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20 septiembre 2020 7 20 /09 /septiembre /2020 23:00
Caricatura: Luis Grañena

Caricatura: Luis Grañena

Hay cosas que no se arreglan si antes no se desarreglan del todo

Popular

Restricciones en Madrid: Ricos y pobres

Antón Losada

Lo que vamos a exponer a continuación, aunque lo refiramos en contexto a la Comunidad de Madrid del Estado Español, bien puede ser extrapolado a otras Comunidades Autónomas, y por supuesto, al resto de países del planeta, pues todos están viéndose afectados en mayor o menor medida por la pandemia de Covid-19. Y además, puede ser también extrapolado a futuro, pensando en sucesivas pandemias que nos puedan afectar. Bien, la situación es la siguiente: los datos diarios de contagio, de contagios acumulados, de hospitalizaciones, de ingresos en UCI y de fallecimientos llevan muchas semanas incrementándose vertiginosamente en Madrid, con el riesgo que supone para la salud de todos. La curva de contagios sube sin cesar. El Gobierno de la Comunidad acaba de aprobar un nuevo conjunto de medidas de restricción, que afectan, como en la mayoría de los casos, a las limitaciones de movilidad, de entrada y salida de un determinado perímetro geográfico (sobre todo los barrios del sur de Madrid, tales como Usera, Puente de Vallecas, Carabanchel…), de horarios de determinados negocios (hostelería sobre todo), de reducción de aforos para reuniones familiares y determinados eventos, etc. La casuística de la excepcionalidad es bien amplia, de tal manera que no se trata de un confinamiento en toda regla, ya que se puede salir de casa por motivos laborales, médicos, para hacer compras, para gestiones administrativas, para cuidar a personas dependientes, para tareas de estudio, etc.

 

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a repetir como un mantra que “hay que evitar el confinamiento a toda costa”, ya que dicha situación sería letal para la economía de la Comunidad. Parece que la economía ha de ser rescatada, aunque para ello haya que arriesgar vidas. Pero sin vida…¿para qué queremos economía? Las presiones de los sectores empresariales son muchas y variadas, llegan desde múltiples sectores (sector cultural, sector del ocio nocturno, sector de la hostelería, sector del pequeño comercio…), e incluso han llegado a recurrir a las instancias judiciales para intentar revocar las decisiones administrativas de los respectivos Gobiernos. El confinamiento general, respaldado por una declaración de Estado de Alarma (el Presidente Pedro Sánchez avisó en su última rueda de prensa de la disponibilidad del Gobierno central para respaldar la petición de Estado de Alarma por parte de cualquier Comunidad Autónoma) sería la situación ideal para reducir drásticamente la peligrosidad de la situación, limitando los contagios y dotando a los servicios sanitarios de un mayor respiro. ¿Por qué entonces se rehúye esta petición de forma insistente y reiterada? ¿Por qué se descarta con tanto ahínco y vehemencia la solución más completa e integral para atajar la situación?

 

La razón es bien sencilla: porque se equipara, peligrosamente, la salud pública y la economía de la sociedad. Ambos aspectos se sitúan, de forma equivocada, en equidistancia. A la par que se afirma que la salud pública es importante, se asegura que la economía no puede cerrar, que la actividad económica no puede apagarse (diariamente nos enseñan cifras estimativas de la caída del PIB, del ascenso del paro, y del tiempo que tardaremos en “recuperar” los niveles anteriores), que el país tiene que continuar su ritmo. A la vez que se reconocen los colapsos en las urgencias hospitalarias, en las salas UCI, en los centros de atención primaria, en las Administraciones Públicas, en los colegios e institutos, etc., se intentan poner pequeños parches a una herida que sangra profunda y profusamente. Ésta, por tanto, no parece ser la solución. La solución se encuentra en priorizar, en llevar las medidas a una estricta prelación de importancia, destacando EN PRIMER LUGAR la protección de la salud pública, y EN SEGUNDO LUGAR la continuación de la actividad económica. Hasta que no hayamos conseguido niveles razonables para la primera, no debemos atender a la segunda. Continuar diseñando experimentos de equilibrismo entre ambas solo nos conducirá al desastre. De hecho ya lo está haciendo.

 

La pandemia nos ha puesto ante una realidad incómoda, que la sociedad capitalista desea esquivar, no quiere enfrentarse a ella: personas que se dedican por ejemplo al comercio ambulante, gestores e intermediarios culturales que dependen de las actividades de determinadas entidades, pequeños empresarios o falsos autónomos que dependen totalmente de las actividades de otras empresas…todos unidos bajo el lema “¡Queremos Trabajar!”, todos proclamando desesperadamente su protesta contra las restricciones que ahogan sus vidas, pero resulta que no se puede (o mejor dicho, no se debe) trabajar, porque, con la excepción de los que pueden hacerlo vía telemática, continuar con sus actividades representa un riesgo para ellos/as mismos/as y para los demás. Quizá la situación más sangrante de todas se produce cuando las personas que se dedican a la economía informal, que por tanto no están cubiertas por un ERTE, NECESITAN IMPERIOSAMENTE continuar con sus actividades laborales, porque su vida cotidiana, sus más perentorias necesidades, dependen de que puedan conseguir ingresos diarios, semanales o mensuales. ¿Cómo obligar al confinamiento estricto a todas estas personas, sabiendo que estás cortando así su única vía de subsistencia? La solución se nos ofrece clara y nítida: la RENTA BASICA UNIVERSAL.

 

Pero como siempre, la solución ofrecida por el Gobierno ha sido de nuevo una solución burda y claramente insuficiente: el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Esta nueva prestación condicionada (además del tremendo fiasco que representa tener que solicitarla cuando las Administraciones Públicas están absolutamente bloqueadas y paralizadas por la pandemia, y el Gobierno no aumenta las plantillas de personal) solo está pensada para claros y extremos casos de pobreza, pero no para liberar a las personas del continuo yugo de tener que trabajar para poder comer diariamente. Se sigue escudando en los ingresos de la “Unidad Familiar” (suma de las rentas de todos los miembros que la forman), por lo cual ni es universal, ni es incondicional, ni es individual, como debiera ser si de verdad se quisiera arreglar este problema. Sigue siendo limitada, condicionada y se concede a un grupo humano, aunque sea una persona individual la solicitante. Si disfrutáramos de una Renta Básica Universal (RBU), la solución para el lema “¡Queremos Trabajar!” seguiría sin poderse atender mientras la pandemia estuviera activa, pero toda esa gente que lo demanda estaría protegida antes, durante y después de la pandemia, antes, durante y después de períodos de inactividad, paro forzoso, paro voluntario, accidente, incapacidad, edad, circunstancias familiares, y demás condicionantes que pudieran afectar a sus vidas en el tiempo. La RBU liberaría totalmente a esas personas de la asfixiante necesidad de tener que salir a la calle todos los días para conseguir el sustento diario, para ellos/as y sus familias.

 

¿Por qué entonces no se implementa esta medida, sabiendo que de esta forma liberaríamos a cientos de miles de personas (quizá millones) de la obligatoriedad vital de tener que trabajar, y por tanto enfrentarse diariamente a los contagios? Muy simple: porque la financiación de esta medida, al ser universal (es decir, cobrarla TODO EL MUNDO) requeriría de una profunda reforma fiscal justa y progresiva, donde realmente contribuyeran más los que más tienen y los que más ganan. Y ello representa un grave peligro para los privilegios y el estatus de los poderosos, esos pocos que tienen ingresos abundantes (algunos de ellos milmillonarios), y que se verían abocados a Declaraciones de Renta, digamos, incómodas. Una RBU permitiría afrontar una situación de confinamiento integral, estricta pero tranquila, sabiendo que aunque muchas personas tuvieran que renunciar a su nivel de ingresos habitual, siempre estarían cubiertas por unos ingresos dignos que les permitieran continuar atendiendo a sus necesidades. Los contagios se atajarían mucho más rápida y eficazmente, y de nuevo volveríamos, cada uno a nuestras actividades, con la tranquilidad de saber que nuestra salud pública ha sido priorizada y protegida. Lo primero es lo primero, no se pueden poner parches: sí pero no, confinamiento a medias, restricciones con infinidad de excepciones, etc., quedarían erradicadas, porque nadie tendría la imperiosa necesidad de trabajar para poder vivir. Pero la fuerza del poder económico es tal (junto al poder político que se repliega al mismo) que impone, antes de implementar medidas como la RBU, continuar sometiendo a la población a experimentos sociales, jugando con la vida de las personas, obligando a restringir actividades sabiendo que muchas personas dependen de ellas, y practicando un peligroso juego de equidistancia entre la vida y la economía. Así nos va.

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17 septiembre 2020 4 17 /09 /septiembre /2020 23:00

La Reforma Educativa que proponemos es la única que asegura el fin del segregacionismo educativo que se viene practicando desde las últimas décadas. ¿Cómo se consigue esto? Muy fácil: garantizando la Educación como un derecho humano fundamental, en toda su extensión. La educación 100% pública es la única que puede garantizar que este derecho fundamental sea una realidad palpable y factible, asegurando la cohesión social. Pero para ello, como venimos reclamando, hace falta una oferta suficiente de escolarización pública y gratuita, en el segmento de 0 a 18 años, que garantice que todo alumno/a disponga de su plaza. Pero para ello, a su vez, hace falta extender y universalizar la red pública de centros educativos, tanto de titularidad como de gestión públicas. Y para ello, a su vez, hay que proceder, como ya hemos insistido, a la supresión progresiva de la financiación de los centros concertados. Durante varios años, los centros concertados que así lo deseen podrán incorporarse a la red pública, y para los que no, un programa de migración para el alumnado y otro para el profesorado deberá garantizar que los docentes no se quedan sin trabajo, ni los estudiantes sin su derecho a la educación. Estoy tomando como referencia la comparecencia en el Congreso de los Diputados, en la Subcomisión de Educación (febrero de 2017), de Agustín Moreno, Profesor de Secundaria, Representante de la Marea Verde, y uno de los mejores referentes en educación que tenemos en nuestro país. El texto completo de sus propuestas puede consultarse en este documento. El grueso de sus propuestas fueron divididas en cinco ámbitos, a saber: Universalidad del derecho a la educación, Educación inclusiva, Currículo sin idearios particulares, Profesorado comprometido y reconocido, y Financiación. Los desarrollamos a continuación, con nuestras aportaciones particulares:

 

A.- UNIVERSALIDAD DEL DERECHO A LA EDUCACIÓN: En este primer punto las propuestas serían las siguientes:

 

1.- Universalizar la oferta de plazas públicas en Educación Infantil de 0 a 6 años, garantizando su carácter plenamente educativo y los requisitos mínimos en cuanto a ratios, titulaciones, espacios e instalaciones necesarias, etc. En efecto, la Educación Infantil ha sido hasta ahora la gran descuidada del sistema, pero entendemos que ha de prestársele la debida atención por su importancia durante las primeras etapas de la vida de la persona, incluyéndola por supuesto en la red pública. 

 

2.- Rebajar las ratios (del resto de tramos educativos) hasta alcanzar las recomendaciones internacionales y poder así responder adecuadamente a las distintas necesidades del alumnado. Como mencionábamos en el artículo anterior, este parámetro incide sobremanera en la calidad de la enseñanza, pero repercute en las plantillas de profesorado, que han de ser debidamente reforzadas para tal fin. 

 

3.- Ampliar la dotación de personal docente. Varias decenas de miles de plazas han de salir a concurso público, no solo para que las plantillas estén perfectamente cubiertas, sino para que puedan cubrirse de manera efectiva bajas de personal y jubilaciones. 

 

4.- Dotar de los servicios y recursos suficientes a los centros educativos, para que el conjunto del alumnado reciba las atenciones y apoyos necesarios, y progresar de este modo de acuerdo a su propio ritmo de maduración. 

