Antonio Maestre lo ha explicado en los siguientes términos: "Las ETT son una pieza más en el engranaje estructural que busca atomizar la fuerza de los trabajadores y destruir todas las redes de solidaridad y organización sindical y laboral. Así, cada trabajador será un solo individuo aislado sin fuerza alguna para exigir mejoras de sus condiciones laborales". Antes, hace décadas (incluso siglos), la conciencia obrera de los colectivos trabajadores era enorme. Cada sector laboral constituía un frente de lucha obrera con total unión, solidaridad y decisión. Se tenía plena conciencia de que es precisamente la unión la que hace la fuerza. Y se ponía en práctica si se necesitaba. Luchaban con el pleno conocimiento de que un sólo despido suponía el paro indefinido y sin concesiones de sus compañeros, hasta la readmisión. Hoy día, mediante toda la arquitectura para la desigualdad laboral proyectada, la fuerza de dichos colectivos obreros se ha visto minada y la inestabilidad laboral estructural ha desintegrado completamente las redes de organización obrera que permitían exigir derechos con una fuerza arrolladora sobre el capital. Para revertir esta arquitectura de la desigualdad hay que poner fuertemente en cuestión los paradigmas del pensamiento dominante, recuperando la conciencia obrera y volviendo a conquistar objetivos que ya se creían alcanzados, pero que han sido objeto de acoso y derribo por parte del capital, aprovechando la última crisis.

 

Es preciso, por tanto, en esa línea, combatir el individualismo, abandonar la competencia y reinstaurar en la conciencia colectiva que la lucha obrera es una realidad que vivimos día a día, por más difusos y extravagantes que sean los modelos de negocio que podamos observar. En este artículo publicado para el medio El Salmón Contracorriente, la Red de Colectivos Autogestionados afirma lo siguiente: "Uno de los grandes logros propagandísticos del capitalismo es haber esparcido con éxito el bulo de la abolición de la esclavitud. La esclavitud es una forma clásica de explotación laboral que en su desenvolvimiento histórico estrictamente económico ha adoptado la forma optimizada de trabajo asalariado, una esclavitud a tiempo parcial mucho más rentable para el amo (o señor o empresario) porque el esclavo (o siervo o empleado) pasa a hacerse cargo de su propia manutención y la de su familia. En las fases más sofisticadas del capitalismo, un nuevo tipo de esclavo llamado "autónomo dependiente" tiene que correr incluso con los costes del medio de producción (por ejemplo, mantenimiento del vehículo, combustible, seguros, etc.)". La clásica figura del autónomo se ha pervertido, se ha transfigurado, se ha deformado hasta pasar a definir, en una gran parte de las ocasiones, a personas que antes dependían de una empresa como asalariados/as, pero que a partir de un momento determinado, dicha empresa le planteó la papeleta al empleado/a en cuestión: debía abandonar la plantilla de la misma, pero continuaría trabajando para ella en forma de autónomo, lo que significaba que entraba a cotizar en otro Régimen de la Seguridad Social (más perjudicial para los/as trabajadores/as), y además aumentaría los gastos derivados de sus actividades, y la inestabilidad laboral. Son los llamados "falsos autónomos", una figura laboral engañosa y lamentable, creada ad hoc para que las empresas puedan desprenderse de ciertos gastos laborales y sus respectivas cotizaciones sociales, a costa de precarizar aún más la vida laboral de la gente. 

 

Bien, para finalizar esta entrega, veamos entonces cómo es posible que aún hoy nos continúen informando sobre estadísticas "positivas" de empleo, es decir, de la creación de nuevos puestos de trabajo. Todo obedece a una simple pero preocupante manipulación. Retomemos lo que hemos indicado en entregas anteriores, y seremos capaces de entenderlo perfectamente. Para una Empresa E determinada, con un número N de trabajadores en plantilla, con carácter estable y con derechos, el trabajo disponible se va a trocear. Esto significa lo siguiente: de entrada, un número D de trabajadores despedidos (mediante ERE, planes de jubilación anticipada, etc.) se irán a la calle. Son personas que engrosarán las listas del paro, pero hemos de ver la cantidad absoluta de cara a las estadísticas, es decir, la resta de las que se van más la suma de las que llegan, durante un período de tiempo. Pues bien, cuando la Empresa E se ha desprendido del número D de trabajadores/as (su plantilla es ahora N - D), el trabajo anterior ha de seguir desempeñándose. Entonces, lo que hace es volver a contratar progresivamente un número similar al de personas despedidas D, son los nuevos contratados precarios P. Pero para que la estadística del paro resulte positiva, P debería ser mayor que D. Lo que hace en realidad la Empresa E es contratar directamente y a través de sus empresas subcontratadas S, una cifra que en cómputo total es mayor que la las personas despedidas inicialmente. De esta forma, la estadística laboral nos podrá decir, por ejemplo: 80.000 nuevos contratos. La realidad es que esas 80.000 personas no están haciendo nuevos trabajos, no se están creando puestos de trabajo nuevos, y por tanto no está creciendo la producción y la riqueza (sólo para los propietarios y accionistas), simplemente se está reconvirtiendo el mercado, una peligrosa, retrógrada e injusta reconversión, que se salda en la destrucción del empleo digno y con derechos, y la sustitución por empleo precario. Continuaremos en siguientes entregas.

