Necesitamos el Proceso Constituyente, porque vivimos tiempos en los que el gran Capital, que no da tregua, sigue empeñado en poner toda la economía al servicio de las clases dominantes, imponiendo un modelo productivo dominado por el poder financiero, en el que se busca una salida de la crisis recortando derechos, eliminando servicios públicos, finiquitando las relaciones laborales basadas en la negociación colectiva, mercantilizando los restos del llamado Estado del Bienestar, y degradando el medio ambiente. En definitiva, vivimos tiempos en los que el Capital intenta imponer su dominio sin necesidad de intermediarios políticos, tratando de imponer directamente la dictadura de los mercados. Y no caben por tanto atajos ni "pactitos" engañosos para mantener una ilusión que no existe, como el recién firmado entre PP-PSOE (más CIU-PNV-UPyD, como siempre) para acudir a la última Cumbre Europea, y traerse un acuerdo de 1.900 millones de euros para España, para la creación de empleo juvenil.
No sólo es que sea ridícula e insignificante la cifra en sí misma (para los rescates bancarios se han dedicado cientos de miles de millones de euros), sino que un problema de tal calibre no se arregla "sólo" con fondos europeos. Se necesita implementar unas políticas económicas que están en las antípodas de las actuales, se necesita cambiar el modelo productivo, y se necesita que el Estado cree empleo público en muchos sectores, entre otras muchas medidas. Luego por tanto, es evidente que día a día se profundiza el conflicto social, con movilizaciones masivas y unitarias en contra de los programas de ajuste a las que debemos dar un sentido anticapitalista, porque cada vez es más evidente que no estamos ante una mala gestión de la economía (como recriminaba Rajoy a Zapatero cuando éste aún era Presidente del Gobierno), sino ante una crisis del propio sistema. Debemos por tanto presionar para la puesta en marcha de este Proceso Constituyente en torno a una alternativa desde abajo, popular, anticapitalista, federal y republicana, que enlaza claramente con las movilizaciones que se están produciendo en nuestro país.
Nos encontramos con dos modelos de salida de la crisis radicalmente confrontados, diametralmente opuestos, de una parte el especulativo y oligárquico, que plantea una salida neoliberal a la crisis basada en el ajuste y los recortes para asegurar los beneficios de las grandes empresas y bancos (que, por cierto, han obtenido unos beneficios en el primer trimestre un 16,6% mayores que el pasado año), modelo que necesita una ciudadanía adormecida, con una democracia de bajo nivel con Parlamentos y Gobiernos sin capacidad de decidir, y por otra parte, el modelo de salida social y anticapitalista de la crisis, basado en el empleo, el Estado Social, y el reforzamiento de la democracia participativa. Pero para dar forma a todo esto, y que la segunda opción se convierta en la opción social apoyada mayoritariamente, necesitamos un rearme ideológico, un rearme que permita ganar la hegemonía cultural al neoliberalismo, haciéndolo sin sectarismo, simplemente acumulando una mayoría de fuerzas de carácter antimonopolista y antiimperialista. Dicha alternativa se podría basar en los dos siguientes pilares:
1.- Un primer pilar, dirigido a demostrar que otras políticas son posibles: que es posible acabar con el paro, con la deuda de las familias, con el problema de la vivienda, que es posible recuperar el carácter universal y gratuito de nuestros servicios públicos, dignificar la vida de las personas, que es posible la nacionalización de la banca, y la construcción de un verdadero y completo Estado Social, es decir, que es posible superar el capitalismo y avanzar hacia el socialismo/comunismo de este siglo XXI.
2.- Un segundo pilar, que debe desarrollar la democracia participativa. Y ello en torno a la reforma electoral, a la implementación de mecanismos para garantizar la democracia directa, los referendos populares, la democracia revocatoria, de confrontación con la corrupción y de recuperación de la soberanía nacional. Programa por tanto que garantice una salida a la crisis a través de una democracia política y social plena, tendente a generar (en la terminología de IU) un Bloque Social Alternativo (BSA) capaz de derrotar los programas actuales de ajuste y austeridad.
Y tenemos muy claro a estas alturas lo que las fuerzas políticas mayoritarias del bipartidismo nos pueden ofrecer. El PP, una sociedad elitista, clasista, desigual, injusta, insolidaria, no participativa, enfrentada socialmente, que no genera redistribución de la riqueza, donde las becas son "limosnas" que se dan al alumnado, donde los Organismos, Fundaciones y empresas públicas se eliminan, donde el modelo territorial se recentraliza, donde la austeridad y los recortes laborales y sociales llegan al infinito, donde no se garantizan los servicios públicos, o donde se privatizan cada vez más los sectores económicos. Todo ello, mientras se descubre cada día cómo estos mismos que nos acusan de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, han estado expoliando los recursos públicos para su propio beneficio durante décadas.
Y el PSOE, unas medidas edulcoradas de cara a la galería, que suavicen un poco la agresividad social de las medidas del PP. Pero en el fondo, están con ellos a la hora de implementar el mismo modelo económico y social, el mismo modelo productivo, el mismo modelo "nacional", el mismo modelo democrático. Sólo la formación de este Bloque Social Alternativo, formado desde abajo, por las víctimas de la crisis, que ya van tomando conciencia de la situación, será posible encarar una profunda transformación del sistema, que lleve a buen puerto la convergencia social que necesitamos para sentar las bases de otro sistema, nuevo y distinto, justo y democrático. Continuaremos en siguientes entregas.