 

5.- Evitar la clasificación y selección temprana del alumnado (justo lo contrario de lo que ahora hace la LOMCE), y garantizar una educación integral, esto es, no poner el foco únicamente en las asignaturas más operativas (Matemáticas, Lengua y Literatura, Idiomas, Tecnologías...), sino también en aquéllas que refuerzan y desarrollan la personalidad de los estudiantes (Filosofía, Música, Artes Plásticas...), así como sus habilidades personales y/o artísticas. 

 

6.- Acceder a una titulación única al término de la etapa obligatoria, sin perjuicio de una opcionalidad gradual que no implique agrupaciones de grupo/clase homogéneas. Pero como decíamos en el punto anterior, los itinerarios tempranos han de desaparecer, pues en las etapas iniciales los estudiantes deben aprender todo aquello que los forme en todas las dimensiones de la persona, y siempre desde un punto de vista crítico. Habrá tiempo, en etapas más maduras, para que los alumnos y alumnas elijan el itinerario que mejor se adapte a sus necesidades/capacidades/aptitudes. 

 

7.- Establecer medidas de protección y promoción social. Tanto unas como otras tienen la finalidad de insertar socialmente a los estudiantes, de fomentar la participación, de crear "comunidad" con ellos y ellas, de proporcionarles respaldo y seguridad. 

 

8.- Implementar la detección temprana de las necesidades de apoyo y refuerzo, para convertir en excepcional la repetición de curso. El sistema educativo ha de estar especialmente atento al alumnado con necesidades especiales, para que su progreso educativo se vea mermado lo menos posible, y sus capacidades sean fomentadas al igual que el resto de los estudiantes. 

 

9.- Diseñar e integrar una red pública de centros educativos de Formación Profesional (FP), con un diseño de la oferta integral adecuada y suficiente de ciclos formativos en los distintos grados y titulaciones, que promueva también un conjunto de perfiles profesionales ligados especialmente al bienestar social y a la sostenibilidad ambiental. Estamos en contra de que sean las empresas y corporaciones las que dirijan aquí el cotarro, imponiendo sus visiones, sus contenidos, sus ciclos y especialidades, y lo peor de todo, practicando un peligroso mecenazgo educativo. 

 

10.- Extender la red pública de centros educativos para personas adultas, siempre dependientes de Educación (Ministerio y Consejerías), y provistas del personal necesario. 

 

Continuaremos en siguientes entregas con el resto de propuestas educativas efectuadas en dicha comparecencia.

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15 septiembre 2020 2 15 /09 /septiembre /2020 23:00
Viñeta: Martirena

Viñeta: Martirena

No hay razón ni principio ni argumento posible con que defender el bloqueo a Cuba de Estados Unidos y de todas las empresas, situadas en distintos países del mundo, vinculadas económicamente a empresas estadounidenses. El bloqueo no es una mera sanción económica abstracta, sino que detrás del bloqueo, como siempre ocurre en la economía, hay vidas concretas. Esa es la mayor violación de los derechos humanos contra Cuba

Belén Gopegui

Quizá podamos afirmar sin temor a equívoco ni exageración que Cuba representa el mayor bastión moral del planeta. Hoy día sería incomprensible la existencia de la izquierda latinoamericana sin la gran influencia de Cuba, la visión que Cuba imprime a la hora de entender el presente continental y las tareas de futuro. Serían inimaginables los actuales gobiernos de Venezuela, y los pasados gobiernos de Ecuador o Bolivia, incluso Argentina, sin pensar en los aportes del fulgor revolucionario de Cuba. Cuba representa la resistencia y la inteligencia para seguir viviendo desde la dignidad. Pero como venimos contando desde el inicio de esta serie, no solo hay que mirar de Cuba hacia adentro, sino también de Cuba hacia afuera, y nos estamos refiriendo a su carácter solidario y a su contribución internacionalista en favor de la lucha y la emancipación de los pueblos. Quizá el mejor ejemplo que podamos referir en este ámbito sea el continente africano. La contribución cubana a la liberación de África y a la lucha contra el apartheid es conocida y reconocida a todos los niveles, como una verdadera gesta entre pueblos hermanos. Salim Lamrani, uno de los mayores expertos en la política cubana, nos lo detalla en este artículo, que seguimos a continuación. Desde el advenimiento de la Revolución en 1959, Cuba ha hecho de la solidaridad con los pueblos una de sus grandes banderas, aportando a los pueblos en lucha por su emancipación un pilar de su política exterior. Quizá pocos pueblos a lo largo de la historia de la humanidad hayan contribuido tanto como Cuba a esta hermosa tarea. Desde los primeros instantes, pese a la hostilidad de Estados Unidos y las innumerables interferencias y dificultades internas ligadas al propio proceso de transformación social, Fidel Castro hizo de Cuba una tierra de asilo para todos los grupos revolucionarios y movimientos de liberación nacional de América Latina, Asia y África. Cuba desempeñó, en este sentido, un papel fundamental en los distintos procesos de liberación nacional africanos, ofreciendo ayuda y recursos. 

 

Salim Lamrani explica y se pregunta en los siguientes términos: "En el espacio de treinta años, cerca de medio millón de cubanos, mujeres y hombres, participaron en las guerras anticoloniales en África, convirtiendo a la pequeña isla del Caribe en igual de las grandes potencias. ¿Cuáles fueron las razones que motivaron a La Habana, asediada por Washington, para comprometerse de tal modo a más de 10.000 kilómetros de su territorio nacional? ¿Cómo cambió la acción cubana el destino de los países de África austral y contribuyó de modo decisivo a la caída del régimen racista de Pretoria? ¿Por qué Nelson Mandela realizó su primera visita fuera de África a la Cuba de Fidel Castro?". A lo largo de estos años, varios frentes ha tenido la inmensa ayuda cubana a los pueblos africanos, a saber: Cuba apoyó primero a Argelia en su lucha anticolonial contra Francia y contribuyó a preservar su independencia conquistada en 1962. Luego, La Habana respondió favorablemente a la solicitud de ayuda del movimiento lumumbista del Congo belga y contribuyó a las epopeyas independentistas de Guinea Bissau y Cabo Verde, y defendió la soberanía de Etiopía. Finalmente, Cuba brindó su concurso decisivo para preservar la independencia de Angola tras la agresión del régimen supremacista de Pretoria, doblando así las campanas del apartheid y abriendo el camino a la independencia de las naciones de África austral. El agradecimiento, por tanto, de todos estos países a la Cuba revolucionaria es inmenso y eterno. Recomiendo la lectura completa del artículo de referencia, donde Salim Lamrani expone con detalle todos los pormenores de estos procesos de ayuda y colaboración con dichos países africanos en sus procesos de liberación nacional. Son actos de valor y de resolución del pueblo cubano y de sus dirigentes, son decisiones valientes y gestos de amistad internacionalistas, son actos que honran al pueblo cubano y los revalorizan ante los pueblos del mundo, erigiéndose como enormes referentes a seguir. Todo ello explica, además, el poco afecto que las grandes potencias profesan a Cuba, pues dicha pequeña isla caribeña siempre ha colaborado para que sus planes de dominación fuesen abortados. 

 

Fidel Castro explicó en su día las razones del involucramiento de Cuba en los procesos de liberación nacional de los países africanos, en los siguientes términos: "Algunos imperialistas se preguntan por qué ayudamos a los angoleños, qué intereses tenemos nosotros allí. Ellos están acostumbrados a pensar que cuando un país hace algo es porque está buscando petróleo, o cobre, o diamante, o algún recurso natural. ¡No! Nosotros no perseguimos ningún interés material, y es lógico que los imperialistas no lo entiendan (...) ¡Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola! (...) Simplemente aplicamos una política de principios. No nos cruzamos de brazos cuando vemos a un pueblo africano, hermano nuestro, que de repente quiere ser devorado por los imperialistas y es brutalmente atacado...". Creo que estas palabras resumen fielmente la filosofía internacionalista de la Revolución Cubana, la entrega y valentía de sus líderes, y el magnífico bastión moral que el pueblo cubano representa para la humanidad. Cuba no intervino en dichos conflictos, como se dice vulgarmente, para "sacar tajada", no poseía más interés que el de la colaboración para liberar del yugo imperialista a esos pueblos hermanos, Cuba no fue allí para hacerse dueña de nada, ni para apoderarse de recurso alguno. Por eso Cuba es amada y respetada en toda África. Por eso Cuba y África comparten  un mismo corazón. Y así, mientras que Inglaterra, Francia y Estados Unidos han practicado desde siempre políticas colonialistas de opresión, Cuba se ofreció para ayudar a liberar a estos pueblos. Por ello, en un discurso pronunciado en Cuba en el año 1991, Nelson Mandela, quizá el mayor líder africano de todos los tiempos, rindió tributo al pueblo de la isla y expresó su infinita gratitud por la contribución cubana a la liberación del África austral. Lo siguiente es un extracto de aquéllas palabras del líder sudafricano:

 

"Desde sus días iniciales, la Revolución Cubana ha sido una fuente de inspiración para todos los pueblos amantes de la libertad. El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan (...) De modo particular nos conmueve la afirmación del vínculo histórico con el continente africano y sus pueblos. Su invariable compromiso con la erradicación sistemática del racismo no tiene paralelo. Somos conscientes de la gran deuda que hay con el pueblo de Cuba. ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África (...)? ¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África! ¡Esta derrota indiscutible del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía! ¡La derrota del ejército racista permitió al pueblo combatiente de Namibia conquistar finalmente su independencia! ¡La derrota decisiva de las fuerzas agresivas del apartheid destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco! ¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica! ¡Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones no habrían sido legalizadas! ¡La derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale hizo posible que hoy yo pueda estar aquí con ustedes! ¡Cuito Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África austral! ¡Cuito Cuanavale marca un viraje en la lucha para liberar el continente y nuestro país del flagelo del apartheid". En efecto, la aportación internacionalista de Cuba ha sido innegable, inmensa, fantástica. Una visión crucial y una valentía impagables han caracterizado la acción exterior de Cuba, siempre amiga y respetuosa con todos los países del globo. Cuba ha enseñado al mundo el tremendo enlace que existe entre patriotismo e internacionalismo, porque tal como dejara dicho José Martí, "Patria es Humanidad". El balance es realmente ejemplar: de Argelia a Sudáfrica, pasando por el Congo, Guinea Bissau, Cabo Verde, Etiopía, Angola y Namibia, la contribución cubana a la liberación del continente no tiene parangón en la historia de las luchas anticoloniales. 

 

En el año 1991, los últimos internacionalistas cubanos salieron de Angola. En total, desde la primera misión en Argelia en 1963 (solo cuatro años después de iniciada la Revolución), 380.000 combatientes y 70.000 colaboradores civiles, en total unos 450.000 cubanos y cubanas, brindaron su concurso a la liberación de África. En Sudáfrica, en el Parque de la Libertad de Pretoria, se encuentran escritos en piedra los nombres de los 2.107 cubanos caídos en combate por la emancipación de los pueblos de África austral. Thenjiwe Mtintso, militante antiapartheid torturada y encarcelada bajo el régimen de Pretoria en los años 70 y Embajadora de Sudáfrica en Cuba desde 2007 a 2010, rindió tributo al pueblo cubano con las siguientes palabras: "Hoy Sudáfrica tiene muchos amigos nuevos. Ayer estos amigos se referían a nuestros líderes y a nuestros combatientes como terroristas y nos acosaban desde sus países a la vez que apoyaban a la Sudáfrica del apartheid. Esos mismos amigos hoy quieren que nosotros denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es muy simple, es la sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que corre profundamente por la tierra africana y nutre el árbol de la libertad en nuestra Patria". Fidel Castro, con la humildad que le caracterizaba, le contestó con estas palabras: "¿Qué hacíamos nosotros sino pagar nuestra deuda con la humanidad, nuestra deuda con África, nuestra deuda con aquellos que lucharon por nuestra dignidad, con aquellos que lucharon por nuestra independencia en muchos campos de batalla? Eso es lo que hemos hecho, no merecemos ningún especial reconocimiento, no merecemos ninguna especial gratitud, simplemente cumplimos un deber". Y era cierto: mientras los Estados Unidos y la mayoría de las potencias occidentales brindaron un apoyo firme al régimen segregacionista del apartheid, mientras Washington incluyó a Nelson Mandela en la lista de los miembros de organizaciones terroristas hasta 2008, incluso cuando era Premio Nobel de la Paz en 1993 y Presidente de la República de Sudáfrica de 1994 a 1999, La Habana por su parte se comprometió plenamente en la lucha contra la opresión racial del régimen de Pretoria, porque se trataba, según lo entendía Fidel Castro, de "la causa más bella de la humanidad". Continuaremos en siguientes entregas.