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3 julio 2018 2 03 /07 /julio /2018 23:00
Viñeta: Falcó

Viñeta: Falcó

Expoliáis nuestras tierras,
Nos forzáis a emigrar,
Nos disparáis en las fronteras,
Nos encerráis en CIEs,
Y cuando luchamos contra la muerte,
¡Nos llamáis violentos!

(Pancarta Popular)

El asunto de los migrantes, desgraciadamente tan de actualidad, está poniendo de manifiesto la necesidad de una redefinición de la migración forzosa con base en los derechos humanos. Esto último no puede perderse de vista. De hecho, es lo que suelen hacer los países que están actualmente sufriendo este fenómeno, es decir, cargarse de supuestos "argumentos", pero olvidando el norte fundamental, como son los derechos humanos. Las migraciones y desplazamientos forzosos no pueden ser desgajados de su contexto, fuera del mundo globalizado y desigual que sufrimos. Como afirma Guillermo Castillo en este artículo para el medio digital Rebelion.org: "En el mundo contemporáneo la profusa y desigual movilidad y flujo de bienes, dinero, personas e información ha sido una de las características de las dinámicas de los Estados neoliberales y de la globalización. No obstante, si bien la movilidad humana no es un proceso nuevo y ha estado relacionada con eventos claves de los últimos siglos (la invasión colonial europea a América, Asia y África, la revolución industrial, la creciente importancia de las metrópolis y la urbanización, la conformación y consolidación del capitalismo, la segunda guerra mundial, entre otros), la migración actualmente ha tomado proporciones inéditas". Añade el interesante dato de que, según el Banco Mundial, se llegó a la histórica cifra de 250 millones de migrantes en el mundo a finales de 2015. Todo esta explosión migratoria se explica (aunque muchos dirigentes políticos no quieran verlo) en buena medida por la vinculación entre la migración laboral internacional y, sobre todo, los propios procesos de expansión del neoliberalismo y sus repercusiones políticas y económicas a nivel regional y mundial. 

 

Y así, como causa de los efectos del capitalismo neoliberal, los migrantes en sus países de origen son los excluidos del desarrollo nacional, debido al deterioro productivo, la caída del empleo y la merma de los salarios en los países del desarrollo. El hambre y las ansias de expectativas vitales para ellos, ellas y sus familias se vuelve la prioridad humana fundamental. Pero al mismo tiempo, los migrantes juegan también un papel clave, en los países de destino, en la internacionalización de las cadenas productivas, al representar fuerzas de trabajo  baratas, flexibles y vulnerables, que trascienden las fronteras nacionales y se desplazan en dirección sur-norte hacia los países centrales, donde se concentran algunos de los mercados laborales transnacionales de mayor riqueza y expansión. Sin embargo, dentro de las amplias dinámicas de movilidad humana, continúa explicando Guillermo Castillo en su artículo de referencia, las migraciones que poseen un carácter más dramático y que se estructuran sobre mayores procesos de marginación y violencia, son aquéllas donde las personas, debido a circunstancias de diversa índole y que escapan a su voluntad y capacidad de acción, se ven forzadas a abandonar sus hogares, sus familias, sus vecinos, sus amigos, su entorno vital, sus costumbres, para poder conservar su vida y su integridad física. Actualmente, la migración forzada se vincula tanto a problemas ambientales diversos (desastres naturales, hambrunas, inundaciones, terremotos, tsunamis, sequías, huracanes, tifones, etc.), como a procesos de violencia de distinto tipo y escala (confrontaciones geopolíticas, intervencionismo y conflictos bélicos nacionales o internacionales, las mafias y el crimen organizado, etc.). Ejemplos de este último tipo de migración forzada como concreción de la exclusión nacional y global son los refugiados del conflicto sirio, los africanos en su odisea por el Mediterráneo, o los centroamericanos en su tránsito por México con destino a los Estados Unidos, quizá el país de política migratoria más salvaje y despiadada. 

 

Para entender un poco mejor el cruel fenómeno de las migraciones, vamos a exponer una pequeña parábola imaginaria, pero que bien puede ilustrarnos sobre las causas últimas de este fenómeno. Imaginemos que en nuestro planeta existieran únicamente dos países. Vamos a denominarlos el País A y el País B. En principio, vamos a imaginar que ambos países son igualmente ricos en recursos naturales, y son capaces de proveer a sus respectivas poblaciones la satisfacción de sus necesidades básicas (alimentos, viviendas, vestidos...). En un momento determinado, el País A instala un sistema económico capitalista, fundamentado como sabemos en la obtención máxima de beneficio. Mientras, el País B continúa funcionando en comunidades nativas o indígenas, organizadas en tribus, y sigue manteniendo un sistema económico respetuoso y sostenible con su medio ambiente. Llega un momento en el cual el País A se queda pequeño con sus propios recursos naturales, porque la expansión capitalista le pide conquistar "nuevos mercados". No es que el País A en realidad no pueda abastecer a su población, sino que su perverso sistema económico necesita más para poder subsistir. Y entonces el País A comienza un proceso escalonado de colonización del País B. El País A se va autoetiquetando como un país "desarrollado" (clara falacia para distinguirlo del País B), aunque su "desarrollo" consiste únicamente en fabricar medios y tecnologías para llegar más allá de sus fronteras, someter a la población del País B, y explotar sus recursos naturales. Poco a poco, el País A se va haciendo "rico" y poderoso, sus gentes disfrutan de buenos niveles de vida, y alberga altos índices de "prosperidad". En cambio, la población del País B cada vez va siendo más sometida, sus recursos más controlados, y su nivel de vida más precario. Cuando esta situación estalla, y las gentes del País B no pueden llevar a cabo ni el más mínimo proyecto de vida digno, a estas personas no les queda otro remedio que intentar abandonar su país e instalarse como puedan en el País A, el "rico", para al menos intentar mitigar el hambre, y obtener algunas expectativas vitales que su propio país no les ofrece. Simple, ¿no?

 

Alguien pudiera pensar que hemos hecho un ejercicio infantil y reduccionista de los motivos que explican el fenómeno de las migraciones, pero creemos que no es así. Dicha parábola, llevada a gran escala, considerando otros factores de complejidad y extendida durante siglos de colonización y dominación, es justo la descripción de nuestro perverso mundo. Un mundo salvaje y desigual, donde existen una serie de países que entendieron en un momento histórico que no tenían bastante con sus fronteras, y cuyos sueños de grandeza les llevaron a expandir Imperios en Oriente y Occidente. Unos países que durante siglos llevaron a cabo sobre las poblaciones y los recursos de dichos países invadidos, auténticos procesos de saqueo y expolio, con sus consiguientes guerras, conflictos armados, revoluciones, y sometimiento de su población a las lenguas y las culturas de los países invasores. Y así, siglos de dominación de los diversos Imperios condujeron a la explotación sin fin de las poblaciones y de los recursos naturales de los países invadidos, sometiéndolos y ultrajándolos a su antojo para engrandecer sus límites. Ahora sí que comprendemos exactamente el texto de la pancarta popular que hemos colocado como entradilla en esta entrega, porque describe a la perfección lo que lleva ocurriendo durante décadas, incluso durante siglos. De hecho, prácticamente todos los informes que sobre migraciones forzadas se redactan en el mundo coinciden en señalar a las guerras y al hambre como los dos motivos fundamentales de las migraciones humanas. Hambre y guerras, guerras y hambre. Provocan éxodos masivos de población, que vagan sin rumbo incluso durante años, para alcanzar alguna tierra donde puedan vivir en paz, y puedan satisfacer sus necesidades básicas y desarrollarse mínimamente como personas, para ellos/as y sus familias. Esta es la triste realidad. 

 

Pero las migraciones humanas, como señala Marcelo Colussi en este artículo para el medio digital Rebelion.org, cuyas reflexiones seguiremos a continuación, son un fenómeno tan viejo como la Humanidad misma. Nosotros lo hemos restringido en nuestra pequeña parábola anterior a la implantación del capitalismo, hecho a partir del cual las migraciones comienzan a ser un problema. Un problema creado por el propio sistema. Pero antes, desde siempre, el ser humano ya era migrante. De acuerdo a las hipótesis antropológicas más consistentes, se estima que los primeros seres humanos hicieron su aparición en un punto determinado del planeta (parece ser que el centro de África), y desde ahí comenzaron a migrar por toda la faz del globo. De hecho, el ser humano es el único ser viviente que ha migrado y se ha adaptado a todos los rincones del mundo, cosa que ningún otro ser vivo, animal o vegetal, ha podido hacer. Por tanto, las migraciones no constituyen una novedad en la historia. Siempre han existido, y generalmente han funcionado como un elemento dinamizador del desarrollo social. Las primeras migraciones forzosas se dieron seguramente como consecuencia de catástrofes naturales, y sólo recientemente este fenómeno ha adquirido una nueva dimensión masiva de proporciones nunca antes vistas, apareciendo motivado por razones de orden puramente social: guerras, discriminaciones, persecuciones, pero sobre todo, pobreza. Aquí es donde las migraciones se deben a la propia acción del hombre, es decir, a su política. Políticas que crean desigualdad, marginación, precariedad, falta de oportunidades...para los muchos, y a la vez, riqueza desmesurada para los pocos. Las gigantescas migraciones actuales son hijas de este fenómeno, obedecen a este injusto y depredador sistema capitalista, y mientras no seamos capaces de diseñar otro mundo, e incluso mientras lo proyectamos, las migraciones no cesarán. Continuaremos en siguientes entregas.