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13 septiembre 2020 7 13 /09 /septiembre /2020 23:00
Imagen: Portada del libro "En la espiral de la energía" (Vol. I)

Imagen: Portada del libro "En la espiral de la energía" (Vol. I)

La sociedad del crecimiento reposa sobre la acumulación ilimitada de riquezas, destruye la naturaleza y es un generador de desigualdades sociales

Serge Latouche

La naturaleza tiene mucho que decir, y ya va siendo hora de que nosotros, sus hijos, no sigamos haciéndonos los sordos. Y quizás hasta Dios escuche la llamada que suena desde este país andino, y agregue el undécimo mandamiento que se le había olvidado en las instrucciones que nos dio desde el monte Sinaí: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte"

Eduardo Galeano (“La Naturaleza no es muda”, 2008)

En la entrega anterior ya comenzamos a exponer nuestra visión sobre la importancia de la mirada animalista, absolutamente imprescindible en una sociedad orientada hacia el Buen Vivir. Hicimos un recorrido histórico (que continuaremos a continuación) sobre la evolución en torno al reconocimiento de derechos a los animales no humanos a través de las distintas civilizaciones, interesándonos sobre todo en la situación actual. Hoy día, aunque estamos todavía a gran distancia de poder alcanzar una situación de pleno reconocimiento, podemos decir que hemos evolucionado bastante en este sentido. Los grupos, ONG y partidos políticos animalistas están por todas partes del mundo, e incluso presentes en algunos gobiernos, y continúa avanzando no solo la conciencia social sobre este asunto, sino la potencialidad de las legislaciones vigentes para cubrir derechos y garantías para los animales no humanos. Pero como decimos, aún tenemos que romper grandes barreras mentales. Las religiones han hecho mucho daño en este sentido, y han propiciado, sobre todo, que los humanos tengamos en alta estima nuestra vida, pero en poca estima la del resto de seres vivos que alberga la Madre Tierra. Tom Reagan argumenta que sistemáticamente atribuimos un valor intrínseco, y por lo tanto, el derecho a ser tratados con dignidad y respeto a los seres humanos que no son racionales, incluyendo a los bebés y a aquellas personas con graves discapacidades mentales. El atributo esencial que todos los humanos tienen en común, según él, no es por tanto la racionalidad, sino el hecho de que cada uno posee una vida que tiene valor para nosotros. Y ese es precisamente el lugar que hemos de alcanzar de forma extendida para todos los animales no humanos, es decir, reconocerles, también a ellos, valores intrínsecos a su vida. Si en un programa informativo nos cuentan el asesinato de un humano y de un rinoceronte…¿cuál nos impacta más? ¿Por cuál quedamos más preocupados? Y sobre todo…¿a quién respaldan más nuestras leyes? Las respuestas a estas preguntas nos conducen a pensar que, efectivamente, no concedemos el mismo valor a todas las vidas, es decir, practicamos, de forma consciente o inconsciente, un cierto grado de Especismo.

 

Siguiendo de nuevo a Gretel Monserat en la exposición que hace (dentro de este volumen) sobre la evolución del pensamiento sobre los derechos de los animales, hay autores que han asegurado que solo hace falta implementar una ética simple al respecto: por ejemplo, Helmut F. Kaplan aboga por ella: “No necesitamos una nueva moral, solo tenemos que dejar de excluir de la moral existente a animales de manera aleatoria y sin razón aparente”. Según la opinión de Kaplan, la protección de los derechos de los animales muchas veces se acompaña con la humanización de la explotación, en vez de con el fin de ésta. Pero postular una humanización (normalización, si se quiere) de la explotación animal sería tan irracional como postular la humanización de la esclavitud, o el consentimiento de una violación sexual. Por su parte, Gary Francione, como sus antecesores, también usa una aproximación de padecimiento a la hora de identificar individuos con autonomía. En su publicación “Animals, Property and the Law”, señala que la razón más limitante en los derechos para los animales es el estatus que éstos tienen de “cosas”, la objetualización o cosificación que de ellos se practica (el hecho de continuar llamando “mascotas” a los animales de compañía es una clara pista sobre ello), y tilda de inconsistente y contradictorio el hecho de tratar a algunos gatos o perros como miembros de la familia, pero al mismo tiempo, explotar a gallinas y vacas para la alimentación. La explicación de este comportamiento anómalo de nuestra civilización capitalista quizá radique en un hecho elemental: cuando conocemos, amamos. Los gatos y perros con los que convivimos son “nuestros”, viven con nosotros, los alimentamos, les cubrimos sus necesidades, y practicamos una relación cariñosa con ellos. Sin embargo, no conocemos a esas gallinas a las cuales explotan salvajemente en gigantescas naves, ni a las vacas en la ganadería extensiva. Como podemos comprobar a través de este breve recorrido por la historia del pensamiento sobre el tema, el movimiento en defensa del derecho hacia los animales no es homogéneo. Quizá el consenso máximo lo encontramos en respetar el derecho a la vida de los animales, lo cual no es poco, y quizá el derecho de primera generación para ellos.

 

Se plantean también inconvenientes (en realidad, excusas) desde la doctrina y jurisprudencia ética y jurídicas, donde suele decirse que todo derecho tiene un depositario responsable, es decir, que alguien que puede adquirir derechos (por ejemplo a través de un contrato) lo hace porque a la vez otro alguien adquiere las obligaciones equivalentes (caso de personas naturales y jurídicas); entonces se argumenta falazmente que esto es algo que los animales no pueden hacer en modo alguno, pero sin embargo, tampoco lo podrían hacer las personas que aún no han nacido (el “concebido no nacido” suele llamársele jurídicamente), ni los bebés, ni las personas discapacitadas mentales, a todas las cuales, sin embargo, no se les niegan derechos. Las personas jurídicas lo hacen a través de ficciones jurídicas y teoría legal de la representación, y las personas aún no nacidas, a través de la teoría legal de la representación. Por tanto, como se puede claramente entrever, este cuestionamiento, en el fondo, solo es un rechazo prejuicioso a la pretensión de atribuirles derechos a sujetos no humanos. Si los animales son considerados sujetos morales, sería posible más fácilmente considerarlos como titulares de derechos. Pero enseguida surgen también inconvenientes al respecto (como ya enunciábamos en el artículo anterior), alegando que los animales no pueden discernir sobre el bien y el mal, como los humanos. La vía más adecuada, pensamos, debe ir en el sentido de considerar a los animales como seres sensibles (hecho que sí está demostrado científicamente, en el sentido de la evolución mental y del sistema nervioso de muchas especies de animales), y por tanto, que las posibles regulaciones sociales y jurídicas los consideren como sujetos sintientes (es decir, que sufren, sienten dolor y padecen), y por tanto, podamos defender legalmente sus derechos e intereses. Entendemos que ésta es la vía más idónea para superar el especismo que la especie humana practica de forma cruel y continuada desde hace siglos. En cualquier caso, una muy amplia barrera de prejuicios mentales y morales han de ir derribándose, y esto solo puede conseguirse con conciencia social y con educación adecuada.

 

Pero más recientemente en la historia, la idea de dotar de derechos a los animales y de construir un régimen jurídico de mayor o menor andamiaje alrededor de ellos la encontramos en varios esfuerzos en el mundo occidental. Son hitos importantes, en este sentido, la Declaración de los Derechos del Animal de 1977, aprobada en Londres en el seno de la UNESCO, y posteriormente, asumida por la ONU. En este documento, se hace referencia a la “Comunidad de los Iguales”, y se plantea reconocer a los animales sus derechos a la vida y a la libertad; además, se prohíbe la tortura y toda forma de maltrato hacia ellos. Pero desgraciadamente, al igual que ocurre con los Objetivos de Desarrollo del Milenio o con la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, el mundo está aún muy lejos de alcanzar estas metas en la práctica. Otro texto significativo es la Declaración sobre los Grandes Simios, publicada en 1993, en la cual éstos sustentan derechos equiparables a los humanos. En los “Considerandos” de dicho documento, se les reconoce el derecho a la existencia como fundamento de la correlación de las especies en el mundo, y se señala que el respeto del ser humano hacia los animales está ligado al respeto de los seres humanos entre ellos mismos (loable objetivo donde los haya, muy distante igualmente de ser alcanzado, si tenemos en cuenta las migraciones forzadas, el hambre, el racismo, y el resto de males que aquejan a miles de millones de seres humanos en el planeta). En esta Declaración sobre los Grandes Simios también se señala: “El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales” (Singer y Cavalieri, 1998). Estos documentos, y muchos otros avances legales, normativos y regulatorios que se están dando por todas partes del mundo, así como la propia práctica del veganismo como expresión de una forma de entender la alimentación prescindiendo de los animales (y por tanto atacando las bases de dicho sector productivo) nos establecen el camino por donde hay que continuar. La senda aún es muy larga, pero estamos ya en ello.

 

Podemos finalizar esta entrega con un ejemplo real situado en la buena dirección, tomado de Ciudad de México (un Estado devastado por el crimen organizado, pero más avanzado que otros muchos en el asunto que estamos tratando). Pues bien, el proyecto de Constitución de Ciudad de México en su Artículo 13, inciso “B”, reconoce a los animales como seres sintientes, en los siguientes términos: “Esta Constitución reconoce a los animales como seres sintientes, y por lo tanto, deben recibir trato digno. En la Ciudad de México toda persona tiene un deber ético y obligación jurídica de respetar la vida y la integridad de los animales; éstos, por su naturaleza, son sujetos de consideración moral. Su tutela es de responsabilidad común. Las autoridades de la Ciudad garantizarán la protección, bienestar, así como el trato digno y respetuoso a los animales, y fomentarán una cultura de cuidado y tutela responsable. Así mismo, realizarán acciones para la atención de animales en abandono. La ley determinará:

  1. Las medidas de protección de los animales en espectáculos públicos, así como en otras actividades, de acuerdo con su naturaleza, características y vínculos con la persona;
  2. Las conductas prohibidas con objeto de proteger a los animales y las sanciones aplicables por los actos de maltrato y crueldad;
  3. Las bases para promover la conservación, así como prevenir y evitar maltratos en la crianza y el aprovechamiento de animales de consumo humano;
  4. Las medidas necesarias para atender el control de plagas y riesgos sanitarios; y
  5. Las facilidades para quienes busquen dar albergue y resguardo a animales en abandono

Como puede comprobarse, un texto (ciertamente incompleto, pero muy valiente y transgresor) situado al más alto nivel jurídico, como es el nivel constitucional, que insta al ulterior desarrollo de leyes y normativas que hagan posible los preceptos generales que aquí se enumeran. Ejemplos como éste deben servirnos de inspiración. Continuaremos en siguientes entregas.