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2 julio 2018 1 02 /07 /julio /2018 23:00
René Navas: surrealismo pictórico en primera persona

Las Artes son el oxígeno del alma

María Pagés (Bailaora Flamenca)

"Dí tu mensaje y rómpete" es una de las máximas filosóficas que mejor pueden definir el arte en general, en todas sus dimensiones y manifestaciones. Y esto es lo que básicamente practica la joven pintora malagueña René Navas, una artista en su plenitud que expone su obra durante la segunda mitad de este mes de julio en Málaga (concretamente, durante la Feria de El Palo, en su local de la Asociación de Vecinos). Esta joven aunque madura pintora lleva esta máxima filosófica a sus cuadros (que en ella podría traducirse como "Desnúdate y pinta"), enmarcados en un surrealismo vivencial muy personal, porque cada cuadro de René Navas contiene toda una experiencia vital en primera persona. Cada obra es distinta, pero todas ellas están recorridas por el mismo pulso, y son hijas de episodios concretos de la vida de esta singular artista. René viste cada cuadro desde su interioridad, retrata en cada uno de ellos una experiencia vital, les otorga un protagonismo propio. La obra de esta artista malagueña es variada, fresca, natural. Presenta cuadros en blanco y negro y en color, representativos ambos de distintas épocas históricas de su vida. Nos aclara que la pintura nació en ella como una necesidad de expresar su yo interior, sus vivencias, la plasmación de su trayectoria vital. Porque la obra de René Navas es, ante todo, autobiográfica. 

Campo de Trigo y Amapolas. Fuente: Catálogo René Navas

Campo de Trigo y Amapolas. Fuente: Catálogo René Navas

Esta artista nace en Málaga el 17 de Octubre de 1971, y se inicia en la pintura desde la niñez, ya que su afición era arrolladora. "La pintura vino a mi", declara abiertamente. Su obra se enmarca en un surrealismo que delata su propia vida, que es testigo de su propia existencia, que nos cuenta sus avatares, sus experiencias, sus alegrías, sus desengaños, sus vicisitudes, sus crisis y sus anhelos. Sus cuadros responden a un estilo muy personalizado, que ella expresa de un modo muy particular. Cada obra es una secuencia determinada de su inspiración, que obedece a un momento propio de su vida. Y esa vida propia es la que René nos deja impregnada en el lienzo, dejando a la libre interpretación del observador los sentimientos que sean capaces de inspirarle. Pero no sólo eso. Porque la obra de esta genial pintora también navega en el realismo y en el impresionismo, aunque incluso en los cuadros que responden a estas tendencias, también nos deja su estilo propio y particular, su impronta decisiva. René estudió en la Escuela de Artes de San Telmo, y aunque también hizo sus pinitos en el mundo de la fotografía artística (de la cual se declara una enamorada), pronto se vio absolutamente capturada e inmersa en el mundo de la pintura, su mundo. Un mundo que le pedía más. Un mundo que le absorbía y que le llevaba a reflejar en cada obra su vertiente más intimista. Un mundo que le envolvía y que le hacía parir cada obra bajo la inspiración de su propio pulso vital.

Erotismo y Sensualidad. Fuente: Catálogo René Navas

Erotismo y Sensualidad. Fuente: Catálogo René Navas

El proceso de creación de sus cuadros es variado, pero la mayoría de ellos surgen de una situación de caos interior. Ese caos donde no se tiene aún una idea clara de lo que va a salir, y la artista se limita a dejarse llevar pintando algunos trazos deslavazados. Pero ella ordena el caos. En un momento determinado, entre esos trazos ya se puede adivinar algún significado, y entonces es cuando, a partir de ahí, el cuadro comienza a tener forma, vida propia, y a significar algo en concreto. René Navas ha optado poco por el mundo de los Certámenes, los Festivales y los Concursos. Ha preferido centrarse en la profundidad de su obra. Ha participado en uno de los Certámenes de Artistas Plásticos Malagueños (APLAMA) celebrado en la capital de la Costa del Sol, así como en los Premios Ángel de Pintura, celebrados en Madrid, concretamente en la edición del año 2007. Casi una veintena de obras constituyen la Exposición que se celebrará durante la segunda quincena del mes de Julio, que reúnen lo principal de la trayectoria de René Navas. Entre otras muchas, su "Campo de Trigo y Amapolas", "Buscando con mar alborada", "La fuerza del amor", "Sensualidad y erotismo", "Maternidad", "Abandono", "Crucifixión", "Sometimiento" o "Vida contemplativa", nos muestran su profundidad y hondura en la expresión surrealista de las grandes situaciones y emociones humanas. Recomendamos a todos los galeristas, artistas y aficionados la visita a esta Exposición de esta artista malagueña, porque estamos seguros de que serán testigos de una obra cautivadora y excepcional. ¡¡Entren y déjense llevar!! La Exposición tendrá lugar desde el 12 al 31 de julio, en Plaza Niño de las Moras, El Palo (Málaga), desde las 20:00 horas. 

Vida Contemplativa. Fuente: Catálogo René Navas

Vida Contemplativa. Fuente: Catálogo René Navas

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1 julio 2018 7 01 /07 /julio /2018 23:00
Por la senda del Pacifismo (108)

El Consejo de Seguridad [de Naciones Unidas] no representa la realidad actual del mundo, su incapacidad legitima acciones contra la humanidad emprendidas por las potencias económicas y militares en contra de los pueblos que luchan por dignidad y soberanía y que les resultan fáciles y baratos para sus experimentos de muerte o de despojo

Manuel Umberto Restrepo Domínguez

La ONU necesita, por tanto, a tenor de todo lo que estamos contando, sumergirse en un profundo proceso de democratización real de la organización, mediante la incorporación a sus trabajos de actores internacionales distintos a los propios Estados miembros. Y ello porque un organismo que pretende ser sede de la comunidad internacional debe alojar también todo tipo de representantes de la sociedad civil, y no sólo los dirigentes políticos de los diversos países implicados en los acuerdos, convenios y negociaciones. Dichos otros terceros actores son absolutamente imprescindibles si se pretende crear un mundo más pacífico, próspero y democrático. La ONU necesita aportar soluciones multilaterales a los problemas de las siguientes cuatro esferas: desarrollo, paz y seguridad colectiva, derechos humanos e imperio de la ley y fortalecimiento de las Naciones Unidas. Pero hasta ahora, los propios intereses de las grandes potencias, unidos a la burocracia interna de este organismo, y a su débil funcionamiento interno, han propiciado que estos objetivos no sólo no se hayan conseguido, sino que nos hayamos separado de ellos aún más. La ONU debe mitigar el número de excluidos sociales en situación de extrema pobreza que padecen hambre, no tienen acceso al agua potable, a saneamiento, a la educación básica, a la salud o a una vivienda digna. Sólo con una mínima parte de las inversiones que se dedican a otros objetivos, los puntos anteriores podrían ser satisfechos. Ello redundaría en un mínimo colchón de bienestar para la población de los países menos desarrollados, lo que a su vez influiría en el número de población migrante que intenta escapar desesperada de sus países de origen, dando lugar a masivos flujos migratorios que aprovechan las mafias. 

 

Pero la refundación de la ONU no debe girar únicamente sobre sus aspectos organizativos, sino que debe involucrar también la garantía sobre la propia consecución de sus objetivos. En este sentido, esa ONU refundada que propugnamos debe avanzar resuelta y decididamente en la realización del derecho al desarrollo. En palabras de Carlos Villán: "El desarrollo es el fundamento indispensable de un sistema de seguridad colectiva en el que la prevención ocupe un lugar primordial, porque ayuda a luchar contra la pobreza, las enfermedades infecciosas y la degradación ambiental, que matan a millones de seres humanos y son una amenaza para la seguridad". Deben superarse las reticencias insolidarias de la mayoría de los Estados desarrollados a la hora de aceptar obligaciones en materia de Ayuda Internacional al Desarrollo. Igualmente, se debe incentivar la cooperación internacional mediante la transferencia de recursos a los países pobres del Sur, aumentando significativamente los montantes de estas ayudas, hasta alcanzar el tan deseado 0,7% del PIB de los países ricos. La deuda externa de los países ha de ser condonada, tras procesos de auditoría pública de la misma, destinándose los recursos así liberados a incrementar los servicios básicos que los Estados deben poner a disposición de la población (alimentación, agua potable, saneamiento, educación, productos farmacéuticos de primera necesidad, etc.). ¿Tiene todo ello algo que ver con la senda del Pacifismo? Si hay algún lector o lectora que no lo relacione todavía, le remito a los artículos anteriores de la serie, donde explicamos desde múltiples puntos de vista la relación de las guerras, los conflictos armados y el terrorismo internacional con la ausencia de todas estas garantías para la población mundial. 