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3 septiembre 2020 4 03 /09 /septiembre /2020 23:00

Bien, llegados a este punto, recalquemos una obviedad que ya hemos mencionado de pasada en anteriores entregas de la serie, pero que es preciso detallar y colocar en sus justos términos: se trata de revertir los recortes en educación que tanto las Administraciones del PP como del PSOE han venido practicando durante años. En efecto, revertir los recortes se dice muy pronto, y parece que no fuera un programa educativo en sí mismo, pero implica una política educativa de inversión que supone exactamente la dirección contraria a la que se ha venido practicando hasta ahora. La derecha política y mediática insiste en el burdo mensaje de que en la educación no son todo recursos, sino que también se trata de diseñar una buena política educativa. Nosotros estamos en la buena política educativa (no la de ellos, por supuesto), pero también en la dedicación de recursos. Está demostrado que los países que han dedicado una mayor inversión educativa en porcentaje del PIB (sobre todo los países nórdicos, con Finlandia a la cabeza) han conseguido los mejores resultados educativos. Luego por tanto, poner dinero encima de la mesa para educación es un punto fundamental. ¿Para qué? Pues para contratar profesores/as, para reducir el ratio de alumnos/as por aula, para que los materiales escolares sean completamente gratuitos, para que se puedan atender los alumnos/as con necesidades especiales, para dotar a los centros de mejores instalaciones y medios tecnológicos, para cubrir las bajas del profesorado vacante, para que los docentes no tengan que impartir asignaturas "afines" a sus áreas de conocimiento (que cada vez son menos afines), y un largo etcétera. Solo con que se consiguiera volver a los niveles de inversión educativa que teníamos antes de comenzar con los recortes, habríamos conseguido mucho. Sobre todo, como decimos, sacar plazas de profesorado. Harían falta unas cuantas DECENAS DE MILES DE PLAZAS, tal como suena, más o menos equivalente a la lista de interinos. Pero para hacer esto, lo que hay que tener claro es una apuesta valiente y decidida  por la escuela pública. Sin matices. Sin contemplaciones. Caiga quien caiga. Contra viento y marea. Y para ello, para poner en marcha esa apuesta decidida, la lucha contra los conciertos educativos es fundamental. 

 

La Reforma Educativa que desde aquí proponemos se basa en una defensa a ultranza del modelo de escuela público-estatal. Ésta es la bandera educativa que levantamos. Sigo a continuación a mi admirado Carlos Fernández Liria, Profesor de Filosofía de la UCM, gran experto en educación, y a quien hemos tomado como referente en otras muchas ocasiones, quien en este artículo para el medio Cuarto Poder explica: "Eso supone, en primer lugar, invertir la tendencia respecto a lo que desde hace décadas ha sido el cáncer de la enseñanza secundaria: la enseñanza concertada. No se trata, no, porque es inviable, de suprimir los conciertos de la noche a la mañana. Se trataría tan solo de hacer con la enseñanza concertada lo mismo que llevamos sufriendo en la enseñanza estatal desde hace décadas. Se trata de asfixiarla económica y legislativamente, poco a poco y sin piedad, como han hecho con nosotros, invirtiendo las tornas en beneficio del sistema estatal. En primer lugar, no sería tan difícil una legislación que obligara a la concertada a contratar profesores dentro de la bolsa de interinos que hayan aprobado sin plaza ya alguna oposición. No se puede permitir que unas sectas privadas de derechas o de izquierdas (me da igual) contraten a dedo profesores pagados con dinero público. Se trataría también de mandar un ejército de inspectores que acabaran con las tasas encubiertas con las que los colegios concertados logran filtrar a los alumnos, dejando todas las cuestiones sociales generadas por la emigración y la marginación para la enseñanza estatal". Muy bien, este es el plan. Y ahora...¿quién le pone el cascabel al gato? Hace falta mucha valentía, coraje y apoyo popular para abordar esta tarea de acabar progresivamente con los conciertos educativos. Pero hay que hacerlo. Estamos firmemente convencidos. Mientras esta labor no se aborde, y esa colaboración educativa "público-privada" deje de existir, seguiremos teniendo problemas. No insisto más en el asunto, porque ya fue explicado profundamente en las primeras entregas de la serie. Continúo siguiendo a Carlos Fernández Liria en el resto de medidas propuestas:

 

1.- Suprimir la escuela concertada en su totalidad (como hemos aclarado, esto es un proceso no de un día para otro, sino que puede abordarse a lo largo de toda una legislatura). Por supuesto, no pretendemos mandar al paro a miles de profesores y profesoras de la concertada, ni dejar sin escuela a cientos de miles de niños/as y jóvenes. Para evitarlo se deberán implementar planes de migración a la escuela pública, tanto del personal docente como del alumnado. 

 

2.- Ir también suprimiendo paulatinamente el porcentaje de escuela privada que existe en el país, hasta que alcance más o menos un 2% del total. Ello se consigue, junto con el punto anterior, dedicando más medios, centros y recursos a la escuela pública, de tal forma que la privada alcance un valor residual, es decir, exactamente la estrategia contraria a la que se viene practicando hasta ahora. 

 

3.- Promover que el Estado apoye con más recursos a todos los colegios e institutos que tengan descompensada la tasa de alumnos/as inmigrantes, sin recursos o marginales, etc. La escuela pública ha de ser de todos y para todos, esto es, responder a los valores de una educación pública, universal, gratuita, de calidad, laica, inclusiva e intercultural. La dirección hasta ahora ha sido justamente la contraria, promoviendo la segregación educativa, los centros de élite y la selección del alumnado (la LOMCE contempla incluso que los centros educativos publiquen ránkings como si de empresas privadas se tratara).

 

4.- Hacer descender el ratio hasta alcanzar una media de 18 alumnos/as por aula. Ello promoverá una educación más cercana y personalizada, en vez de una educación masiva y despersonalizada. El ratio escolar también incide en la propia calidad de la enseñanza. 

 

5.- Garantizar la presencia de dos profesores/as por aula cuando haya algún alumno/a discapacitado/a o con necesidades especiales. En la línea de la medida anterior, esto incide en una mayor atención personalizada al alumno/a, según sus necesidades. 

 

6.- Implementar la política de gratuidad total: tasas escolares, material escolar, libros de texto, guardería, comedor, etc. La derecha política, social y mediática se llevará las manos a la cabeza y pondrá el grito en el cielo (la gratuidad ya es un concepto en sí que les asusta, lo mismo que el reparto), porque como sabemos, para posibilitar esto hemos de recaudar más fondos públicos, que a su vez se consiguen llevando a cabo reformas fiscales más justas y progresivas. 

 

7.- Promover el blindaje del prestigio social para la figura del Profesor/a. De esta forma, la figura pública del docente ha de entenderse como una autoridad y ser respetada y reconocida como tal. 

 

8.- Como hemos expresado más arriba, cubrir mediante el sistema de concurso-oposición todas las plazas necesarias de personal docente, e igualmente las que vayan necesitándose tras la jubilación o la baja laboral de los docentes afectados. Una buena dotación de plantillas es fundamental para una educación de calidad. 

 

9.- Desarrollar y extender el concepto de educación universalizada, igualitaria y democrática, esto es, y expresado en pocas palabras, que los hijos e hijas de los más ricos, de los más pobres, de los inmigrantes, los hijos del Ministro/a, etc., puedan compartir aleatoriamente las mismas aulas. Ello será la prueba del 9 de que no existe segregación educativa. 

 

10.- Cubrir hasta tres años de baja por maternidad o paternidad, cobrando el 100% del sueldo y conservando el puesto de trabajo y todos los complementos. 

 

11.- Que se blinde por ley el presupuesto dedicado para la escuela pública, y que sea consolidado en la Constitución al igual que el resto de derechos sociales. En este sentido, la inversión pública educativa ha de alcanzar un determinado porcentaje sobre el Producto Interior Bruto (PIB), que deberá establecerse, y blindarse por ley. 

 

12.- Respetar la libertad de cátedra del Profesor/a, que básicamente consiste en la libertad para organizar e impartir los contenidos de su materia educativa, demostrándose que se confía en su figura y que no tiene que dar cuentas burocráticas ni pedagógicas de su gestión y resultados. 

 

13.- Que se renueven y actualicen los contenidos pedagógicos y curriculares tal como hemos venido señalando y proponiendo en las entregas anteriores (hemos presentado una visión crítica de los contenidos de los libros de texto, incluyendo propuestas de eliminación de ciertos contenidos, y adición de otros nuevos. Remito a los lectores y lectoras a las anteriores entregas donde hemos hecho un recorrido por todas las temáticas que tratan los libros de texto de los escolares desde una visión crítica).

 

14.- Y sobre todo: extender y difundir una clara conciencia de que la enseñanza es un asunto estatal, no gubernamental, es decir, pública pero no propiedad de cada gobierno de turno. 

 

Continuaremos en siguientes entregas.

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1 septiembre 2020 2 01 /09 /septiembre /2020 23:00
Viñeta: Martirena

Viñeta: Martirena

Bloqueo, ferreo tortor
con un acerado alambre
para matarnos por hambre
o rendirnos por temor.
Bloqueo ensordecedor
y desquiciado alarido;
bloqueo recrudecido,
pero Cuba, hecha un Maceo
luchando contra el bloqueo
ha resistido y vencido

Armando Guevara Núñez (El bloqueo criminal de EU contra Cuba)

Como venimos contando desde anteriores entregas, Cuba es de por sí un país limitado en recursos naturales, pero no es un país pobre. La pobreza de Cuba, entendida como la imposibilidad de llevar a cabo transacciones comerciales con terceros países que aseguren a la isla un mayor volumen de insumos y recursos, viene siendo provocada, desde el inicio de la Revolución, por el implacable y criminal bloqueo económico y comercial que la gran potencia estadounidense le impone. Esta situación viene teniendo como consecuencia gravísimos perjuicios económicos al país caribeño, pero hasta que la comunidad internacional no se plante y desobedezca los macabros designios de Washington sobre este asunto, la situación no cambiará. Nosotros ya tratamos en este Blog, en su momento, el concepto de bloqueo económico que Estados Unidos impone a los cubanos y cubanas, y ahora lo vamos a exponer basándonos en este artículo de Hedelberto López Blanch para el medio digital Rebelion. La lógica del bloqueo hay que buscarla en un chantaje económico que Estados Unidos impone a la isla como represalia por ejercer el socialismo prácticamente a media hora de camino de sus costas. Pero en la historia antigua y moderna no ha existido ningún caso en que una pequeña nación haya podido resistir durante más de 60 años (y los que vendrán) un violento bloqueo económico y financiero por parte de una potencia hegemónica vecina. El único caso es Cuba, y ello porque, como venimos afirmando desde el comienzo de esta serie, el pueblo cubano constituye un caso especial de resistencia y ejemplaridad. Y así, con valentía, paciencia, decisión y esfuerzo, y sobre todo con mucho sacrificio e imaginación, el gobierno revolucionario, acompañado de todo su pueblo, ha logrado sortear hasta ahora las enormes dificultades provocadas por esa desalmada medida que, además, ha sido rechazada durante años por la mayoría de los países del planeta. Año tras año se ha venido comprobando que los apoyos a la causa cubana y al fin del bloqueo eran cada vez mayores, pero esta situación no ha provocado en los sucesivos gobiernos estadounidenses el menor indicio que haga sospechar el fin o el relajamiento de dichas prácticas mafiosas. 

 

El caso es que durante más de seis décadas (el bloqueo comenzó en cuanto echó a andar la Revolución), el bloqueo ha provocado daños a la pequeña economía cubana que alcanzan la cifra de más de 800.000 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional. Solo desde abril de 2016 a junio de 2017, el bloqueo causó pérdidas por valor de más de 4.000 millones de dólares a la economía cubana. Desde el año 1992, Cuba presenta cada año a la Asamblea General de las Naciones Unidas un detallado informe con todos los datos que guardan relación con los perversos efectos del bloqueo, incluyendo una relación estimada de los daños ocasionados a la economía de la isla. Hablando de derechos humanos (asunto que tratamos en la entrega anterior), es lógico concluir que dicho acto de bloqueo económico, comercial y financiero constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los mismos, calificada como acto de genocidio. Debido al carácter extraterritorial que los Estados Unidos imponen a sus leyes, éstas implican también a terceros países, que quedan igualmente afectados por el bloqueo, en su imposibilidad de comerciar libremente cualesquiera productos y/o servicios con Cuba. De esta forma, se imponen multas a todo tipo de empresas extranjeras que intenten sostener relaciones comerciales normalizadas con la isla, y se manifiesta igualmente en el rechazo o negativa de bancos e instituciones financieras internacionales para poder llevar a cabo operaciones financieras con Cuba por el temor a ser multados, así como en la interceptación y persecución de las transacciones financieras internacionales cubanas. Como podemos ver, es un demencial contexto donde la superpotencia estadounidense intenta por todos los medios asfixiar la política económica cubana, dejarla sin alternativas y sin recursos, para arruinar el país y provocar la devastación humana, el caos y el derrocamiento del gobierno. La buena noticia es que hasta ahora no lo han conseguido, y seguramente no lo consigan jamás. El bloqueo terminará siendo historia, y los cubanos y cubanas podrán finalmente alcanzar, dentro de sus posibilidades, una próspera economía en su país. 