 

Gran parte de los anteriores artículos de la serie se han dedicado a intentar explicar que efectivamente, muchas de las amenazas de nuestro mundo globalizado están interrelacionadas, y que el desarrollo, la paz, la seguridad, los derechos humanos y las garantías sobre unos mínimos accesos vitales a los recursos naturales se refuerzan mutuamente, y la suma de todos esos factores es la que determina la paz social de un determinado territorio, comunidad, país o nación. Y el Consejo de Seguridad, como máximo órgano dentro de la ONU que vela por la paz y la seguridad internacionales, debe sufrir, como hemos asegurado, una profunda transformación, sobre todo para que albergue una representatividad más amplia y sea más eficiente, democrático y transparente, de modo que aumente la legitimidad de sus decisiones. En este sentido, se deben igualmente revisar sus métodos de trabajo para que aumente la participación en el mismo de los Estados que no son miembros del Consejo, así como que éste mejore sus procesos de rendición de cuentas a los miembros, y se acreciente la transparencia de su labor. La ONU debe también proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad, ofreciendo las máximas garantías de no repetición a toda la comunidad internacional. La historia nos ha enseñado que la democracia sola no basta para proteger a las poblaciones de estos riesgos, sino que además, la comunidad internacional y sus medios de gobernanza mundiales deben velar por el estricto cumplimiento de los derechos humanos en todas partes del planeta. En  última instancia, la ONU debe consagrar el Derecho a la Paz como derecho humano fundamental, y asegurar su respeto a nivel internacional.

 

La refundación de la ONU debe tener como horizonte principal y objetivo fundamental la exigencia ética que debiera presidir todas las relaciones internacionales, que no es otra que la construcción entre todos y todas de una paz justa, duradera y sostenible. Una paz perdurable que, mediante un sistema de gobernanza mundial absolutamente democrático, garantice que todo el Sistema de las Naciones Unidas se pone en marcha ante cualquier intento de violar el derecho humano fundamental a la paz, en cualquier sitio del planeta. La construcción de dicha paz necesita de un nuevo Orden Económico Internacional que erradique (o al menos disminuya significativamente) las desigualdades, la exclusión social y la pobreza, porque todo ello genera una situación de violencia estructural que es el caldo de cultivo principal para todo tipo de conflictos, y es incompatible con la consecución de la paz tanto a nivel interno (de cada país) como externo (de la propia comunidad internacional). Hoy es más necesaria que nunca la existencia de una organización mundial que defienda los valores del multilateralismo, y que sea reconocida por los pueblos del mundo como su sede internacional. Pero si la ONU no es capaz de refundarse según los principios adecuados, y continúa estando presa de su propia burocracia y de los intereses cruzados de las grandes potencias, se irán desarrollando (ya lo están haciendo, de hecho) otros Foros Sociales Alternativos (el Foro Social Mundial es el mejor ejemplo de ellos), y la ONU involucionará hacia un papel absolutamente irrelevante. La ONU debe ser refundada sobre los mismos valores y principios que inspiraron la Carta de las Naciones Unidas: la paz, el desarrollo y los derechos humanos. Pero la organización mundial en el siglo XXI deberá ser pensada de otra manera.

 

Un mundo justo e igualitario, descansando sobre un planeta sostenible y humanitario, ha de ser la base donde se asiente la senda del Pacifismo. Ello puede conseguirse a nivel de cada país, de forma aislada, pero es una tarea enormemente complicada, si tenemos en cuenta el acoso internacional que le plantea el capitalismo globalizado. La ONU debe cumplir la tarea de protección y de autonomía de cada país en la defensa de su propio modelo económico y social, en vez de erigirse en marioneta de los intereses de las grandes potencias capitalistas. Vivimos en un mundo multipolar, de economías emergentes, de algunos gobiernos progresistas, que han dado a sus pueblos el justo protagonismo que les fue arrebatado por dictaduras disfrazadas de "democracia representativa", que son prácticamente todas las que surgen durante la segunda mitad del siglo XX y principios del actual siglo. Las Naciones Unidas deben adecuarse a este sistema y dejar atrás las anacrónicas y excluyentes estructuras creadas allá por 1945, tras la segunda gran guerra. La senda del Pacifismo, de la sostenibilidad medioambiental, de las propuestas económicas decrecentistas, y de la plena satisfacción de los derechos humanos, deben inspirar la labor de esta organización, desde los parámetros de su refundación. La ONU debe propiciar el respeto a la soberanía y al desarrollo independiente de todos los pueblos y naciones del mundo, sin hegemonías ni imperialismos de ningún tipo. La globalización neoliberal debe detenerse y replegarse, o el mundo lo acusará negativamente. Ya lo está haciendo. Y la ONU, como sede internacional de los pueblos del mundo, debe ser la última garante y refugio de la paz, el desarme, la seguridad y los derechos humanos. Continuaremos en siguientes entregas.