 

De hecho, el propósito estadounidense de rendir por hambre y enfermedades al pueblo cubano ha provocado que los sectores de la salud pública y de la alimentación se mantengan a la cabeza entre los objetivos de la aplicación del bloqueo. López Blanch explica en su artículo: "Los principales daños causados están dados por las dificultades para adquirir en los mercados estadounidenses medicamentos, reactivos, piezas de repuesto para equipos de diagnóstico y tratamiento, instrumental médico y otros insumos necesarios para el funcionamiento del sector. Durante el último año [se refiere a 2016], la empresa importadora y exportadora cubana de productos médicos MEDICUBA, S.A. realizó varias solicitudes para comprar insumos a 18 compañías estadounidenses, las cuales no pudieron alcanzarse". Así mismo, muchos suministros médicos proporcionados por compañías extranjeras han tenido que ser abortados por causa del bloqueo. Por su parte, en el sector alimentario, las empresas cubanas encargadas de la elaboración de productos tienen que importar aproximadamente el 70% de sus materias primas fundamentales desde diferentes mercados, entre los que se encuentran España, Brasil, Argentina, Italia, Canadá, India, República Dominicana y México. Todas estas operaciones, como los lectores y lectoras podrán imaginar, se complican en demasía debido a la situación de bloqueo. Y por supuesto, el bloqueo ha impedido el poder realizar dichas compras de materias primas alimentarias en el mercado estadounidense, el cual resulta muy atractivo por su cercanía y sus precios. El sector educativo también se ve muy afectado por esta brutal situación, debido mayormente al encarecimiento de los fletes comerciales para la importación a Cuba de los insumos escolares necesarios desde terceros países, ante la imposibilidad de comprarlos en Estados Unidos. La industria del turismo también reporta anualmente cuantiosos daños. Aunque las mayores cadenas hoteleras tienen presencia en la isla, el bloqueo dificulta enormemente la normalización de las relaciones turísticas con otros países. Los sectores de las telecomunicaciones, informática y nuevas tecnologías, así como el de la construcción, también se ven muy afectados por el bloqueo. Pero además, los sectores del transporte, la biotecnología, la biofarmacéutica y muchos otros también resultan atacados por la situación de bloqueo. 

 

Por tanto, no se trata de un embargo "bilateral", como asegura USA de forma cínica, sino de un bloqueo total de carácter extraterritorial mediante el cual se dañan severamente las relaciones económicas internacionales de Cuba a través de amenazas y multas millonarias a los terceros países que lo incumplan. Incurre por ello en una clara violación de la soberanía de los Estados miembros de la ONU y de su derecho a comerciar libremente con quienes les convenga, y constituye un gravísimo atentado al Derecho Internacional y a la Carta de las Naciones Unidas que afecta a vitales intereses de sus aliados más cercanos. Pero claro, ¿qué vamos a contar sobre cómo viola Washington le legalidad internacional cada vez que le viene en gana? Pero aún hay más: el bloqueo viola el Derecho Internacional por tratarse de una medida típicamente genocida según la definición de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, que se refiere a actos perpetrados "con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional étnico, racial o religioso, como tal". En este sentido, está claro que lo que el bloqueo persigue es acabar con la resistencia del pueblo cubano, provocando hambrunas, protestas, pillajes, y desestabilización total del país. En realidad, el bloqueo a Cuba forma parte de toda una política de Terrorismo de Estado que lanzó contra la isla una invasión, ya en 1961, con el apoyo del Pentágono y la CIA, y que a lo largo de las siguientes décadas ha desplegado casi 700 acciones terroristas más, que han costado la vida a más de 3.000 personas, y discapacidad a más de 2.000. Desde 1962 Washington preparaba una invasión directa de sus Fuerzas Armadas a Cuba, pero fue frustrada por la llamada Crisis de los Misiles. Y así, las medidas yanquis de guerra económica comienzan desde enero de 1959 cuando Washington recibe como héroes a los representantes de la dictadura de Fulgencio Batista que cargaron con el tesoro nacional de la isla, valorado en más de 400 millones de dólares de entonces. Con ese monumental robo al pueblo de Cuba comenzó a forjarse el gran poder económico de la contrarrevolución cubana emigrada a Miami, y ese mismo año Estados Unidos privó a Cuba de la cuota azucarera. El claro objetivo genocida del bloqueo ha quedado demostrado incluso por los propios documentos internos del Pentágono. 

 

Pero el bloqueo posee más aristas: es conocido que a los buques extranjeros que tocan puertos cubanos se les prohíbe ingresar a Estados Unidos durante 180 días; los productos de cualquier país que contengan más de un 10% de componentes cubanos no pueden ser vendidos al mercado estadounidense; y los fabricantes de productos que contengan más de un 10% de componentes estadounidenses tienen prohibido venderse en Cuba. Hasta los programas de salud infantil de la ONU en la isla se ven afectados, pues Washington no permite que con sus fondos se adquieran medicamentos críticos y tecnología de fabricación estadounidense. En este año 2020 el bloqueo continúa, con una terrible situación de pandemia mundial del coronavirus SARS-COV-2 que ya ha provocado más de 25 millones de personas infectadas en todo el mundo. Que en tiempos de pandemia los Estados Unidos no hayan siquiera suavizado el bloqueo da idea de la naturaleza criminal del imperio, pero a pesar de todo, el pueblo cubano sigue ahí, practicando su misma solidaridad internacional, llevando médicos cubanos a todas partes del mundo donde hagan falta, y fabricando por sus propios medios una vacuna que ya está muy adelantada. En fin, como hemos expuesto, el bloqueo de Estados Unidos a Cuba es, simple y llanamente, el sistema de sanciones unilaterales más brutal, injusto, severo y prolongado que se ha aplicado jamás contra país alguno. En más de 25 ocasiones, como señalábamos más arriba, la Asamblea General de la ONU se ha pronunciado, por abrumadora mayoría (188 países de un total de 192), a favor del respeto al Derecho Internacional y el cumplimiento de los Principios y Propósitos de la Carta de dicha organización mundial. Nada ha cambiado. Y el hecho es que esta política, como ha quedado expuesto, continúa siendo el principal obstáculo para el desarrollo de la economía cubana y el pleno disfrute de todos los derechos humanos del pueblo cubano. Es tiempo de firmeza y de oposición responsable, es tiempo de reclamar el fin de este perverso y criminal bloqueo, es tiempo de liberar a Cuba, lo más cercano al Paraíso, para que pueda desarrollar todas sus potencialidades sin nadie que se lo impida. Continuaremos en siguientes entregas.

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30 agosto 2020 7 30 /08 /agosto /2020 23:00
Viñeta: Omar Pérez

Viñeta: Omar Pérez

Toda la humanidad comulga en la misma creencia. Un solo Dios, el Progreso, un solo dogma, la economía política, un solo edén, la opulencia, un solo rito, el consumo, una sola plegaria: Nuestro crecimiento que estás en los cielos...En todos lados la religión del exceso reverencia los mismos santos-desarrollo, tecnología, mercancía, velocidad, frenesí, -persigue a los mismos heréticos- los que están fuera de la lógica del rendimiento y del productivismo-, dispensa una misma moral-tener, nunca suficiente, abusar, nunca demasiado, tirar, sin moderación, luego volver a empezar, otra vez y siempre. Un espectro vuela sus noches, la depresión del consumo. Una pesadilla le obsesiona: los sobresaltos del Producto Interior Bruto

Jean Paul Besset (Diputado del partido Europe Écologie)

El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio. El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes – que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el planeta Tierra

Manifiesto por la Vida (Principio 4º)

Bien, vamos a comenzar a partir de esta entrega número 107 con la recta final de esta serie de artículos, donde vamos a tratar a fondo el Especismo y el Animalismo, dos conceptos que ya hemos expuesto de pasada en varias entregas anteriores, pero que requieren un estudio más detallado. De entrada, digamos que el Animalismo es uno de los puntos básicos donde descansa el Buen Vivir, uno de sus puntales fundamentales. De hace unos cuantos siglos acá, con la extensión del capitalismo, la Revolución Industrial y los nuevos valores que el ser humano va asimilando, su alejamiento de la Madre Tierra, de la Naturaleza, y del resto de animales y seres vivos que la habitan ha sido progresivo. Hasta el punto de que hoy día, nos podemos encontrar con personas que practican un rechazo absoluto hacia determinados animales y/o insectos que habitan en el ámbito urbano, tales como animales domésticos (perros, gatos...), pero también, por ejemplo, tórtolas o palomas. Por otra parte, esta civilización industrial-capitalista que hemos creado es absolutamente agresiva contra todas las especies animales, y está provocando una muy preocupante extinción masiva de especies, vitales para el equilibrio de los ecosistemas naturales. Necesitamos, pues, abordar una visión animalista. Los animales pueden existir sin nosotros, la humanidad, pero nosotros no podemos sobrevivir sin ellos. Necesitamos, en resumidas cuentas, abandonar los preceptos económicos donde descansa la civilización industrial-capitalista para evitar el avance de la extinción de especies, pero también necesitamos dotar a todas las especies animales (tanto domésticas como salvajes) de un marco de reconocimiento y defensa de sus derechos. El Animalismo viene a proclamar la urgente necesidad de abordar todo ello. Básicamente, se trata de mirar a los animales con una mirada de respeto, no con una mirada de agresión. Comenzaremos con un recorrido histórico por la evolución del reconocimiento de derechos a los animales, y tomaremos para ello como referencia uno de los capítulos del texto "Capital y Derechos de la Naturaleza en México y Nuestra América", concretamente el desarrollado por Gretel Monserat, titulado "Una verdad instintiva". 

 

Históricamente, la cuestión de la consideración moral que debemos adoptar frente a los animales no humanos (su trato, reconocimiento, protección y derechos) no es un asunto nuevo. Ya Pitágoras, el del famoso Teorema que lleva su nombre (580-500 a.C.), fue considerado como el primer filósofo de los derechos de los animales por su creencia de que animales y humanos estamos equipados con el mismo tipo de alma. Pensaba que el alma de los animales era inmortal, hecha de fuego y aire, y reencarnada de humano a animal y viceversa. De hecho, Pitágoras fue vegetariano y un “liberador” de animales, a los que compraba en el mercado para luego darles libertad. Por su parte, en Roma, en el “corpus iuris civilis” (año 529), ya se encontraba registrada la consideración hacia los intereses de los animales. De hecho, Justiniano aseguraba: “El derecho natural es aquello que es dado a cada ser vivo y que no es propio al ser humano”. Además, se pueden encontrar consideraciones de relevancia moral hacia los animales en los poetas de la época, tales como Virgilio, Lucrecio y Ovidio, y en la filosofía de los pensadores Plutarco, Plotino y Porfirio. De Porfirio se conserva su tratado “De Non Necandis ad Epulandum Animantibus” (De la Impropiedad de matar Seres Vivos para la Comida). No obstante, todos estos preceptos no calaron mucho en la mentalidad de la antigua Roma. Como sabemos, se mataron a cientos de miles de animales solamente por diversión en los famosos Juegos del Circo Romano. Y esto fue una constante durante toda la vigencia del mundo romano. Otro tratamiento distinto tuvieron, sin embargo, los derechos de los animales bajo el Hinduismo y el Budismo. Las sociedades hindúes y budistas, desde el siglo III a.C., ya proclamaron un vegetarianismo amplio refiriéndose al principio de no violencia.