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28 junio 2018 4 28 /06 /junio /2018 23:00
Viñeta: ENEKO

Viñeta: ENEKO

Los Estados reinan y los mercados gobiernan

Adagio del neoliberalismo

El hecho es que los mercados gobiernan. Los mercados y el capital. Y la banca, como el sector más poderoso de ellos. Pero el hecho es que los mercados y el gran capital son los que realmente nos gobiernan. Y de ahí que gran parte de la verdad no se conozca, y que aquélla que se conoce sea una verdad absolutamente desequilibrada, desigual. Y siempre a favor de los empresarios. Pongamos otro ejemplo en esta línea. No sé si algunos/as de mis lectores/as conocerán que las empresas que lo soliciten (que cumplan determinados requisitos que después comentaremos) pueden verse "exentas" de la cotización a la Seguridad Social por contingencias comunes. La dinámica es muy simple, pero muy injusta de cara al sistema. Porque resulta que estas empresas mantienen lo que ellas llaman eufemísticamente un régimen de "colaboración" con la Seguridad Social, que les permite disponer de una especie de modalidad de "autoseguro", por medio de la cual el abono de las (posibles) prestaciones económicas al personal pasa a ser de su responsabilidad, en las situaciones derivadas de la incapacidad temporal de sus trabajadores (accidentes, enfermedades, etc.). Lo explicamos basándonos en este artículo de Sergio P. Páramo para el medio digital El Captor. Parece que no han entendido (lo perverso es que todo esto es legal) que la idea de la Seguridad Social es una idea para la justicia social, y de ahí que las empresas deban cotizar TODAS Y POR TODOS los conceptos, una idea que va encaminada precisamente a hacer más fuerte al sistema que protege laboralmente a todos los trabajadores y trabajadoras, y que además permite que los ingresos por cotización a este Organismo público puedan, sin ir más lejos, mantener y hacer viable y sostenible al Sistema Público de Pensiones. 

 

La normativa de la Seguridad Social no lo denomina "autoseguro", sino "colaboración de las empresas en la gestión del Régimen General de la Seguridad Social", barnizando la Administración con dicha terminología lo que en la práctica supone una posibilidad de contribución que libera a la empresa de su obligación legal (y justa) de cotizar por sus trabajadores/as, para velar por la sostenibilidad del sistema. Las empresas que pueden acogerse a esta "modalidad" son las que cumplan los siguientes requisitos: superar los 250 trabajadores/as, tener disponible un fondo destinado a la cobertura de las contingencias, y solicitar a la autoridad laboral competente su inclusión en el régimen. Es curioso que precisamente las empresas con mayor número de trabajadores/as (que por consiguiente pueden hacer una mayor contribución a las arcas públicas), sean las que dispongan de la posibilidad de renunciar a contribuir solidariamente con el sostenimiento de la asistencia sanitaria, o la cobertura de prestaciones sociales. La pregunta es: ¿cuántos millones de euros dejan de aportar anualmente al sistema las empresas que se acogen a esta modalidad? Pero hay más preguntas: ¿cómo es posible que la Administración contemple y conceda este tipo de concesiones, dado el catastrófico y deficitario estado que cada nuevo año caracteriza a los presupuestos de la Seguridad Social? Y una última: ¿No será en realidad que lo que se pretende es fomentar precisamente que las empresas puedan dejar de contribuir, para de este modo debilitar las arcas públicas de la Seguridad Social, para de este modo presentar un sistema insostenible que ha de ser modificado (siempre para favorecer al sector privado, por supuesto)? Reflexionen los lectores y lectoras sobre estas preguntas, a ver a qué conclusiones llegan.

 

El caso es que no nos extrañan todas estas estrategias empresariales, y todas estas argucias legales que lo único que pretenden es debilitar el sistema público y fortalecer el privado, es decir, extender y potenciar la arquitectura de la desigualdad. Una demostración fehaciente de ello la tenemos en que los beneficios empresariales a nivel global son cada vez más elevados, diríase demasiado elevados, tal como los cataloga Marc Vandepitte en este artículo para el medio Investig'Action, traducido para el medio digital Rebelion.org por Beatriz Morales Bastos. Seguiremos a continuación algunos de sus datos e informaciones. De entrada, un dato muy interesante: entre 1980 y 2013, los beneficios de las 28.000 corporaciones principales pasaron de representar el 7,6% a casi el 10% del PIB mundial. Hoy día de 5 a 10 empresas controlan más de la mitad del mercado mundial en sectores clave como la industria aeronáutica, la industria del automóvil, la informática, el equipamiento eléctrico, etc. Pero el sistema monopolístico también ha aumentado enormemente en otros sectores donde antes el panorama estaba más diluido. Por tanto, no somos nosotros (las clases populares) ni las Administraciones Públicas (con su gasto público social) las que viven "por encima de sus posibilidades", como intentaron inculcarnos, sino los ultrarricos y las empresas que dirigen. Generar los megabeneficios de las grandes corporaciones es algo que no es sostenible, ni social, ni económica, ni medioambientalmente. Pero el hecho es que ocurre. Hemos dejado que los gobernantes, asesorados por estos personajes, diseñen y proyecten un sistema que para conseguir tales cantidades de beneficios, tienen que basarse en una perversa arquitectura de la desigualdad. Es lo que estamos intentando demostrar a lo largo de esta serie. 