 

Estos pueblos desarrollaron un marco de amplio respeto hacia los animales no humanos, incluso aceptaron cierto grado de equivalencia moral, de tal forma que, por ejemplo, matar a una vaca era un delito tan serio como matar a un hombre de alta casta, y matar a un perro era un crimen tan serio como matar a un intocable. Los budistas desarrollaron amplios códigos de reconocimiento hacia los animales, hasta tal punto que no solo renunciaban a comer carne animal, sino que hasta incluso desistían de provocar cargas innecesarias a los mismos, como por ejemplo montar a caballo. Quizá haya sido el budismo la religión más “amiga” de los animales, de todas las que ha practicado el ser humano, ya que su reconocimiento y respeto hacia todos los seres vivos es total. Si tuviéramos que elegir una religión que se acercara más al Buen Vivir (además de la de los pueblos indígenas), seguramente elegiríamos al budismo. Por su parte, el Islam sí consideraba permisible matar animales, aunque hacerlo sin necesidad aparente o con crueldad estaba prohibido. Ya durante la Edad Moderna, la consideración moral hacia los animales no humanos tomó cierta relevancia a través del filósofo Descartes, pero una relevancia negativa, ya que éste consideraba a los animales como autómatas complejos sin almas, sin mentes, sin razonamiento y sin las capacidades de sufrir o sentir. Tuvieron que llegar los años 1635, 1641 y 1654 para que aparecieran las primeras leyes conocidas que protegían a determinados animales: fueron establecidas en Irlanda (1635) y prohibían esquilar lana de ganado ovino y atar arados a las colas de los caballos, basándose en la crueldad practicada frente al animal. En 1641 la colonia estadounidense de Massachusetts Bay aprobó un sistema de leyes que protegían a animales domesticados. Esta ley fue considerada muy destacable precisamente por oponerse a las teorías de Descartes, que tenían gran influencia en aquel momento.

 

Por su parte, los puritanos también crearon leyes de protección animal en Inglaterra, a mediados del siglo XVII. De hecho (y hasta que Carlos II subió al trono en 1660), estuvieron prohibidas las peleas de gallos, de perros o de toros. Los puritanos ya enfrentaron la posesión de animales como una tarea de tenencia responsable. En 1693, oponiéndose a la demencial postura de Descartes, el filósofo John Locke argumentó que la crueldad con los animales tendría efectos negativos sobre la evolución ética de los niños, quienes más tarde transmitirían dicha brutalidad a la interacción con seres humanos, pero no consideró ningún concepto sobre derechos de los animales. También es de destacar la postura de Arthur Shopenhauer, quien señalaba ya en pleno siglo XIX (1839) sobre los derechos de los animales que “la supuesta ausencia de derechos de animales, la zoantropía que nuestra actuación hacia ellos no tiene relevancia moral, o como se dice en el lenguaje ético no hay deber frente a la criatura, es una de las barbaridades de occidente”. De hecho, este enfoque de Shopenhauer y la preferencia de una filosofía asiática hacia la tradición cristiana han caracterizado el movimiento de derechos de los animales y la legislación sobre la protección de intereses de éstos durante todo el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX. Y desde entonces, ha habido grandes avances en la teoría, aunque bien pocos en la práctica. El filósofo Jeremy Bentham postuló que los animales, por su capacidad de sentir agonía y sufrimiento, independientemente de que pudieran diferenciar entre el “bien” y el “mal” (muy debatible por otra parte, no solo porque algunas personas discapacitadas psíquicas tampoco poseen este discernimiento, sino porque dicho “bien” y “mal” son construcciones humanas que varían según culturas y civilizaciones), deben tener derechos fundamentales como el derecho a la vida, a su seguridad y a estar libre de sufrir cualquier tortura o esclavitud. También dedujo que un perro, por ejemplo, es más aprehensivo que un recién nacido humano, por lo que estaría más cercano al humano adulto que un bebé. Sus tesis y comparaciones dieron mucho que hablar, y fueron criticadas masivamente, ya que fueron revolucionarias en su momento (por ejemplo: “Si miramos a miembros de nuestra propia especie, los cuales carecen de calidad de personas normales, parece imposible que su vida fuera más válida que la de unos animales”, opinión sostenida hoy por muchos filósofos, como Peter Singer).

 

Este autor, Peter Singer, Profesor de Ética, es reconocido como el desencadenante de los movimientos por los derechos de los animales, a raíz de su publicación en 1975 del clásico “Liberación Animal”, donde además de proponer reflexiones en torno al tema de los derechos hacia los animales no humanos, exponía con detalle el horror y la brutalidad a la que son sometidas muchas especies para satisfacer la cadena productiva, industrial o científica que el capitalismo ha creado. Únicamente la capacidad de padecimiento, según Singer, otorga a un ser vivo el derecho a consideración moral, y aquí interviene el principio de igual consideración de intereses, que denuncia el especismo que practicamos, consciente o inconscientemente. Básicamente, este especismo consiste en dar preferencia a nuestra especie (la humana) sobre cualquier otra albergada en el planeta. Especialmente, el derecho a no sufrir, lo cual cataloga a todo ser como sintiente, interviene en esta consideración. Al hablar sobre el derecho a la vida, Singer profundiza en el concepto de “persona”, que para él serían todos los seres vivos capaces de anticipar su ser en el pasado y en el futuro, es decir, que tengan capacidad retrospectiva sobre su existencia, y sean capaces de proyectarla en el futuro. De acuerdo con Singer, existen seres humanos que, desde este punto de vista, no constituyen una “persona”, por ejemplo los recién nacidos o los discapacitados mentales profundos. Por otro lado, existen multitud de animales no humanos que sí encuadrarían con este término, seguramente los homínidos, y quizá todos los mamíferos. Peter Singer es el primer gran autor preocupado por los derechos de los animales, que denuncia y señala los ataques a la libertad, y los maltratos y sufrimientos causados a muchos animales en el desarrollo de las industrias farmacéuticas, cosméticas, químicas, alimentarias, etc. Tan revolucionarios han sido sus mensajes, sus análisis, sus críticas y sus conferencias, que de hecho ha sido vetado para hablar o publicar en determinados países. Entendemos que Singer, por tanto, es un autor fundamental en la evolución del ser humano en torno al reconocimiento de derechos a los animales no humanos, que debe ser tenido en cuenta siempre que de este asunto se hable. Continuaremos en siguientes entregas.

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27 agosto 2020 4 27 /08 /agosto /2020 23:00

¿Por qué necesitamos una Reforma Educativa? ¿Por qué no un "Pacto de Estado por la Educación", como tantas veces se reclama? La respuesta pensamos que es bien sencilla: dicho pacto no es posible, y si los lectores y lectoras aún tienen dudas de ello, sigan esta serie de artículos desde el principio, y lo comprenderán. La Educación Pública es un gran bastión político, una gran baza que jugar para formar a los futuros ciudadanos/as del país, y por ello la pelea partidista es inevitable, porque cada uno, desde nuestras posiciones, entendemos que la Educación debe desarrollar un determinado papel. Desde la etapa "democrática", tras la muerte del dictador, muchas han sido las Reformas Educativas llevadas a cabo, precisamente porque la formación e información que entendemos se debe proporcionar al alumnado varia muchísimo según el trasfondo político, y la concepción educativa que izquierda y derecha poseen. El tan cacareado Pacto educativo pensamos que no será posible nunca. Detrás de tantas palabras bonitas y llamamientos al consenso, cuando comenzamos a entrar en materia, nos vamos dando cuenta de que no es posible alcanzar ningún acuerdo, porque las posturas son muy distantes. Incluida la actual LOMCE del PP (2013), se han elaborado en nuestro país un total de 9 leyes educativas, y ha habido tres intentos de pacto, todos fallidos. Porque por mucho que se intente alejar de la divergencia política la educación, y se intente entender como una cuestión de Estado, esto no es posible. La educación es parte esencial de la política, no puede ser alejada de ella. Tómese el siguiente ejemplo ilustrativo: uno de los sectores más atacados (quizá el que más) durante la dictadura franquista fueron los maestros y maestras simpatizantes con la II República...por algo sería. Miles de maestros y maestras fueron expedientados y/o expulsados de la profesión, porque el régimen entendía que su enseñanza, simplemente, era incompatible con los valores que el franquismo promovía e imponía. La educación por tanto no puede quedarse al margen de la política, y todo intento de promover dicho alejamiento constituirá un fracaso. 

 

Toda la concepción educativa es distinta, según nos situemos desde el punto de vista neoliberal o desde el punto de vista socialista. Los enfoques son tan diametralmente opuestos que son absolutamente incompatibles: nosotros defendemos la Religión fuera de la escuela, ellos/as no. Nosotros defendemos la escuela 100% pública, sin conciertos educativos privados sostenidos con fondos públicos, ellos/as no. Nosotros defendemos una educación abierta al mundo, fuera de las influencias de los mercados, ellos/as no. Nosotros entendemos los contenidos curriculares de una forma, ellos/as de otra. Nosotros intentamos ver la educación como la semilla de la duda, del debate y de la reflexión, ellos/as entienden la educación como la obediencia al sistema. Nosotros pretendemos dotar a la escuela pública de más medios materiales y humanos, de mayores recursos, de ratios más reducidos, ellos/as por el contrario pretenden recortar en todos los ámbitos educativos. Nosotros creemos en el poder democrático de la comunidad educativa, ellos/as solo creen en la imposición que la Administración y los Directores de los centros lleven a cabo. Nosotros no creemos en la privatización y mercantilización de la enseñanza, ellos/as apuestan por estos procesos. Nosotros creemos en la educación pública, gratuita y universal, desde infantil (0-3 años) hasta la Universidad, ellos/as apuestan por la creación de centros de élite y educación privada. Nosotros creemos que los hijos no son propiedad ideológica de los padres, ellos/as lo creen a pies juntillas. Nosotros, en definitiva, creemos firmemente en una política educativa pública, gratuita, de calidad, laica, inclusiva, integradora y multicultural. Ellos/as no creen en ninguno de estos valores educativos. Por tanto, la derecha educativa y la izquierda educativa están en mundos antagónicos...¿cómo va a ser posible de este modo un Pacto de Estado por la Educación? Los que tanto lo reclaman o quieren simplemente marear la perdiz, y eternizar el problema educativo en nuestro país, o bien simplemente no entienden el verdadero alcance del hecho educativo en una determinada sociedad. Lo que tenemos que conseguir, entonces, y esta serie de artículos pretende contribuir a ello, es una mayoría social y ciudadana, que arrastre a una mayoría parlamentaria a asumir estos principios y valores educativos. Y aún alcanzando esta situación, habrá que defenderla en la calle, en las instituciones y en las urnas, con movilizaciones sociales amplias, pues, como tantas veces hemos advertido, ni la derecha política, social y mediática, ni la Iglesia Católica van a permanecer en silencio cuando vean atacados sus privilegios de décadas y siglos. 