 

A los datos nos remitimos. Las empresas nunca han tenido tantos beneficios como hoy día. Durante el último cuarto de siglo la tasa de ganancia de las empresas en Estados Unidos pasó del 9% al 16%. En ese mismo período de tiempo se duplicó su parte de riqueza nacional. La tendencia es similar en Europa y Japón. En el año 2015 el conjunto de las empresas estadounidenses obtuvieron unos beneficios récord de más de 1.600.000 milones de dólares, mientras que sólo invirtieron 500.000 millones de dólares. Por consiguiente, sólo en Estados Unidos durante ese año hubo un excedente de capital de más de 1.000.000 millones de dólares. A escala mundial, se calcula que este excedente de capital es de 7.000.000 millones de dólares. Y las empresas no saben qué hacer con ellos. Para que nos hagamos una idea, esta cantidad equivale a los ingresos anuales totales de América del Sur y de África, o a 50 veces el importe total mundial de la Ayuda al Desarrollo. Este excedente de capital, junto con el dinero negro, y el procedente de los diversos fraudes, es el que se oculta en los famosos "paraísos fiscales", a los cuales le hemos dedicado ya su bloque temático correspondiente. ¿Qué podríamos hacer con estas cantidades si las usáramos decentemente? Pues ahí van algunas ideas: crear decenas de millones de puestos de trabajo, introducir la semana de 30 horas semanales sin reducir el salario, aumentar y perpetuar los subsidios a las personas desempleadas por encima del nivel de pobreza que poseen actualmente, implementar Planes Públicos de Trabajo Garantizado, etc. Marc Vandepitte intrapola dicho excedente de capital a nuestro país, y asegura que en España equivaldría a unos 260.000 millones de euros, lo que supone un importe cuatro veces mayor que el plan de austeridad que llevó a cabo el Gobierno del ex Presidente Mariano Rajoy durante el año 2012.

 

Marc Vandepitte afirma textualmente: "Por una parte cada vez se exprime más a las personas corrientes, mientras que en el otro extremo la oligarquía acumula unas fortunas a las que no da ningún uso, ¡es surrealista! ¿No hay dinero para las pensiones, la Seguridad Social, la enseñanza o la sanidad? La verdad es lo contrario, hay dinero a punta pala, pero se le quita a la población trabajadora y lo acapara la capa de los ultrarricos". Básicamente, estos megabeneficios empresariales se llegan a conseguir por tres motivos, a saber: en primer lugar, la presión fiscal injusta. Como ya hemos expuesto en otras entregas de esta serie, la tasa impositiva de las empresas se revisa sistemáticamente a la baja, a lo que hay que añadir unos regímenes fiscales preferenciales para las mayores corporaciones. En 1990 la tasa impositiva en Estados Unidos se elevaba al 35%, hoy es sólo del 20%. En Europa y Japón el descenso es aún más importante. Y en todas partes se alzan voces para bajar aún más estas tasas impositivas. Y junto a ello, tenemos la evasión y el fraude fiscal masivos, y que han saltado a la opinión pública a través de los famosos casos de los Offshore Leaks, Luxleaks, SwissLeaks, Papeles de Panamá, Papeles de la Castellana, Papeles del Paraíso, etc. El segundo motivo es la moderación salarial. En los últimos 15 años los ingresos medios de los hogares estadounidenses han bajado un 7%. En Europa, la parte de los salarios en el PNB pasaba en ese mismo período del 62% al 58%. Salarios y beneficios son vasos comunicantes, lo que implica que cuanto más bajos sean los primeros, más elevados serán los segundos, y viceversa. Más que moderación salarial, habría que practicar por tanto la moderación empresarial. Y el tercer motivo es la creación de los monopolios. Actualmente, 147 superempresas controlan el 40% de la economía mundial, y algo más de 700 controlan hasta el 80% de ella. Las empresas dominantes poseen una marca propia, controlan la investigación y el desarrollo en sus respectivos campos, e imponen a las demás sus precios (o acuerdan con ellas si se trata de oligopolios). Muchas ramas sectoriales y nichos de negocio evolucionan cada vez más hacia estos tipos de mercado, que aumentan más el grado de concentración de beneficios y de poder. Continuaremos en siguientes entregas.

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