 

Básicamente, hay que desenmascarar a los verdaderos dueños de la educación, los sectores que de verdad mandan y dirigen el cotarro educativo. Porque nosotros pensamos que la educación no tiene que estar al servicio de la economía, de las empresas o del mundo financiero, tampoco de un determinado ideario religioso, que aleccione las mentes, los comportamientos y las conductas, sino que tiene que ofrecer herramientas, conocimientos y valores para que los alumnos y alumnas puedan comprender el mundo en el que viven, y sean capaces de mejorarlo. La Educación Pública debe ser entendida (nada más y nada menos) que como un derecho universal, un derecho humano básico, que se garantice por igual para todas las personas, independientemente del lugar de nacimiento, de su estatus social, económico o cultural, de su sexo, de su religión, de su orientación sexual o de su identidad nacional. La educación debe fomentar el desarrollo integral del alumnado, no utilizarlos como carne de cañón para los mercados. Una educación que imparta conocimientos y saberes, no que adoctrine en credos religiosos. Una educación que impulse valores democráticos y de participación de toda la comunidad educativa, y no que imponga desde la Administración sus criterios. Una educación universal, inclusiva e integradora, que no margine ni desatienda las necesidades del conjunto del alumnado, y no que dedique la mayor cantidad de fondos públicos a derivar a los mejores alumnos/as a centros de élite, mientras los que tengan más dificultades se quedan en una educación pública cada vez más residual. No queremos una educación que, amparada en el falso derecho de "elegir centro", vaya aumentando progresivamente la segregación, con una concentración del alumnado seleccionado por clase social y origen cultural. No queremos una educación "patrocinada" por grandes corporaciones, ni sujeta a mecenazgos de empresas, bancos y fundaciones privadas, que interfieren en los contenidos curriculares, y deciden qué hay que enseñar, cómo, con qué metodologías y tecnologías, y cómo hay que evaluar. Detrás de tanto interés por la educación por parte de estos agentes y actores privados, solo existe la obsesión de controlar las enseñanzas para dirigirlas a unos mercados cada vez más salvajes, competitivos, y adaptados a sus necesidades. 

 

Pretenden, entre otras muchas cosas, anular el espíritu crítico y sustituirlo por el espíritu emprendedor, eliminar asignaturas que enseñan a pensar o a fomentar las sensibilidades artísticas (Filosofía, Música, Literatura, Artes plásticas...) para colocar en lugar de ellas asignaturas que apoyen al sistema, como la educación financiera. Pretenden que los alumnos y alumnas dejen de desarrollarse como personas, comprendiendo y criticando el mundo en el que viven, para pasar a ser piezas determinadas del puzzle de los mercados, números en una sociedad robotizada y despersonalizada. No queremos una educación para que los futuros adultos asimilen los preceptos de una sociedad salvaje y competitiva, sino para que puedan desarrollar vidas dignas, y enfrentarse precisamente a este mundo salvaje que hemos creado, y puedan ser capaces de criticarlo y cambiarlo. Precisamente por todo ello no es posible el Pacto educativo. Nosotros estamos en contra del giro neoliberal al que se viene sometiendo la política educativa, que entiende la educación como un bien de consumo, y una ventaja competitiva en la que cada individuo invierte de cara a su inserción más exitosa en el mercado laboral. Y como afirma Enrique Díez en este artículo: "De esta forma se está produciendo una auténtica mutación en la naturaleza y fines de la educación, que de formar ciudadanos y ciudadanas provistos de valores, saberes y capacidades, pasa a subordinarse completamente a la producción de "recursos humanos" para el sistema productivo". Y más adelante explica: "En este modelo neoliberal, la función social asignada a la educación se centra en su apoyo al crecimiento económico, su aportación a la competitividad empresarial de las industrias, la formación para el trabajo y la capacitación para el desarrollo tecnológico. Estas funciones económicas priman sobre la función de socializar para participar activamente en una ciudadanía consciente y comprometida, transmitir la cultura y desarrollar la personalidad". Como vemos, ambos enfoques educativos están en las antípodas. 

 

Pero este claro sesgo ideológico hacia el papel de la educación en la sociedad, olvida que existen otros muchos aspectos importantes de la personalidad humana que este enfoque economicista ignora y desdeña: el desarrollo artístico, la reflexión crítica, la educación emocional, la formación del libre pensamiento, la participación cívica, la convivencia, etc. Estamos totalmente de acuerdo con David Berliner (2003) cuando afirma: "Deberíamos ser el número uno en el mundo en porcentaje de jóvenes de 18 años que están política y socialmente implicados. Mucho más importante que nuestras puntuaciones en matemáticas y nuestras puntuaciones en ciencia es la implicación de la generación siguiente en el mantenimiento de una democracia real y en la construcción de una sociedad más justa para los que más la necesitan: los jóvenes, los enfermos, los ancianos, los parados, los desposeídos, los analfabetos, los hambrientos y los desamparados. Se deberían identificar las escuelas que no pueden producir ciudadanía políticamente activa y socialmente útil y divulgar sus tasas de fracaso en los periódicos". Éstos y no otros deben ser los objetivos educativos. No será posible un Pacto educativo mientras tengamos enfrente gente que no entiende la educación de esta forma, sino que la entiende como una herramienta más para consolidar el salvaje y cruel sistema capitalista, y la visión neoliberal, adoctrinadora, privatizadora, segregadora y elitista de la educación. No es posible un Pacto de Estado por la Educación con personas que no entienden la misma como un derecho humano fundamental, sino que están dispuestos a mercantilizarla, y a usarla como un nicho más de negocio, sujeto igualmente a nepotismo y corrupción. No es posible un Pacto Educativo con gente que denigra la educación, que la recorta, que la segrega, que crea guetos educativos, que baja continuamente la inversión educativa, y que solo entienden la escuela como una prolongación de su visión antidemocrática y autoritaria. Por eso nosotros estamos proponiendo esta Reforma Educativa, desde los valores en los que creemos. Continuaremos en siguientes entregas.

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25 agosto 2020 2 25 /08 /agosto /2020 23:00
Viñeta: Osval

Viñeta: Osval

Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo

Fidel Castro Ruz

Bien, una vez que ha quedado demostrado que Cuba es una democracia y no una dictadura como afirman sus detractores, vayamos con otro argumento típico que se lanza frecuentemente contra la isla caribeña, como es que allí no se respetan los Derechos Humanos. De entrada, diremos que quienes afirman esto no suelen tener ni pajolera idea de qué son los derechos humanos, o mejor dicho, tienen la idea que fomentan los Estados Unidos y algunos países occidentales, que le dan valor únicamente a determinados derechos civiles y políticos, olvidándose de los elementales derechos económicos, sociales y culturales. Sea como fuere, es absolutamente intolerable que dicha afirmación venga precisamente de los dirigentes del imperio estadounidense, cuando son ellos los mayores violadores y exportadores del maltrato a los derechos humanos del planeta. Y para demostrarlo, tenemos una primera herramienta comparativa absolutamente clarificadora, como es el conjunto de instrumentos internacionales (Convenciones, Protocolos, Tratados y Convenios) que la ONU tiene suscritos entre todos los países del mundo (un total de 61), cuyo panorama comparativo ofrece el siguiente resultado: Cuba es Estado firmante de un 72% de los mismos (44 en total), mientras los Estados Unidos sólo lo son de un 28% (18 en total). Como puede observarse, el argumento se desmonta fácilmente. En esta página web del sitio Cubadebate tienen mis lectores y lectoras una lista completa de dichos tratados, tanto de los firmados por Cuba, como de los suscritos por Estados Unidos. La simple comparación ya debería hacer sonrojar la cara de vergüenza de más de un fanático detractor. Como simple referencia, dejo a los/as lectores/as algunos de esos Derechos humanos, convenios o tratados internacionales, de los que el régimen imperial hace caso omiso:

 

1.- USA No aprueba el Convenio sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW). Cuba sí. 

 

2.- USA No aprueba el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena. Cuba sí. 

 

3.- USA No aprueba el Protocolo de Kioto de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (actualmente también está fuera del Acuerdo de París de 2015). De hecho, Estados Unidos es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero (GEI). Cuba sí. 

 

4.- USA No aprueba el Convenio contra Crímenes de Guerra ni contra Crímenes de Lesa Humanidad. Cuba sí. 

 

5.- USA No aprueba el Tratado de la ONU sobre la Prohibición completa de los Ensayos Nucleares. Cuba sí. 

 

6.- USA No aprueba el Convenio Internacional contra el reclutamiento, financiación y entrenamiento de mercenarios. Cuba sí. 

 

7.- USA No aprueba el Convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas (aunque el imperialismo norteamericano hace gala de luchar contra el terrorismo internacional...¿a quién cree que engaña?). Cuba sí. 

 

8.- USA No aprueba el Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo (idem al anterior). Cuba sí. 

 

9.- USA No aprueba el Convenio sobre los Derechos del Niño y contra la prostitución y pornografía infantil. Cuba sí. 

 

10.- USA No aprueba el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos destinado a abolir la pena de muerte (de hecho, USA es de los pocos que aún la mantienen en el mundo). Cuba sí. 

 

11.- USA No aprueba el Convenio Relativo a la libertad sindical, negociación colectiva y sobre la edad mínima para el empleo (de hecho, USA posee el porcentaje mayor de empresas del mundo que violan los derechos de los trabajadores y trabajadoras, impidiendo su filiación sindical). Cuba sí. 

 

12.- USA No aprueba el Convenio de la Corte Internacional de Justicia y del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (es USA quien se cree con el derecho a decidir quién es juez a nivel mundial). Cuba sí. 

 

Podríamos continuar...Como comprenderán los lectores y lectoras, con este panorama de absoluto irrespeto hacia los tratados y convenios internacionales, es lógico concluir que el abanderamiento que los Estados Unidos hacen como paladines de los derechos humanos solo puede ser tomado a broma. De hecho, el imperio estadounidense es el mayor violador internacional de los derechos humanos, en todas sus facetas, y el mayor promotor del terrorismo internacional, por mucho que declare que lidera la lucha contra éste. En cambio, en este asunto Cuba también puede ser considerada lo más cercano al Paraíso, pues su nivel de suscripción y cumplimiento a los tratados y convenios internacionales es de los más altos del mundo. Recomiendo encarecidamente a los seguidores/as de esta serie de artículos esta página web, donde los analistas internacionales de IPS despliegan un panel interactivo y secuencial donde explican todos los tratados internacionales sobre derechos humanos suscritos por Cuba. Es un magnífico retrato de la posición de la isla ante el avance mundial de los derechos humanos. Pero aún hay más aspectos donde la pequeña isla caribeña destaca, como por ejemplo en el desarrollo de los mecanismos de protección civil frente a los desastres naturales, que también tiene mucho que ver con los derechos humanos. En el libro "¿Qué hacer en caso de incendio?", Emilio Santiago Muiño y Héctor Tejero, sus autores, cuentan en este sentido: "El caso de los huracanes no es una excepción. En 2016 el huracán Matthew, el primero de categoría 5 desde 2007, pasó entre Haití y Cuba y continuó hasta alcanzar Florida y buena parte de la costa sureste de Estados Unidos. En Estados Unidos se produjeron 81 fallecimientos debido al huracán, en Haití 546, en Cuba 4. Este patrón se repite habitualmente. Entre 1996 y 2002 sólo fallecieron 16 cubanos debido a los huracanes, menos de los que el huracán Isabel provocó en Estados Unidos en 2003. El protocolo cubano de respuestas a huracanes es famoso por su eficacia, y como tal, la ONU lo considera un modelo. Combina un buen sistema meteorológico de alerta, un aparato de movilización civil organizado y eficaz, en el que la gente coopera para ser capaces de evacuar a más de un millón de personas de las zonas costeras en pocos días antes de la llegada del huracán; una educación ambiental que enseña desde la infancia cómo responder y comportarse ante un huracán, y por último, simulacros y ejercicios preparatorios cada cierto tiempo. No es difícil imaginar cómo este modelo de autodefensa comunitario-institucional frente a los huracanes puede extenderse fácilmente a otras consecuencias del cambio climático". 

 

Y por último, no podemos olvidarnos, al hablar sobre derechos humanos, de la tremenda contribución científica de Cuba al campo de la medicina. En efecto, es la isla caribeña un referente y un claro espejo donde mirarse, no solo en la proyección a su propia población en lo que respecta al cuidado de la salud, sino en la enorme aportación solidaria que los médicos cubanos practican por todo el planeta. Están siempre, sin dudarlo, en todos los sitios del mundo donde se los necesita, ayudando de forma altruista y contribuyendo a que los avances científicos y médicos sean aplicados con celeridad al conjunto de la humanidad. De entrada, Cuba posee la mayor tasa de médicos por habitantes en el mundo (concretamente, 9 por cada mil habitantes). La isla caribeña cuenta con unos 100.000 médicos activos, lo que representa proporcionalmente la cifra más alta del mundo (por ejemplo, Alemania, España y Suiza tienen un tasa de médicos de 4/1000, mientras que Estados Unidos, Israel y Francia poseen una tasa de 3/1000). No hay por tanto quien supere a Cuba en este sentido. El mundo está descubriendo lo que los principales medios de comunicación dominantes internacionales han tratado de ocultar hasta ahora, y es que Cuba es una superpotencia médica con más de 30.000 médicos y enfermeros desplegados en 66 naciones del mundo. Es por ello que Fidel Castro recordó en uno de sus discursos: "Un día dije que nosotros no podíamos ni realizaríamos nunca ataques preventivos y sorpresivos contra ningún oscuro rincón del mundo; pero que, en cambio, nuestro país era capaz de enviar los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo. Médicos y no bombas, médicos y no armas inteligentes". Espero que, después de este breve repaso, no quede ninguna duda a los/as seguidores de esta serie de artículos de que afirmar que Cuba no respeta los derechos humanos es una falacia y una tremenda calumnia. Continuaremos en siguientes entregas.

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23 agosto 2020 7 23 /08 /agosto /2020 23:00
Viñeta: Guffo

Viñeta: Guffo

¿Y qué es la tecnolatría, cuya crítica, por supuesto, no implica tecnofobia sin matices ni apologías anticientíficas? Es la confianza, generalizada en mi opinión, muy generalizada, una confianza irracional en la técnica, en las técnicas: no debemos preocuparnos, al final, un minuto o quince segundos antes del abismo, una nueva tecnología nos solucionará todos los problemas. Tranquilos. Somos la especie del riesgo, pero del riesgo con éxito. En el fondo, pensamiento religioso en estado puro: Dios-tecnólogo está con nosotros y no nos dejará a la intemperie

Salvador López Arnal

Todavía subsisten mundos campesinos e indígenas, que mantienen una relación más equilibrada con el entorno, y un menor consumo de energía, y que se resisten a sucumbir a la lógica de expansión (y destrucción) del capital. Mundos para nada despreciables, es más muy considerables todavía: unos 2000 millones de personas en los mundos campesinos autóctonos o poco modernizados, y unos 400 millones en los mundos indígenas. Muchos de ellos en las franjas intertropicales, donde existe también una mayor diversidad de lenguas y de culturas comunitarias. Las fronteras principales a la expansión del actual sistema urbano-agroindustrial están pues allí donde hay mundos campesinos e indígenas que tienen unas formas de vida que defender

Ramón Fernández Durán

En el artículo anterior ya comenzamos, con ayuda de Carl Honoré y su ensayo "Elogio de la lentitud", a exponer cómo está el panorama actual con relación a este asunto, y  la necesidad de evolucionar (o recuperar, si se quiere) hacia formas, tareas y expresiones de lentitud, modos de vida más pausados. En este sentido, Honoré explica lo siguiente: "Las palabras "rápida" y "lentamente" hacen algo más que describir una proporción de cambio. Representan de forma escueta maneras de ser o filosofías de vida. Rápido equivale a atareado, controlador, agresivo, apresurado, analítico, estresado, superficial, impaciente y activo; es decir, la cantidad prima sobre la calidad. Lento es lo contrario: sereno, cuidadoso, receptivo, silencioso, intuitivo, pausado, paciente y reflexivo; en este caso, la calidad prima sobre la cantidad. La lentitud es necesaria para establecer relaciones verdaderas y significativas con el prójimo, la cultura, el trabajo, la alimentación...en una palabra, con todo. La paradoja es que la lentitud no siempre significa ser lento. Como veremos, realizar una tarea con lentitud produce unos resultados más rápidos. También es posible hacer las cosas con rapidez al tiempo que se mantiene un marco mental lento". Esta desaceleración de nuestros ritmos de vida tiene, en cierto sentido, mucho que ver con el decrecimiento que hemos venido explicando en muchos artículos anteriores de la serie. De hecho, podemos afirmar que una de las facetas del decrecimiento podría ser entendida como una filosofía de la desaceleración. Pero esta desaceleración no es un valor absoluto que haya que aplicar como un mantra: hay que entender la lentitud como la posibilidad (incluso el derecho) de que cada cual controle sus propios ritmos de vida y decida qué nivel de celeridad le conviene en un determinado contexto de su vida o de su actividad. Por ejemplo, aplicado al ámbito que hemos llamado de "conciliación" entre la vida laboral y familiar, es evidente que millones de personas en el mundo están empeñadas en conseguir un mejor equilibrio entre dichos ámbitos. Pero si queremos vivir más despacio, ante todo debemos comprender por qué vamos tan rápido, por qué el mundo aceleró su marcha a partir de un determinado momento, y las horas del día resultaron insuficientes para la cantidad de cosas que era preciso realizar entre sus estrechos límites. Y a tal fin debemos comenzar por el principio, examinando nuestra relación con el tiempo. 

 

La obsesión por la medida del tiempo ha sido una característica de la historia de la humanidad. Ya los filósofos antiguos se interrogaban sobre el significado y el valor del tiempo. Y todas las culturas del mundo antiguo, sumerios y babilonios, egipcios y chinos, mayas y aztecas, crearon sus propios calendarios. De hecho, uno de los primeros documentos en salir de la imprenta de Gutemberg fue el Calendario correspondiente al año 1448. La supervivencia fue uno de los primeros incentivos para medir el tiempo. Las antiguas civilizaciones utilizaban los calendarios para saber cuándo era el momento de plantar y cosechar. Pero desde el comienzo, la medida del tiempo resultó ser un arma de doble filo. Por una parte, la programación puede hacer que cualquiera, desde el campesino hasta el ingeniero de software, sea más eficiente. No obstante, en cuanto empezamos a dividir el tiempo, las tornas se vuelven y el tiempo comienza a dominarnos. Entonces pasamos a convertirnos en esclavos del horario: éste nos fija fechas límite que, por su misma naturaleza, nos dan un motivo para apresurarnos. Como dice un proverbio italiano: "El hombre mide el tiempo y éste mide al hombre". Los relojes antiguos solo medían el tiempo bajo un determinado contexto, o fijaban la medida de algunas tareas. ¿Por qué tantos duelos, batallas y otros hechos históricos tenían lugar al amanecer? No se debía a que a nuestros antepasados les gustara madrugar, sino a que el alba era el único momento del día que todo el mundo podía identificar con precisión. Y así, en ausencia de relojes exactos, la vida humana, más parecida a la animal, obedecía a los dictados de lo que los sociólogos denominan el tiempo natural. La gente hacía las cosas cuando le apetecía, no cuando se lo decía un reloj. Comían cuando tenían hambre y dormían cuando se amodorraban. Ya en el siglo VI, los monjes benedictinos hacían sonar las campanas, a intervalos determinados a lo largo del día y de la noche, para determinar el fin de unas tareas y el comienzo de otras. Cuando los relojes mecánicos se instalaron en las ciudades, las autoridades ya comenzaron a controlar las actividades de la población por medio de franjas de tiempo. Por ejemplo, en la ciudad alemana de Colonia, durante el siglo XIV, en el transcurso de una generación, sus habitantes pasaron de no saber nunca con precisión la hora que era, a permitir que un reloj dictara cuándo trabajaban, el tiempo que podían tomarse para comer y la hora en que debían retirarse a sus casas por la noche. El tiempo del reloj estaba ganando el pulso al tiempo natural. 

 

Pero el cénit lo marca la revolución industrial. La era del maquinismo permitió que las personas se desplazaran más veloces que un caballo a galope, o un barco a toda vela. Poco a poco, las personas, la información y los materiales comenzaron a poder recorrer largas distancias, antes nunca pensadas. Una fábrica podía producir más género en un solo día que un artesano durante toda su vida. Bajo la bandera falaz del "progreso" y del "bienestar" la civilización industrial-capitalista transformó nuestra realidad inmediata y las distancias, y nosotros nos hicimos esclavos de ellas. El capitalismo industrial se alimentaba de la velocidad, y los empresarios comenzaron a pagar a sus trabajadores/as por horas en vez de hacerlo por lo que producían. Una vez establecido que cada minuto costaba dinero, las empresas emprendieron una carrera interminable (que continúa hoy día) por acelerar la producción. La urbanización también contribuyó en todo este proceso. Las grandes urbes alcanzaron un desarrollo desorbitado, y está comprobado que cuando la gente se traslada a la ciudad, empieza a hacerlo todo con más rapidez. El acelerado ritmo urbano nos atrapa en su devenir continuo, y nos abduce en su ajetreo. Por eso muchas personas se trasladan a núcleos pequeños de población en períodos de vacaciones, para poder desconectar del ritmo frenético de las ciudades, y recuperar algo de la calma y el sosiego perdidos. Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, se establece la hora oficial global, lo cual también contribuye a globalizar el tiempo. Y así, a medida que el reloj se imponía sobre los imaginarios colectivos, sobre costumbres y modos de vida, y la tecnología posibilitaba que todo se hiciera con mayor rapidez, el apresuramiento ocupó todos los rincones de la vida: se esperaba del individuo que pensara, sintiera, hablara, trabajara, leyera, escribiera, comiera y se moviera con más rapidez. Y todo ello afectaba también a nuestra vida personal. Pero las concepciones del tiempo también han sido definidas por las propias culturas: mientras las antiguas civilizaciones indígenas consideran el tiempo como algo cíclico, que viene y se va, la cultura occidental ha promovido una imagen lineal del tiempo, una flecha que vuela implacable del punto A al B, de una situación anterior a una posterior, es decir, de un grado de evolución a otro. 

 

La civilización industrial-capitalista también nos ha traído el consumismo como otro motor para incentivar la rapidez. El consumismo nos insta a comprar con prisa, porque de otro modo, quizá ya no encontremos lo que buscamos. Los hábitos de compra están por tanto muy relacionados con la aceleración que van  adquiriendo nuestros ritmos de vida. Esta visión parece incluso mucho más cierta en nuestro tiempo, cuando el planeta entero es un gigantesco centro comercial, y todas las personas, meras compradoras. Pero hoy día ya no basta con adquirir determinados productos y servicios, sino que su vida útil está controlada igualmente por el tiempo, mediante lo que llamamos "obsolescencia programada", la cual limita la vida de dichos productos a intervalos de tiempo, para garantizar que los niveles de consumo se retroalimentan constantemente (ver nuestra serie de artículos "Capitalismo y sociedad de consumo", en este mismo Blog). Tales son, entre otras muchas, las presiones que soporta nuestro tiempo, que incluso al más devoto apóstol de la lentitud, le resultaría difícil no apresurarse. Nuestra cultura está imbuida de dichos valores. El culto al tiempo es primordial. La obsesión por la velocidad también. Y a medida que seguimos acelerando, nuestra relación con el tiempo es cada vez más difícil y disfuncional. Algunas técnicas de aprendizaje nos instan a llevarlas a cabo incluso mientras dormimos, o en el tiempo que debiéramos dedicar a descansar. Lo gestores de las empresas, dentro de los cursos de habilidades que realizan, llevan a cabo sesiones de administración del tiempo. En fin, creemos que hemos presentado lo más granado del paisaje actual sobre la cultura de la aceleración, y la necesidad de acometer cambios sobre ella. El Buen Vivir nos requiere, en este sentido, llevar a cabo con urgencia profundos replanteamientos sobre nuestros modos y estilos de vida. Pero como todo cambio cultural, es muy difícil de implementarse si no lo soportamos desde una base educativa e institucional, es decir, si no somos reeducados bajo la filosofía de la lentitud, y cambian así mismo los marcos económicos, culturales, sociales y políticos para poder facilitar dichos cambios. Aquí solo nos hemos limitado a señalarlos y a apuntar su importancia. A partir de nuestra próxima entrega, abordaremos la recta final de esta serie de artículos, dedicada al especismo y al animalismo, que aunque tratados de pasada en anteriores artículos, pensamos que deben ser objeto de una profunda exposición. Hasta entonces.

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